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Lunes 25 de enero de 2010
FUTBOL
La crisis continúa
Boca se sigue desangrando y esta vez fue Bianchi el que dijo adiós La historia íntima, minuto a minuto, de la despedida del Virrey, que así respondió a las presiones dirigenciales para que asuma como técnico Por Christian Leblebidjian Enviado especial ENDOZA.– Ningún resultado ante River iba a calmar las aguas en Boca. Desde hace varios días los xeneizes no tienen paz. Las peleas políticas y las duras acusaciones cruzadas en las últimas jornadas se cobraron otra víctima: Carlos Bianchi. El manager renunció a su cargo luego de que los dirigentes lo presionaron para asumir ya como DT. Apenas habían pasado dos días del alejamiento de Alfio Basile como entrenador y ahora el que pegó el portazo fue el Virrey. “Ya está, ya está.” Esa fue la frase que utilizó Bianchi ante quienes intentaron chequear su decisión, quienes buscaron tomar un café con él para conocer sus sentimientos ante una nueva avanzada de la comisión directiva. Lo cierto es que el Virrey decidió dar un paso al costado luego de sentirse presionado. La noche de Boca fue larga, como tantas que se vivieron en los últimos tiempos. A algunos les costó conciliar el sueño, mientras que otros lo hicieron muy relajadamente. El cónclave final se produjo en un entrepiso del hotel Diplomatic, donde se alojó el plantel en esta ciudad. Comenzó poco después de la medianoche del sábado, cuando terminaron de comer y de ver el partido que Racing le ganó a Independiente, y se extendió hasta las 3.30. Tuvo como protagonistas a Jorge Amor Ameal (presidente), José Beraldi (vicepresidente segundo), Rómulo Zemborain (secretario general) y Marcelo London (integrante del departamento de fútbol). A todos los dirigentes les sorprendió que Bianchi hubiera llegado a la reunión con su esposa, Margarita. En el fondo, el Virrey sabía hacia dónde iba a conducir la charla. Por algo viajaron todos los dirigentes a Mendoza, incluidos Juan Carlos Crespi (vicepresidente tercero) y Horacio Palmieri, ambos muy cercanos al ex técnico Basile. –Mirá, nuestra idea es que el técnico seas vos. –Bueno, pero ustedes ya saben mi opinión. No es el momento de volver a dirigir. –Resolvimos que tenés que asumir ahora o va a ser muy complicado que sigas como manager… Palabras más, palabras menos, así fue
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el diálogo entre las partes. Bianchi, como ya manifestó más de una vez, iba a volver a dirigir cuando él lo quisiera y no cuando terceros se lo impusieran. El Virrey se sintió defraudado por la presión que ejercieron los mismos dirigentes que lo fueron a buscar para ser director deportivo y que le firmaron un contrato con esa función hasta diciembre de 2011. También se enojó mucho por la actitud que tomaron Jorge Ribolzi y Carlos Dibos, colaboradores de Basile, al acusarlo de no haber hecho los esfuerzos para contratar los refuerzos o de ponerlo en una situación desestabilizadora. Bianchi siente que con Basile se equivocó. Ni siquiera lo calma que la elección en su momento fue porque pensó en Boca por encima de sus deseos. Evaluó cuál era la mejor alternativa para el club y para un plantel muy experimentado y totalmente dividido por las peleas entre Riquelme y Palermo, la misma que ya se había devorado a Carlos Ischia. Tuvo en cuenta el contexto por encima de sus gustos futbolísticos. Quizás esté arrepentido, pero ya es tarde. Algo se vio venir Bianchi. Por eso ya les había avisado que no iba a resolver unilateralmente el nombre del futuro DT. A lo sumo, acercaría su voto a la comisión directiva. Por eso se enteró por los medios de que Ameal contactó en forma directa a Guillermo Barros Schelotto y a Diego Cagna para ver si estaban dispuestos a asumir. Bianchi se enojó también con quienes deslizaron que le había armado el equipo a Abel Alves para el partido de anoche. Allegados a Alves señalaron que el DT interino juega un sistema táctico 4-4-2 en la reserva y que si eligió al colombiano Breyner Bonilla fue porque hace seis meses que lo dirige y está convencido de sus cualidades. La mañana del domingo entregó más indicios del adiós. Bianchi les dijo a los dirigentes que por la noche, tras el clásico, les iba a dar una respuesta. No quería empañar el partido ni perturbar aún más el clima interno de los jugadores. Pero todo se precipitó con llamadas a Buenos Aires. Ya todos sabían que era imposible torcerle el brazo. Con la noticia, uno de los más satisfechos fue Crespi, que había amenazado a Ameal con renunciar como vicepresidente si Bianchi no aceptaba ser DT y seguía en el club. Y uno de los más preocupados fue London, hombre más cercano a Bianchi, que había esca-
lado varias posiciones con el ingreso del Virrey en la cúpula dirigencial. Bianchi se levantó temprano, como siempre. Desayunó, se enganchó con el partido que Andy Roddick le ganó a Fernando González en Australia y al mediodía fue a misa con Margarita. Volvió al hotel a las 13.20 y tuvo el siguiente diálogo con los periodistas. –Carlos, ¿es cierto que renuncia? Porque se dice eso. –Hoy estoy acá... La noticia rebotó en el hotel Hyatt, donde se hospedó River. No hubo palabras ni muecas. Sólo sorpresa. En el búnker de Boca, Ameal dijo: “Bianchi no renunció”, aunque fue la postura lógica de un presidente que no quería más desbordes antes de otro clásico. Tras el portazo del Coco, se sabía que Ameal estaba en un momento clave de su ciclo y que debía tomar decisiones. El presidente, que llegó al cargo tras el fallecimiento de Pedro Pompilio, estaba en jaque. Sabía que sostener a Bianchi a cualquier costo le podía generar grietas insalvables con Crespi y Beraldi. Si Cres-
pi renunciaba, como había amenazado… Pero no fue el único que presionó. En los últimos tiempos, todos en Boca sumaron voces para acorralar a Bianchi y obligarlo a que asumiera como DT: Mauricio Macri, Orlando Salvestrini (ex tesorero de Macri y candidato a presidente para 2011), Crespi, Luis Buzio (vocal titular y presidente del departamento de prensa). Hasta el propio Basile, mediante las voces irónicas de sus ayudantes Ribolzi y Dibos, todos carentes de los códigos que dicen cumplir en el café. Ameal pensó que, ante la crisis futbolística y el desgobierno del plantel, ya no era negocio sostener a Bianchi sólo como manager y temió no poder hacer equilibrio en una estructura política bastante debilitada. Veía además que cualquier nombramiento de un DT iba a estar condicionado a los fantasmas del regreso de Bianchi al banco de suplentes: “El técnico sigue durmiendo la siesta”, había dicho el Virrey hace poco. Ameal pensó también que a cualquier designado le iba a costar convivir con él en ese puesto. Por eso, así como lo convocó, ayer le soltó la mano. No fue una decisión fácil. Por la noche, Bianchi llegó al estadio Islas Malvinas junto con London y Alves; detrás ingresaron Beraldi y Crespi. La prensa intentó obtener alguna declaración, pero se impuso el silenzio stampa. Cuando se acomodó en la platea, recibió una ovación; al mismo tiempo, una significativa bandera rezaba: “Bianchi: técnico sí, mánager no”. Y, con Ameal a su derecha, se mostró en la platea como si nada hubiera sucedido, como si continuara en funciones. Lejos quedó lo planificado en diciembre de 2008, cuando el presidente sumó al Virrey como manager, soñando que, tarde o temprano, se daría el gusto de tenerlo nuevamente como DT. Y Bianchi nunca imaginó que los resultados de Ischia y de Basile iban a ser tan negativos. Por eso, la cláusula que puso para no reemplazar a su amigo Ischia y bajar el contrato a la mitad no fue suficiente paraguas para frenar la lluvia de pedidos y presiones. Sin éxitos deportivos, los tiempos se aceleraron y las necesidades de Boca obligaron a los dirigentes a poner contra las cuerdas al entrenador más ganador en la historia xeneize. Lo quisieron despertar de la siesta antes de tiempo, aunque sabían las consecuencias que eso traería.
Bianchi llega al estadio Islas Malvinas con Marcelo London
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títulos consiguió Bianchi como DT de Boca: Apertura 1998, 2000 y 2003; Clausura 1999; Copa Libertadores 2000, 2001 y 2003, y la Copa Intercontinental 2000 y 2003.
Paso a paso, la gestión del Virrey como manager 6/1/09: asume como manager, con un contrato de US$ 1.700.000 por temporada
12/1: se agudiza el conflicto con Caranta
4/3: un acuerdo para una gira por Europa
28/4: Ameal presiona sobre el futuro
24/5: la salida de Carlos Ischia
1/6: decide rebajar su sueldo en un 50%
1/7: Alfio Basile comienza su segundo ciclo como director técnico de Boca
Llegó a un acuerdo con el presidente Jorge Ameal antes de que Boca ganara el Apertura 2008, con Carlos Ischia como DT. “No me voy a pelear con Ischia por el fútbol”, dijo.
No se le permite entrenar al arquero, desafectado por el DT. La situación terminó en una causa judicial del arquero contra el club, que debió darle la libertad de acción.
Bianchi acompaña al equipo a Europa, donde Boca jugará con Manchester United, Bayern Munich y Milan, y amistosos en Austria y Grecia. El club recibe 1.100.000 dólares.
“Después de Ischia hay un turno y después vendrá Bianchi (como DT)”, dijo el presidente. “El club me vino a buscar para otra cosa”, respondió el Virrey.
Los dirigentes deciden echar a Ischia tras el prematuro adiós a la Libertadores y le ofrecen el puesto de entrenador a Bianchi, que no acepta y propone a Gustavo Alfaro.
Bianchi pasó a ganar 850.000 dólares por año. Con ese dinero negoció la contratación del nuevo DT. El mismo día, Riquelme asegura: “Bianchi no tiene que dirigir más”.
En la intimidad, Bianchi admitió que lo hacía pensando en Boca, en los jugadores más experimentados y que quizás, en otro momento, hubiera elegido otro DT (¿Héctor Cúper?).