Espectáculos
Página 6/Sección 4/LA NACION
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Lunes 9 de marzo de 2009
DANZA
Una juerga gitana en La Trastienda El bailaor español Rafael Amargo presenta todos los martes Dardos al corazón, su nuevo espectáculo Bueno
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Dardos al corazón, de Rafael Amargo. Con Leonardo Sujatovich, piano y dirección musical; Julián Vatt, flauta; David Amaya y Alejo Rodríguez González, guitarras; Juan Romero, percusión; Nicolás Rossi, cello. Baldomero Cádiz, Eugenio Romero, Geromo Amador y Emilio Florido, cante. Vanesa Gálvez, Laura Mazella, Carolina Echegaray, Melisa Elín Picón, baile. Antonio López Culebras, maestro de ceremonias; Esteban Salerno, actor, y Pilar Tavora, invitada especial. La Trastienda, Balcarce 460. Los martes, a las 21.
Lo que se conoce como juerga flamenca en el ambiente de los aficionados al género es lo que busca transmitir en su nuevo espectáculo el bailaor español Rafael Amargo. Esa informalidad y espontaneidad a la hora del baile, el cante y el toque, y una atmósfera agridulce que embarga la vida gitana, sobrevuela la puesta de Dardos al corazón. El clima intimista de La Trastienda y las mesitas que pueblan la platea completan esa idea del coreógrafo y bailarín de crear un cabaret andaluz. Con un elenco local, formado por artistas gitanos y payos, Amargo traza su particular imaginario, entre el toque pop y contemporáneo de su vestuario, el ro-
mancero lorquiano, el bolero, el tango y lo más interesante de su espectáculo: sus solos de baile. El estilo del bailaor granadino se caracteriza por esa fuerza expresiva en la danza –la capacidad para excavar en la profundidad flamenca y, a la vez, dotar a su arte de una fresca liviandad en gestos y movimientos de manos– al recurrir a la inspiración del momento. El cuadro de apertura parece una puesta de Saura. En la voz desgarrada del cantaor suena “La Saeta” (poema de Antonio Machado que popularizó Serrat y fue cantado por Camarón de la Isla). Todo el elenco quieto y retratado como si fuera una pintura de Goya, con claroscuros entre el vestuario blanco y negro. Sobre una escalera, Amargo, colgado como si fuera un cristo gitano, sintetiza la mitología del drama y el sufrimiento de la cultura gitana. La escena impacta. Es el punto de partida para una serie de polaroids que hacen foco en el bailaor granadino y en un elenco argentino, que acompaña esos cuadros de baile, la música y breves recitados, entre la austeridad y el barroco, dos estéticas que forman la estructura de su arte. Los palos más alegres, como las bulerías, lideran el ranking de
preferencia de una primera parte bien visceral. Amargo traslada la experiencia del tablao y la baja del escenario en distintos momentos del show para mezclarse con el público. Cuando baila, el taconeo veloz, la mirada perdida en el horizonte, el arqueo de la espalda, encienden el clima. Amargo se balancea sobre sus zapatos blancos, mueve la cabeza bruscamente de un lado a otro, abre los brazos y de golpe, en el final perfecto, como un auténtico gitano canastero, se rompe la camisa para dejar su torso descubierto y mostrarse como un bailaor de puro instinto.
Inserts teatrales Cada escena del bailarín (que cambia de personalidad con distintos trajes, a veces parece una especie de Ziggy Stardust gitano, y en otras, un torero moderno con capa) se complementa con pequeños inserts teatrales. Dentro de esa estructura informal, en la que el baile aparece como el fuerte del espectáculo, lo teatral resulta más irregular. El cuadro vintage de la española Vanesa Gálvez haciendo mímica en el merengue “La llorona” y el recitado de Esteban Salerno en “Si Dios fuera una mujer”, sobre el poema de Mario Benedetti, resultan poco convincen-
tes frente a la atmósfera inquietante que provoca Antonio Culebras, que a la manera de un Corcovado sevillano, canta, entre bases electrónicas, “Me quedo contigo”. El cante muestra buenos exponentes en las voces de Baldomero Cádiz y Emilio Florido y un inspirado David Amaya en la guitarra. Mientras que el pianista argentino Leo Sujatovich tiene la laboriosa tarea de dirigir musicalmente un elenco en el que manda un código más repentista. Las bailarinas Laura Manzella y Vanesa Gálvez arrancan aplausos en sus solos y son el complemento femenino necesario para equilibrar la fuerza masculina de Rafael Amargo. La explosión en el público y en el escenario llega cada vez que Amargo aparece en escena. El bailarín brilla cuando se sale del libreto, deja a un lado el personaje excéntrico, camina el escenario, escucha la música y arremete con un compás y un baile afiebrado. En esos chispazos de genialidad, la mirada se le pierde, queda envuelto en un desborde emocional y solamente baila por puro duende. A su alrededor, todo es una gran juerga de palmas y cantes, como en un patio familiar.
Gabriel Plaza
FERNANDA CORBANI
Rafael Amargo y un elenco de españoles y argentinos, gitanos y payos
TELEVISION
Política e interés general sin prejuicios ni etiquetas En nuevo día y horario, y con una estructura renovada, esta noche vuelve a la pantalla de América Luis Majul con su ciclo La cornisa “Este es un año tremendo. Por un lado, se produce esta crisis económica global, que es una de las más profundas de la historia, y parece que será mucho más prolongada que lo que se esperaba y, en nuestro país, se viene a sumar a la crisis estructural que ya teníamos. Por otro lado, es un año electoral en el que se juega la supervivencia política de los Kirchner. En un año así, a mí me parece que es mejor empezar la semana que terminarla”, sentencia Luis Majul, que hoy, a las 22.30, por América, inicia una nueva
temporada de su programa La cornisa. “El horario de los domingos te obliga a pasar revista a lo que pasó. El lunes te permite una mayor libertad y hasta cierto punto te da posibilidades de abrir la agenda de la semana de acuerdo con cuáles sean los temas que plantees”, agrega el periodista, que, con esta temporada, cumple once años al frente de este ciclo, que en 2008 terminó en tercer puesto entre los programas más vistos de América. Con la libertad que le da el hecho de no tener que salir a dar respuesta a la
actualidad caliente, Majul promete para este año en La cornisa, una mayor cantidad de informes periodísticos en profundidad, el análisis de más cuestiones políticas y el desarrollo en cada emisión de un comentario editorial del conductor. “En los últimos tiempos, dejamos de incluir en el programa mis comentarios editoriales, por una cuestión de falta de tiempo. Ibamos corriendo para dar toda la información posible sobre los distintos temas y se nos acababa el programa. Pero la gente reclama la postura del
conductor, quiere saber lo que opino, y me lo pide”, cuenta Majul. Con esa estructura renovada en mente, para el primer envío del año La cornisa reunirá en cámaras hoy a Mauricio Macri, Francisco de Narváez y Felipe Solá, la flamante alianza que se presentará en las elecciones de octubre como alternativa opositora a la postura del kirchnerismo. En el segmento de los informes darán una investigación realizada en Tartagal, que analiza la responsabilidad que tuvieron los funcionarios locales
y nacionales en el reciente desastre que sufrió esa localidad, al permitir la tala indiscriminada y el desmonte en esa zona. Finalmente, estará como invitado Jorge Rial que hablará de su trayectoria exitosa en los medios con Majul, que no se pone colorado por tratar el tema de la televisión en un programa preponderantemente de política. “La cornisa es de interés general y la industria de la televisión no es un tema menor en estos días”, sostiene sin prejuicios ni etiquetas.
Luis Majul regresa a la pantalla SOFIA LOPEZ MANAN