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Pastoreo de sorgo granífero diferido como estrategia de alimentación invernal para vacas de cría en el sudoeste bonaerense Ing. Agr. Sebastián Lagrange - Año 2007 1. Estado actual de la cría bovina. En relevamientos efectuados para caracterizar los sistemas de producción utilizados por las empresas agropecuarias de la región, Gargano et. al. (1990, 1992, 1993a, b) encontraron que con variaciones que dependieron de distintos factores, el número de terneros logrados anualmente por vaca resulta en promedió 68% en las empresas ubicadas en la mitad norte del partido de Villarino, 71% en el partido de Tornquist, 74% en el partido de Bahía Blanca y 78 % en el partido de Puán. El área de influencia de las Estaciones Experimentales del INTA Bordenave e Hilario Ascasubi abarca todos los partidos del sudoeste bonaerense, presentando una situación similar a la anterior (Cuadro 1). Cuadro 1. Superficie y existencias bovinas totales en las categorías vacas y terneros de los partidos del Sudoeste Bonaerense, (MAA, 2004).
Área EEA Bordenave Área EEA H. Ascasubi Total
Superficie (ha) Bovinos 3.909.738 2.500.462 2.385.722 852.273 6.295.459 3.352.735
Vacas Terneros 976.568 755.330 320.727 233.710 1.297.295 989.040
Ternero / vaca 77,3 72,9 76,2
De la información disponible, notamos que en los últimos 10 años se ha mantenido una productividad relativamente baja del rodeo bovino. A pesar de esto la relación ternero/vaca es superior a la media nacional estimada. Si bien esto puede indicar la aplicación de un nivel tecnológico más apropiado en los rodeos de cría de esta región del país, se mantiene una brecha con el nivel potencial observado en unidades experimentales y campos colaboradores en el proceso de innovación tecnológica de la ganadería (Curto, 1995). De acuerdo a los datos del Cuadro 1, una relación ternero/vaca de 0,85 implicaría una cosecha adicional de 113.660 terneros. Con un precio actual de mercado de $450/ternero, la región podría generar un ingreso adicional de $ 51.147.000/año, sin que para ello sea necesario incrementar el número de madres. De igual manera se podría reducir el número de vientres manteniendo la misma producción de terneros. De esta manera, la productividad y rentabilidad de un sistema de cría depende de la eficiencia reproductiva. Las mayores pérdidas de eficiencia reproductiva se deben a fallas en la concepción a la finalización del periodo regular de servicio. Dada la constancia de la longitud de la gestación de las vacas, las variaciones del período entre partos dependen exclusivamente del período partoconcepción. La duración del mismo depende del tiempo entre el parto y la aparición del primer celo y de la fertilidad de los celos (anestro posparto). De esta manera la prolongación del anestro posparto disminuye el numero de oportunidades de ciclar durante el periodo de servicio, (Habich y Joandet, 1978; Wright et. al., 1987; Verges, 1987; Dunn y Moss, 1992; Madrigal et. al., 2001). Uno de los factores mas importantes que afecta la duración del anestro posparto en el ganado vacuno es el estado nutricional, el cual puede ser evaluado a través de la condición corporal (reservas corporales que el animal dispone para cubrir los requerimientos de mantenimiento y producción), (Kilkenny, 1978; Richards et. al., 1986; Short et. al., 1990; Randel, 1990). Una restricción energética durante la ultima etapa de la gestación resulta en una pobre condición corporal al parto, extendiendo el intervalo al primer estro posparto y disminuyendo la posibilidad de que un alto porcentaje de vacas presenten celo en un periodo de servicio 1 Estación Experimental Agropecuaria INTA Bordenave – Ruta Prov. Nro. 76, km. 36.5 - 8187 Bordenave - Buenos Aires
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estacionado (Bellows y Short, 1978; Vergés, 1987; Stumpf et. al., 1992; Osoro y Wright, 1992; Kunkle, 1994; Spitzer et. al., 1995; Formigoni y Trevisi, 2003). El nivel de energía preparto, reflejado por el ICC al parto, tiene un mayor efecto en la determinación de la duración del intervalo al primer estro posparto y en la tasa de preñez, que el nivel de energía posparto, (Wiltbank et. al., 1962; Dunn et. al., 1969; Graham, 1982; Richards et. al., 1986; Selk et. al., 1988, López Barbella y Alvarado López, 1992; Marston et. al., 1995). Si bien la relación entre el estado nutricional de las hembras bovinas y la eficiencia reproductiva es universal y ha sido demostrada ampliamente, las soluciones potenciales a este problema dependen de la dinámica de aspectos agro ecológicos, económicos y culturales de cada región. Esto hace que deban estudiarse nuevas alternativas de alimentación con el objetivo de disponer de diferentes opciones que permitan optimizar la eficiencia reproductiva. 2. Disponibilidad de recursos forrajeros, valor nutritivo y eficiencia reproductiva. Actualmente los rodeos de cría evolucionan buena parte del año, sobre Pasto llorón, rastrojos de cereales, pastizales naturalizados espontáneos, con baja disponibilidad y calidad de forraje y en menor medida pasturas polifíticas. En las zonas no cultivables de la región, el pastizal natural es el único recurso explotable por el productor. Estas zonas han sufrido sobrepastoreo, enmalezamiento por hierbas y arbustos y pérdida de receptividad animal, (Arelovich y Laborde, 2002). Los recursos mencionados a excepción de los rastrojos de cereales, presentan un patrón de distribución estacional del forraje que es afectado principalmente por factores climáticos. En nuestras condiciones es fácil definir un periodo invernal de bajas temperaturas y escasa disponibilidad de agua, que varia en amplitud de abril-mayo a septiembre-octubre, en donde se deprime el crecimiento de la mayoría de las forrajeras templadas, imposibilitando la utilización directa de estos pastos durante esta época del año (Larrea, 1981; Hernández, 1991; Ruiz et. al., 2004). En general las pasturas perennes diferidas para su utilización invernal, tanto las de crecimiento estival (C4) como el Pasto llorón (Eragrostis curvula), como las de crecimiento otoño - primaveral (C3) como la Festuca arundinácea, Dactilis glomerata o Falaris acuática presentan valores de proteína bruta de entre 4,5 a 5 % y de digestibilidad de la materia seca de 40 a 50 % (Laborde, 1991; Ruiz et. al., 2004) los cuales no son adecuados para cubrir los requerimientos de mantenimiento de una vaca de cría durante el ultimo tercio de la preñez (NRC, 2000). Debido a que los requerimientos del rodeo son bastante estables a lo largo del año, en la mayoría de los años se produce un déficit en cantidad y calidad de forraje en el periodo invernal. La consecuencia mas directa de la falta de alimento durante esta época es la disminución de la condición corporal de las vacas al momento del parto a valores que comprometen la performance reproductiva en el próximo período de servicio. A pesar de que es posible solucionar algunos de los efectos de la mala condición corporal al parto mediante el aumento de la ingesta de alimentos posparto, no sería una alternativa muy eficiente económicamente ya que se utilizaría una cantidad mucho mas significativa de nutrientes suplementarios para la producción de leche que para la reproducción (Williams, 2005). Por lo tanto se debería intentar lograr por medio de manejo recuperar la condición corporal durante el periodo seco de manera de obtener el mayor Indice de condición corporal antes del parto (Williams, 2005). Entre las alternativas disponibles para minimizar el déficit en el consumo de nutrientes durante la época invernal existen numerosos trabajos que concluyen que la suplementación con nitrógeno dietario a forrajes de baja calidad incrementa la digestión ruminal de la fibra y el consumo de la dieta basal, la ingesta de nutrientes totales y parámetros productivos y reproductivos del animal tales como ganancia de peso e intervalo parto – primer celo (DelCurto et al., 1990). Diversas experiencias en este sentido a nivel regional muestran incrementos en la concentración de nitrógeno amoniacal en el rumen cuando al pasto llorón diferido se le suministra un suplemento proteico (Arelovich et. al., 1987; Arelovich et. al., 1992). El amoniaco ruminal es un indicador de la disponibilidad de N para crecimiento bacteriano, lo que se relaciona con la tasa de digestión, particularmente de la fracción fibrosa, incrementando la tasa de pasaje 2 Estación Experimental Agropecuaria INTA Bordenave – Ruta Prov. Nro. 76, km. 36.5 - 8187 Bordenave - Buenos Aires
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del contenido ruminal y mejorando el consumo y la eficiencia de utilización del alimento (Arelovich, 1998). Se puede decir que un suministro suplementario de 150 g/día de proteína suplementaria en forrajes como pasto llorón permitiría la subsistencia de vacas secas en buen estado. Sin embargo, en el último período de gestación o principios de lactancia sería necesario como mínimo 350 g/día de proteína bruta suplementaria, (Arelovich y Laborde, 2002). Existen varias opciones regionales para el suministro adicional de proteína a vacas que consumen forrajes limitantes en el contenido de N total tendientes a mejorar la utilización de forrajes de baja calidad tales como el empleo de grano de soja entero (Laborde et. al., 2001) o harina de girasol (Arelovich, 2003). La búsqueda de otras alternativas de realización simple y económicamente factible que permita minimizar el déficit de forraje y mantener la carga animal durante la época invernal llevó a considerar otro recurso alimenticio como el sorgo granífero que, presentando una gran adaptabilidad a las condiciones climáticas de la zona y frecuencia de implantación en los sistemas de producción regionales parece de fácil integración e incorporación al programa global de alimentación del rodeo. La practica que se propone consiste en la implantación de una pequeña superficie de Sorgo Granífero, para ser utilizado en pie (sin cosechar) por el rodeo de cría en invierno, mediante un sistema de pastoreo frontal en franjas con el empleo de alambre electrico el cual restringe la superficie forrajera asignada diariamente y aumenta la eficiencia de cosecha. Desde 1995 se esta evaluando la utilización de sorgo granífero diferido. Los resultados obtenidos se sintetizan a continuación.
Vacas Período Superficie utilizada (ha) Carga (Vacas/ha) Producción MS Total (kg/ha) Producción grano (kg/ha) Eficiencia de cosecha (% ) 2
Superficie díaria (m /día) Raciones / ha Costo/ración *
78 100 7,5 10 11400 2300 75 750 1064 0,19
*El costo de implantación del cultivo fue de 200 $/ha. En la mayoría de los años las vacas comienzan a consumir el sorgo en el mes de mayo y permanecen allí hasta fines de agosto aproximadamente, fecha en la cual comienza el período de parición. Teniendo en cuenta los requerimientos de las vacas durante estos meses se calcula la superficie diaria a pastorear. Mediante el pastoreo de este recurso las vacas mantienen el peso y la condición corporal durante todo el período en el que se encuentran consumiendo el sorgo granífero. Esto pone de manifiesto que se cubren los requerimientos del rodeo en un alto porcentaje. El bajo contenido de proteína del sorgo diferido (6.5 a 7 %), cuadro nº 2, es limitante para cubrir los requerimientos de vacas en períodos de parición y lactancia por lo que se recomienda dejar de utilizar el sorgo granífero en el momento en que los animales se aproximan a la parición, o bien complementarlo con algún recurso de mayor contenido proteico como los verdeos de invierno.
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Cuadro nº 2. Parámetros de calidad de un cultivo de sorgo granífero diferido.
Tallo/Hoja (% ) Panoja (% ) Materia Seca (% )
75 25 68
Proteína bruta (% ) FDN (% ) Digestibilidad (% ) Azucares solubles (% )
6,5 64 56 7,3
Es evidente que del logro de un buen cultivo depende el resultado final de esta práctica. A continuación se presentan algunos puntos clave para maximizar la producción de sorgo: ♦ El lote destinado a este fin debe tener aptitud agrícola, con un perfil de suelo no menor a 70 cm. Con frecuencia, este tipo de suelo coincide con sectores bajos del campo que no tengan problemas de alcalinidad (alto PH). Lotes de estas características atenúan los efectos de la irregularidad en cantidad y distribución de las precipitaciones que es común en la región. De esta manera hay mayor probabilidad de lograr un mejor balance hídrico del cultivo. ♦ Periodo de barbecho entre 70 a 80 días. ♦ Buena preparación de la cama de siembra, los primeros centímetros de profundidad deben quedar mullidos y firmes. Al momento de sembrar, no profundizar demasiado buscando humedad ya que se aumentaría el riesgo de planchado por la mayor duración del periodo siembra - emergencia, por lo que se debería sembrar solo cuando la humedad del suelo en los primeros centímetros permita una germinación rápida. ♦ La provisión de nutrientes no debe ser limitante, especialmente fósforo y nitrógeno. En los casos que se destine sectores bajos con corta historia de laboreo, puede ser que su fertilidad natural sea suficiente para cubrir los requerimientos del cultivo. ♦ Lograr un stand de aproximadamente 180000 plantas/ha, con una distancia entre hileras de 40 - 60 cm. ♦ La fecha de siembra óptima es a partir de la segunda quincena de noviembre, debido a que a partir de este momento la temperatura del suelo alcanza los 18°c. ♦ Utilizar herbicidas preemergentes para lograr un cultivo limpio de malezas desde un principio. ♦ Utilizar cultivares híbridos de alto potencial de rendimiento. En base a los datos obtenidos en la UEPA Bordenave se estableció la siguiente guía general de planificación. “ Con 10 hectáreas de sorgo se pueden cubrir los requerimientos de mantenimiento y gestación de 100 vacas de cría durante 100 días”. La misma tiene un margen de seguridad para que se pueda extender a diferentes ambientes y años. La sugerencia dada no pretende ni puede ser una receta universal aplicable a todos los establecimientos de cría, por el contrario, solo se quiere dar una aproximación que debe ajustarse en cada caso particular. La utilización de sorgo granífero diferido en pie no es ninguna práctica novedosa, sin embargo su impacto en el sistema puede ser muy significativo si tenemos en cuenta nuestro objetivo de tener suficiente forraje en el invierno desligándose de la necesidad de lluvias. Para ello se requiere de una pequeña superficie de suelo sin limitantes de profundidad y estructura, muy probable de encontrar en la mayoría de los campos de la zona. De este modo se cubren los requerimientos del rodeo y se logra mantener la carga y el estado corporal de las vacas durante todo el invierno.
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