¿QUÉ ES LO QUE DIOS DESEA DE MÍ? Al conocer al Señor llegamos a ser parte de su cuerpo, su iglesia. En medio de ella deberemos de madurar para servirle a él. ¿Qué es lo que Dios desea de mí? Dios desea que sea un miembro de su familia. La Biblia es muy clara al decir que seguir a Cristo no es sólo una cuestión de creer, sino que también incluye el concepto de pertenecer. La vida cristiana no es una obra de teatro representada por unos pocos actores, con muchos espectadores. Ha sido diseñada para vivir relacionados unos con otros dentro de la familia de Dios. Efesios 2.19 dice: “Así que ya no sois extranjeros y advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. Dios nos ha dado a la iglesia como una familia espiritual para nuestro beneficio. Ahora somos el cuerpo de Cristo en funcionamiento. Dios desea que sea un modelo de su carácter. Esta es la personalización de la meta del discipulado. Dios desea que cada creyente crezca hasta convertirse en alguien con el carácter parecido al de Cristo. Ser parecido a Cristo en su carácter es la definición bíblica de “madurez espiritual”. “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas,” 1 Pedro 2.21. En 1 Timoteo 4.12, Pablo nos da varias áreas específicas en las cuales tendremos que modelar el carácter de Cristo: “...sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”. Considera que la madurez no se mide por lo que uno aprende, sino por la forma en que uno vive en obediencia a la Biblia. Es posible saber mucho acerca de la Biblia y, sin embargo, ser inmaduro. Dios desea que sea un ministro de su gracia. La tercera responsabilidad de cada cristiano es el propósito de servir o de ministrar. Dios espera que usemos los dones, talentos y oportunidades que él nos da para beneficiar a otros con nuestro servicio. 1 Pedro 4.10 dice: “cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”. Dios pretende que cada creyente tenga un ministerio. Cuando una persona da su vida a Cristo, está firmando un compromiso para ministrar en su nombre por el resto de su vida; Dios nos hizo nacer de nuevo para esto. Efesios 2.10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Dios desea que sea un mensajero de su amor. Este es el propósito evangelizador de la iglesia expresado en una manera personal. Parte de la tarea para cada creyente es convertirse en un mensajero de las buenas nuevas. Pedro dice: Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable, 1 Pedro 2:9. Este material fue tomado del Boletín dominical de la Iglesia Bíblica Unidos en Cristo (IBUC) en Monterrey, NL, Méjico. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.