CÓMO ECHAR FUERA AL TEMOR (2)
Hace una semana estuvimos hablando del temor y de sus consecuencias negativas. Constatamos que probablemente, por acobardarnos, perdimos muchas oportunidades y cosas buenas en la vida, sencillamente porque no nos atrevimos intentarlo. Un gran héroe, el Rey David, describió vívidamente los efectos de este sentimiento. Leamos de nuevo en Salmos 55:5-7. La pregunta interesante aquí es: ¿cómo pudo David superar al temor y al deseo de huir de las circunstancias y, finalmente, salir victorioso? Estamos con el TEMA El Temor y como Vencerlo y el PROPÓSITO es reconocer las consecuencias negativas del miedo y enfocarnos en la solución verdadera. Anteriormente vimos que debemos 1. Estimar el riesgo y 2. Evaluar las consecuencias reales, tanto de la acción como de la inacción. Pero esto no es suficiente. Son necesarios también dos cambios importantes de actitud: 1. RECONOCER LAS PROPIAS CAPACIDADES, LIMITACIONES Y TEMORES A. La fuente del miedo es -casi siempre- una falsa estimación de las propias capacidades y limitaciones. Pero si usted se siente insuficiente en algún campo, no significa que en otra área no podrá sobresalir. David tenía, por cierto, muchas desventajas frente a Goliat: no era entrenado militarmente, ni siquiera pudo caminar bien con armadura... así que utilizó el arma que sí manejaba bien. (1S 17:38-40). Haga un cuadro de las debilidades y fortalezas de su propia personalidad para encontrar los medios más adecuadas en la situación específica. B. Ser valiente no es lo mismo que no tener miedo. No se deje acobardar por el mero hecho de sentir temor. La valentía consiste en superar aquello que quiere refrenarlo. Por eso es importante reconocer sin falsa vergüenza lo que le horroriza -sin intento de minimizar el peligro ni de exagerarlo-, con la firme decisión de no dejarse obstaculizar por ello. 2. ALIMENTAR LA FE, NO EL TEMOR Si usted ha conocido al Dios todopoderoso, se le abre otra oportunidad: puede alimentar su fe, en lugar de alimentar sus temores. Alimentar la fe significa: • Tener presente los principios cristianos y confiar en que su aplicación lo guiará a la meta, aun cuando otros le digan que hay que buscar caminos torcidos. Lo que no agrada a Dios, nunca podrá ser un camino a la bendición; el éxito no ganado perece fácil. • Buscar el consejo específico de Dios: en la lectura de la Palabra, en la oración, en la predicación, en el consejo pastoral y fraternal. • Estar preparado para hacer todo lo posible: con diligencia, ejerciendo talentos que tenga y aprendiendo lo que no sabe. • Confiar en Dios en todo lo que está fuera de su influencia: la situación económica, las decisiones de superiores o autoridad.es, los accidentes... El Señor tiene todo el poder y todo el amor para intervenir a su favor (Lc 8:22-25). Conclusión: El temor es una experiencia común de los seres humanos. La diferencia entre el valiente y el cobarde radica en la forma como lo enfrenta. Como hijo de Dios usted tiene todo a su favor para vencer, con tal que haga dos cosas: ser diligente según sus propias capacidades y tener fe en el poder y amor del Señor. El que puede hacer y calmar tormentas, también puede y quiere ayudarle en sus proyectos y emprendimientos.
23 de Abril de 2019 Nº 11
Proverbios 3:9-10 Dfdfdfdf Df Dfdfd Fdfdfd Fdf Dfdf d
Salmos 36:7-9