2
|
espectáculos
| Lunes 3 de febrero de 2014
Todo risas: Birabent, Elizalde, Baiardi y Estol
oliver kornblithtt/AFv
El cuarteto del millón de pesos
ciclo. Estol, Birabent, Baiardi y Elizalde, cuatro cancionistas que se mueven entre el tango y el rock,
coincidirán todos los miércoles en Camaradería Masculina, el encuentro que protagonizarán en Ultra. Viene de tapa
“Fue una idea de Gustavo y nos resultó muy interesante, porque somos cuatro tipos muy parecidos y muy distintos”, toma la palabra Birabent, que en 2013 lanzó un nuevo álbum solista, Lápiz y papel. “Tenemos cosas en común que tienen que ver con lo generacional –prosigue–. Si bien Martín (Elizalde) es un poco más joven y Acho es nuestro gurú por ser el más experimentado, los cuatro tenemos un mundo cancionístico que es pariente.” Para Acho Estol, este cuarteto espontáneo que coincidirá en Ultra viene de “mundos que no son
exactamente los mismos y que se ubican entre el rock, el pop, el tango, la música criolla y los coqueteos entre ellos. Representamos facetas distintas de esa misma concepción musical. Como cantautores tenemos un universo en común en el que nos reconocemos.” Los cruces entre estos cuatro músicos –y, por cierto, grandes bebedores de cerveza– se vienen dando de forma natural desde hace años. Sólo Birabent y Baiardi no habían coincidido antes. Claro que la deuda la saldaron en los últimos días, probando repertorio y viendo qué canciones iban a cruzar, porque
“El tango y el rock están relacionados pero siempre jugaron a ser estancos” (Estol) “Queremos llevar al vivo la intención del tablado flamenco” (Birabent)
una de las ideas es que cada cantante interprete un par de temas de sus colegas. “Queremos llevar al vivo la intención del tablado flamenco –dice Birabent–, un espacio para la improvisación, de gran libertad. No vamos a tener un repertorio fijo, vamos a ir probando miércoles a miércoles.” La hora del tango El cincuenta por ciento de La Chicana y director del documental Tango en el Tasso, Acho Estol, produjo el tercer disco de Falsos Profetas, Tranquila, corazón y los dos álbumes solistas de Elizalde. A Birabent, en
tanto, lo descubrió como cantante de tango en el 94, en un homenaje a Gardel en el que el hijo de Moris cantó “Melodía de arrabal”. Casualmente, ese día en la sala también estaba la voz cantante de Falsos Profetas. “Al Laucha (Diego Baiardi) lo conocí hace diez años en El Dorado y Antonio fue una parte muy importante de mi educación musical, porque yo era un gran consumidor de los programas que él hizo: Rocanrol y La Cueva”, comenta Elizalde como para cerrar el círculo de coincidencias. Cada uno de los cuatro protagonistas de Camaradería Masculina partió del rock y el tiempo lo fue acercando
al tango, siempre paciente, esperando agazapado detrás de la puerta, como decía Troilo. “Todos fuimos del rock al tango, sólo que yo soy de una generación anterior –comenta Estol–. Ellos tuvieron un ambiente más propicio para inclinarse hacia lo folklórico y lo tanguero. A mí me llevó más tiempo, yo fui un rockero con prejuicios y esquivo a la verdadera música de mi país. Al principio, cuando me decían que la letra de un tema mío era muy tanguera, un poco me gustaba y otro poco me daba rabia. Era una época en la que no había ningún tipo de ambiente receptivo y vos no podés escribir un tango en la soledad, en medio del desierto, no es un acontecimiento cultural si nadie lo escucha. Después eso cambió, decidimos hacer La Chicana (con Dolores Solá) porque empezamos a ver un contexto que hacía posible viajar a través del tango y que gente de nuestra generación lo escuchara. No pensamos que nos iba a ir bien, nos conformábamos con que fuera una anécdota para que los tangueros tuvieran algo para escuchar que no fuera de cien años atrás. Mala yunta, el programa que tuvo Daniel Melingo en el canal Sólo Tango, fue de los primeros en unir estos dos universos. El tango y el rock están muy relacionados, pero siempre jugaron a ser estancos. El rock nacional en sus comienzos renegaba de ser tanguero; me lo dijo Claudio Gabis una vez: «Nos daba bronca cuando nos decían que parecíamos tangueros, queríamos ser bluseros yanquis». Pero en Moris, en Vox Dei, en Manal, en Charly, en Pedro y Pablo, en Nebbia, en Almendra, está clarísima la influencia del tango. El rock nacional no logró de la nada semejante lírica, lo hizo sobre los hombros del tango.” Alguien menciona el ejemplo brasileño, un clásico en las charlas con y entre músicos. Que los brasileños se reúnen con más facilidad, con menos prejuicios y con mucha naturalidad. “Acá era difícil de imaginar que Spinetta hiciera un tema de Palito Ortega”, ejemplifica Birabent. “Es interesante el riesgo –agrega– y el hecho de no tener el control total de la situación. Ahora estamos en un lugar donde no hay ni capitán ni grumetes. Es riesgoso, porque el barco se puede ir para cualquier lado”. Es cierto, pero sabrán cómo comportarse si llegan a naufragar.ß
Camaradería Masculina Con Birabent, Estol, Elizalde y Baiardi Los miércoles del mes, a las 21 Bar Ultra, San Martín 678 Entrada, $ 90
Pantallas argentinas Julia Montesoro
coproducción// Furriel en duro papel
En otoño se conocerá El patrón, primer largo de ficción del documentalista Sebastián Schindel (El rascacielos latino; Mundo Alas; Que sea rock, entre otros films), un drama “que desnuda el costado más oscuro del negocio de la carne”, según adelanta el director. Joaquín Furriel, en la piel de un humilde trabajador de carnicería, sometido casi a la esclavitud en un local bonaerense, protagoniza esta coproducción argentinovenezolana, basada en un libro de Elías Neuman, en la que también actúan Luis Ziembrowski, Mónica Lairana, Germán De Silva y Guillermo Pfening. La película, en proceso final de edición, cuenta con apoyo del Incaa y del Programa Ibermedia.
El gran Maximilian Schell
Furriel, protagonista de El patrón buscador de ovnis. Es una coproducción entre la Argentina, Francia, Alemania y Holanda.
protagonista// paula Kohan al set
Mientras aguarda el lanzamiento de Boca de pozo, drama sobre un trabajador petrolero dirigido por Simón Franco, Paula Kohan empezó a filmar Tenemos un problema, Ernesto, nueva comedia del cineasta y humorista Diego Recalde (Sidra), coautor de la tira Stand Up Ilustrado, que la nacion publica los jueves. “Es mi primer coprotagónico en cine, así que estoy muy contenta con el proyecto y con mi personaje, Martina, la novia de Ernesto, un guionista con el que atraviesa situaciones delirantes”, contó la actriz acerca de su rol en la película, basada en la novela homónima de Recalde.
rodaje//de padre a hijo
Avanza la filmación de Al centro de la tierra, cuarto largometraje Daniel Rosenfeld, también di-
documental//el papa Francisco, en cine
Al centro de la tierra rector de Cornelia frente al espejo, film con Eugenia Capizzano y Leonardo Sbaraglia, que a diecisiete meses de su estreno continúa exhibiéndose en el Malba (los sábados, a las 20). La nueva película de Rosenfeld, filmada casi en su totalidad en el norte argentino, navega entre los géneros de ficción y documental, y narra la historia de Antonio, un hombre de 70 años, que intenta transmitirle a su pequeño hijo los secretos del oficio de camarógrafo amateur y
Poco antes de cumplirse un año de la asunción de Jorge Bergoglio como máxima autoridad de la Iglesia Católica, Miguel Rodríguez Arias continúa rodando Francisco de Buenos Aires, documental en torno al Pontífice, filmado simultáneamente en la Argentina e Italia, países coproductores del largo. Según anticipa Rodríguez Arias, su película “se propone dar a conocer al papa Francisco a través de su vida, de sus palabras, del testimonio de quienes más lo conocen, pero fundamentalmente de la gestión del primer año de su papado”. María Elena Bergoglio, hermana de Francisco; Monseñor Darío Viganó; Elizabetta Piqué, periodista de la nacion, y Yago de la Cierva, especialista en comunicación del Vaticano, figuran entre los entrevistados para este documental, que contará con música del mítico grupo Vox Dei.
reUterS
1930-2014
Maximilian Schell. Murió el ganador del Oscar por Juicio en Nuremberg Fernando López PARA LA NACION
No sólo en el cine y la televisión desarrolló una prolífica carrera (más de 90 títulos) el actor austríaco Maximilian Schell, fallecido anteayer en Innsbruck, a los 83 años, tras una súbita enfermedad de la que no se dieron mayores detalles. El intérprete –ganador de un Oscar por su labor como el abogado defensor de Juicio en Nuremberg (Stanley Kramer, 1961) y el más famoso de los actores de habla germana desde los tiempos del legendario Emil Jannings– nunca abandonó el teatro, donde se inició de muy joven, y fue también escritor, productor y destacado director tanto de films de ficción y documentales como de ópera. Según se informó, Schell había caído enfermo dos semanas atrás e internado en una clínica de la capital del Tirol, en el oeste de Austria, ya que se encontraba filmando por cuenta de la
cadena alemana ZDF en Kitzbühel, a unos 75 kilómetros. Perteneciente a una familia de actores –era hermano de la famosa Maria Schell (1926-2005)–, había nacido en Viena el 8 de diciembre de 1930, pero fue criado en Zürich, donde se exilió junto con sus padres y hermanos cuando se produjo la anexión de su país a la Alemania nazi. En reiteradas oportunidades, además del papel por el que ganó el premio de la Academia, le tocaría después participar de historias ambientadas en los tiempos del nazismo e incluso representar en el cine a hitleristas, pero se negaba al encasillamiento, sobre todo porque él mismo se había declarado siempre enemigo del régimen y porque sus intereses artísticos le pedían circular por campos diversos y ensayar diferentes géneros. Empezó, se ha dicho, por el teatro. Y allí aprendió el oficio y ganó reputación de actor dúctil también en al-
gunas películas antes de desembarcar en Hollywood, donde su hermana era ya una estrella consagrada, para actuar junto a Marlon Brando y Montgomery Clif en Los dioses vencidos (Edward Dmytryk, 1958). Esa labor lo llevó al papel del abogado en el film de Kramer y a su definitiva consagración. Otras dos veces sería más tarde candidato al premio de la Academia: por sus labores como un criminal de guerra que se hace pasar por industrial judío en El hombre de la cabina de cristal, sobre un tema de su amigo Friedrich Dürrenmatt, y en Julia, al lado de Vanessa Redgrave y Jane Fonda. Pero en su trayectoria abundan otros títulos famosos, como Topkapi, Krakatoa, al este de Java, La Cruz de Hierro, El archivo de Odessa, Un puente demasiado lejos, Los condenados de Altona… Como realizador, merecen destacarse dos retratos: el espléndido documental que dedicó a Marlene Dietrich (Marlene, 1984) y el no menos logrado y conmovedor que consagró a su hermana María (2002). En el terreno de la ópera se inició con una puesta de La Traviata, en Suiza. Su labor en este terreno lo puso en contacto con músicos descollantes, como Leonard Bernstein y Claudio Abbado.ß