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espectáculos
| Martes 9 de abril de 2013
La imponente escenografía de Alberto Negrín, en el nuevo escenario de esta emblemática sala porteña
FOTOS MARCELO GÓMEZ
Mozart y Salieri, en la calle Corrientes
estreno. Oscar Martínez vuelve a trabajar en Amadeus, la pieza que lo consagró en 1983, pero esta vez en la piel del rival
del gran genio, encarnado ahora por Rodrigo de la Serna; con esta obra comienza la nueva etapa del Metropolitan Citi Dos generaciones de artistas
Viene de tapa
Algo parecido le sucede a De la Serna. Viene de protagonizar junto con Joaquín Furriel Lluvia constante, de Keith Huff, también con dirección de Daulte y este nuevo contacto con el director lo moviliza mucho. “En verdad, es un gran contraste –explica–. Lluvia constante es un texto muy contemporáneo y ahora me estoy metiendo en el siglo XVIII y con un personaje como Mozart, un ser irreverente para su época. Sin dudas es un desafío muy interesante. Y, además, trabajar con Oscar por quien siento un respeto y una admiración enorme. Sé lo que significó aquella puesta de los años 80, que aún está en la memoria de mucha gente, sobre todo por el gran trabajo de Oscar. Él ha tenido la delicadeza y la amabilidad de abrirse completamente. Ha sido muy generoso conmigo.” Peter Shaffer construye este texto a partir de un dato que no ha podido corroborarse nunca, pero con el que a muchos les ha gustado especular. Salieri mata a Mozart porque no tolera la capacidad creativa de ese hombre joven y con un talento descomunal. El punto de partida es interesante, le posibilita al dramaturgo presentar a los dos personajes en una dimensión bien compleja en cuanto a sus conductas, a la vez que va pintando una época social y política. Martínez cuenta que esta versión (producida por Pablo Kompel, Eloísa Cantón y Bruno Pedemonti) “muestra muy bien la compleja relación de Mozart y Salieri. Entre ellos, hay amor y odio, pero también admiración, envidia. Salieri era un hombre muy virtuoso, incluso en el sentido religioso de
Oscar Martínez, en una escena con Gerardo Chendo y Guido Botto Fiora la palabra. Era un hombre de valores morales muy altos. Conoce a Mozart y descubre que es un ser procaz, pero cuando escucha su música, reconoce que roza lo sagrado. «Yo que fui un hombre virtuoso y altamente moral, y esta criatura obscena, este engendro, es capaz de escribir esta música», dice en un momento. Salieri es el único que se da cuenta de que Mozart es un genio. Desafía a Dios, usa como chivo expiatorio a Mozart porque siente que Mozart es la criatura favorita de Dios y que a través de él afirma su presencia en la Tierra. Y entonces ahí aparecerá una lucha a muerte”. Refiriéndose a su personaje, Rodrigo de la Serna explica que Mozart
en sí mismo es un abismo. “Es una personalidad muy mundana, con muchísimos matices. Una personalidad increíble, de una hondura y un respeto profundísimo por su padre, por la autoridad y también de una rebeldía y un desparpajo inusitado. Una libertad poco común, en aquella época y no sólo a nivel social, sino además creativo. La obra muestra la faceta más mundana de este personaje, pero con sus raptos de inspiración impresionantes que tanto inquietan a Salieri y a la corte de su tiempo, que no está preparada para una sinceridad tan absoluta.” “Mozart hizo mucho por su destrucción –explica Oscar Martínez,
quien construyó su conducta en escena hace 30 años–. Era como un rockero autodestructivo. A Salieri no deja de trastornarlo. Cuando escucha su música, se da cuenta de que es lo que él llama la música de Dios. Salieri tiene lo que hoy son los valores más codiciados: fama, mucho dinero y poder. Sin embargo, envidia el genio. Hoy es todo lo contrario, se envidia la fama, el dinero y el poder.” El elenco se completa con Verónica Pelaccini (como Constance Mozart), Paula Trucchi, Ana Fontán, Diego Jaraz, Juan Carrasco, León Bara, Jorge Priano, Gerardo Chendo, Guido Botto Fiora y León Bara.ß
Dos puestas, un mismo texto Consultado acerca de las características de las puestas de Amadeus en 1983 y 2013, Oscar Martínez reconoce: “La visión de Cecilio Madanes era más tradicional, grandilocuente, muy operística. La escenografía era imponente, en cada situación bajaban unos decorados que mostraban el ambiente en el que se desarrollaba la acción. Duraba cerca de tres horas. La actual es una versión reducida. El lenguaje escénico es otro, es muy moderno. Es muy interesante ver cómo un espacio abstracto se va convirtiendo en diferentes ámbitos de un modo muy minimalista, económico en términos expresivos. Esta puesta de Javier Daulte tiene un ritmo más veloz y hasta aparece una música contemporánea. La relación entre Mozart y Salieri presenta mayores complejidades”. Afirmarse sobre el escenario Si bien Rodrigo de la Serna tiene una prolífica carrera actoral, su labor se ha destacado mayormente en cine y televisión. Ésta es la segunda producción que realiza en teatro comercial y eso lo moviliza sobremanera. “En realidad –dice–, hice teatro entre los 12 y los 20 años de una manera vocacional, underground. Mi vi-
Un nuevo texto de Santiago Loza en manos de Cristian Drut en el abasto. Estrena El mal de la montaña,
una pieza discursiva de “mucha claridad y dificultad”, apunta que el director Laura Ventura PARA LA NACION
Hay un vértigo, una enfermedad, un dolor inmenso que aúna e iguala a quienes atraviesan por el duelo de una relación que agoniza. En ese acantilado, con la vista fija en el precipicio, se mueven los personajes de El mal de la montaña, dirigida por Cristian Drut. Santiago Loza escribió esta obra poética sobre aquel momento, una especie de limbo, que cautivó al realizador para llevar a escena. Con otra metáfora sobre la naturaleza y las alturas, pero ésta mucho más diáfana y placentera, Drut habla de Loza: “Él está en la cresta de la ola”. Desde hacía mucho tiempo,
ambos querían trabajar juntos y Drut estuvo a punto de dirigir Pudor en animales de invierno. “Los textos de Santiago me remiten a los universos de Bernard-Marie Koltès y JeanLuc Lagarce”, dice el realizador. A ambos los une cierta timidez, se sincera Drut, quien encontró en este texto un guión que, por momentos, le sabe a poesía. “Como todos sus materiales, tiene mucha claridad y dificultad. No es una obra de situación dramática, sino más bien discursiva, y en cada soliloquio hay mucho brillo”, opina Drut, de esta obra, interpretada por Patricio Aramburu, Pablo Cura, Julián Krakov y Natalia Señorales. Drut se burla un poco del rótulo que lo ubica como “director de
Cristian Drut, este año, también trabajará en el CETC y en el Cultural San Martín obras extranjeras”. Es cierto que ha llevado a escena a autores contemporáneos, como Sarah Kane (Crave), Martin Crimp (En el campo) o Apenas el fin del mundo (Jean-Luc Lagarce), entre otras, pero el año próximo dirigirá a un autor argentino en el Teatro 25 de Mayo. “A veces me gustaría hacer cosas no tan
«bajón». Pero por ahora la comedia no me sale”, dice, mientras ríe. A punto de cumplir 40 años, Drut habla de sus primeros contactos con el teatro, en el seno de una familia de clase media judía dedicados al comercio. “En mi casa se apreciaba cierto mundo cultural, pero como espectadores. No
MARiAnA ARAujO
había nadie vinculado a la actuación.” En la familia que él formó junto a su mujer, Cecilia, escenógrafa, y sus dos hijos pequeños, se respira teatro. Formado en las aulas de Ricardo Bartís y Augusto Fernandes, ahora ejerce como docente en el IUNA y se acaba de incorporar en la cáte-
da me fue llevando por el cine y la televisión, y recién volví a hacer teatro con Lluvia constante. Descubrí la actuación a través del teatro. Estar sobre las tablas es un placer que no quiero dejar de tener. Siento que puedo crecer mucho como actor. El verdadero aprendizaje y la verdadera batalla del actor están ahí, en el escenario. En este momento de mi vida, me atrae mucho más hacer teatro que cine.” El deterioro de una sociedad Oscar Martínez señalaba que hoy se envidia la fama, el dinero y el poder antes que el genio. ¿Por qué sostiene esto? “Creo que estamos viviendo la crisis de una civilización entera, que se derrumba. El pragmatismo económico, el haber convertido el dinero en Dios, es nuestro mayor pecado. Me impresiona ver cómo en los últimos cincuenta años cambió el mundo, cambiaron los valores. Fuimos educados en la cultura del trabajo, la honestidad. El deterioro de la Argentina es trágico, es de una gran tristeza. La educación pública, la salud pública, cuestiones importantísimas en este país hoy son terribles. Sólo se podrá recuperar dentro de cincuenta años y con una clase dirigente intelectualmente muy preparada y honesta.”
dra de Dirección de la EMAD, a cargo de Laura Yussem: “No quiero sonar demagógico, pero cuando era alumno, pensaba que sabía muchísimo, más de lo que sé ahora. Este momento, como docente, es el verdadero momento de aprendizaje”. Incansable, y con una agenda completa para 2013, Drut estrenará el 25 de julio Atentados contra su vida, de Martin Crimp, en el Centro Cultural San Martín, con la agrupación Los Hermanos McKenzie, y con las actuaciones de Analía Couceyro, Carolina Tejeda, Lucrecia Gelardi, Macarena Suárez, Cecilia Czornogas, Pablo Cura e Ignacio Rodríguez de Anca. También fue convocado por el director de cine Gastón Solnicki (Papirosen) para realizar en conjunto Stravinsky Boxing Club, un espectáculo para el centenario de La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky, que se presentará en el Centro de Experimentación del Teatro Colón. “Creo que nunca voy a encontrar a una obra de texto que me deslumbre con su primera lectura. Sí, hay una especie de primera intuición. Como ocurre con una relación, tenés que dar un par de besos para coparte. Me voy entusiasmando en el affaire”, resume.ß
El mal de la montaña texto de Santiago Loza y puesta de Cristian Drut Teatro, Abasto Social Club (Yatay 666) Funciones, los domingos, a las 18