el mundo | 5
| Miércoles 22 de octubre de 2014
El CEO de Total murió en un absurdo accidente que conmocionó a Francia tragedia. El jet que llevaba a Christophe de Margerie chocó durante el despegue con una máquina
quitanieve, en un aeropuerto de Moscú; era uno de los principales empresarios del país
Luisa Corradini
CORRESPOnSAL En FRAnCIA
PARÍS.– Eran las 23.57 hora de Moscú cuando el avión Falcon 50 de Christophe de Margerie despegó anteayer de la pista de Vnukovo-3, una terminal reservada a los vuelos privados. Pocos segundos después, el atípico presidente de Total, uno de los hombres más poderosos del mundo, murió víctima de un absurdo accidente. La tragedia se produjo cuando el jet, en plena aceleración, golpeó con su tren de aterrizaje contra un quitanieves estacionado en medio de la pista, perdió un ala antes de girar sobre sí mismo, caer sobre el techo y prenderse fuego. Sus cuatro ocupantes –De Margerie y los tres miembros de la tripulación– no tuvieron ninguna chance. Algunos restos del aparato fueron proyectados a una distancia de 200 metros. En un comunicado que confirmó el dramático accidente, las autoridades de Vnukovo, el aeropuerto más antiguo de Moscú, situado 28 kilómetros al sudoeste de la capital, precisaron que en ese momento la visibilidad era de 350 metros. Según el vocero del comité de investigación instalado por las autoridades rusas, el conductor del quitanieves, de unos 60 años y que no estaba en la máquina en el momento del accidente, estaba ebrio. Anoche, sin embargo, el discurso oficial había variado. Aparentemente dispuestas a hacer toda la luz, las autoridades moscovitas hablaron de “negligencia criminal” de parte de las autoridades aeroportuarias. “En ese momento nadie parecía saber nada de lo que pasaba en ese aeropuerto. Incluso la torre de control parece haber estado dirigida sólo por un pasante”, reconoció una fuente allegada a la investigación. Las próximas horas serán decisivas para saber qué sucedió realmente, cuando los expertos rusos, ayudados por especialistas de la Oficina de
Cerca del aeropuerto Vnukovo, en Moscú, especialistas examinan los restos del avión
Christophe de margerie CEO dE tOtal
Edad: 63 años b Este aristócrata llegó a la empresa hace 40 años y fue ascendiendo hasta convertirse en director general, en 2007. Bajo su mandato, Total aceleró las inversiones en exploración
Investigaciones y Análisis de Francia, descifren las cajas negras. Muy conocido y apreciado en Rusia, De Margerie había llegado a Moscú anteayer para participar en una reunión del Consejo Consultivo de Inversiones Extranjeras (FIAC), cita anual de grandes inversores internacionales presentes en Rusia y copresidida por el primer ministro, Dimitri Medvedev. Todavía bajo los efectos del shock, los responsables de Total en París son conscientes de que el grupo acaba de perder un gran estratega. Con 63 años, De Margerie dirigía desde 2007 el quinto grupo energético del mundo. Presente en 130 países, con
AFP
100.000 empleados (43% fuera de Europa) e ingresos por 189.542 millones de dólares, en 2013 Total tuvo un beneficio neto de 10.475 millones de dólares. En la Argentina, Total está presente desde 1978, cuando suscribió un contrato de exploración costa afuera en la zona de Tierra del Fuego. Este año, Cristina Kirchner se reunió con De Margerie en París. En ese momento, dialogaron sobre posibles inversiones en el yacimiento de Vaca Muerta a cambio de que la empresa abandone el litigio ante el tribunal arbitral del Banco Mundial (Ciadi) por una deuda pendiente. Bajo su mandato, Total aceleró
las inversiones en exploración, para cumplir los objetivos ambiciosos de crecimiento de su producción petrolera, al tiempo que se deshacía de otras actividades. Apenas llegado a la presidencia, De Margerie también debió ocuparse de mejorar la imagen del grupo, afectada por varias catástrofes, como el naufragio frente a las costas francesas del petrolero Erika, en 1999; la explosión de su filial de fertilizantes AZF en 2001, en Toulouse, en el sur de Francia, o su implicación en el escándalo “petróleo contra alimentos”, en Irak. La imagen de la primera industria de Francia también se degradó en su propio país. En la actual situación de crisis, la opinión pública acusa al grupo de no pagar impuestos en su propio país –donde es deficitario–, pese a sus muy importantes beneficios globales. Amigo de jeques, reyes y también déspotas, apodado “Big moustaches” –no sólo por sus característicos bigotes, sino por su bonhomía, su humor y sus redondeces físicas–, De Margerie había llegado al grupo hace 40 años y escaló poco a poco todos los peldaños. Sus colaboradores apreciaban su franqueza y su rechazo de la etiqueta pese a sus orígenes aristocráticos. Su madre, Colette Taittinger, era hija del fundador de un imperio de hoteles de lujo. Su padre adoptivo, Alain Jacquin de Margerie, era miembro de una dinastía de embajadores y empresarios. Durante su infancia, tímido y solitario, Christophe Gabriel Jean Marie Jacquin de Margerie (su nombre completo) asistió a escuelas privadas, “todas con nombres de santo”, solía subrayar. Quizá por eso, para ese hombre que deja tres hijos, la familia siempre fue sagrada. Como ya es tradición en el grupo, el sucesor de De Margerie debería ser escogido entre los cuadros del grupo. Esa nominación es esperada antes del fin de semana.ß
Interés en Vaca Muerta y un litigio en suspenso Total opera en el país en gas y lubricantes; una relación con altibajos Al igual que otras grandes empresas de petróleo y gas del mundo, Total hizo público este año su interés en el megayacimiento neuquino de Vaca Muerta, donde, de hecho, ya lleva perforados 21 pozos desde 2011. Quien comunicó la intención de invertir fuerte en esa formación de crudo y gas no convencional fue, justamente, Christophe de Margerie, tras una reunión que mantuvo en marzo pasado, en París, con la presidenta Cristina Kirchner. Si bien el grupo francés, el operador de gas más importante del país, hizo trascender entonces que la inversión requeriría ciertas condiciones, se intentó relanzar la relación entre el Gobierno y Total, no exenta de altibajos. La compañía llegó a la Argentina en 1978 cuando suscribió un contrato de exploración offshore en Tierra del Fuego. En esa zona tiene actualmente una inversión importante en curso, de US$ 1000 millones: el yacimiento Vega Pléyade, que empezaría a producir a fines de 2015. También opera otras dos aéreas en neuquén, asociadas con YPF y Pan American Energy: Aguada Pichana, en gas, y San Roque, en petróleo y gas. Tras la estatización de YPF, el Gobierno –acosado por la crisis energética, que insume miles de millones de dólares en importaciones– pidió a los directivos de la compañía que aumenten sus operaciones en esa provincia. Total es un jugador importante en el mercado argentino de gas en tubos y garrafas (gas licuado de petróleo, GLP), con la marca Totalgaz, y de lubricantes, con las marcas Total y Elf. Mantiene un litigio abierto con el país en el Ciadi (el tribunal arbitral del Banco Mundial), donde lo demandó por la pesificación de las tarifas después de la crisis de la convertibilidad. Algunas versiones hablan de que la resolución de la demanda podría quedar bajo el paraguas de un acuerdo de inversión en Vaca Muerta. El hombre que tejía ese arreglo era De Margerie.ß