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Sábado 26 de enero de 2008
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Vidas paralelas
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Heath Ledger tenía insomnio y consumía somníferos (ext. izq.). Amy Winehouse (izq.) tuvo que entrar a rehabilitación por sus adicciones. Estas sustancias habrían sido el motivo de la muerte de Brad Renfro (arr.). Drew Barrymore (abajo), una sobreviviente de Hollywood AP
Jóvenes estrellas al borde del abismo Las muertes de Heath Ledger y Brad Renfro revelan el descontrol y la soledad en las que viven los famosos Por María Fernanda Mugica De la Redacción de LA NACION Era joven, famoso, buen mozo, y tenía una promisoria carrera en Hollywood. Heath Ledger tenía todo aquello con lo que muchos sueñan... pero no podía dormir. La muerte de Ledger fue sorpresiva y opacó otra muerte ocurrida exactamente una semana antes. Brad Renfro, otro actor, menos famoso, un poco más joven, también fue encontrado muerto en su casa de Los Angeles. El primero, con su interpretación del Guasón en la nueva película de Batman, estaba en el momento justo en que se terminaba de definir como un actor de carácter dejando atrás el papel de galán. Renfro, en cambio, luchaba por convertirse en la estrella que prometía ser cuando se hizo conocido, a los 12 años, participando de El cliente, de Joel Schumacher. Pero algo se interpuso en sus caminos y los condujo a la muerte. En ninguno de los dos casos se sabe cómo fue su final (todavía no están los resultados de las autopsias), pero hay hipótesis y rumores que indican que estos dos actores, como muchos otros en Hollywood, estaban viviendo al límite. Y un día lo cruzaron. En el caso de Ledger, después de ser encontrado muerto en su departamento en Nueva York, circularon diversos rumores encabezados por la posibilidad de que se tratara de un suicidio, lo cual fue desmentido por su familia. Las llamadas que la masajista que lo encontró muerto hizo a otra joven actriz, Mary-Kate Olsen, antes de llamar al 911, le agregan algo de misterio al caso y, a pesar de que no se encontraron drogas ilegales en el departamento del actor, también se barajó el consumo de las mismas como posible causa de su muerte. El testimonio de la ex secretaria de Naomi Campbell, que dijo haber visto a la modelo y al actor consumiendo cocaína y éxtasis en varias oportunidades, se suma a otros que indican que posiblemente tuviera problemas con las drogas. En el caso de Renfro, su problema con las drogas y el alcohol era bien conocido. Desde sus comienzos en el cine, el actor batalló contra sus adicciones y en 1997 fue condenado a dos años de probation por intentar robar un yate. Más tarde fue detenido por
posesión de heroína y por conducir bajo los efectos de alcohol y drogas. Tuvo algunos intentos de rehabilitación, pero no había podido salir del pozo en el que se encontraba. La noche anterior a su muerte había estado tomando alcohol con amigos. Con Ledger sucedió algo distinto. A pesar de los rumores de adicción a las drogas, el actor no había tenido ningún problema con la ley ni había protagonizado escándalos. Varios colegas y amigos han señalado que el único problema que tenía Ledger era un insomnio insoportable. En una entrevista con el New York Times, Ledger dijo que tenía problemas para conciliar el sueño y que estaba usando pastillas para lograr descansar. Aparentemente, el oscuro papel del Guasón le había calado demasiado hondo. Las muertes de Ledger y Renfro se suman a una larga lista de cadáveres célebres y bonitos. Los intérpretes dejaron películas inconclusas, hijos pequeños y una advertencia para todas aquellas estrellas jovenes que hoy caminan al borde del precipicio.
Pronósticos reservados Es difícil entender lo que le sucede a una persona joven cuando, de pronto, se ve asediada por los fans, por los medios, con muchísimo dinero en el banco y gente alrededor dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguirles lo que quieran, cuando quieran. Es difícil imaginar qué pasa por sus mentes pero
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El simpático Owen Wilson estuvo en la Argentina como un turista más. Un tiempo después tendría un sorpresivo intento de suicidio
las consecuencias de la fama a una edad temprana y de la falta de protección están a la vista. Aunque algunos se salvan (ver recuadro), muchos otros parecen haberse subido a un tren que está siempre a punto de descarrilar. Amy Winehouse y Britney Spears son claros exponentes de este peligroso estilo de vida. La cantante de soul británica entró anteayer a un centro de rehabilitación y, según informó la revista
People, su padre ha contratado personal de seguridad para que supervise sus movimientos y la mantenga alejada de las drogas y el alcohol. Winehouse, que hizo de su negación a rehabilitarse un hit internacional (con su tema, claro “Rehab”), tuvo que cambiar de idea después de que se diera a conocer un video que la mostraba fumando crack. En cuanto a la ex princesa del pop, todos los días tiene un nuevo escándalo. Hace casi un año, Britney conmocionó a la opinión pública rapándose el pelo. De allí en adelante, la vida de Britney continuó desmoronándose y llegó a perder la tenencia de sus hijos. En los últimos tiempos se dedicó a mostrarse con un aspecto cada día más abando-
nado, en compañía de un siniestro paparazzi. Además, según la revista US Weekly, hace dos días fue protagonista de un episodio perturbador. La cantante se habría presentado a la salida de un colegio y dijo que estaba esperando a sus hijos. Luego se desmintió y explicó que iba a buscar a los hijos de su abogada. Se armó un revuelo y finalmente se retiró. La telenovela de Britney sigue desarrollándose y el final feliz parece cada vez más lejano. A mediados del año pasado, Owen Wilson sorprendió a todos con su intento de suicidio. El actor no era de las figuritas repetidas de los escándalos mediáticos pero demostró que detrás de su aspecto de chico divertido había un alma sufriente. Estos y otros famosos, como Kate Moss y Lindsay Lohan, tienen un pronóstico reservado. Escapando de los flashes y deteniendo la marcha frenética de la carrera hacia la fama, todavía tienen la posibilidad de recuperar la paz y volver a soñar con una vida feliz sin tener que recurrir a pastillas.
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Finales trágicos y prematuros Natalie Wood y James Dean compartieron cartel en el clásico Rebelde sin causa. Ambos se convertirían en ejemplos históricos de famosos que murieron jóvenes y de forma trágica. Dean
manejó su auto deportivo, a toda velocidad, rumbo a la inmortalidad. Aunque la muerte de Natalie Wood fue catalogada como accidente náutico, hay quienes creen que fue asesinada. También Marilyn Monroe murió de forma dudosa, aunque
oficialmente se trató de un suicidio. En los 90, una sobredosis de drogas puso fin a la ascendente carrera de River Phoenix, que murió en la puerta del Viper Room, el boliche propiedad de otro actor emblemático, Johnny Depp.
Tocar fondo y volver a la superficie Algunas estrellas logran reconstruir sus vidas No todos los famosos jóvenes están inexorablemente condenados. Aun cuando caen en los peligros de las adicciones y las presiones de su profesión, hay personalidades que logran sobrevivir y reconstruir sus carreras y sus vidas. Drew Barrymore es uno de los casos paradigmáticos. La adorable chiquita que se hizo famosa a los 6 años, cuando protagonizó ET, el extraterrestre, de Steven Spielberg, ya tomaba alcohol y fumaba cigarrillos para los 9 años. A los 10 empezó a fumar marihuana y a los 13 aspiraba cocaína. Cuando tenía 14 años, entró en rehabilitación por segunda vez. Después de posar desnuda para Playboy y participar en películas de dudosa calidad, la actriz se reinventó a sí misma y se convirtió en una taquillera estrella y productora ejecutiva de films como Los ángeles de Charlie y Como si fuera la primera vez. Otras celebridades también pudieron escapar del destino trágico. Johnny Depp tuvo una época oscura, sobre todo cuando estaba en pareja con Kate Moss. Sin embargo, logró transformarse en uno de los actores más prestigiosos de su generación y en un dedicado padre de familia. Dos ejemplos de que es posible tener un final feliz aun en Hollywood.