Política
Página 6/LA NACION
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Viernes 15 de febrero de 2008
El pulso político
Visita incómoda
El efecto Guinea se expande
El dictador Obiang se fue enojado y sin ganas de volver Prevén que se frustrarán los negocios Por Mariano Obarrio De la Redacción de LA NACION La destemplada impugnación pública que la presidenta Cristina Kirchner le hizo cara a cara en la Casa Rosada a su par de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, por las denuncias sobre violaciones de los derechos humanos en ese país africano ofendió al visitante y dejó herida a la incipiente relación bilateral, al borde de que los convenios firmados queden en letra muerta. “Obiang estaba muy enojado y quería deshacer todo lo firmado. «Acá no hacemos negocios», decía a la noche. Y ahora todo quedó en el aire”, confiaron a LA NACION fuentes del Gobierno. Más aún, los visitantes se comunicaron con el Gobierno, poco después del tenso acto en el Salón Blanco de Balcarce 50, y manifestaron su malestar por las expresiones de la Presidenta. A tal punto llegó la ebullición anteanoche, a última hora, que la cena de honor que la Presidenta le ofreció a su polémico huésped en el Palacio San Martín estuvo a punto de suspenderse. Finalmente se realizó, pero comenzó muy tarde. Previa a ella hubo intercambio de llamadas entre los gobiernos, quejas africanas y amagos del “huésped de honor” de no asistir a la cita. Además, se supo en Balcarce 50 que Cristina Kirchner les expresó su malestar al canciller Jorge Taiana y al
ministro de Planificación, Julio De Vido. Su molestia consistió en verse expuesta a recibir a un presidente acusado de ser un dictador impiadoso con sus opositores. Guinea Ecuatorial es el tercer productor de hidrocarburos en Africa subsahariana y también una de las naciones más pobres del continente. Y los principales convenios bilaterales que se firmaron fueron de cooperación energética, petróleo y gas entre el gobierno guineano y el Ministerio de Planificación Federal. De Vido había sido el principal negociador, con apoyo del ex presidente Néstor Kirchner. Cerca de la Presidenta aseguraron a LA NACION que a Taiana se le objetó “la importancia” que le otorgó a la visita y la idea de recibir con honores a Obiang. Taiana había hecho la invitación formal porque Brasil le había comunicado que recibiría al controvertido presidente. Pero no evaluó el cuestionamiento moral que podría deparar su estancia en la Argentina.
Con el impulso de Chávez La visita no debía tener objeciones para la Cancillería porque De Vido ya había aceitado la relación con Obiang. Fue el artífice real de los convenios energéticos. ¿El objetivo? De Vido busca darle impulso a la empresa petrolera estatal Enarsa a través de los convenios de exploración y explotación de hidrocarburos. Guinea Ecuatorial es todavía una región hidrocarburífera poco explorada, en donde están empezando a llegar fuertes inversiones interna-
AP
En Brasil. Tras su traumático paso por Buenos Aires, el cuestionado presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, llegó ayer a Brasilia para su reunión con el anfitrión, Luiz Inacio Lula da Silva, que al menos en público no le hizo planteos sobre las violaciones de los derechos humanos denunciadas en el país africano. cionales (sobre todo de los Estados Unidos). Cuentan en la Casa Rosada, según supo LA NACION, que Obiang llegó a De Vido a través del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que conoce bien el mercado petrolero internacional. Desde anteayer, bien temprano, Cristina Kirchner estaba visiblemente contrariada por el impacto en la prensa que tenían los antecedentes controvertidos del dictador de Guinea Ecuatorial. Está acusado en las Naciones Unidas y en Amnesty Internacional por violaciones de los derechos humanos, torturas y desapariciones.
Importaciones sospechosas
Además, se trata de un dictador que tomó el poder en 1979 mediante un golpe de Estado, que terminó con la muerte de su antecesor (que era familiar de él). Su perfil controvertido es la contracara de la imagen de liderazgo en derechos humanos que Cristina Kirchner procura irradiar en el mundo. Por eso, la Presidenta le dijo anteayer en pleno acto protocolar en el Salón Blanco, inesperadamente, que más allá de que celebraba los convenios bilaterales firmados, ella no podía dejar pasar la ocasión para señalarle su “honda preocupación por la situación de los derechos hu-
manos denunciada por las Naciones Unidas en su país”. Hasta antes de la publicación en la prensa de los antecedentes del visitante, nadie en el Gobierno había mencionado esa preocupación por la situación humanitaria de Guinea Ecuatorial. Al terminar el acto ambos presidentes no se saludaron y todos, incluida Cristina Kirchner, se retiraron con cara de pocos amigos. La Presidenta y el jefe del Gabinete, Alberto Fernández, convinieron en diferenciarse en el acto del Salón Blanco para “limpiar” la firma de convenios de las críticas opositoras, que arreciaban en esas horas.
La masacre de 1972
Autos: piden que declare un embajador que denunció coimas Es el ex delegado de Paraguay, que habló de una red delictiva Por Paz Rodríguez Niell De la Redacción de LA NACION La investigación por el escándalo de los autos importados con franquicias diplomáticas apuesta a contar con un testigo clave: el ex embajador de Paraguay Orlando Fiorotto, que dijo que las maniobras descubiertas eran una “práctica normal” en la Argentina y denunció que le habían ofrecido 20.000 pesos para usar su franquicia. Ayer, el fiscal federal Patricio Evers pidió que Fiorotto fuera citado a declarar, según informó a LA NACION un funcionario que interviene en la investigación. Todo indica que la jueza María Servini de Cubría, que reemplaza a Norberto Oyarbide al frente de la causa hasta fines de mes, aceptará el pedido en los próximos días. “En 18 meses de gestión diplomática en la embajada de Buenos Aires desde el primer día pude hacer uso de la liberación y no lo hice. Me ofrecieron hasta 20.000 dólares por utilizar mi derecho de importación, pero
no quise ser uno más del montón”, declaró Fiorotto cuando el caso se hizo público. Evers también solicitó que fuera citado el auditor interno de la Cancillería Alejandro Peyrou, que fue quien preparó el sumario administrativo que detectó las irregularidades en el uso de las franquicias. Si lo citaran, él sería el segundo funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores en declarar como testigo. El anterior fue el director de Sumarios, Alejandro Mischutin Nogues, que el lunes confirmó la maniobra descubierta y explicó cómo se había realizado la investigación.
Los otros 862 casos La auditoría que preparó la Cancillería tomó una muestra de 98 autos sobre los 960 a los que se les dio la franquicia durante los últimos cuatro años. De esos 98, el 93 por ciento había sido nacionalizado en violación de las normas legales. Ante semejante proporción, la Justicia quiere analizar las otras 862 im-
portaciones que quedaron fuera de la muestra. Como esa tarea la está haciendo hoy el ministerio, los investigadores decidieron, por el momento, esperar el resultado de esa auditoría. Mientras tanto, están analizando la información sobre las operaciones que remitió al juzgado el Registro de la Propiedad Automotor. En paralelo, a una cuadra del despacho de Oyarbide otro juez trabaja en el mismo caso. En los tribunales de la Avenida de los Inmigrantes, Jorge Brugo, del fuero penal económico, investiga si las maniobras configuran el delito de contrabando. Durante la última semana realizó 26 allanamientos, pero como declaró el secreto del sumario, poco se sabe del resultado de estas diligencias. Ayer, el fiscal Evers le pidió también a Servini que solicitara a Brugo copias de la información obtenida en los allanamientos, así como la documentación enviada por la AFIP sobre los propietarios de los autos investigados y sobre los intermediarios que participaron de las operaciones.
LA JORNADA
El capitán retirado Sosa, antes de declarar
Trelew: Sosa dio la versión de la Armada “Intentaron fugarse”, dijo el acusado Por Ana Tronfi
Caótico homenaje a Carlotto
Para LA NACION
Escándalo en el PJ de Entre Ríos Hijos y un grupo del peronismo local se pelearon en Paraná Por Jorge Riani Para LA NACION PARANA.– La visita a la capital entrerriana de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tuvo un momento de alta tensión en medio de los homenajes oficiales y el reconocimiento a su lucha por los derechos humanos. Fue cuando en los actos de la sede del gobierno provincial se encontraron los militantes de la agrupación Hijos y el presidente de la Departamental Paraná del PJ, Rubén Almará. Algunas horas antes, en un programa de radio que conduce, Almará había criticado con dureza la lucha de los familiares de desaparecidos en la última dictadura militar. La discusión fue subiendo de tono y algunos testigos aseguraron que hubo un fuerte choque que generó corridas en el salón principal de la Casa de Gobierno. En contraposición con las palabras elogiosas en los actos, el dirigente justicialista vinculado a la figura de Jorge Busti fustigó con dureza la figura de Carlotto y anunció que convocaría a una contramarcha en su contra. “Acá parece que sólo hubo derechos humanos para los que mataron,
ARCHIVO
Estela de Carlotto
los guerrilleros, los que pusieron bombas”, fue una de las expresiones que enardecieron a los militantes de Hijos, que exigieron a los gritos que Almará abandonara el lugar. En el ingreso al salón fue donde se produjo el forcejeo, que no pasó inadvertido ni para Carlotto ni para las autoridades del gobierno provincial. Luego, el caso tomó tal relevancia que el mismo Busti debió exigir la renuncia de Almará al frente del PJ paranaense, mientras el bloque de diputados de la Unión Cívica Radical y el comité provincial de esa misma fuerza repudiaron
las expresiones “agraviantes contra Carlotto y, por extensión, contra la lucha en pos de la defensa de los derechos humanos que representa la agrupación que preside”. Los radicales incluso celebraron la celeridad con que Busti destituyó a Almará. Pero añadieron: “No podemos dejar de señalar la incongruencia que significaría la permanencia de Almará en un medio de comunicación del Estado, desde el cual agravia y vilipendia sin medir consecuencias”. La titular de Abuelas de Plaza de Mayo había viajado a Paraná para presentarse como querellante en la causa por robo de bebes nacidos en el Hospital Militar durante el cautiverio de sus padres en la dictadura. Un nutrido grupo de personas la recibió con un aplauso en el frente del edificio judicial, donde mantuvo reuniones con funcionarios de la justicia federal. En la Casa de Gobierno, el gobernador Sergio Urribarri la calificó como “un faro” de su generación. En momentos en que le entregaba un ramo de flores, en la puerta del salón comenzaba el escándalo. A última hora, Almará se quedó también sin el programa en la radio estatal LT14.
RAWSON.– En una declaración que se extendió durante siete horas, el capitán retirado Luis Emilio Sosa, testigo directo de la matanza del 22 de agosto de 1972 conocida como la Masacre de Trelew, reforzó la versión oficial de la Armada: dijo que los disparos sobre los 19 militantes se realizaron “en medio de un intento de fuga”. “Yo no disparé ni di la orden de abrir fuego”, relató Sosa ante el juez. Señaló que los militares que sí lo hicieron –imputados en la causa– actuaron porque él había sido “derribado por los detenidos” y que eso los obligó a usar las armas. Acusó de ejecutar los disparos a Emilio Jorge del Real, que debe declarar hoy, desde las 9, y a Guillermo Bravo, todavía prófugo. La extensa declaración ante el juez federal Hugo Sastre, sin embargo, planteó contradicciones con los más de 300 testimonios incorporados a los 9 cuerpos de la causa abierta en comienzos de 2006. Sosa, que negó que los militantes hubieran recibido vejámenes o torturas, brindó detalles sobre las circunstancias previas a los episodios del 22 de agosto de 1972 y el intento de fuga desde el penal de Rawson, ocurrido una semana antes de la masacre. “Eso es lo que él dice. Obviamente que puede haber elementos de prueba que demuestren lo contrario”, replicó el fiscal Fernando Gelves tras la declaración.
El testimonio de Sosa –a quien patrocina la defensora oficial– es considerado clave. Al marino se imputan 16 homicidios y 3 tentantivas de homicidio, todos durante la misma noche de agosto. El miércoles había sido el turno de Rubén Norberto Paccagnini, de 81 años y jefe de la base Almirante Zar de la Armada cuando se produjo la matanza del 22 de agosto de 1972. Paccagnini, que permanece alojado en la Alcaidía de Trelew, le dijo al juez que no presenció los hechos ni escuchó los disparos porque estaba en una vivienda ubicada a 300 metros del lugar. Tras la indagatoria de ayer, Sastre levantó la incomunicación que pesaba sobre Sosa y que tenía como objetivo evitar un contacto con los dos restantes detenidos. Si bien ayer estaba previsto que este último prestara declaración, su abogado defensor pidió una postergación hasta la mañana de hoy. Luego de prestar declaración, Sosa fue trasladado a instalaciones de la Alcaidía de Rawson. “La indagatoria aportó muchos elementos a la causa. Por el momento, todos los imputados continúan detenidos”, explicó Sastre. Los más de 300 testimonios que tiene la causa cargan la mayor responsabilidad sobre el ex capitán Sosa y el teniente Roberto Guillermo Bravo, a quienes se sindica como los que encabezaron la matanza. Tanto Bravo como el cabo primero Carlos Amadeo Marandino tienen pedido de captura, pero aún no fueron localizados.
El exceso de pragmatismo, sobre todo en el campo de la diplomacia, puede derivar en graves contradicciones o, lo que es peor, en errores difíciles de remontar. Algo de esto le ocurrió en los últimos días a Cristina Kirchner con la impronta que Por Martín le quiso dar a Dinatale su política exterior. La entrevista de la Presidenta con el dictador africano Teodoro Obiang parece ser sólo una pequeña muestra de un abanico mucho más amplio de incoherencias cometidas en el plano internacional. Fuentes cercanas a Taiana admiten que el canciller conocía los terribles antecedentes de Obiang en materia de derechos humanos. Pero, aseguran, que no se animó a plantear esto por temor a un reto presidencial o por no entorpecer lo que podría ser un negocio millonario por el petróleo de Guinea Ecuatorial que estaría pasando por las manos de Julio De Vido. No es la primera vez que el canciller queda desplazado de la planificación de la política exterior y los negocios. La relación con Chávez volvió a su máximo explendor a menos de dos meses del escándalo de la valija de Antonini Wilson. El ministro de Planificación sigue siendo allí el nexo central: de su reciente viaje a Caracas trajo negocios por más de 300 millones de dólares en el rubro alimentos y promesas por nuevos acuerdos para la provisión de gas y de petróleo. “La diplomacia de Cristina no es otra que la histórica del peronismo: puro pragmatismo para sacar réditos”, se sinceró un secretario de Estado. Claro que ello tiene sus costos. Y en la diplomacia hay límites que no se acepta traspasar. Uno de ellos fue el de la investigación de las franquicias de autos diplomáticos que inició la Cancillería y que originó un fuerte malestar de más de 15 embajadores de países centrales que se sintieron afectados personalmente. Un destacado legislador del PJ que conoce el paño diplomático reconoce que el tema se podría haber manejado con mayor delicadeza y sin dañar las relaciones entre Estados. * * * Los vaivenes de la Casa Rosada entre Caracas y Washington impiden, por ahora, que el embajador Héctor Timerman logre acordar una fecha para que la Presidenta se encuentre con George Bush en los Estados Unidos. La administración republicana y Cristina dieron por superado el escándalo de la valija. Así, el embajador Earl Wayne volvió a sus rondas de encuentros con ministros y funcionarios. Pero ello no significaría un cheque en blanco de la embajada de los EE.UU. a la administración Kirchner. Es que los norteamericanos ven en todos los pasillos del poder argentino la sombra de Chávez. Cristina Kirchner está dispuesta a fortalecer su alianza con Lula y el Mercosur. Esto hará en los próximos días cuando se encuentre con el presidente de Brasil. También espera reforzar, con el paraguas de Malvinas de por medio, la relación con Gran Bretaña. Pero aquí aparecen otras contradicciones: la jefa del Estado viajará a Londres a un encuentro de líderes progresistas para ganarse el apoyo de ciertos sectores de la izquierda argentina cuando acaba de cerrar acuerdos comerciales con un dictador. Pretende, a la vez, entablar buen trato con un país que su esposo castigó duramente en los últimos años. Es cierto que en el mundo de las embajadas hoy hay más certezas que antes respecto del Gobierno: a Néstor Kirchner, se sabía, no le interesaba la diplomacia y, por el contrario, la Presidenta tiene cierta debilidad por el mundo. Pero su pragmatismo en exceso la lleva por terrenos hostiles. Mientras tanto, hacia adentro el ex presidente reparte cargos para el actual gobierno a líderes piqueteros que no precisamente comulgan con la historia pragmática del peronismo.
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