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AGRICULTURA
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Sábado 21 de febrero de 2009
) Una tecnología clave en campañas con lluvias escasas y para no perder producción
El agua que ayuda a ganar En Pieres, en el sudeste bonaerense, Sean Cameron utiliza el riego suplementario para el maíz; redujo la variabilidad de los rindes en secano y ya ha logrado 14.500 kilos por hectárea; los secretos del manejo en el lote Por Fernando Bertello Enviado especial
PIERES.– Sean Cameron se abre camino, presuroso, entre el surco de un maizal, y enseguida el paisaje cambia de manera abrupta. Las plantas, que entrando por un costado del lote, que está en secano, como mucho le llegan a la altura de los hombros, hacia “mar adentro”, donde hay riego, trepan fácil hasta los 2,5 metros. “Esta es la respuesta al agua”, dice a este cronista. Se lo ve contento: la tecnología del riego suplementario hizo su trabajo y ya tiene asegurado un rendimiento de más de 13.000 kilos por hectárea. No tiene mucho que envidiarle a la zona agrícola núcleo. Su máximo ha sido, hace dos ciclos, el logro de 14.500 kilos por hectárea. En una campaña que hasta el momento se ha caracterizado por una de las peores sequías de los últimos cien años, los maíces bajo riego que Cameron tiene en esta localidad del partido de Lobería, a 20 kilómetros de Necochea, no pasan inadvertidos. Confirman, contraponiendo su excelente desarrollo frente al desastre de la seca, que uno de los cuellos de botella que enfrentan la producción es el agua. Así como entre las limitantes se habla de las intervenciones del Gobierno, la ausencia de políticas de estímulo o una infraestructura adecuada, cuando faltan lluvias las cosas se complican. Por eso, hay productores que apuestan al riego para asegurarse una gran parte de la cosecha. El riego ayuda a producir más por hectárea, darle sustento a la producción en zonas marginales o apuntar a un mix de altos rindes y estabilidad. Con una historia de más de veinticinco años con riego, que se remonta a su padre, Duncan, que comenzó usando esta técnica para trébol blanco y luego papa y maíz, Cameron, miembro del CREA Nicanor Otamendi, le da crédito a esta tecnología. En una zona triguera y en un campo de muy buenos suelos, sin limitantes, riega 250 hectáreas de maíz, sobre un total de 550 ha que hace con el cultivo. El maíz ocupa el 25% de su campo. Su rotación es maíz, seguido por girasol o soja de primera, trigo/soja o cebada/ soja o colza/soja. Por más que en las últimas tres décadas los registros de lluvias aquí han marcado entre 850 y 900 milímetros, y en 2008 también totalizó 850 milímetros, la seca se sintió desde septiembre hacia adelante. De hecho, desde septiembre al 25 de enero pasado no hubo 100 milímetros, cuando al menos deberían haberse acumulado 400 mm. “En enero ya se estaba poniendo muy bravo”, comenta este productor, des-
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momento de la siembra. Se aplican 130/150 kilos de urea. Eso se hace en todas las hectáreas. Luego, cuando se empieza a regar, se agregan al cultivo 200 kilos de nitrógeno en solución (60 kilos de N) por fertiirrigador, con el fin de llevar la fertilización nitrogenada en la parte regada a 220 kilos de N-nitratos entre lo existente en el suelo al momento de la siembra más lo fertilizado. En cuanto al riego, Cameron apunta a que el cultivo tenga acceso a un promedio de 6 mm por día desde que se empieza a regar. Esto se hace entre el 15 de diciembre (se elige comenzar no menos de un mes antes de la floración) hasta el 15 de febrero. Si llueve, se frena el equipo, pero depende de las precipitaciones. Para él, lo importante es garantizar los 6 mm por día en el período crítico de 60 días alrededor de floración.
Regar y ganar
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cendiente de escoceses. Hoy, con cuatro para hacer maíz bajo riego antes hay pivotes centrales regando maíz (dos de que saber producir muy bien el cul72 hectáreas cada uno, regando una tivo en secano. “Si los maíces en sesola posición por año, más otro de 45 cano no son exitosos en tu campo, eshectáreas y un cuarto de 55 hectáreas, tán llenos de malezas, insectos o mal en estos dos últimos casos normal- fertilizados, echándoles agua no vas mente haciendo dos posiciones por a solucionar nada”, indicó. año), Cameron siente que ha ganado La siembra se hace entre el 1° y el estabilidad en los rindes. 25 de octubre. Como en octubre aquí Y redujo la variabilidad que ha- todavía se registran bajas tempebía en secano. Preraturas, el cultivo cisamente, en los tiene los problemas “El riego me da una últimos diez años, para el nacimiento en secano los renen una zona de suemaravillosa estabilidad dimientos han estalos fríos, aparte del en los rendimientos; do en un mínimo de exceso de rastrojos, 5000 y un máximo de insectos, moluscos, expresa el potencial”, 10.000 kilos por hecpero el productor ditárea. En riego ha ce que ya les tomó la afirmó Cameron subido a un rango mano a todas estas de 11.000 hasta 14.500 cuestiones. Para los kilos. De hecho, por lotes con riego, apunla tecnología utilizada, y el máximo ta a una población de entre 75.000 y ya alcanzado, Cameron apunta a los 80.000 plantas logradas por hectárea. 15.000 kilos. “El riego me da una ma- En secano, se siente conforme con ravillosa estabilidad en los rindes”, 70.000 plantas. ¿Cómo llega a los altos rindes? En comentó. esto influyen la genética, la fertiliPlanteo técnico zación y, por supuesto, el riego apliCameron es un convencido de los cado. Respecto de la fertilización, beneficios de esta gramínea en la ro- tanto en secano como riego se aplitación. A 20 kilómetros del puerto de ca fosfato monoamónico o diamóniQuequén, sabe, además, que esa proxi- co a la siembra según el análisis de midad es una ventaja para hacer el suelo (se usan dosis de unos 90 kilos cultivo aún en años de bajos precios para suelos con 15 ppm de fósforo). y cuando el flete tiene una fuerte in- Después se pone una base de urea, a cidencia. Para completar, tiene acon- 35 centímetros del surco con la misdicionamiento y almacenaje propio. ma sembradora. La idea es llevar el Pero este productor insiste en algo: nitrógeno a 160 kilos de N-nitratos al
El agua que se utiliza es de pozos, y cada uno de ellos aporta 150.000/170.000 litros por hora, aproximadamente. Cameron declaró los pozos ante la Autoridad del Agua, organismo bonaerense encargado del recurso hídrico provincial. El agua para riego es de moderada calidad aquí, por ser bicarbonatada sódica. “Afecta al suelo regar demasiada agua de este tipo”, dijo. Subirían parámetros como la conductividad eléctrica y el porcentaje de sodio de intercambio (PSI). Junto al INTA Balcarce está estudiando si al darle un descanso al suelo esto se vuelve a estabilizar. “Yo al lote le doy dos años de descanso antes de volver a regarlo”, señaló. Para cuantificar el impacto del riego, Cameron agrega 4000 kilos de maíz por hectárea, en promedio, versus un cultivo en secano. Pero ha llegado a marcar diferencias de hasta 8000 kilos. “Me cuesta un litro de gasoil regar un milímetro por hectárea”, afirmó. En números, el costo operativo del riego en sí es de 180 dólares por hectárea. Además, hay que contabilizar otros US$ 80 de la fertilización para lograr el plus de rinde. Con todo, en el balance final el rendimiento extra con riego le deja una ganancia adicional de US$ 200 por hectárea, contra secano. El riego demanda una inversión importante. Para 72 hectáreas, una posición como la que tiene en el campo, dice que hoy habría que hablar de un total de unos 150.000 dólares. El mayor costo se lo lleva el equipo (US$ 120.000, según el productor), y luego le siguen la bomba y el motor. Su cálculo es que se amortiza en no menos de cinco años. Para diluir la inversión la opción es regar otros cultivos. En el campo de Cameron, finalizada la aplicación sobre el maíz, está la alternativa de que el equipo se mueva a un lote contiguo para soja de primera o segunda.
Una oportunidad para asegurar la cosecha Los puntos clave para lograr el éxito con esta técnica Según la Food and Agriculture Organization (FAO), el mundo requerirá un importante aumento en la producción agrícola en las próximas décadas para cubrir las necesidades de alimentación de la población, afirmando que el aumento en la productividad en seca no repercutirá en la producción mundial de alimentos, aunque dependerá, fundamentalmente, del comportamiento de las lluvias. Será necesario aumentar la inversión en desarrollo e investigación agrícola, no sólo para aumentar los rendimientos, sino para mantenerlos. El riego suplementario es una tecnología que posibilita mayor estabilidad en la producción así como el aumento del rendimiento de los cultivos, además de optimizar el uso de los recursos y la rentabilidad de la empresa agropecuaria. Proveer de agua a los cultivos en los períodos críticos donde se define el rendimiento tiene mayor impacto en aquellas zonas donde las precipitaciones son escasas y no cubren las necesidades de la planta, y/o son erráticas por el momento en que éstas ocurren. Antes de instalar un equipo de riego es conveniente tener presente algunas recomendaciones: LElaborar con especialistas un proyecto de riego. L Evaluar la relación de precios y disponibilidad de equipos que se adaptan a las necesidades. L Estudiar el comportamiento de los acuíferos y determinar la intensidad de utilización. L Determinar la cantidad y calidad del agua y si el suelo del establecimiento es apto para ser regado. Respecto al manejo de cultivos: L Elección de variedades a sembrar. L Definir densidad de siembra. L Estrategia de nutrición de cultivos. L Manejo y control de plagas y enfermedades. Para lograr que cada milímetro que provenga de riego sea tomado por las plantas y convertido en grano o forraje para los animales es necesario mejorar la eficiencia de los sistemas. En este sentido, el Proyecto Regional de Riego de INTA Manfredi promueve la utilización del “balance hídrico” como método de manejo del riego suplementario –basado en una serie de datos– que sirve para determinar cuándo y cuánto regar. Esta práctica contempla los siguientes aspectos:
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Reserva de agua útil en el suelo.
L Demanda de agua (evapotranspi-
ración de referencia). L Necesidades de agua del cultivo según estado fenológico (coeficiente del cultivo). L Límite mínimo de agua aceptable en el suelo, según el cultivo y el estado fenológico. L Precipitación efectiva (mm de lluvia realmente infiltrados).
También con algodón El abanico de cultivos bajo riego va en aumento desde los tradicionales soja-trigo-maíz a cultivos como colza, centeno y algodón. En cuanto a este último cultivo, Ser Beef, empresa socia de Aapresid ubicada en San Luis, estuvo realizando sus primeros ensayos durante las últimas campañas con el fin de incorporar nuevos cultivos a la rotación. Según Nicolás Ríos Centeno, responsable de agricultura de Ser Beef y presidente la Regional Aapresid San Luis, el algodón mostró rendimientos aceptables y estables, alta capacidad para tolerar sales y elevadas temperaturas, siendo por ello, bajos sus requerimientos en calidad y cantidad de agua, y consiguiendo de esa manera mejores resultados económicos en cuanto a la práctica de riego que los cultivos tradicionales. Si bien se lograron respuestas físicas aceptables, el cultivo, al ser nuevo dentro de la región, requirió numerosos ajustes de manejo. El riego fue uno de ellos. Otros de los “baches” con lo que se encontraron, y que impidió la siembra durante la campaña pasada, fueron aspectos de gestión comercial: logística en la maquinaria y costos elevados en fletes, entre otros. El cultivo de algodón bajo riego en San Luis es algo nuevo y, como toda nueva tecnología, hay mucho por aprender; pero si algo quedó demostrado es que se puede. Ser Beef apuesta a seguir creciendo en conocimientos, convirtiendo a la región en “el lugar más austral del continente en donde se siembra algodón”. El riego suplementario es una herramienta que permite aumentar la producción de alimentos, incrementando la productividad por superficie, crecer en escala, incorporando nuevas áreas a la producción. Esto implica desarrollar y gestionar conocimientos e información en el marco de una agricultura sustentable. Fuente: Area Técnica Aapresid