INFORMACION GENERAL
Miércoles 3 de febrero de 2010
I
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Hitos de la catástrofe aérea que conmocionó a la Argentina 31-8-1999
19-5-2000
18-9-2003
18-2-2008
➷ Dolor en el Aeroparque.
➷ Acusan al piloto por un error.
➷ La quiebra de la compañía aérea.
➷ El comienzo del debate. La causa
Un Boeing 737 de la empresa LAPA no pudo despegar y se estrelló a metros de la pista; 65 personas murieron en ese accidente.
A partir de las grabaciones de la caja negra, se responsabilizó al fallecido piloto, Gustavo Weigel, por ignorar las alarmas.
La Justicia determinó el remate de los bienes de LAPA, cuyos aviones habían continuado en operaciones hasta abril de 2003.
por la tragedia del Aeroparque sumó más de 2000 horas de audiencias durante casi dos años, hasta la sentencia de ayer.
Nadie irá preso por la tragedia de LAPA El tribunal libró de culpa al presidente, al vice y a otros cuatro acusados, y sentenció a dos gerentes a tres años de prisión en suspenso GUSTAVO CARABAJAL
Recuerdos de más de una década de sufrimiento
LA NACION Nadie irá preso por la tragedia del avión de LAPA en la que murieron 65 personas, en la mayor catástrofe aérea ocurrida en la Argentina. Ayer, en una resolución que no fue unánime, el Tribunal Oral Federal N° 4 condenó a tres años de prisión en suspenso a dos de los ocho imputados por el hecho ocurrido el 31 de agosto de 1999, cuando un Boeing 737 de LAPA se incendió luego de seguir de largo en la pista del aeroparque Jorge Newbery al intentar despegar. La lectura del veredicto tuvo que ser interrumpida durante 20 minutos debido a que algunos de los familiares de las víctimas, indignados por las absoluciones del presidente y el vicepresidente de LAPA, comenzaron a golpear el vidrio blindado que separaba al público de los jueces. El fallo llegó diez años y medio después de la tragedia, tras un juicio oral que duró casi dos años y cuando faltaban cuatro meses para que prescribieran las acusaciones. Las condenas por estrago culposo recayeron sobre Valerio Diehl y Gabriel Borsani, ex gerente de operaciones y ex jefe de línea B-737 de LAPA. Debido a que se trata de una pena en suspenso ninguno de ellos irá preso, aunque deberán presentarse ante la Justicia para comunicar un posible cambio de domicilio o pedir autorización para salir del país. Para ellos, la fiscalía había pedido tres años y medio de prisión efectiva. La polémica llegó cuando el tribunal absolvió a Gustavo Deutsch y Ronaldo Boyd, presidente y gerente general de LAPA, respectivamente; a Fabián Chionetti, que 45 días antes de la tragedia había reemplazado a Borsani en la gerencia de Operaciones, y a Nora Arzeno, gerente de Recursos Humanos. Salvo para Arzeno, la fiscalía también había pedido la cárcel para ellos. Con respecto al comodoro Damián Petersen (director de Habilitaciones en la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad, de la Fuerza Aérea) y Diego Lentino, director del Instituto de Medicina Aeronáutica y Espacial, el tribunal dispuso sus sobreseimientos por prescripción de la acción por el paso del tiempo. Estaban acusados de incumplimiento de los deberes de funcionario público. Los fiscales Carlos Rívolo y Guillermo Friele anticiparon a LA NACION que, tras conocer los fundamentos, apelarán la sentencia ante la Cámara de Casación Penal. Lo mismo hará Hugo Wortman Jofre, querellante por parte de familiares de las víctimas. Como se dijo, no fue un fallo unánime. Al contrario de sus colegas Jorge Gorini y Leopoldo Bruglia, la jueza María Cristina San Martino consideró que Deustch, Boyd y Chionetti también tuvieron responsabilidad en la tragedia y, por lo tanto, debían ser condenados a tres años y medio de prisión de cumplimiento efectivo, al igual que Borsani y Diehl. Si bien el tribunal informó que los fundamentos de la sentencia se conocerán el 31 de marzo, fuentes judiciales informaron que, luego de un debate que duró dos años, los magistrados consideraron que Diehl y Borsani fueron culpables de estrago culposo seguido de muerte por poner a cargo del avión accidentado a un piloto y un copiloto que tenían antecedentes negativos. Eran las 19.05 cuando el secreta-
El relato de familiares y sobrevivientes
Marisa Beiró, sobreviviente, es consolada por Antonio Etcheverry, padre del copiloto
Gustavo Deustch, antes de escuchar su absolución FOTOS DE SOLEDAD AZNAREZ
EL ESCENARIO
La teoría de la autoría mediata FERNANDO RODRIGUEZ LA NACION
El tribunal, en pleno, antes de la lectura del veredicto rio del tribunal, Eduardo Méndez, comenzó a leer el veredicto. Durante los primeros cinco minutos el funcionario judicial se refirió a los rechazos de las nulidades planteadas por las defensas.
Los incidentes Pero la furia y la indignación estallaron al llegar el momento de leer las absoluciones de Deustch y Boyd. En ese momento, cuatro familiares de las víctimas que ocupaban la primera fila de asientos comenzaron a golpear los vidrios blindados. Ninguno de los imputados giró la cabeza para mirar a los familiares. Deustch, de traje azul, pantalón claro y camisa color verde agua, se quedó estático en un rincón. Siguieron los insultos y gritos contra los jueces, y las patadas contra los vidrios. “Este fallo es una vergüenza nacional. Mataron otra vez a nuestros hijos”, exclamaron al unísono algunos familiares. Valeria, hija de uno de los 60 pasajeros fallecidos, rompió en llanto y sacudía los brazos en alto, mientras miraba acusadoramente a los jueces. Dos filas más atrás, en el medio de la sala, Marisa Beiró, una sobreviviente de la tragedia, lloraba sin consuelo. Ella viajaba en la fila 3 del lado de la
ventanilla aquel aciago 31 de enero de 1999. Sus ocho compañeras de la empresa de cosmética en la que trabajaba y con las que había viajado a Buenos Aires no lograron salvarse. Ella sufrió quemaduras en el 65% de su cuerpo. Estuvo un año internada y debió someterse a 57 operaciones. Antonio Etcheverri, padre de Luis, el copiloto del avión, que perdió la vida en el accidente, intentaba contenerla. Después de veinte minutos, al reanudarse la lectura del veredicto, se conocieron las condenas contra Diehl y Borsani, tercero y cuarto en la escala jerárquica de la aerolínea. Esto no conformó a los familiares, que gritaron “condenaron a dos perejiles”. Para ellos, con este fallo, la tragedia de LAPA, la suya, sigue impune.
Encuesta. ¿Está de acuerdo con el veredicto por la tragedia de LAPA? comunidad.lanacion.com.ar/encuestas Especiales multimedia. El accidente y la sentencia. especiales.lanacion.com.ar/multimedia Fotogalería. La tragedia aérea del Boeing 737 de LAPA. www.lanacion.com.ar/fotos
Era el de la tragedia de LAPA, a priori, un fallo relevante para la historia de la aeronavegación argentina, pues sería la primera vez que la Justicia examinaría la eventual responsabilidad de los escalones de conducción de una aerolínea por los garrafales y, finalmente, trágicos errores de los pilotos de una nave. Con la sentencia en el papel, queda claro que no será por una condena judicial que la catástrofe ocurrida hace más de diez años en el Aeroparque se convertirá en un punto de inflexión en la cultura operacional de la aeronavegación nacional. Sin detenidos ni condenas ejemplarizadoras, el fallo tampoco les da a los familiares de los muertos y a los sobrevivientes de la tragedia un mínimo de paz, la necesaria sensación de que tanta pérdida merecía castigo. En un sistema que para el gran público es “opaco” (¿quién sabe qué instrucción recibe un piloto, en qué condiciones están los aviones, cuál es el estado de pistas, radares e instrumentales de asistencia a vuelos?), quizá la tragedia de LAPA haya dejado enseñanzas a los operadores del sector aéreo. El fallo se enfocó sólo en la responsabilidad de los jefes directos de Gustavo Weigel y Luis Etcheverry, piloto y copiloto del fallido vuelo. La fiscalía esperaba probar que la forma en que se hacían las cosas en LAPA, instilada desde la conducción de la compañía, fue una de las causas de la acción irresponsable de los
pilotos que, contra todos los avisos y reglamentos, olvidaron por negligencia hacer sus tareas y condujeron a la muerte a 60 pasajeros, a una azafata, a dos automovilistas y a sí mismos. * * * Ese razonamiento guarda paralelismo con el que fue eje central de discusión por el incendio en Cromagnon, en el que resultaron condenados Omar Chabán (gerenciador del local), el manager del grupo Callejeros (ambos, coorganizadores del show) y un jefe de la comisaría de Once. Los jueces evaluaron que era posible identificar a un responsable por el incendio distinto de quienes materialmente lo habían provocado. En ese espejo, los bengaleros serían a Cromagnon lo que los pilotos a LAPA. En Cromagnon, los jueces consideraron que los organizadores, como tales, estaban obligados a cumplir con todas las medidas para asegurar las condiciones óptimas de realización del show, uno en el que el peligro era real porque el público usaba bengalas. Los condenaron por omitir su deber de dar seguridad a los asistentes. Los fiscales del caso LAPA, al igual que la jueza que ayer votó en disidencia en el fallo, sostuvieron que la conducción de la empresa debía asegurar el cumplimiento de las óptimas condiciones de operación de los vuelos. Y que antes del accidente habían tenido suficientes indicios (entrenamientos reprobados o aprobados con “lo mínimo”, desapego a las normas) para saber que el piloto no daba la talla para garantizar un vuelo seguro.
Miguel Angel Correa era un abogado cordobés que detestaba viajar en avión, pero su trabajo lo obligaba a hacerlo dos veces al día. Por la mañana iba de Córdoba a Buenos Aires a trabajar y por la noche regresaba a atender a sus cuatro hijos, de los cuales era el único responsable. Hacía tiempo que se había separado de su esposa y, a diferencia del común de las familias, fue el hombre, en este caso, quien se hizo cargo de sus hijos. El mayor, también llamado Miguel Angel Correa, tenía 26 años cuando tuvo que afrontar la difícil noticia y ponerse al frente de su familia. Enterrar los restos carbonizados de su padre fue un golpe muy duro, pero peor fue enterarse, pasados dos meses, de que se trataba de un error, de que ese cuerpo era de otro pasajero. “Sólo el 8 de marzo de 2000, seis meses después del accidente, pude enterrar a mi papá”, cuenta Miguel, que recuerda esa fecha como un momento de paz. La misma paz que esperaba sentir después de la sentencia. “No fue fácil llegar hasta acá”, insiste. Carmen Callori de Ternavasio, por su parte, perdió a su hijo Rubén Ternavasio, un ingeniero de 28 años. El siempre viajaba por la empresa Southern Winds, pero esa vez no consiguió pasaje y tomó el vuelo de LAPA. Luego del hecho, Carmen se enfermó y tuvo que someterse a muchas operaciones por severos problemas de salud. Otra familia que recibió un cuerpo equivocado fue la de Raúl Nasi. No era el de su esposa, Silvia Medeot. A este padre de dos hijos, que en ese momento tenían 5 y 7 años, se le dio vuelta el mundo con la noticia. “Fue algo muy terrible porque cambió toda mi vida, todos mis proyectos. Tuve que cambiar todo. De repente no entendés qué pasa y con ese dolor me tuve que organizar”, relata este hombre, cuyo duelo tomó cinco años. Hoy, acompañado de sus hijos, Raúl viaja de Córdoba a Buenos Aires en busca de justicia y sin quitarse la remera negra con la frase: “LAPA, cárcel por las 65 condenas a muerte”. Rafael Dobon sobrevivió al horror del cual aún tiene graves secuelas: el 35 por ciento de su cuerpo está quemado. Sufrió 26 operaciones, pero tuvo la oportunidad de vivir. Este hombre todavía busca cómo explicarles a sus hijos Lucía, que en ese entonces tenía tan sólo tres años, y Javier, de 9, lo que ocurrió. Con mucha bronca e impotencia, Dobon sólo espera que todo lo sucedido haya servido para algo.
Ana Falbo
Indignación y dolor de los familiares Duros cuestionamientos hacia los magistrados; críticas del ex piloto y cineasta Enrique Piñeyro El fallo causó desolación e indignación entre los sobrevivientes de la tragedia y los familiares de las víctimas mortales. Varios de ellos estuvieron en el subsuelo de la sala donde se dio a conocer la sentencia que los dejó desconsolados. “Estos jueces no tienen perdón, son una vergüenza. Lo único que falta es que culpen a los pasajeros”, dijo, con gran dolor, Rubén Alavi, cuyo hermano Enrique fue uno de los 60 pasajeros fallecidos al estrellarse el avión de LAPA segundos después de intentar el despegue en el Aeroparque. Una posición similar expuso Antonio Etcheverry, padre de Luis, el fallecido copiloto del avión: “Fue horrible el fallo, es un bochorno. Estos jueces no tienen dignidad”. Las fuertes críticas al tribunal
fueron una constante en el relato de los allegados a las víctimas. “Es una vergüenza, han comprado pruebas y la Justicia se ha prestado a eso. Esto demuestra que si uno tiene plata no hay Justicia que lo alcance. Sólo condenaron a dos pobres hombres que estaban trabajando”, aseveró un familiar de Aldo Serrano y Laura Pérez, muertos en el accidente. Conmovidos por la sentencia que absolvió a los directivos de la ex compañía aérea, los sobrevivientes fueron muy contundentes en sus quejas. “Creo que es un mal sueño. Esto fue una fantochada, todo se mueve con dólares. Acá se maneja mucho dinero y los abogados de LAPA les ofrecieron plata a mis abogados. Me vinieron a buscar para que hablara a favor de ellos y no lo hice. Yo iba
en ese avión con ocho amigas que murieron todas, estoy destruida”, afirmó a la prensa Marisa Beiró, una de las personas que se salvaron la noche del accidente.
Enojo de Enrique Piñeyro Unos pisos arriba de la sala de audiencias, Enrique Piñeyro, ex piloto de LAPA y cineasta, compartió el fastidio de los deudos. “Este es un día nefasto”, sintetizó quien debutó en la pantalla grande con Whisky Romeo Zulu, una película basada en la tragedia del 31 agosto de 1999. “El fallo es escandaloso, inexplicable por la cantidad de documentación que se aportó durante el juicio para sostener las acusaciones. Yo mismo le anticipé, por escrito y dos años antes, a Fabián Chionetti, entonces gerente
de operaciones de LAPA, que un suceso así podía ocurrir en cualquier momento”, explicó Piñeyro. En medio de la polémica por su decisión, los integrantes del tribunal oral emitieron un comunicado para fijar su posición más allá de la sentencia. Según leyó el secretario del tribunal, Eduardo Méndez, el proceso no estuvo influido por “factores y presiones externas”. Se aseguró que los jueces actuaron con “estricto profesionalismo” y que terminaron el juicio “con la absoluta convicción de haber cumplido con su rol”. Por su parte, el abogado de la querella, Hugo Wortman Jofre, señaló: “Las víctimas estaban esperando un fallo más ejemplarizador, y responsabilizaron solamente a las personas que estaban más cerca del piloto”.
Uno de los deudos, indignado al conocer las primeras absoluciones SOLEDAD AZNAREZ