La otra televisión: renovada vigencia de un puente

la cultura, hoy llamado Otra trama, un ciclo que lleva 16 años en el aire,. 12 de ellos en la televisión pública, y que logró permanecer en gestiones muy diversas ...
2MB Größe 6 Downloads 39 vistas
2

|

espectáculos

| Lunes 17 de septiembre de 2012

La otra televisión: renovada vigencia de un puente cultural

Los conductores emblemáticos

resistencia. Los hacedores de algunos de los ciclos más destacados aseguran que la clave está

en pensar formatos que fortalecen las herramientas televisivas, lejos del acartonamiento Viene de tapa

Gigliola Zecchin, conocida como Canela, la cálida conductora de Colectivo imaginario, cumple diez años al frente del ciclo que se emite por Todo Noticias (TN) y casi 50 de trabajo en televisión. Según cuenta, para la creación del formato, conjugó su experiencia radial, en un ciclo cultural llamado Generaciones, que se emitió en Radio Nacional y la del programa El periodismo que viene, también de la señal TN. “Nuestra intención fue hacer siempre un programa inclusivo que presentara un contrapunto continuo entre los autores consagrados, canónicos y los artistas emergentes, que representaran una ruptura –explica la conductora–. El mensaje más frecuente es que el programa genera una continuidad, un hábito de contacto con la cultura. A mí me alienta mucho cuando me dicen: «Termina el programa y me da ganas de salir y hacer algo». En un mundo sin ganas, eso me parece muy bueno.” Hoy, con mucho aire y experiencia, Canela sostiene que la clave para perdurar con un programa de estas características está en aprender del error. “Sólo equivocándote te das cuenta de lo que no tenés que hacer”, dice, y asegura que los contenidos ligados al mundo del arte y la cultura tienen sus particularidades: “Si vos vas a transmitir un partido de fútbol o el derrumbe de un edificio, todo el mundo sabe de lo que estás hablando. En el arte, los puntos de apoyo no existen o son lejanos. Tenemos que informar contextualizando de otra manera. Sin caer en el didactismo.” Otra de las conductoras paradigmáticas de la televisión cultural, ligada también al mundo de las letras, es Silvia Hopenhayn, quien ha formado parte de la programación de Canal (á) con formatos muy diversos, desde los inicios de esa señal, hace ya 15 años. El fantasma fue el ciclo que sirvió como puntapié para el comienzo de una serie de propuestas que abordaron, de manera creativa e innovadora, el universo literario. “En mi caso, la transición a la televisión fue más bien juguetona porque le tenía miedo a la alienación y, como mi juego favorito era el juego de las palabras y en ese momento había como una especie de tribu cultural que se iniciaba en la imagen, pero de manera absolutamente underground, empecé haciendo El fantasma, pero en tugurios de Buenos Aires. La idea fue siempre la misma: la del encuentro entre el lector y el escritor. Después, tomó forma de estudio de televisión.” Luego de El fantasma, surgieron otros formatos, también conducidos por Hopenhayn: La crítica, un ciclo de críticos itinerantes; La lengua suelta, con debates sobre temas que proporcionaba la literatura (los animales, la violencia en el policial, la política en las novelas de los setenta, etcétera); La página en blanco, una especie de pupitre de encuentros con poetas, columnistas y críticos en el que había un proceso de escritura conjunta; Biografías fantásticas, en el que se reconstruían las biografías de los personajes más emblemáticos de la ficción literaria; 10 libros inolvidables; Policiales de colección, y el formato que actualmente conduce, Mujeres x hombres, que explora las experiencias literarias en las que “un hombre inventa una mujer por escrito”. En contraste con quienes tienden a pensar que la palabra poética y la literatura resultan lejanas al dispositivo televisivo, Hopenhayn sostiene que la palabra poética es “primordialmente una imagen” y que resulta “la más potente para hacer televisión”.

Silvia Hopenhayn Estuvo al frente de El fantasma y otros ciclos como Biografías fantásticas y, actualmente, Mujeres x hombres. Forma parte de la programación de Canal (á) desde sus inicios.

Gigliola Zecchin (Canela) está al frente de Colectivo imaginario desde hace ya diez años “No tenés por qué ser didáctico. La transmisión no necesariamente es pedagógica, Puede ser pasional, de suspenso, indagatoria...”, opina la conductora. En cuanto a las claves para pensar y realizar este tipo de formatos, Hopenhayn asegura que es necesario trabajar con un equipo de realización afín, y sugiere: “Para mí, hay que dejar que aparezca la imagen del objeto de arte que uno está trabajando. La imagen vendría a ser el mapa del territorio. No es: «Bueno, filmo a una persona hablando sobre este libro». Es encontrar qué se puede ver con lo que se pinta, qué se puede ver con lo que se escribe, o qué se puede ver con lo que se escucha. Es encontrarle un campo visual a una obra de arte que puede no estar planteada en imágenes, pero que sí puede dispararlas”. Desde la TV pública Otro de ejemplo de permanencia en los contenidos culturales televisivos es el de Osvaldo Quiroga, creador y conductor de El refugio de la cultura, hoy llamado Otra trama, un ciclo que lleva 16 años en el aire, 12 de ellos en la televisión pública, y que logró permanecer en gestiones muy diversas. “En principio, todos los programas de cultura tienen una audiencia que en la televisión es poco y en la cultura es mucho. En algún punto, siempre sos un poco un intruso en la televisión. Estás haciendo algo que no es lo que se hace habitualmen-

te”, reflexiona el conductor, y cuenta que si bien la permanencia de El refugio de la cultura estuvo en riesgo, allá por 2005, logró seguir al aire con el apoyo de escritores, artistas y de su fiel público. En cuanto a los desafíos de hacer un programa de esas características, Quiroga dice: “Cuando hacés un programa de cultura y sos parte de ese fenómeno, o le ponés el cuerpo o no lo podés hacer. Hacerlo implica tratar de orientar, de señalar dónde hay cosas que desde lo estético son valiosas. No es todo lo mismo. Tenemos que tener espectadores nuevos, artistas nuevos, y tratar de que la gente joven esté siempre presente... A la televisión cultural le hace falta mayor visibilidad. Que haya más programas que se dediquen a todo lo que refiere a la cultura y que traten de demostrar que no es aburrida. Ojalá los programas de cultura pudiéramos tener algo de la vitalidad, de la potencia que tiene un concierto de rock”. Un exponente más reciente, ligado a los contenidos educativos, es el de Adrián Paenza, conductor de Alterados por pi, el ciclo que se propone hacer de las matemáticas un universo más accesible y lúdico. Este programa, que emite el canal Encuentro, permaneció por cinco temporadas y se prepara para grabar la sexta. En cuanto a la búsqueda del formato, su productora ejecutiva, María Marta Scarano, cuenta que

las primeras dos temporadas fueron las de un programa de estudio, creado sobre la base de los libros de Adrián Paenza. Pero luego, a partir de lo que sucedía en las charlas públicas de Paenza en eventos como la Feria del Libro, se decidió incorporar la presencia del público. Así fue como, luego de una temporada de prueba en un teatro, desembocaron en el formato final, que incorporó una suerte de invasión matemática en la que el conductor y su equipo montan su set de televisión en una escuela. “Lo que pasó con este formato de las escuelas es que generó mucha mística y tuvo mucha más repercusión para el programa –cuenta Scarano–. Para mí, la clave para hacer este tipo de programas es no olvidarse de que es televisión, o sea, poder contarlo de la manera más visualmente atractiva. En la medida en que vos uses los recursos que la televisión facilita, la gente va a querer verlo. La irrupción del canal Encuentro es eso: intentar que los contenidos tengan un interés. Por otro lado, no tener la presión del rating también te permite crear con más libertad.” Con formatos reformulados que potencian las herramientas creativas de la televisión, los programas culturales y educativos logran mantenerse en el tiempo, resistir a la inmediatez y permanecer fieles a un público que ya no tiene que resignar entretenimiento por contenido.ß

Los siete locos, en sus 25 años “La cultura es un derecho que tenemos todos. Es el derecho al pensamiento, a la reflexión”, opina Cristina Mucci, quien cumple ya 25 años al frente de Los siete locos, un programa pionero en el rubro cultural. El formato, cuya idea surgió en medio del renacer democrático, fue conducido primero por la dupla que conformaron Mucci y Tomás Eloy Martínez y, luego, por Mucci y Carlos Ulanovsky. Finalmente, terminó siendo conducido por su creadora. Pasó por Canal 13, Canal 7, luego estuvo en el cable –en Canal (á)– para regresar finalmen-

te a la TV Pública, donde sigue hasta hoy. “Fuimos cambiando muchas cosas. Lo que nunca yo cambié ni voy a cambiar es la charla en el piso. Sentarme yo y conversar con invitados. Porque ésa es la esencia del programa. Obviamente que hay tiempos y demás, porque es televisión. Pero que se pueda cerrar una idea, eso solamente se logra con la charla”, explica. Responsabilidad La conductora, por cuyo programa pasaron escritores de la talla de Ray Bradbury, Mario Vargas Llosa, José Saramago y

Carlos Fuentes, sostiene que el panorama de la televisión actual es “lamentable” y destaca el rol social que debería asumir como medio. “Me gustaría que hubiera mucho más lugar para la cultura. La televisión se mete en las casas, entonces hay una responsabilidad. Es un medio social de una llegada extraordinaria que tiene un rol que cumplir y hoy, salvo los canales públicos, los canales comerciales no lo cumplen para nada. Me parece que falta un poco de riesgo, porque la gente lo agradece, lo espera. La televisión podría ser una herramienta educativa increíble.”ß

Foto: archivo/tony valdez

Cristina Mucci Es la conductora y creadora de Los siete locos (La Televisión Pública), un ciclo dedicado a la literatura y a otras expresiones, que cumplió ya 25 años. Por él pasaron Ray Bradbury, Mario Vargas Llosa y José Saramago, entre otros.

Potenciar lo mejor de dos universos análisis Marcelo Stiletano LA NACiON

E

sa mezcla de frase despectiva y lugar común que asociaba la propia idea de un programa cultural en TV con la solemnidad y el aburrimiento hace tiempo que resulta insostenible. Ya no hay argumentos creíbles para sostener que una cosa trae a la otra. La propia TV, en un sano ejercicio de autoinmunización, ha logrado producir los anticuerpos necesarios para ahuyentar ese virus. Lo hizo cuando entendió que la cultura funciona como cualquier otro género televisivo y también puede ser atractivo y rentable si saca provecho del lenguaje visual que identifica al medio y le otorga su esencia. Las mejores expresiones de la TV cultural de hoy están en movimiento. Viajan por el mundo, innovan en materia escenográfica, eluden las fórmulas fijas, se abren a fecundas integraciones. Hasta canales de nicho como elgourmet. com lograron con éxito en algunos de sus ciclos amalgamar propuestas culturales con su especialidad culinaria, trayendo a la actualidad –por ejemplo– la historia de célebres platos o banquetes. ¿Esto significa que el modelo clásico de programa cultural apoyado en el diálogo sin salir de un estudio no sirve más? La actualización no debería hacerse a expensas de sus fuentes de origen. El valor de la palabra resulta insuperable y los programas “tradicionales” podrán conservar su lugar en la medida en que sepan elegir a sus invitados y guíen las conversaciones por senderos amenos, provocativos y estimulantes. De otra manera, se exponen a un inexorable anquilosamiento que un televidente siempre abierto a la sorpresa y refractario a la rutina no tardará en percibir.ß

Adrián Paenza Es el conductor que logró hacer la matemática más accesible y divertida, y prepara ya la sexta temporada del programa Alterados por pi, que emite Encuentro.

Osvaldo Quiroga El periodista es el creador y conductor de El refugio de la cultura (hoy, Otra trama), un programa dedicado a diversos lenguajes artísticos con 16 años en el aire, emitido por la Televisión Pública.

Juan Sasturain Condujo Ver para leer (en Telefé) y Disparos en la biblioteca (Televisión Pública), en los que incorporó novedosos recursos. Hoy conduce Continuará... en Encuentro.

Pantallas argentinas Por Julia Montesoro

exhibición // recorrida internacional

Siete largometrajes y diez cortos componen la programación del primer festival de cine argentino que se está desarrollando en Sydney y Melbourne (Australia). La muestra, que comenzó el jueves último, se inició con la proyección de El último Elvis (Armando Bo) y prosigue con Aballay, el hombre sin miedo (Fernando Spiner), El campo (Hernán Belón) y El cielo elegido (Víctor González), entre otras. Simultáneamente, con la exhibición de La suerte está echada, dirigida por Sebastián Borensztein, se inauguró –también el jueves 13– un festival de cine argentino en Pekín. Esta

muestra se prolongará hasta el 7 de octubre, y abarca propuestas como Mentiras piadosas (Diego Sabanés), Dormir al sol (Alejandro Chomski) y El dedo (Sergio Teubal).

producción // lista para estrenar

El 8 de noviembre se conocerá la comedia negra Ni un hombre más (inicialmente titulada Guiso de iguana), protagonizada por Valeria Bertuccelli, Martín Piroyansky, Juan Minujín, Emme y Luis Ziembrowski. Es la ópera prima del guionista Martín Salinas, y gira en torno de un encargado de una hostería en la selva del iguazú, que recibe como huéspedes a una pareja que llega

con un muerto y cien mil dólares en el baúl del auto.

acerca de los casos que investiga el comisario Lascano, apodado “El perro”. El inicio del rodaje está previsto para mediados de 2013.

proyecto // adaptación

Se puso en marcha el proyecto de llevar a la pantalla grande Los hombres te han hecho mal, versión de la novela homónima de Ernesto Mallo, que dirigirá Gonzalo Calzada, también realizador de La plegaria del vidente, estrenada meses atrás. El propio Mallo adaptará su novela, un policial negro ambientado en el submundo de la trata de mujeres, que reunirá “un elenco importante”, según contó a la nacion Esteban Mentasti, uno de los productores ejecutivos del largo, que se basará en la tercera novela de la saga

personaje // oesterheld según solá

Valeria Bertuccelli, en Ni un hombre más

Magnífica composición de Héctor G. Oesterheld acaba de hacer Miguel Ángel Solá, protagonista de Germán, últimas viñetas, miniserie de trece capítulos codirigida por Cristian Bernard y Favio Nardini. En la serie acerca del creador de “El Eternauta”, basada en libros del guionista de historietas Luciano Saracino, también trabajan Claudio Rissi, Gabriel Fernández, Gustavo Garzón y Paula Reca, entre otros.ß