ENTREVISTA | MARCOS MUNDSTOCK GUSTAVO SEIGUER
“Siempre me gustó la música clásica” Actor y locutor, el integrante de Les Luthiers cuenta que desde los 24 años soñaba con presentar óperas desde el Teatro Colón. Ahora que conduce un ciclo de TV dedicado a la programación de la sala, ese sueño se hizo realidad POR NATALIA BLANC De la Redacción de La Nacion
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on cuatro décadas de carrera como integrante del grupo Les Luthiers, actor y locutor, Marcos Mundstock tenía una asignatura pendiente: presentar óperas desde el Teatro Colón. Ese anhelo profesional, que lo acompaña desde los 24 años, lo llevó a aceptar la propuesta de conducir el programa Al Colón, que va por su tercera temporada (lunes a las 22, Canal 7). “Cuando trabajé en Radio Municipal, a mediados de 1960, había una especie de escalafón entre los locutores. Llegué a transmitir los conciertos de los lunes de la Filarmónica. No me permitían acceder a la ópera porque la técnica es más compleja y yo era muy joven e inexperto –contó Mundstock a adnCULTURA–. Cuando Rosario Lufrano, directora del canal estatal, me llamó para que condujera el ciclo del Teatro Colón, me pareció una buena idea. Siempre me gustó la música clásica y además me puedo dar el gusto de presentar ópera.” Serio pero afable, elegante pero informal, Mundstock
28 I adn I Sábado 5 de julio de 2008
interviene en el programa con comentarios sobre las obras, sus argumentos y compositores, e incluso los músicos que las interpretan en cada ocasión. Todo sobre la base de investigaciones y textos propios. Un desafío, reconoce, es captar la atención de quienes habitualmente no verían un programa cultural por televisión. Otro, lograr un equilibrio en el tono y los contenidos: no resultar aburrido para el espectador pero tampoco hacerse el gracioso como en el teatro. Mundstock no está en el programa para contar chistes ni parodiar los conciertos de música clásica, como hace en los espectáculos de Les Luthiers, el grupo que integra junto a Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Daniel Rabinovich y Carlos Núñez Cortés desde 1967. –¿A quién se dirige cuando escribe los textos para el programa? –Trato de imaginarme un público con variantes: están los que ya se interesan por el tema y también los que podrían llegar a interesarse. Ellos son la clave: en esa gente pienso cuando preparo lo que voy a decir. El reto es atraer al que está dudoso, al que pasó por ahí y se quedó algunos segundos. Quiero contarle algo que
lo cautive un poco para luego decirle: “Escuche la pieza que sigue; es maravillosa”. Por el contrario, al que no tiene el menor interés, el que sólo escucha música comercial de moda, no hay forma de interesarlo. Por otra parte, tampoco podría hacer un análisis erudito porque no soy un experto en el tema, soy un aficionado como muchos de los que me escuchan. De los expertos me tengo que cuidar para no meter la pata. –¿Tuvo algún ciclo como modelo? –Sí, los documentales de canales como la BBC. A veces, en medio de un zapping, encuentro que en la BBC emiten un documental sobre cómo cosechan los granos los campesinos de algún pueblo perdido: lo veo por treinta segundos y ya no me puedo despegar. Son fantásticos para contar historias, tienen una capacidad maravillosa para captar al que no está interesado, además del altísimo nivel de producción con el que cuentan. Nosotros lo hacemos a la argentina: con poca gente y recursos muy primitivos, y, con todo, el programa resulta digno. Lo ven alrededor de cien mil personas por semana. –¿Le cuesta encontrar el tono justo y no parecer un personaje de Les Luthiers?