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EL BASURERO DE LA HISTORIA Por Greil Marcus Paidós Trad.: Fermín Rodríguez 350 páginas $ 108
En El basurero de la historia, que entrelaza artículos sobre música, política, literatura, cine y cultura popular, el crítico Greil Marcus explora y analiza fenómenos a los que la historia tradicional les presta poca atención
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Viernes 23 de marzo de 2012
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Negativos de lo efímero POR MARTÍN LOJO La Nacion
ualquier amante del rock bien informado conoce la historia secreta que Greil Marcus develó en su ensayo clásico Rastros de carmín (1989). Allí, el crítico cultural, académico y periodista de rock de revistas como Rolling Stone y Creem descubría que en el alarido negativo del punk sobrevivían las críticas a la vida burguesa de las revueltas estudiantiles y obreras del Mayo Francés de 1968, cuyas consignas contraculturales fueron formuladas por los integrantes del letrismo y el situacionismo, que a su vez recuperaban los cuestionamientos al arte y la cultura de movimientos previos como el dadaísmo y el surrealismo. Ese sorprendente encadenamiento de fenómenos artísticos, políticos y culturales son el resultado de un modo particular de observar la historia que busca, más que una estricta causalidad, los momentos en que la verdad de un impulso de liberación sale a la superficie. Como lo explica en el “Croquis” de El basurero de la historia, que reúne artículos sobre arte, cine, literatura, música e historia cultural publicados entre 1975 y 1993, la historia oficial, que se detiene en acontecimientos sociales masivos y en la política de los grandes poderes, es también un medio para ocultar los modos en que la historia se gesta en las pequeñas manifestaciones y resistencias de la vida cotidiana. Bajo la sospecha de que “estamos viviendo la historia, haciéndola y deshaciéndola sin cesar –olvidándola, negándola– en modos que desconocemos”, Marcus arma constelaciones en que obras consagradas se cruzan con lo que los otros desechan: novelas de Peter Handke y thrillers de espías nazis, el Guernica de Picasso, películas de clase B como El embajador del miedo, músicos como Bob Dylan y Robert Johnson, las insurrecciones populares derrotadas. Según Marcus, en el negativo formado por lo que la historia descarta, es posible hallar las huellas de los momentos de verdad en los que las personas se desatan de sus determinaciones y se abandonan a un impulso de libertad que “no conoce límites”. “La diferencia con el concepto tradicional de revolución es que ese impulso, expresado por la clase de gente sobre la que he escrito, no está motivado por ninguna idea de destino –dice Greil Marcus en una entrevista con adn–. En cierto sentido, cuando ese impulso fue escrito, dicho, descripto o, en sus formas más intensas, dramatizado, surgió de un espíritu indiferente a cualquier objetivo. Es una voz que se escucha a sí misma, que sólo está interesada en el sonido que ella misma produce. Aunque este impulso puede asemejarse a una forma política o social, es más cercano a la poesía. Es lo que significa la máxima situacionista: ‘el instante de la poesía verdadera vuelve a poner en juego todas las deudas impagas de la historia’. Cuando una persona o un grupo alcanzan una forma literaria capaz de crear un sentido de absoluta claridad, ‘las deudas impagas de la historia’ –es decir, todas las revoluciones fracasadas, vencidas y exterminadas del pasado y aún del futuro– renuevan sus clamores e impulsan a la gente, la llevan a hablar y actuar como nunca antes lo hubieran imaginado.” –Por eso le interesan movimientos insurreccionales fallidos como el Mayo Francés del 68, el de la plaza mexicana de Tlatelolco del mismo año y el de Tiananmen de 1989. ¿Por qué, a pesar de fracasar, esos movimientos serían “la verdadera historia hacia la que se dirigían los acontecimientos del pasado”? –No sé si se trata de la verdadera historia, pero sostengo que esos hechos son historia real. Son acontecimientos reales que transformaron a la gente que participó en ellos y aun a la que los observó desde la distancia. Muchos de ellos no volvieron a sentirse satisfechos con la realidad que la cultura oficial les mostraba cada día, en una versión que no consideraban completa ni real. En ese sentido, la idea de “fracaso” es engañosa o incluso falsa. Estas revoluciones fallaron sólo en objetivos muy puntales. La revuelta del Mayo Francés no logró disolver la matriz de relaciones de poder existente y permitir la emergencia de algo nuevo, las protestas de la plaza de Tiananmen fueron incapaces de crear un espacio permanente de libertad y libre expresión, y ni siquiera pudieron evitar que el Estado masacrara a quienes clamaban por ello. Pero ese “fracaso” no impide que las demandas hechas durante esas semanas en Tiananmen perduren como una bomba sin explotar, ahora enterrada bajo los cuerpos de miles de hombres y mujeres, chicos y chicas, pero siempre latente. –Uno de los artículos está dedicado a la canción “Blind Willie McTell”, de Bob Dylan. ¿Qué quiere decir cuando afirma que su mayor talento es “traer el pasado al presente con un mayor espesor”? –Dylan caza fantasmas, sombras, cuerpos desenterrados, ya sea en forma de leyendas, canciones, melodías, fragmentos de poemas, fabulaciones, rumores que se resistieron a morir durante dos siglos, y los convierte en canciones de cuna que de inmediato parecen haber sido cantadas desde siempre y, a la vez, parecen revelar sus secretos por primera vez. ¿Quién fue Blind Willie McTell? Si no lo sabés, esta canción