Prácticas espirituales para un corazón saludable Por Isaú Chávez En el Nuevo Testamento, el corazón se define como el asiento del intelecto (Marcos 2:6-8), las emociones (Lucas 24:32) y la voluntad (Marcos 3:5).

La palabra “mente”, posiblemente sea el término que más se acerca al uso bíblico de la palabra corazón. ¿Qué pensaba Jesús acerca del corazón? 1) Decía que es como un tesoro de donde se pueden sacar cosas buenas y cosas malas (Lucas 6:45). 2) Que lo que contamina al hombre no es lo que entra a su vida, sino lo que sale de él (Marcos 7:20-23). 3) Que donde está nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón. (Lucas 12:34). 4) Que la evidencia de un corazón saludable es el amor a Dios, al prójimo y a sí mismo. (Lucas 10:27) ¿Qué pensaban los padres del desierto?


Hay una literatura a la cual no se le ha prestado la debida atención, la cual fue producida por un grupo de líderes ascetas que decidieron vivir una vida totalmente solitaria en el desierto durante los primeros siglos de la era cristiana.




Estos padres del desierto como se les llama, han dejado un legado para el fomento de una espiritualidad que se produce desde el corazón mismo del ser humano.

Padres del desierto


Ellos afirman que hay algunas conductas pecaminosas con las que debemos luchar continuamente y dicen que son: La gula, lujuria, avaricia, ira, tristeza, acedia, vanagloria y el orgullo.




Juan Casiano fue uno de los Padres del Desierto que vivió en el siglo IV. Él decía que nosotros necesitamos hacer tres renuncias para andar en el camino recto:

1) Renunciar a nuestro modo de vida anterior y acercarnos más al deseo de nuestro corazón. 2) Debemos hacer un trabajo interior renunciando a nuestros pensamientos insensatos.

3) Tenemos que renunciar a nuestras propias imágenes de Dios, para poder participar de una contemplación de Dios como Dios.


Decía también: “Una mente en paz, tranquila, lista para pensar conscientemente tiene gran valor para aquellos de nosotros que hacemos frente al caos, al ruido, al aturdimiento de este siglo.

¿Cuáles disciplinas espirituales deberíamos practicar para tener un corazón saludable?


Establecer un círculo de relaciones de apoyo, las cuales son cruciales para mantener una buena salud física y mental.




Dedicar tiempo para el estudio y la meditación de la Palabra de Dios, para el enriquecimiento espiritual de su vida interior.




Desarrollar una vida de oración, y no subestimar el valor de la oración por causa de la autosuficiencia de nuestros tiempos.




Someterse al Espíritu Santo, el cual desea producir en nosotros la plenitud de su fruto que es: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. (Gálatas 5:22-23)




Dedicar tiempo para promover una relación saludable con el cónyuge y/o el grupo familiar.

¿Cuál debería ser nuestra meta?


Una vida caracterizada por la integridad.




La integridad es algo enraizado en lo profundo del ser, en el corazón, es la congruencia entre lo interior y lo exterior de la persona.




Ser íntegro no es ser perfecto. David estaba lejos de la perfección, pero Dios ve que en su corazón había integridad.




La integridad requiere de una vida transformada. Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).




El corazón puro es aquel cuyos motivos, pensamientos, sentimientos y deseos están totalmente sin mezcla. El corazón puro es el que ha sido limpiado de su pecado y tiene hambre y sed de justicia.

Conclusiones  Cuidar su corazón para que sea saludable.  Aprender a gerenciar integralmente su propia vida.  Depender menos de sus capacidades para depender más de la gracia del Señor.  Practicar las disciplinas espirituales como medio para la buena salud de su corazón.

Por Isaú Chávez Coordinador Regional de Canales de Esperanza Visión Mundial Correo: [email protected]

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