La segunda venida de Cristo - Recursos Escuela Sabática

27 sept. 2014 - Nuevo Testamento por Pablo (1 Corintios 15:54, 55), y por Juan ... 2 Richard P. Lehman, “Segunda venida de Jesús”, en Aldo Orrego, ed., ...
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Casa Publicadora Brasilera Comentarios de la Lección de Escuela Sabática III Trimestre de 2014 Las enseñanzas de Cristo

Lección 13 (20 al 27 de septiembre de 2014)

La segunda venida de Cristo Adenilton Tavares de Aguiar

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Introducción Ningún otro tema de la Biblia es más mencionado que el regreso de Jesús. Está ampliamente afirmado en el Antiguo Testamento, y confirmado en el Nuevo. El propio Jesús habló en varias oportunidades acerca de su venida en gloria. A su vez, nuestros pioneros consideraron con atención el tema de la segunda venida. Sólo antes del chasco de 1844, cerca de 4.500 sermones acerca de la venida de Cristo fueron predicados y esparcidos en aproximadamente ocho millones de panfletos. Si los profetas del Antiguo Testamento, los apóstoles, el propio Jesús, y nuestros pioneros le adjudicaron tanta importancia a este tema, ¿no debiéramos nosotros hacer lo mismo? El teólogo Richard Lehman comenta: “Para los autores del Antiguo Testamento, así como Dios libró a su pueblo de Egipto, así lo libraría de la esclavitud de este mundo en el ‘día del Señor’ (Isaías 13:6, 9; Ezequiel 13:5)”. 2 Isaías 13:9, el primero de los dos textos citados como ejemplo por este autor, dice: “El día del Señor viene, terrible, de ira y ardiente furor, para asolar la tierra, y raer a sus pecadores”. Unos versículos antes, la advertencia aparece con la suficiente vehemencia como para no ser pasada por alto: “Gemid, porque cerca está el día del Señor, vendrá como destrucción del Todopoderoso” (versículo 6; énfasis añadido). El segundo pasaje, afirma: “No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado muro alrededor de la casa de Israel, que resista la batalla en el día del Señor”. Otros textos son importantes para comprender la noción de lo que los profetas del Antiguo Testamento consideraban acerca de la venida de Jesús: “El sol se volverá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Señor” (Joel 2:31). La expresión “en aquél día” (Zacarías 14:9; Isaías 25:9) también es común en el Antiguo Testamento. En Isaías 24, se encuentra en un pasaje que fue utilizado en el Nuevo Testamento por Pablo (1 Corintios 15:54, 55), y por Juan (Apocalipsis 7:17; Pastor, graduado en Teología y Letras, con Maestrías en Ciencias de la Religión y Teología Pastoral. Editor de la publicación especializada Revista Hermenéutica, autor de diversos artículos y libros en el área de la Teología Bíblica. Actualmente es docente de Teología en el Seminario Adventista Latinoamericano de Teología, sede Cachoeira, estado de Bahía, Brasil. 2 Richard P. Lehman, “Segunda venida de Jesús”, en Aldo Orrego, ed., Tratado de teologia adventista del séptimo día. (Buenos Aires: ACES, 2009), p. 1004. Recursos Escuela Sabática © 1

21:4). Vale la pena transcribirla: “El Señor destruirá a la muerte para siempre, enjugará toda lágrima de todos los rostros, y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra. El Señor lo ha dicho. En ese día se dirá: ‘¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y nos salvará. Este es el Señor a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación’” (Isaías 25:8, 9). Además de éstos, podemos encontrar en el Antiguo Testamento otras referencias a la venida de Jesús, tal como la expresión “en aquél tiempo” que aparece en Daniel 12:1. Sin dudas, este es un tema bastante explorado en el Antiguo Testamento, y retomado en el Nuevo.

La promesa Desde el punto de vista humano, la tristeza que inundó el corazón de los discípulos cuando Jesús habló acerca de la muerte que enfrentaría pronto, no era antojadiza. Parecía que todas sus esperanzas se acabarían en la tumba. Pero Jesús los sorprendió con las palabras registradas en Juan 14:1-3: “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si así no fuera, os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y cuando me vaya y os prepare lugar, vendré otra vez, y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, vosotros también estéis”. El tema que se estaba tratando era su muerte inminente. Súbitamente, como quien corta el flujo del pensamiento, habló acerca de su segunda venida. Sólo más adelante ellos entenderían lo que Él había intentado decir en aquella memorable cena, al recordar los eventos relacionados a su resurrección y ascensión. El mismo Juan que noes cuenta esta historia fue reanimado durante su exilio en Patmos con la reafirmación de la promesa del retorno. Jesús visitó a su antiguo amigo, y una vez más le aseguró: “Mira que vengo pronto. ¡Dichoso el que guarda las Palabras de la profecía de este libro!” (Apocalipsis 22:7). Y, nuevamente: “Yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada uno según su obra” (Apocalipsis 22:12). Y otra vez: “El que testifica de estas cosas, dice: ‘Ciertamente, vengo en breve’. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!” (Apocalipsis 22:20). ¿Cómo dudar? En el momento de la ascensión, a medida que la imagen de Jesús se hacía más pequeña a los ojos de aquellos hombres y mujeres cuya vida ya no sería jamás la misma, era grande en el corazón el sentimiento de lo que hoy llamaríamos “nostalgia”. Aun con los ojos fijos en el cielo, dos ángeles aparecieron trayendo palabras que para ellos se convirtieron en un decidido aliento: “¿Por qué quedáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de vosotros al cielo, volverá del mismo modo en que lo habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). ¡Esas mismas palabras continúan alentándonos hoy! Tal como lo afirma una antigua canción, estos ángeles estaban intentando decir que aquello era un “¡Hasta pronto!”, y no un “¡Adiós!”. Se estima que el retorno de Jesús es mencionado cerca de 2.500 veces en la Biblia. Pero es en el Nuevo Testamento que encontramos las referencias más claras. El apóstol Pablo escribió: “Porque la gracia de Dios que trae salvación, se manifestó a todos los hombres, y nos enseña… a vivir en este siglo sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos la bendita esperanza, la gloriosa aparición de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:11-13). Recursos Escuela Sabática ©

El autor de Hebreos habló acerca de la esperanza que henchía el corazón de los cristianos de la iglesia primitiva: “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez, para quitar los pecados de muchos. Y la segunda vez, sin relación con el pecado, aparecerá para salvar a los que lo esperan” (Hebreos 9:28). Y más adelante, encontramos esta contundente afirmación; “Porque dentro de muy poco, el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Hebreos 10:37). Pedro, posiblemente citando Isaías 65:17 y 66:22, añadió: “Pero, según su promesa, nosotros esperamos un ci9elo nuevo y una tierra nueva, donde habita la justicia” (2 Pedro 3:13). El hecho de que el verbo esperar aparezca en la primera persona del plural indica que esa esperanza era compartida por el grupo de cristianos del primer siglo.

El propósito de la segunda venida de Jesús Podemos enumerar algunos objetivos de la segunda venida de Jesús. Pocos días antes de su muerte y resurrección, en uno de sus últimos diálogos con los discípulos, Él mencionó algunas palabras que mantendrían viva la esperanza de toda una generación de peregrinos a lo largo de los siglos: “Vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, vosotros también estéis” (Juan 14:3). Jesús vendrá para llevarnos a la casa del Padre, para vivir juntos para siempre. Los ángeles tendrán una parte fundamental en ese día. La Biblia dice que ellos “juntarán a los elegidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31). Esta es una forma de decir que nadie que se haya preparado para ese encuentra será dejado de lado. No importa en qué punto del planeta nos encontremos en ese día, un poderoso ángel nos encontrará y nos llevará a los brazos de Dios. Jesús también vendrá para ponerle fin a nuestra larga lucha contra el pecado. El apóstol Pablo dice: “Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad” (1 Corintios 15:53). A esto lo denominamos “glorificación”. En sintonía con este pensamiento, Juan nos dice: “Cuando Cristo aparezca, seremos semejantes a Él” (1 Juan 3:2). Según las palabras registradas en Apocalipsis 22:12, Jesús también vendrá para recompensar a los fieles: “Yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada uno según su obra”. Una corona de gloria inmarcesible nos aguarda. Esta es la confianza expresada por el apóstol de los gentiles: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, que me dará el Señor, Juez justo, en aquél día. Y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:8; énfasis añadido). Sin embargo, ese también será un día de juicio, en el cual Él apartará los buenos de los malos (Mateo 25:31, 32). Así como los justos tienen una recompensa que recibir, los impíos también recibirán la retribución por sus decisiones: “De acuerdo a sus hechos, así retribuirá con ira a sus enemigos, y pagará a sus adversarios… Y desde el occidente reverenciarán el Nombre del Señor, y desde el sol naciente su gloria. El enemigo vendrá como río crecido, pero el Espíritu del Señor levantará bandera contra Él” (Isaías 59:18, 19). No obstante, esto tendrá lugar basado en un juicio previo, al cual denominamos “juicio investigador previo al advenimiento” (Daniel 7:10). Finalmente, el retorno de Jesús establecerá el Reino eterno y universal de Dios (Daniel 2:44, 45), en el cual se restablecerán las condiciones edénicas. “Ciertamente el Señor consolará a Sión, consolará todas sus soledades, cambiará su desierto en paraíso, y su soledad como el huerto del Señor. Se hallará en ella alegría y gozo, Recursos Escuela Sabática ©

alabanza y voz de cantar” (Isaías 51:3). “Y dirán: ‘Esta tierra que había sido asolada, ha venido a ser como el jardín del Edén’. Y estas ciudades que estaban desiertas y arruinadas, han quedado fortificadas y habitadas” (Ezequiel 36:35). Adán podrá tener de vuela el jardín del Edén restaurado, el cual será “mucho más hermoso ahora que cuando él fue expulsado”. 3 Dios podrá reunir nuevamente en su paraíso no solo a la primera familia de la tierra, sino también a todos aquellos que, a lo largo de la Historia, amaron su venida. Una nueva era se iniciará, pero no a partir de la antigua. Jesús declaró: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). ¡Una nueva creación dará inicio a un día eterno!

¿De qué manera vendrá Jesús? Cuando las ángeles llegaron a consolar a los discípulos en el día en el que Cristo retornó al Cielo, luego de su ministerio en la tierra, ellos dijeron que Él volvería “del mismo modo” en que lo habían visto ir al cielo. Los ángeles “en otras palabras, declararon que el mismo Señor que acababa de dejarlos –un Ser personal, de carne y hueso, no una entidad espiritual (Lucas 24:36-43)– volvería a este mundo. Su segunda venida sería tan literal y persona como su ascensión”. 4 En Mateo 24:30 y Apocalipsis 1:7 encontramos la información de que todos los pueblos de la tierra verán la venida de Jesús. Además de ello, hay un lamento de parte de todas las personas que no se prepararon para ese evento. Si lo harán, es porque tendrán conocimiento del hecho. Eso refuta la idea de que la venida de Jesús será un evento secreto. Además, a partir de estos textos podemos afirmar que la venida de Jesús será un evento universal, siendo que todos los pueblos la verán. La Biblia también informa que el retorno de Cristo será un evento audible. Hay tres expresiones en 1 Tesalonicenses 4:16 que permiten arribar a esta conclusión: a) se dará “su voz de mando”; b) se escuchará “su voz de arcángel” y c) resonará “la trompeta de Dios”. Con seguridad, esa voz de mando, la voz de arcángel y el toque de la trompeta provocarán una conmoción sonora que será escuchada en los cuatro puntos cardinales del planeta.

¿Cuándo vendrá Jesús? El mismo Jesús nos informa que “nadie sabe la hora, ni aun los ángeles del cielo, sino mi Padre solo” (Mateo 24:36). Lógicamente, puede parecer extraño que el propio Hijo no supiera la hora en la que Él vendría. El versículo no debiera ser comprendido de ese modo. “Es muy cierto que ese versículo ha sido utilizado por los enemigos del evangelio para probar que Jesús no fue otra cosas que un hombre con un conocimiento limitado, así como lo somos nosotros. También ha sido usado por personas sinceras, pero equivocadas, para demostrar que Jesús se despojó de los atributos de la divinidad cuando vino a este mundo como hombre. Ninguna de esas interpretaciones es verdadera […] Nunca hubo un tiempo en el que Él no fuera plenamente Dios […] Jesús sabía que volvería nuevamente, y con frecuencia habló de

Elena G. de White, El conflicto de los siglos, p. 706. Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Creencias de los Adventistas del Séptimo Día (Buenos Aires: ACES; 2ª ed., 2007), p. 375. Recursos Escuela Sabática © 3 4

su segunda venida, pero no pertenecía a su función como Hijo, determinar el día de su venida”. 5 Partiendo del Comentario bíblico de Clarke, podemos asimilar que una traducción alternativa para este versículo sería: “Acerca del día y la hora, no le competa a nadie revelarla, ni a los ángeles, ni siquiera al Hijo, sólo al Padre”. 6 El énfasis de este versículo reside en el hecho de que el día y la hora de la venida de Jesús no fueron revelados. Eso significa que debemos estar constantemente preparados. No obstante, tenemos indicios de que la venida de Jesús se acerca con mucha rapidez. Eventos en la naturaleza (Apocalipsis 6:12; Mateo 24:29); 7 el despertar en el mundo religioso (Daniel 12:4; Apocalipsis 14:6, 7); la confusión en el mundo religioso (Mateo 24:5, 11); problemas sociales diversos, como guerras (Mateo 24:6), disputas entre las naciones (Mateo 24:7), hambre (Mateo 24:7), epidemias (Mateo 24:7), el materialismo y egoísmo exacerbados (Mateo 24:12); degeneración religiosa y moral (2 Timoteo 3:1-5), todas son señales del pronto retorno de Jesús a la tierra. Una lectura atenta de Mateo 24 demuestra que ese capítulo de Biblia se parece más a una página del diario de cualquier día, con sus aterradoras noticias de desastres sociales, morales y naturales. Con seguridad, ese uno de los capítulos de la Biblia más esclarecedores acerca del pronto regreso de Jesús. Otra señal sorprendente de la venida de Jesús la encontramos en la segunda carta de Pedro: “Ante todo, sabed que en los últimos días, vendrán burladores, que sarcásticos, andarán según sus bajos deseos, y dirán: ‘¿Dónde está la promesa de su venida? Desde que los padres durmieron, todas las cosas siguen como desde el principio de la creación’” (2 Pedro 3:3, 4). El hecho de que fácilmente nos encontremos con personas que desdeñan la esperanza de aquellos que creen con sinceridad que Jesús volverá a la tierra es, en sí misma, una evidencia de su retorno inminente. Mientras que muchos continúan escarneciendo a aquellos que creen con todas sus fuerzas que un evento sobrenatural cambiará la historia del mundo, la profecía bíblica se mantiene segura al afirmar que Él vendrá, según las palabras del autor de Hebreos: “Porque dentro de muy poco, el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Hebreos 10:37).

Velar y estar preparados Siempre que la Biblia menciona la venida de Jesús, no se detiene en el cuándo. De hecho, se limita a informar que el día se acerca rápidamente. La preocupación se dirige hacia la necesidad de velar y estar listo. Esa es la nota tónica de Mateo 24. MacDonald, W., & Farstad, A. Believer's Bible Commentary: Old and New Testaments. Nashville: Thomas Nelson, 1997, (Marcos 13:32). 6 Clarke, A. Clarke's Commentary: Mark. Albany, OR: Ages Software, 1999, (Mc 13:32). 7 En la lista de Juan, la primera señal en la naturaleza, la cual precedería a otras señales, es un gran terremoto. Creemos que esa profecía se cumplió en el gran terremoto de Lisboa, ocurrido el 1º de noviembre de 1755. Veinticinco años después, para ser más exactos, el 19 de mayo de 1780, los Estados Unidos de América testimoniaron un oscurecimiento solar que impresionó a todo el mundo. Esa misma noche, cuando apareció la luna, lo hizo como su fuera una gran bola de sangre. El 13 de noviembre de 1833, hubo una torrencial lluvia de estrellas. En la profecía bíblica, estos eventos señalan el inicio del tiempo del fin. Recursos Escuela Sabática © 5

El Comentario bíblico adventista informa que, “para ilustrar la importancia de estar atento, Jesús pronunció seis parábolas: la del portero (Marcos 13:34-37) que aquí aparece condensada en un versículo (Mateo 24:42)-, la del padre de familia (versículos 43-44), la de los siervos fieles y los siervos malos (versículos 45-51), la de las diez vírgenes (capítulo 25:1-13), la de los talentos (versículos 14-30), y la de las ovejas y los cabritos (versículos 31-46)”. Y añade: “Los cristianos no deben aguardar el retorno de su Señor sin hacer nada. Mientras esperan y velan, deben ocuparse en obedecer a la verdad y en trabajar fervorosamente en favor de otros”. 8 Elena G. de White menciona que “Dios no le da a nadie el mensaje de que pasarán cinco, diez o veinte años antes que termine la historia de esta tierra. No quiere dar excusa a ningún ser viviente para demorar la preparación para su advenimiento. No quiere que nadie diga, como el siervo infiel: ‘Mi Señor tarda en venir’, pues esto conduce al temerario descuido de las oportunidades y los privilegios que se nos dan a fin de que nos preparemos para ese gran día. Todo aquel que pretende ser siervo de Dios, está llamado a prestar servicio como si cada día fuera el último”. 9 Vivir como si “cada día fuera el último”, en eso consiste estar constantemente listo. Eso es lo que Dios espera de cada uno de nosotros.

Conclusión Examinando con atención 1 Tesalonicenses 4:16, 17, notamos que la venida de Jesús será el momento de un gran reencuentro. El apóstol Pablo dijo que los muertos en Cristo resucitarán y los vivos serán transformados. ¡Hay esperanza para los que duermen el sueño de la muerte! Serán despertados de ese profundo sueño y acordarán con un cuerpo incorruptible e inmortal (1 Corintios 15:53-55), y se unirán a los que estarán vivos en esa ocasión para encontrar al Señor en los aires. Pablo dice: “Y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17). Al final del libro de Apocalipsis, Jesús menciona en tres ocasiones la urgencia de su venida (Apocalipsis 22ç´:7, 12, 20). En dos ocasiones, dice: “Vengo pronto”. Pero, para que no queden dudas acerca de esto, en la tercera, es más enfático: “Ciertamente, vengo en breve”. Y la respuesta de Juan fue: “¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!”. ¡Que esta también sea nuestra respuesta!

Pr. Adenilton Tavares de Aguiar

Profesor Seminario Adventista Latinoamericano de Teología Cachoeira, Bahía (Brasil) Traducción: Rolando Chuquimia © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA 8 9

Comentario bíblico adventista, tomo 5, p. 493. Elena G. de White, ¡Maranata: El Señor viene!, p. 106. Recursos Escuela Sabática ©