Espectáculos
Viernes 4 de junio de 2010
LA NACION/Página 5
MUSICA POPULAR Entrevista con Paco Huidobro
Los Odio!, un súper grupo a la mexicana La banda toca hoy en el Centro Cultural Recoleta Entre hoy y el domingo se rea- Argentina. Pero lo que allí suena lizarán las últimas tres jorna- dista de lo que se verá esta noche das del tercer festival gratuito en el Centro Cultural Recoleta. Ciudad Emergente, y entre las “Yo empecé a hacer una serie de ofertas musicales del encuentro canciones sin saber muy bien qué se distingue la participación de iba a ser de ellas. Hice unas veinte Los Odio!, una suerte de súper y la primera es de 2000. Las iba gragrupo mexicano conformado por bando en mi estudio y guardando Paco Huidobro (líder de Fobia y hasta que un día decidí empezar hermano de Micky, de Molotov), a tocarlas. Lo llamé a Tomás, el Quique Rangel (Café Tacuba), Tito baterista, y a un amigo bajista, Fuentes (Molotov), Jay de la Cueva pero éste no vino a uno de los pri(Fobia y Moderatto) y el baterista meros shows y apareció Quique, Tomás Pérez. que se ofreció a ocupar el puesto. Paco Huidobro, autor de la ma- Después nos pusimos a grabar el yoría de las canciones y voz can- disco en los ratos libres de cada tante de este seleccionado, cuenta uno, pero a la hora de editarlo no que Los Odio! es una excusa para nos acordábamos de quién había que un grupo de amigos se jun- grabado cada cosa. Fue un proceso te a tocar y pasar muy lento y largo. Ahora el grupo tieun buen rato. “No se va a convertir ne un sonido muy “Son los músinunca en algo distinto al del disserio –promete–. co. Lo importante cos ideales para En México mucha es que ésta es la gente nos ha dicho gente con la que compartir banque no nos parecequiero trabajar, mos ni a Molotov, son los músicos da y para pasar ni a Café Tacuba ideales para comuna tarde coni a Fobia, y eso es partir un proyecto lo que queremos, y para pasar una miendo pizzas” que no se parezca. tarde comiendo Queremos hacer lo pizzas.” que se pueda con A la hora de las las herramientas que tenemos referencias, el pulso punk y el más a la mano.” sonido de Pixies son dos de los Una manera de salir de la rutina espejos en donde se miran Los que cada uno tiene con su banda, Odio! Pero a qué se debe este de eso se trata el cuarteto. “A fin nombre. “Es un sentimiento por de cuentas por más pasionales el que todos pasamos, por ejemplo, que seamos nuestros grupos se en un momento del día con el convirtieron en trabajo y están tránsito o en tu trabajo, cuando llenos de obligaciones. Por eso te enojas con todos y te dan ganas son ocasionales las reuniones de desaparecer del planeta. Pero de Los Odio! Con las agendas tan también es un juego de palabras complicadas que tenemos en estos porque todos son Los Rolling tres años que llevamos juntos fue Stones, Los Ramones, Los Beatmuy difícil juntarnos siquiera les y ahora también están Los para sacarnos unas fotos.” Odio! Pero no estamos enojados, Paco, Quique, Tito, Jay y Tomás es parte de la burla a pequeñas ya tienen un primer disco, confor- situaciones cotidianas que nos mado por canciones compuestas, pueden molestar mucho.” en su mayoría, por el líder de Fobia Sebastián Espósito y recientemente editado en la
¿Los Rolling Stones? ¿Los Beatles? No, Los Odio! Puro rock azteca
Destacados de Ciudad Emergente N Satan Dealers. A las 17.30 en la sala Villa Villa. A las 18, en el microcine, se proyectará el film Roskilde, de Ulrik Wivel, estrenado en el último Bafici. N Los
Odio! más una sorpresa.
Hoy, a las 21, toca el cuarteto mexicano. Luego, a las 22, cierre internacional sorpresa.
N Buen día día. Mañana, a las 20, documental sobre Miguel Abuelo, de Sergio Constantino y Eduardo Pinto. A las 21, Poncho, en la Terraza. N Iluminate. El colectivo de hip hop se presentará el domingo, a las 20.30 en la sala Villa Villa. A las 21, en la Terraza, cierre sorpresa. En el C. C. Recoleta, Junín 1930.
ADRIAN QUIROGA
Ricardo Mollo abrió el concierto con la frase: “Después de ocho años... no pasó nada”, en alusión al tiempo que se tomó el grupo en editar un nuevo disco
La aplanadora de la psicodelia-folk Divididos presentó su esperado nuevo álbum, Amapola del 66, en el Luna Park y junto a muchos músicos folklóricos Excelente ((((( Divididos, anteanoche, en el Luna Park. Ricardo Mollo en guitarra, Diego Arnedo en bajo y Catriel Ciavarella en batería. Músicos invitados: Micaela Chauque en voz y aerófonos, Peteco Carabajal en violín, Raúl Tolaba y Facundo Nardone en guitarras, el grupo Los Amigos de Vilca, Juan Saavedra y Sandra Farías en danza y bombos, Rubén Patagonia en voz, Fortunato Ramos en erke, Ciro Fogliatta en órgano hammond y Fabiana Cantilo, Isabel de Sebastián y Claudia Puyó en coros.
Primero, digámoslo rápido, acorde con las urgencias mediáticas de estos tiempos online: fue un concierto tremendo, otra noche de rock de alto vuelo en el Luna Park. O digámoslo en ciento cuarenta caracteres: Divididos en escena es una impactante máquina sin frenos que, en 2010, entrelaza con total naturalidad la psicodelia rockera y el folklore. Ahora sí, entonces, contemos el cuento que bien podría empezar con las palabras con las que Ricardo Mollo abrió anteanoche la presentación porteña del nuevo álbum del trío más potente del rock argentino: “Después de ocho años... no pasó nada”, dijo el guitarrista en una de esas frases que suelen no decir nada, pero que logran sintetizar el espíritu de toda una noche (casi como aquel “gracias... totales” de Gustavo Cerati en el primer adiós a Soda Stereo). Allí está el álbum en cuestión, Amapola del 66 (editado ocho años después de su predecesor, Vengo del placard de otro) para darles crédito a las palabras de Mollo. El mismo rock y el mismo amor por las raíces folklóricas que
el trío arrojó sobre la mesa rockera desde aquella obra fundamental de los años 90 que es La era de la boludez; aunque cada vez más pública y abierta, en donde ahora también encuentran lugar referentes del género como Peteco Carabajal, Fortunato Ramos o Rubén Patagonia. La versión nuevo milenio de Divididos incluso refuerza el costado psicodélico del rock de fines de los años 60, del que Mollo ha hecho culto desde niño, uniendo el “Light My Fire” de The Doors y el “Voodoo Chile” de Jimi Hendrix –grabados en el primero y segundo álbum de la banda, respectivamente– con el explícito homenaje al año fundacional del rock argentino en el título Amapola del 66 y con el cover lumínico de “With a Little Help From My Friends”, de los Beatles (aunque con referencias puntuales a la versión que inmortalizó Joe Cocker en el festival de Woodstock en 1969), con el que anteanoche Divididos prácticamente cerró el concierto (con la ayudita de sus amigos Ciro Fogliatta en órgano hammond y Claudia Puyó, Fabiana Cantilo e Isabel de Sebastián en coros). Entre “El arriero” de Atahualpa Yupanqui de apertura y el bis con “Nextweek” de Sumo, hubo tres horas de música en las que convivieron las trece canciones del flamante álbum (“se fumaron todo el disco”, dijo Mollo segundos antes de que su amigo y compañero de ruta Diego Arnedo arengara a los fans ultraortodoxos con eso de “ahora un poco de rock, que nunca viene mal”) con apenas media docena de temas del resto
de su discografía. Un show capicúa que contó con la faceta más rockera del trío al principio y al final y que dejó un extenso espacio en el medio dedicado al perfil más folklórico de estos hombres huecos.
La peña eléctrica “Hombre en U”, “Buscando un ángel”, “Mantecoso” y “Muerto a laburar” bajaron la bandera de largada en estricto orden de track list de Amapola del 66 y confirmaron las sospechas: las nuevas canciones mantienen el estilo aplanadora intacto y a los más jóvenes en estado de pogo permanente. Luego llegarían “Vientito del Tucumán” y “Par mil”, temas que sedaron a las fieras y dejaron aire para el segmento folklórico y el aluvión de músicos invitados. “Avanzando retroceden” en la voz de Arnedo (el debut oficial del bajista como cantante, en plan pop sensible), acompañado por Micaela Chauque, artista salteña que, como varios de los que subieron anteanoche al escenario del Luna Park, participaron del concierto que abrió esta etapa del grupo en marzo pasado, en Tilcara y a los pies de los cerros jujeños. Así las cosas, se sucedieron las imágenes de peña eléctrica: Peteco Carabajal (¿el nuevo violín ácido del rock?) y los bailarines Juan Saavedra y Sandra Farías para la chacarera “La flor azul”, compuesta por Mario Arnedo Gallo, padre de Diego; el grupo Los Amigos de Vilca interpretando la etérea “Guanuqueando”, y el logrado doblete “Senderos”/“Jujuy” (pertenecientes al último trabajo) que dio
paso al momento punk de la jornada: el músico tehuelche Rubén Patagonia, a mitad de camino de “Cristóforo Carcanú”, en pleno trance performático, con invocación de espíritus y poncho incluido. Un delirio total. Tanto que hasta hubo alguien en las plateas que se animó a recordar alocadas madrugadas en Cemento. “Mañana en el Abasto”, con el ya clásico toque de erke de Fortunato Ramos, cerró esta suerte de segundo acto que, habrá que aceptar, no logra el mismo efecto hipnotizador que con los cerros tilcareños de fondo (y eso nada tiene que ver con la impecable puesta escenográfica, que incluyó tres pantallas de alta definición y juegos de luces para todos los gustos). Tiempo entonces de un poco de rock, como señaló Arnedo, donde temas nuevos (“Todos”, “Perro funk”) se cruzaron con clásicos para caricias ásperas (“Rasputín”, “El 38”, “Aladelta”), un cover más (“Sucio y desprolijo”, de Pappo’s Blues) y una dedicatoria para Cerati en el final con “Amapola del 66”. Una seguidilla adrenalínica que permitió que el joven baterista Catriel Ciavarella desplegara todos sus trucos de palillos sanguíneos que le hicieron ganar un lugar junto a la pareja Mollo-Arnedo, con tres décadas de convivencia inseparable. Lo dicho: después de ocho años... no pasó nada. Divididos sigue siendo el trío de rock más contundente y volado del país, aunque ahora les quepa mejor lo de aplanadora de la psicodelia-folk.
Sebastián Ramos