JORGE AMADO TONY CARTANO*
Es el autor brasileño más conocido en el mundo. Autor de una veintena de novelas, Jorge Amado fue primero un escritor comprometido antes de escoger temas ligados al folclor de su país. En víspera de sus setenta y tres años él cuenta el itinerario de su obra.
*Tony Cartano es un novelista y crítico literario de origen italiano. Conocedor de la literatura latinoamericana, colabora con la revista francesa MAGAZINE LITTERAIRE, para la que realizó la entrevista de Jorge Amado que HUELLAS reproduce en forma exclusiva.
-Nací en una plantación de cacao en la comuna de Itabuna, al este de Ilheus a unos cien kilómetros de la costa atlántica. En lengua indígena, Itabuna significa piedra (ita) negra (buna) ... Tenía 14 meses cuando el río inundó la plantación de mi padre. Cuento ese episodio en Tierra Violenta. Hubo una epidemia de viruela. Y tuvimos que huir hacia Ilheus. Para sobrevivir, mi padre y mi madre empezaron a hacer suecos de madera. Mi padre era oriundo de Sergipe, al norte de Bahía, en la región cacaotera. Había dejado su tierra natal muy joven para explotar esa pequeña plantación. Tenía seis años cuando pudo comprar otro pedazo de tierra y volver a sembrar cacao. Diez años más tarde, sin ser un gran terrateniente, por fin poseía una finca bastante grande. Pero en 1929 se dio el colapso de la bolsa de Nueva York: los propietarios de finca perdieron mucho y los grandes exportadores aprovecharon la situación para apoderarse de una buena parte de las tierras. Hasta ese día, mi padre podía contar con setenta y cinco toneladas de cacao. Después de la crisis sólo le quedaron 25, y fue así hasta el fin de su vida.
Jorge Amado es sin duda uno de los
grandes pilares de la literatura brasileña. Impregnado de humor y de magia Amado lleva 40 años escribiendo, mejor que nadie, cuentos, novelas, fábulas fantásticas, describiendo las mil y una caras de Brasil. El escritor y crítico literario Tony Cartano realizó la entrevista para el MAGAZINE LITTERAIRE de París. En ella Jorge Amado evoca su juventud, habla del conflicto que siempre surge entre el compromiso político y la creación, de la macumba, de su oficio de escritor: el más bello del mundo ... 29
Huellas 15 Uninorte. Barranquilla pp. 29 - 36 Diciembre 1985 ISSN 0120-2537
Toda mi infancia, toda mi adolescencia, fueron marcadas por el cacao. También por las luchas, la violencia, ligadas a ese mundo ... Un día, tenía tres o cuatro meses, mi padre estaba en la terraza de nuestra casa y cortaba caña para su caballo. De repente, un tipo sacó una pistola y le disparó varias veces (eso, por cierto, le pasó tres veces). Una bala mató al caballo y otras se incrustaron en el pecho de mi padre. Y ahí se quedaron durante toda su vida ... Fue a partir de esa violencia que nació una novela como Cacao, en 1932, que escribí a los 19 años.
Pero en cambio no puedo escribir si no es a partir de lo que he vivido. -En el prefacio usted mismo se pregunta si Cacao es o no una novela proletaria ... -Era la moda hacerse esas preguntas. Estábamos descubriendo en Brasil la gran novela comprometida del norteamericano Michael Gold, Jews without money (Judíos sin dinero), que tuvo un impacto enorme. Era también la época de los grandes frescos soviéticos -La derrota de Fadeiev, Caballería roja de Bable, El torrente de fuego de Serafomovitch- y de los héroes “positivos”, La literatura rusa manifestaba una fuerza épica innegable. Era muy joven y absolutamente dispuesto a tragarme enterito ese cuento perfectamente idiota de la novela proletaria.
-Sin embargo, ésa no era su primera novela ... -No. Un año antes había escrito El país del Carnaval, un relato corto menos interesante que “Cacao”. Un joven reflexionaba sobre la situación de Brasil y por supuesto, no veía las cosas tal como hoy las veo yo.
-Hay en “Cacao”, un maniqueísmo evidente: por un lado los buenos (los peones), por el otro los malos (los terratenientes)...
-Ese joven, como usted, estaba buscando un ideal político. ¿Cuál era el contexto del Brasil de entonces?
-Sí. Los universitarios norteamericanos que estudian mi obra se divierten muchísimo haciendo ese tipo de análisis. Uno de ellos, que acaba de dedicar una tesis a mi obra, considera inclusive que ese maniqueísmo no está ausente de mis novelas más recientes. Es cierto: yo siempre tomo el partido de los pobres, del pueblo de Bahía.
-Al salir del colegio dirigido por los jesuitas, yo vivía una intensa crisis de conciencia. El país del carnaval quería ser como una especie de liberación. Había escrito esa novela antes de la gran “revolución” de 1930 que marca la transición entre el Brasil antiguo y el Brasil moderno ¡Por una vez no se trata de un golpe de Estado! Sea como sea, era la época de la industrialización, del desarrollo y también la emergencia de una gran movimiento literario.
-Para mí, hubo un gran cambio en su obra a partir de la publicación de “Gabriela, clavo de olor y canela” en 1958 ... -De 1930 a 1937 escribí una novela por año. El país del carnaval, Cacao, Sudor ... Bahía de todos los santos en el 35, después Mar Muerto en el 36, y Capitán de arena en el 37. Esa serie de libros conforman un todo desde el punto de vista literario, y no solamente político (porque mi compromiso a favor del pueblo se ha mantenido hasta hoy). Yo usaba entonces una especie de discurso político paralelo a la acción novelesca, como si dudara del lector al que presentaba los “malos”. También hay que decir que en el 37 todos estos libros estaban prohibidos en Brasil por la dictadura del Estado Novo ...
-Conformado por escritores como Graciliano Ramos, José Lins do Rego y usted mismo. . . -Sí. Seguíamos los pasos de esa revolución. Antes, la literatura era romántica, profundamente influida por Francia, en particular por Víctor Hugo. La poesía denunciaba la esclavitud. Estábamos en pleno “indianismo”. -Su toma de conciencia política se remonta a esa época. ¿Podría contar cómo ocurrió? -Estudiante en la universidad de Río de Janeiro, pasé a ser uno de los dirigentes del movimiento estudiantil. Cacao es el resultado de mi compromiso con la izquierda.
-¿En qué año entró usted en el Partido Comunista?
-¿Se trata de un libro autobiográfico?
-Yo pertenecía a la Juventud Comunista, pero fue sólo entre el 40 y 41 cuando pasé a ser miembro del Partido.
-No, realmente. Es cierto que nació de mi conocimiento íntimo de la vida en las plantaciones, pero es todo. Ninguno de mis libros es autobiográfico en el estricto sentido de la palabra.
-¿Esa fue la época de su exilio en Uruguay? -Sí, y allí viví hasta finales del 45. Fue en Uruguay 30
donde escribí Tierra Violenta, La tierra de oro, y Los caminos del Hambre.
-¿Qué pasa con la apertura democrática de la que se habla tanto en Brasil?
-Luego, en 1954, usted escribió “Los subterráneos de la libertad”, su último libro comunista ...
-Va bien ... Vamos a elegir a un nuevo presidente. El pueblo no se siente aludido ni interesado ya que sólo los grandes electores van a tener el derecho de votar. Pero la situación es tal que a pesar de todo podemos ganar esas elecciones. Eso no va a cambiar nada a nivel del gobierno. Pero ganar las elecciones a nivel del colegio electoral significaría que la Alianza Democrática -que va desde los conservadores liberales a la izquierda muy radicalpodría presentar su propio candidato presidencial, un hombre muy capaz, muy culto, que no es un revolucionario sino más bien un político hábil, un conservador favorable a la justicia social. Un hombre de transición, pues.
-Stalinista, diría yo ... Durante casi diez años dejé de escribir para dedicarme a las tareas que implicaba mi cargo de cuadro del partido. No era funcionario del Partido, eso no ... ni siquiera me pagaban. Hice eso hasta el día en que entendí que ya no era posible: había que escoger entre las letras y la militancia. -En estas condiciones, ¿cómo pudo escribir las 1.200 páginas de “Los subterráneos de la Libertad”?
-¿Un poco como en Argentina? -Poco a poco, durante los años de la post-guerra ... En el 55, y por lo tanto antes del XX Congreso (no habría que pensar sin embargo que dejé de militar por causa de ese congreso, porque ya en el 54 sabía todo lo que había que saber acerca de Stalin). dije a mis camaradas que tenía la intención de volver a la literatura. Insistieron: “Te necesitamos, tú eres un escritor conocido”. Esa fama, que fue la mía desde muy joven, es cierto, me permitía hacer cosas que los otros comunistas de mi país no podían hacer. Por ejemplo llegué a ser diputado de la Constituyente, y de la Cámara. De regreso de un viaje a Argentina, a finales del 55, mi decisión había sido tomada. Me suplicaron esperar un poco. Pero dije que no. Seguí siendo miembro del P.C., pero sin militar. Mientras la dirección de nuestro partido se dirigía hacia Moscú para asistir al XX Congreso, yo creaba con Oscar Niemeyer un diario cultural. Después de las revelaciones de Khruchtchev, dejé de tener relaciones con el Partido, sin renunciar, sin ser excluido. La tempestad sacudía a todos los partidos comunistas, incluyendo el de Brasil, y yo estaba escribiendo una novela de amor ... Gabriela. Ese libro fue objeto de violentos ataques por parte de los estalinistas del Partido. Me fue peor con mi siguiente novela ...
-Exactamente. La diferencia es que en Brasil no estamos sufriendo un verdadero fascismo. Hemos tenido hasta la saciedad torturas y brutalidades, pero nunca llegó a ser tanto como en Argentina. Allá no se pueden contar ya los miles de desparecidos. La victoria de la democracia en este país nos ayuda mucho. Yo estaba en Buenos Aires en el mes de abril pasado, encontré que Alfonsín es un hombre extraordinario. Pero por el otro lado, la situación de Argentina nos es desfavorable también: asusta a nuestros generales ... -¿y la censura? Después de 1964 era terrible ... -Fue terrible sobre todo en los años 68-70. Ahora mismo no se puede decir que sea muy dura, salvo por cuestiones de “decencia”, afecta sobre todo al cine. En el 68, teníamos un ministro de justicia terriblemente reaccionario. Había ideado un proyecto de ley para instaurar la censura “a priori”; teníamos que enseñarle nuestros manuscritos antes de su publicación. Llamé a Erico Veríssimo, un escritor de Porto Alegre, muerto ya, un gran amigo mío (él y yo éramos los escritores más conocidos de Brasil) ... Decidimos firmar y publicar una declaración conjunta en la que afirmábamos que de ninguna manera aceptábamos someter nuestros textos a la censura. Preferíamos que se nos prohibiera publicar y sacar nuestros libros en el extranjero.
-Usted renunció entonces al realismo socialista. -Claro, se me ocurría la brillante idea de presentar extraños héroes positivos: vagabundos ni más ni menos. Hay que reconocer, sin embargo, que uno encuentra vagabundos en toda mi obra inclusive en la de la época proletaria. Pero todo eso es el pasado. Hoy en día sigo teniendo buenas relaciones con los comunistas, y a pesar de que ya no soy comunista acabo de dar mi apoyo total al pedido de legalización del Partido Comunista de mi país.
-¿La toma de esa posición causó alguna represalia en su contra? -No. Los generales retrocedieron y retiraron su proyecto de ley. En el momento en que la prensa aceptó publicar nuestra declaración (y menos mal que lo hizo), se dio un gran movimiento de opinión. 31
Numerosos escritores adoptaron nuestras posiciones... Siempre he luchado en contra de la censura. Hace tres años, antes de la amnistía y de la “suavización” del régimen, había un total de quinientos libros prohibidos incluyendo uno mío. Pero todos los demás, incluso “Subterráneos ...” se encontraban en las librerías. ¡Estos señores no leen! En cambio una novelista homosexual, una muy buena novelista, fue víctima de esa censura. Firmé una petición a su favor. Su caso era más complicado: los que estaban de acuerdo para defender las obras censuradas por razones políticas, tenían problemas para movilizarse en defensa de una lesbiana ... A mi juicio, había que pelear tanto por su libertad de novelista como por su libertad sexual.
-En ese prefacio usted justifica su actitud con la existencia de la guerra fría ... -La guerra fría nos llevó hacia el sectarismo. Digo “nos” porque estoy lejos de haber sido el único escritor en pasar por eso. Se puede decir la misma cosa del norteamericano Howard Fast, el autor de Spartacus, o de Jorge Semprún en España ... -En las novelas que siguen a ésta, usted cambia de estilo. A partir de ese momento, pasan al primer plano la vida, lo cotidiano, los ritos y las fiestas del pueblo de Bahía. Ya no más doctrina, sino un estilo personal. Usted deja de hablar del pueblo o sobre el pueblo, aunque se vuelve la expresión más profunda y más auténtica de ese mismo pueblo.
-Dígame, hace algún tiempo usted no se mostraba tan comprensivo con los homosexuales, hay algunas alusiones a ellos no muy agradables en los “Subterráneos ...”
-En 1935, había realizado Bahía de todos los santos y treinta y cinco años más tarde, sobre el mismo tema, La Tienda de los milagros. Los mismos temas: la lucha contra los prejuicios raciales, la lucha para la formación de la nación brasileña; la misma huelga ... Pero no fue una reescritura de Bahía, se trata de un libro totalmente diferente. Si yo tuviera que guardar un solo libro de toda mi obra, yo me quedaría con La tienda de los milagros.
-¿Qué quiere que le diga? En ese entonces yo era mucho más reaccionario que hoy, en el sentido más profundo de la palabra ... Es cierto yo era machista. Los comunistas eran muy puritanos ... -En tal sentido tengo que confesarle que este libro, “Los subterráneos de la libertad”, me molesta mucho. No va bien con el resto de su obra. Y no soy el único en pensar así. En el prefacio que usted escribió para esa obra en noviembre del 83 (es decir treinta años después de haberla escrito) se muestra bastante prudente. Usted dice que es un libro que envejeció, no parece muy orgulloso de él...
-En este libro usted cuenta, a través de la vida de Pedro Archanjo, pintoresco trabajador de la Universidad de Bahía, autor de milagros, sociólogo admirador de las mujeres -un gran hombre, pues-, la epopeya del pueblo de Bahía, de sus ritos religiosos venidos de Africa, de sus cantos, de sus danzas, de su imaginación popular.
-El problema no es ése. Lo escribí, y punto. No reniego de nada de lo que he podido escribir o hacer en mi vida. Eso no significa sin embargo que yo esté contento de eso. El stalinismo fue una cosa terrible. Pero para nosotros, Stalin era grande, había conducido a la Unión Soviética hacia la victoria y nos había salvado del nazismo. Pensábamos que sólo luchaba para traerle la felicidad al pueblo ... En cuanto a Subterráneos ... yo nunca quise retocarlo. Aragón volvió a escribir su novela Los comunistas. Cada cual a su manera. Nunca corregí un libro mío a posteriori: ahí están con sus errores, sus defectos ... Pero, sin querer defender a cualquier precio esa novela, quiero decir sin embargo que desde el punto de vista novelesco, fue para mí una empresa importante. Hasta esta fecha solamente había escrito novelas cortas, de menor envergadura. Ese libro me brindó una experiencia novelesca muy útil para el resto de mi trabajo. Inclusive yo pensaba hacer una trilogía ...
-Mis temas de siempre encontraron ah í su realización. Pero permítame insistir, a pesar de todo, sobre la continuidad. Como ya le dije, ahora soy menos reaccionario que antes (sonrisa), pero no vaya a olvidar que en 1946, cuando yo era diputado, luché a favor de la ley que debía otorgar la libertad religiosa a las minorías étnicas de Brasil. Una frase del narrador, Pedro Archanjo, define muy bien mi posición. Uno llega y le dice: “Usted es materialista y sin embargo es un ‘padre do santo’ en el candomblé?. Archanjo contesta: “Mi materialismo no tiene límites”. -¿Cómo explica usted que esos ritos místicos del “candomblé” no sean incompatibles con el materialismo? -Acabo de decírselo ... Hay que entender que el candomblé no es, en su origen, una religión brasileña. No hay que confundir el candomblé brasileño con el africano. Algunos intelectuales 32
-en su mayoría mulatos pretenden hoy en día que nuestro candomblé no se distingue en nada del africano. Eso no tiene sentido. –
estaba de pie atrás en la plataforma. Un negro alto que estaba sentado al lado de la muchacha empezó una serie de maniobras de acercamiento cada vez más insistentes. Ella protestó. Su novio intervino. El tono subió. A la siguiente parada los dos hombres bajaron para arreglar sus cuentas. El negro era dos veces más alto, pero sorpresivamente el pequeño mulato lanzó un golpe de capoeira: muy flexible, apoyándose sobre las manos, proyectó las piernas en el aire y golpeó al otro en la sien. ¡El latoso cayó enseguida en el suelo y no se volvió a levantar!
¿Por qué? -Las diferencias son numerosas, y la principal está ligada al hecho que en Brasil el candomblé no está a la escucha de un orisha (espíritu-santo), sino que resulta de una mezcolanza de diversas religiones africanas. Todo se mezcló en el Brasil. En Africa el culto de Shangó, el dios del trueno, excluye el culto de otro orisha. En todos los niveles somos el país del mestizaje. Se venera a varios orishas, y todo eso además se mezcló con el catolicismo. Al no tener el derecho a rendirle culto a sus divinidades los negros las reemplazaban por personajes del ritual católico. Por ejemplo Oshum, la diosa del agua, pasó a ser la Virgen María o también Ogum, el dios de los metales y de la guerra se confundió con San Antonio. Un sincretismo religioso absoluto... En Bahía, las grandes fiestas en las iglesias católicas son las del candomblé. Todas las conmemoraciones del candomblé se dan en las iglesias, empezando por la misa católica misma. ¿Cómo, en esas condiciones, nuestros intelectuales partidarios del regreso a la fuente africana del candomblé lograrán separar la diosa lansa de Nuestra Señora de la Concepción? ¡Imposible! Además a ese sincretismo se añaden influencias indias, como en esa religión de Río, que sale del candomblé y se llama unbanda: una formidable mezcolanza de todos los espiritismos. Si usted interroga a toda la gente en Brasil acerca de su religión, no habrá uno solo que no le diga que es católico. El colmo es que solamente los intelectuales pretenderán ser miembros del candomblé o del unbanda. -¿y la capoeira? -Es otra cosa. Primero, una forma de lucha, de combate que por cierto hoy está de nuevo de moda. A veces se le dice capoeira de Angola, pero eso no tiene nada que ver con ese país. Es una creación típicamente brasileña. Los primeros capoeiristas trabajaban como guardacostas, al servicio de los grandes propietarios de plantaciones ... La capoeira es una forma de lucha de una excepcional belleza, es casi un baile. Hoy es un baile. La verdadera capoeira sería demasiado peligrosa. Tengo 72 años, conozco los bajos fondos de Bahía como la palma de mi mano, y sin embargo en mi vida, solamente asistí a tres combates de capoeira. La primera vez tenía 16 ó 17 años, estaba en un Tranvía lleno de gente que iba de Bahía al mar. Una joven mulata estaba sentada mientras su novio -un hombre muy bajito-
-¿Existe una capoeira?
especie
de
iniciación
a
la
-No. Hay escuelas. Mis nietos van a esas escuelas. Y mi nieta que no quiere quedarse atrás, decidió superar a su hermano ... En el 58, creo, caminaba por la noche con un amigo escritor cuando nos tropezamos con una pelea. En ella participaban varios capoeiristas. Al final había cuatro o cinco tipos K.O... Pero por lo general la capoeira es una demostración, un espectáculo pacífico. Se da en los mercados, en los restaurantes, en los cabarets...
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-¿Se la puede comparar con las artes marciales orientales?
-¿EI Brasil es un país surrealista, no? - Totalmente.
-De una cierta forma, si quiere, Hay una cierta espiritualidad en la capoeira que ya está ligada con el candomblé. Pero la gran diferencia es que la capoeira nada en la alegría. Está acompañada con música. El berimbo acompaña las diferentes figuras, es un arco de madera cuya caja de resonancia es una pequeña calabaza y hace vibrar las cuerdas bien templadas gracias a una pequeña varilla. Los cantos son los de los esclavos, con palabras tales como: “Cuando tengo dinero puedo comer en la mesa con mis hermanas, e inclusive me puedo acostar con ellas”. ¡Un espectáculo magnífico! La expresión muy profunda de la vida del pueblo ... ¡No podría escribir sobre la capoeira o sobre el candomblé si no los conociera desde el interior. Dediqué uno de mis libros, Tereza Batista, a la más grande “madre do santo” de Brasil. Vive en Bahía y acaba de celebrar sus noventa años, el 10 de febrero de 1984... ¡Fue una fiesta nacional! Inclusive el gobernador vino ... La conozco desde hace más de cincuenta años. Con su memoria fabulosa, todavía recuerda nuestro primer encuentro ... Siempre estuve ligado al candomblé. Hoy inclusive soy una figura importante del candomblé. Me rinden honores y tengo una cantidad de “hijas” (son muchachas quienes durante la ceremonia recibieron el santo y son poseídas por él). Yo participo en todo. Me hicieron Obá (sacerdote de Shangó). Es el más alto rango en el candomblé, tanto desde el punto de vista civil como religioso. Hay doce Obás. A pesar de que el candomblé es una cosa muy popular, hay tres intelectuales entre esos doce ministros de Shangó: un pinto y un compositor muy famoso en Brasil, y yo. Los otros son zapateros, pescadores, vendedores ambulantes ... Para mí es un deber cumplir con todos los ritos. En la cabeza llevo puesto un sombrerito un tanto ridículo, alrededor del cuello collares, bueno estoy aquí...
-¿Por qué? -Porque somos mestizos. Es el único país en el mundo en el que el mestizaje es tan importante. Más que en Cuba, inclusive. El hispano es un hombre dramático, el portugués gusta de la suavidad, de la dulzura, lo que lo lleva sin duda a amar a todas las mujeres! Como lo digo en una de mis novelas: “No se puede raptar a todas las mujeres del mundo pero se deben hacer esfuerzos en ese sentido”... -Sus héroes, usted mismo, gustan mucho de las mujeres y sobre todo de las mulatas ... -Son la encarnación de la belleza en Brasil. La mezcolanza más hermosa es la de los mulatos y de los japoneses. Esa mujeres son las más bellas del mundo. - ¿Japoneses? -Si, su inmigración remonta al principio del siglo. Más de quinientos mil llegaron para trabajar en nuestras plantaciones. Desde la segunda generación produjeron ingenieros, médicos, profesionales ... Muy importantes. Sobre todo las mujeres mestizas. EI mestizaje no solamente es el porvenir de Brasil, sino también de la humanidad entera. Cualquier otra solución conlleva automáticamente el racismo. En los Estados Unidos, tanto los blancos como los negros me hacen muchas preguntas sobre ese tema del fin de las razas, como si eso no les conviniese ni a los unos, ni a los otros. En el Brasil mismo, algunos grupos de mestizos reivindican el mantenimiento de su identidad. Para mi la mano de la C.I.A. está metida en eso. -¿No piensa que la C.I.A. apoya al “Black Power”?
-¿Usted tiene fe? -No, no creo en nada. Pero si no estuviera participando, sería una ofensa para toda esta gente que me ha hecho el honor de escogerme. Para ellos soy el hombre que siempre ha luchado a sus lados. No me preguntan si creo o no. Les debo respeto. Por eso acepté el título de Obá, también porque soy igualmente ogan, es decir el protector civil del candomblé.
-Naturalmente, no estoy diciendo eso. Pero muchos negros norteamericanos son ricos y han evolucionado mucho. No es el caso en mi país. Estos intelectuales norteamericanos con los que traté mucho del problema no soportan la idea de que los negros desaparezcan de Brasil. Pero los blancos también van a desaparecer ... Y eso es todo el problema. Vea usted, la esclavitud ha sido abolida en 1889, mientras el tráfico de negros se habla suspendido diez años antes, de tal manera que ningún esclavo nuevo había entrado en el país durante ese período. Hija de esclavo, la “madre do santo” de quien le hablé hace un rato, no era
-¿Usted sería un poco como un dios para ellos? -No, en absoluto. Soy solamente un “maestro” , un viejo, un sabio ... En el candomblé, mi lugar está aliado de la “madre do santo”. 34
esclava ya. En 1888, es decir un año antes de la abolición, una primera ley estipulaba que todos los niños nacidos después de esta fecha ya no serían esclavos. La “madre do santo” se casó con un hombre de origen francés. Tuvo dos hijas: una mulata de piel oscura, y otra de piel mucho más clara. La última ha sido elegida “la mujer más bella de Bahía” por una revista norteamericana. ¿Entonces qué pasó con el movimiento de la negritud? Si se trata de afirmar y apoyar la cultura negra, de acuerdo, si se trata de separar las razas, entonces ya no estoy de acuerdo.
-El amor está muy presente en todos sus libros. -En un prefacio para una edición rusa, Ilya Ehrenburg escribía que los dos pilares de mi obra son el amor y la muerte. En el libro que estoy escribiendo trato de la construcción de una ciudad en el corazón de la región del cacao. Se ven de nuevo los lugares y la violencia de mis primeros libros. La acción se desenvuelve durante diez años, entre 1905 y 1915. Es una gran novela de 400 páginas. -En 1979, usted publicó “La batalla del Petit Trianón”. En esa obra usted vuelve a tomar el tema y la época de “Los subterráneos”. Pero 25 años después cambió el enfoque, ¿no es cierto? -En Los Subterráneos, los acontecimientos del Estado Novo estaban vistos a través del punto de vista de los intelectuales. La Batalla del Petit Trianon enfoca mucho más el problema de la dictadura actual. De manera simbólica me burlo de los académicos a pesar de ser yo mismo un académico ... Es una novela muy antimilitarista que, por supuesto, no le gustó nada a los militares. -¿Cuál es la situación actual de la literatura brasileña? -Soy muy optimista al respecto. El tema dominante sigue siendo el del pueblo brasileño. Durante la dictadura se creyó, durante un tiempo, que la clase media iba a encerrarse en los problemas de la identidad -soledad, angustia y problemas sexuales-. Pero no, fue como una pequeña enfermedad pasajera. En realidad la agitación intelectual nunca cesó. Jóvenes poetas leen sus textos en plazas públicas. Existe la Bienal de Sao Paulo... -¿y qué pasa con los novelistas?
-Aparte de su pasión para las mujeres, hay en usted un gusto por la vida, un epicureismo que participa de su humanismo.
-Me gusta mucho Antonio Callado y Marcio de Souza para quien escribí el prefacio de la edición francesa de El Emperador...
-Absolutamente, y ese gusto por la vida lo debemos a los negros precisamente. Los portugueses, como ya se lo dije, no son tan duros como los españoles con su Semana Santa. Pero su melancolía natural los hace receptivos a una cierta morbosidad. De ahí que los pescadores, las mujeres se vistan de negro... los indios por su parte son una especie de encarnación de la tristeza. ¡Pero los negros...! Luchar en contra de la esclavitud estaba íntimamente ligado a un inmenso amor por la vida. Estamos en el país de la Samba, del carnaval, -un acontecimiento capital en la vida brasileña! Esa creación popular de los desfiles de las escuelas de Samba encarna la fuerza de la vida, la asociación entre la espiritualidad y la sexualidad.
-¿Y Moacyr Scliar? - ¡Es un grande! Para mí, en esa generación de novelistas de cuarenta años hay cuatro grandes. Los cito sin orden de preferencia: Joao Ubaldo Ribeiro, el autor del famoso Sargento Getulio; Antonio Torres; Moacyr Scliar, un escritor que ha abierto un nuevo espacio en nuestra literatura, y quien creó una especie de “escuela judía brasileña”; y Marcio de Souza: un gran talento. Torres y Souza son comunistas, creo...
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-A propósito tengo una pregunta un poco más anecdótica: usted asiste a veces a las fiestas de los partidos comunistas, ¿por qué?
-Me gusta su modestia ...
-Por lo menos ya tuvimos dos escritores que merecían el premio Nóbel: Erico Veríssimo y Joao Guimares Rosa. Desafortunadamente ya están muertos. Drummond de Andrade tiene 81 años. Entonces los del Nóbel tienen apenas el tiempo... Si yo fuera miembro del jurado, no vacilaría ni un segundo: lo entregaría ya, ya a Drummond de Andrade. Ningún escritor serio escribe pensando en un premio. En cuanto a mí ... he tenido ya muchos premios en mi vida ... Acabo de recibir uno en Italia, me lo entregó un fabricante de aguardiente, imagínese ... Para la ceremonia de entrega del premio hicieron un gran almuerzo de quinientas personas. Nadie escuchó los discursos, fue una fiesta sensacional no solamente con los invitados sino también con 10 mil habitantes del pueblo ...
-Eso no significa que esté de acuerdo con todo lo que hace el P.C. Generalmente esas fiestas son fiestas populares. A pesar de todo, la base es buena. Nuestra historia es el socialismo. Nadie podrá impedir a la humanidad ir hacia el socialismo, siempre y cuando socialismo sea realmente sinónimo de democracia, y se respete la libertad de acción y palabra de cada uno y la felicidad colectiva no sea incompatible con la individual. -¿Qué opina del premio Nóbel? -El Brasil ya debería tener un premio Nóbel. Se debería coronar a Carlos Drummond de Andrade. nuestro gran poeta.
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