Espectáculos
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Martes 27 de noviembre de 2007
La Mona Jiménez festeja sus 40 años con la música
Una celebración del cuarteto cordobés El cantante presentará mañana en el Luna Park su disco número 76, Trilogía, con muchos invitados especiales Por Gabriel Plaza De la Redacción de LA NACION “Caravanero soy, caravanero”, canta en su último disco, Trilogía. Hace más de cuarenta años que Carlos Mona Jiménez está de caravana perpetua en la noche cordobesa, convocando a veinte mil personas todos los fines de semana con la misma energía adolescente que cuando cantaba en el cuarteto Berna y con ese magnetismo que lo transformó en objeto de culto entre intelectuales, rockeros y públicos de todas las clases sociales. “Yo les canto a las clases populares; no hago música para los intelectuales, pero no sé qué les pasa que el cuarteto les gusta a todos. Será porque me he bancado todos estos años arriba de un escenario”, dice. Con 56 años, la Mona es una referencia cultural en Córdoba y no hay persona que pase por esa ciudad y no se dé una vuelta obligada por esos bailes popularísimos en el club Sargento Cabral o en Forja. “Es difícil de explicar lo que pasa, pero esos bailes tienen un sabor especial. Hay que ir a verlos. Es una vibra diferente a cualquier otro show”, cuenta el cantante, que saldrá de su provincia para traer ese ritual cuartetero a Buenos Aires. El cantante presentará mañana en el Luna Park las canciones de Trilogía, su disco número 76, acompañado por varios de los invitados especiales del álbum, como Manu Chao; Piti Alvarez, de Intoxicados; Cucho Parisi, de los Auténticos Decadentes; el Mono, de Kapanga, y Alfredo Casero. “Son todos amigos de distintos palos musicales que fui haciendo en todo este tiempo arriba de los escenarios”, explica el cantante que, desde que vino por primera vez a Buenos Aires a fines de los años ochenta, estableció una conexión muy especial con gente que no era aficionada al tunga-tunga cordobés. “Tengo un recuerdo muy lindo de la primera vez que vinimos, en el 88. Ese año se dio todo: primero tocamos en el estadio Atlanta y cayeron un montón de rockeros; hasta el periodista Alfredo Leuco vino a festejar su cumpleaños. Ahí nomás a los cuatro meses hicimos el Luna Park y cinco meses después estábamos haciendo Cemento. Todo fue en ese mismo año.” –Contame de esa noche mítica en Cemento, un templo del under rockero que no tenía nada que ver con el cuarteto... –Era muy raro todo. En Cemento hicimos dos noches: el domingo y el lunes. Me acuerdo de que cuando llegué al lugar bajaban chicas de autos importados, con el pelo rubio y verde. Todos usaban cadenas. Estaba
Una vida con el tunga-tunga La Mona Jiménez no duda a la hora de desentrañar el misterio de su vigencia: “Nunca me repito, porque cambio el repertorio todo el tiempo. Tengo 950 canciones, así que un día hago una selección de tres o cuatro horas y al otro día una distinta”. CREDITO
muy asustado... Me acuerdo de que se me acercó Pipo Cipolatti y me dijo: “Mona, esto está que brama”. Yo pensé que me iban a linchar, porque no eran cuarteteros. Después vino Fito y me dijo: “La gente está con vos, Mona. Hay un ambiente bárbaro”. Entonces, este muchacho Chabán me manda llamar, porque yo estaba
esperando en un auto y, cuando pasé, ya estaba mi grupo arriba, los mismos que tocan conmigo desde hace 35 años. Había puesta una tela blanca y Katja Alemann me salió a presentar. Tenía puestas unas ligas, bombacha, corpiño, y encima se había tirado agua. Los negros le gritaban de todo. Me acuerdo de que estaban Juanita
con mis tres hijos, Natalia, Carlitos y Lorena, y ellos se asustaron, así que se los tuvo que llevar. –¿Y cómo salió todo? –Largamos con el tema “Agujita de oro” y la monada lo recibió bárbaro. Para colmo, los chicos universitarios habían tomado ese tema como un himno y le habían cambiado la letra: “Cuando
El rock será el invitado de honor El tunga tunga cuartetero siempre fue el rocanrol cordobés, y la Mona Jiménez se encargó de confirmarlo en su proyecto Trilogía. A lo largo de tres discos, el cuartetero da rienda suelta a una verborragia compositiva parecida a la del quíntuple El salmón, de Andrés Calamaro, que es uno de los convidados estrella de su disco. En todas estas placas con el clásico ritmo cordobés, la Mona se cruza sin prejuicio con Cucho Parisi, de Los Auténticos Decadentes; Fito Páez; Manu Chao; Gustavo Cordera, de la Bersuit; Piti
Alvarez, de Intoxicados; el Bahiano, y muchos invitados más. –¿Cómo fue el encuentro con Manu Chao? –Hace ocho años, cuando salí en la tapa de la Rolling Stone, Manu andaba por acá presentando el disco Clandestino. El decía que me quería conocer y yo también. Pero yo me tuve que volver a Córdoba y nos desencontramos. Hace tres años vino a tocar a Córdoba y al otro día nos vimos. El se tenía que ir a Río de Janeiro y yo le pasé un tema mío. Volvió la
semana siguiente, paró un show en España y se quedó tres días en Córdoba. Grabamos, vino a los shows y la pasamos bárbaro. –¿Por qué pensás que se entendieron tan bien? –Porque él me entendió: yo le canto al pueblo. Tengo letras muy populares donde hablo de cosas reales y no canto para intelectuales. Canto a lo que pasa en cada hogar de los círculos más humildes, como “El marginal”. Son letras que salen del corazón y que todos entienden.
asumió el gobierno los iban a encarcelar [repite] y ahora pasan el día firma que firma el stand by”. Lo cantaban así en Córdoba, Buenos Aires, Rosario y San Luis, cambiándole la letra. Cuando la canté, hice así una parte para los chicos que estaban. Y bueno, estalló, pero me llenaron de escupitajos porque estaba repleto de punks. Cuando cantamos con Fito “¿Quién se ha tomado todo el vino?”, yo le pregunté si estaba todo bien. El me dijo: “Mona, quedate tranquilo; esto es amor. Yo la pasé espectacular. Para mí, toda esa cosa del rock era algo inédito”. –¿Tenías vínculo con el rock hasta ese momento, o no te interesaba esa música? –Yo tenía onda con la gente del rock de siempre. En el 86, antes de venir a Buenos Aires, yo tenía que tocar en el anfiteatro de La Falda y el Flaco Spinetta tenía que presentarse un jueves en el Atenas, donde yo estaba todos los viernes. Justo me llamó alguien de su banda y me dijo que se les había quemado el ómnibus con todos los equipos. Yo les mandé un colectivo y les conseguí todo el equipo para que
tocaran. Después me encontré con el Flaco y me agradeció por toda la mano. Todas esas cosas se corrieron entre los vagos del rock y siempre hubo buena onda conmigo. A Córdoba siempre fue a verme casi todo el mundo. Van desde clásicos a rockeros. –¿Cuál es el secreto? –Calculo que hace más de 40 años que estoy cantando y quieren ver cómo es esta historia; cómo hago para tocar viernes y sábado y llenar sin parar. La otra vez me comentaba el Pelado Cordera que si ellos hacían varios Luna Park seguidos, a la semana siguiente no podían tocar de nuevo porque no iba nadie. Pero en Córdoba todos los sábados y domingos toco en lugares supergigantes que se llenan, como el Forja, un salón para 20 mil personas, que ni en Buenos Aires hay. Cuando vino a verme Manu Chao, me dijo: “Yo soy un trotamundos, pero nunca vi algo igual”. –¿Cómo mantenés la vigencia? –Nunca me repito, porque cambio el repertorio todo el tiempo. Tengo 950 canciones, así que un día toco una selección y al otro día hago un repertorio distinto de tres o cuatro horas. Tengo 76 discos y por lo menos unos cien hits y eso que ni tocamos “Beso a beso”, “Quién se ha tomado todo el vino”, “Boom boom boom”, que ya pasaron de moda. Los pibes por ahí quieren temas más viejos y entonces les saco algunos hits de 30 años atrás y se vuelven locos. –Hablame de la primera época, con el cuarteto Berna... –Yo tenía 15 años y hacíamos un baile por mes. Ibamos a tocar al interior de la provincia. Eran clubes chicos en la periferia, donde hacíamos foxtrot, tarantelas, rancheras, pasodobles, porque estaba lleno de inmigrantes italianos y españoles. De esa influencia del pasodoble y la tarantela se fue armando ese ritmo de tunga tunga que Berna hacía en el piano. Con ellos grabé cinco discos. A los 20 años armé mi propio grupo, el Cuarteto de Oro, con un sonido tradicional de contrabajo, piano, violín y acordeón. Yo cantaba y un locutor presentaba los temas. Con el primero vendimos tres mil discos y con el segundo metimos el tema “Cortate el pelo, cabezón” y llegamos a los 270 mil discos. Después conocí a Juanita, me casé, tuve tres hijos y desde ahí no paro con esta vida. PARA AGENDAR
■ La Mona Jiménez, el cuartetero toca con Manu Chao y otros invitados. Luna Park, Bouchard y Corrientes. Mañana, a las 21. Entradas, desde $ 40.
Tenía 74 años
Unica función
El adiós al actor Enzo Viena Tuvo una extensa carrera en cine, teatro y TV, donde conquistó su mayor éxito con Nino
Suerte de Midachi para los tucumanos, el grupo QV4 combina humor norteño con música. Su espectáculo En... cantadores se presentará hoy, a las 19.30, en su única función en Buenos Aires en La Trastienda, Balcarce 460.
Variedades LOS COPES
El padre, la hija y el tango ■ Hasta el domingo continuará el festival Bailemos Tango, con dirección de Johana Copes, en el marco del cual su padre, Juan Carlos Copes, brindará hoy, a las 17, un recorrido por la historia del tango, y a continuación dará la primera de las tres clases previstas en el marco del encuentro. Con la presencia de 16 maestros de renombre internacional y grandes milongueros, el programa de actividades incluirá clases en La Mansión Dandi Royal (Piedras 922), visitas a milongas y exhibiciones. Más información en www.bailemostango.com. KEVIN DUBROW
Falleció el cantante del grupo Quiet Riot ■ LOS ANGELES (Reuters).– Kevin Dubrow, cantante de la banda de heavy metal norteamericana Quiet Riot, fue encontrado muerto el domingo, por causas aun desconocidas, en su casa en Las Vegas, según informaron ayer autoridades de la ciudad. “No tengo palabras para hablar de lo que pasó”, dijo
Frankie Banali, compañero de DuBrow. Quiet Riot, que fue fundada a mediados de la década de 1970, lideró las listas de la revista Billboard en 1983 con el disco Metal Health, que contenía la exitosa canción “Cum on Feel the Noize”. La banda tuvo varios cambios de formación, pero editó un nuevo álbum en 2006 y realizó algunas giras. Dubrow tenía 52 años. CANCELACION
Calle 13 no participará del Personal Fest ■ La banda de Puerto Rico decidió cancelar su presentación del viernes 7 de diciembre en el Personal Fest, el festival que se llevará a cabo también el sábado 8 en el Club Ciudad de Buenos Aires, “por razones ajenas a nuestra producción”, según informaron ayer en un comunicado de prensa los organizadores, Cie Argentina y Pop Art. Por devolución de entradas, el público deberá dirigirse a Ticketek o a los puntos de venta donde hayan sido adquiridas.
El actor Enzo Viena, de amplia trayectoria en el cine, el teatro y la televisión, falleció anteanoche, a los 74 años, luego de tres meses de agonía como consecuencia de un grave accidente automovilístico. Sus restos fueron inhumados ayer en el Panteón de Actores del cementerio de la Chacarita, según informó su familia. La desenvoltura, la naturalidad y la fotogenia fueron los elementos determinantes de su larga y exitosa trayectoria artística. Había nacido como Enzo Felipe Vienna Candileri en Rosario, Santa Fe, el 16 de febrero de 1933, y mientras cursaba sus estudios secundarios formó parte del grupo de teatro experimental La Carpita. En 1950 debutó en el circo Toni Panchito representando un pequeño papel. Posteriormente pasó a integrar el elenco independiente Teatro de Arte, dirigido por Esteban Pavón, en el que representó, entre otras obras El grillo, de José González Castillo; Esquina peligrosa, de J. B. Priestley, y Madre Tierra, de Alejandro Berruti. Ya con un sólido oficio actoral, en 1955 se trasladó a Buenos Aires y casi de inmediato se integró a la compañía de Paulina Singerman, con la que realizó una larga gira por toda la Argentina y varios países de América latina. Al regresar de estos viajes se presentó al concurso que buscaba al principal papel masculino del film Una cita con la vida, dirigido por Hugo del Carril y coprotagonizado por Gilda Lousek. Viena se hizo acreedor, entre cientos de participantes, de ese ansiado personaje. Este film lo catapultó a la popularidad y lo convirtió en uno de los actores jóvenes más promisorios de fines de la década del cincuenta. Gracias a su simpatía y su facilidad para interpretar papeles que se insertaban tanto en el drama como en la comedia, Enzo Viena prosiguió su carrera cinematográfica en títulos como Salitre, He nacido en Buenos Aires, Mi Buenos Aires querido, Barcos de papel y numerosos títulos más. En Bettina, de Rubén W. Cavallotti y en
La sentencia, de Hugo del Carril cumplió excelentes labores, y a ellos se sumaron sus participaciones en Vivir es formidable, Hotel alojamiento, El salame, Un elefante color ilusión y He nacido en la ribera, entre casi medio centenar de títulos en la pantalla grande.
Un grande en pantalla chica
En los años 90 conquistó un nuevo público con Amigos son los amigos FOTOS DE ARCHIVO
Como el carnicero Nino, junto a la peruana Gloria María Ureta, en 1971
Debutó en televisión en Amor en sí bemol, junto a Gilda Lousek, Pedro Quartucci y Blanca del Prado, tira emitida por Canal 7 y posteriormente integró el elenco de Matrimonios y algo más, que presentó Canal 13 con enorme éxito. En 1972 conquistó un notable suceso, tanto en la Argentina como en la mayoría de los países de América latina, con el teleteatro Nino, las cosas simples de la vida, del que se realizaron una versión fílmica y una adaptación teatral. En la pantalla chica intervino, además, en los ciclos Tres destinos, Cachilo, A mí me pasan todas y Alta comedia. A principios de los años 90 captó un nuevo público con su interpretación del padre de Carlos Calvo en la tira Amigos son los amigos. El teatro le brindó varias importantes oportunidades al integrar los elencos de Vamos a contar mentiras y Cómo casarse en siete días, ambas de Alfonso Paso, entre otras piezas, y en 1974 viajó a Chile, donde rodó Gracia y el forastero, de Sergio Riesenberg. En 1999 representó Borges & Perón, de Enrique Estrázulas, al lado de Duilio Marzio, en el Festival Latinoamericano de Teatro de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. En 2004 se radicó en Perú, donde se vinculó con productores y exhibidores de ese país para continuar su trayectoria artística a través del teatro y del cine. Desempeñó diversos cargos en la Asociación Argentina de Actores y logró varios galardones por sus intervenciones en la pantalla grande. Hace algunos meses retornó a Buenos Aires para concretar algunos planes tanto en la pantalla grande como en la televisión.
Adolfo C. Martínez