Misterioso vértigo La provocación y su fracaso

10 jul. 2010 - un aire de extrañeza o absurdo. Lo doble aparece en lo que Casas llama la “Voz Ex- traña”, eso que habla en los entresijos del ego, allí donde ...
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CRÍTICA DE LIBROS

HORLA CITY Y OTROS POR FABIÁN CASAS EMECÉ 214 PÁGINAS $ 69

POESÍA

Misterioso vértigo F

abián Casas (1965) une su origen literario al trabajo de los poetas Daniel Durand y Darío Rojo en la revista 18 Whiskies, cuyos dos únicos números perfilaron en parte ese grupo de poetas urbanos que escribieron durante el menemismo y que suele denominarse “poesía de los noventa”. Junto a los dos primeros libros de D. G. Helder (El faro de Guereño y El guadal), Segovia, de Daniel Durand, Verde y blanco, de Martín Prieto, Barrio trucho, de Juan Desiderio o Unos días, de Carlos Battilana, entre otros, el primer libro de Casas, Tuca, con el cual se inicia esta compilación –que reúne toda su poesía, además de un libro inédito–, fue una de las primeras manifestaciones de una poesía que miraba lo más inmediato, el espacio familiar y el ámbito del barrio, donde las personas y las cosas recuperaban una densidad referencial a veces atravesada por una presencia epifánica, súbitamente diluida en melancolía, en tedio, en leve sarcasmo, con un lenguaje comunicativo y directo, aunque nunca enfático. De ese libro, el poema “Paso a nivel en Chacarita” fue emblemático, y su po-

Casas MARCELO GÓMEZ

tencia responde menos a lo que dice que a lo que oculta: un hecho traumático de la experiencia. En Casas ese hecho, reiterado en varios de los inolvidables poemas de su primera época, tanto de Tuca como de El salmón, es la temprana muerte de su madre. Por ello, la particular fuerza de su poesía reside en la combinación exacta de sentimiento y reticencia, entre la ironía y la pérdida, y el uso de una atención que parece derivar y desviarse de su objeto para que éste se exalte mejor. Casas retoma y supera aquella mezcla

de lo culto y lo popular que fue original en la poesía de los años sesenta: el aura retorna a una tapa de la revista Batman, al futbolista Daniel Willington, a la música de Led Zeppelin, o a la princesa Leila de La guerra de las galaxias, como huellas mágicas al uso de un pasado ideal, tickets para una función poética. El guiño culto, a la vez, es tan usual como la lectura de un diario, aunque con la máxima intensidad: “Pound’s station”, “No estoy en bata comiendo naranjas al sol”, “El spleen de Boedo”. Estas alusiones se unen a la anécdota, como alegorías instantáneas y así el poema busca lectores cómplices, cofrades. Aquel temprano uso que dice algo más allá de lo efectivamente dicho se complejiza desde Oda hacia una dimensión donde se manifiesta lo doble, que da a lo representado un matiz de exaltación mitológica –el pasado de la infancia– o un aire de extrañeza o absurdo. Lo doble aparece en lo que Casas llama la “Voz Extraña”, eso que habla en los entresijos del ego, allí donde la poesía enuncia como si poseyera a otro. Ese mismo otro que po-

NARRATIVA EXTRANJERA

a mejor carta de presentación de Chuck Palahniuk (Portland, Oregon, 1964) es un mito alimentado por él mismo y sus fans: durante las lecturas públicas de “Tripas”, un relato sobre escabrosos accidentes en sofisticadas sesiones masturbatorias, los participantes más sensibles de la audiencia se desmayaron de espanto. La habilidad para hurgar en las leyendas urbanas, el deseo y la perversión, a la busca del relato “más ofensivo que pueda escribir”, dio frutos interesantes. Entre ellos, su célebre epopeya nihilista, El club de la pelea; una crónica de padecimientos existenciales de los adictos al sexo en Asfixia, o una reescritura del terror en Fantasmas. Pero la búsqueda del impacto sórdido puede ser también un

Jorge Monteleone © LA NACION

SNUFF

La provocación y su fracaso L

see al yo es el “Horla”, figura inspirada en el cuento de Guy de Maupassant. El Horla dicta la poesía desde otro lugar y el poema va a su encuentro. Boedo se transfigura entonces en otro sitio, en otra tópica llamada “Horla City”, donde lo real está ligeramente duplicado en una zona de vaga incongruencia hecha con sus fragmentos y reminiscencias. En los mejores poemas de Casas, que abundan, el realismo de los primeros libros se transforma en eso que, como la voz extraña de un horla, nombra lo real, a través de anécdotas, relatos mínimos, personajes, circunstancias que parecen cotidianas pero que rodean un enigma, una suspensión, una revelación inminente que no aparece del todo en el poema sino en lo que le resta al lector luego del último verso. Acaso el gran logro de la poesía de Casas reside en ser legible, amigable mientras que, paradójicamente, su legibilidad ampara un misterio, cuando el yo se pregunta: “¿Por qué camino con vértigo por la línea de sombra?”.

límite. Es el caso de Snuff, una novela que quiere llevar al extremo la degradación perversa de la pornografía, como si la industria fílmica no hubiera explorado ese aspecto hasta agotarlo. La novela transcurre durante la filmación de una gang bang, subgénero en el que una persona mantiene relaciones sexuales con la mayor cantidad de parejas posible. Cassie Wright, una figura olvidada, intenta dejar su legado y superar el récord de Annabel Chong (estrella porno de la vida real que, por su proeza, figura en el Guinness), y recibir atención sexual de seiscientos hombres. Los narradores del emprendimiento son el Señor 72, un joven que cree ser el hijo que Cassie tuvo en su juventud y dio en adopción; el Señor 137, un actor de te-

levisión arruinado por un escándalo sexual; el Señor 600, experimentado actor porno que llevó a Cassie al negocio con engaños y abusos, y Sheila, la asistente personal de la diva, con su propia agenda secreta. Tras la telenovelesca trama familiar, de un patetismo más o menos humorístico y con giros más bien previsibles, Palahniuk, preso de la estructura del texto y del género, se abandona a la acumulación de datos y anécdotas, curiosos pero repetitivos. Las listas se suceden: proezas del porno, datos sobre los tatuajes de bandas de mafiosos, sobre Hitler y la creación de la muñeca inflable, sobre diferentes formas de ejercicio vaginal, de tratamientos de rejuvenecimiento, de drogas y sus efectos, sobre la muerte de

POR CHUCK PALAHNIUK MONDADORI TRAD.: JAVIER CALVO 199 PÁGINAS $ 49

actores y productores de Hollywood, y el destino post mortem de Toto, el perro de El mago de Oz. Una galería de excentricidades enmarcada por una descripción repulsiva y caricaturesca, pero no original, del mundo del porno. En su búsqueda del shock de sus aciertos anteriores, Palahniuk sólo consigue en Snuff algunas escenas hilarantes por su imaginación desbocada, excepciones en un relato tan tedioso como puede llegar a serlo una de esas películas una vez agotados sus usos prácticos. Martín Lojo © LA NACION