SOCIEDAD | 27
| Sábado 19 de abril de 2014
comienzos | cien años de soledad (1967)
“
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.” 1927-2014
Graciela Melgarejo LA NACioN
Pocos comienzos de una obra literaria en español serán recordados como estos dos: “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme” y –hoy, más que nunca– “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. El comienzo de Cien años de soledad es, también, fundacional: en él está resumida la esencia de lo que se llama en literatura contemporánea “el boom latinoamericano”, ese realismo mágico que caracteriza de tan diversas formas a una región caótica en busca de su identidad. Nacido el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, un pueblo de la costa atlántica colombiana, le cupo a Gabriel García Márquez ser el hijo mayor de la familia de doce hermanos que habían conformado Gabriel Eligio García, el padre, y Luisa Santiaga, la madre, hija de un coronel que siempre se opuso a la unión entre la integrante de una prestigiosa familia aracateña y un inmigrante arrastrado hasta la localidad por la fiebre del banano, telegrafista de oficio. Y sin saberlo ninguno de ellos, quedaba así sellado el destino literario de ese primer hijo, a quien su familia y el mundo conocerían un día simplemente como “Gabo”. Como escritor, encontró en los primeros años familiares, en especial junto a sus abuelos, todo el universo mítico y narrativo que desarrollaría después. Pero también está el otro García Márquez, el periodista, que alumbró algunos escritos excepcionales. Cuando se instala a vivir, en 1947, en Bogotá, está decidido a estudiar derecho; eso no habría de durar, aunque haya hecho hasta cinco cursos (“me aburría a morir esa carrera”, confesó alguna vez), porque muy pronto empieza a escribir para el periódico El Espectador. Entonces conoce al poeta Álvaro Mutis, a Camilo Torres –el cura guerrillero que morirá cruelmente asesinado– y a su gran amigo, Plinio Apuleyo Mendoza. También asiste a las manifestaciones a raíz del Bogotazo, el asesinato del político aspirante a la presidencia de Colombia Jorge Eliecer Gaitán, en 1948, cuyo recuerdo dejará huellas en toda la literatura colombiana de esas décadas, conocida como “literatura de la violencia”. Primero en Cartagena, en el diario El Universal, y luego en Barranquilla, en El Heraldo, comienza a dedicarse al periodismo, pero, contemporáneamente, escribe su primera novela La hojarasca (1955). En ese ínterin, gracias a los nuevos amigos del Grupo de Barranquilla –Germán Vargas, Álvaro Cepeda y Alfonso Fuenmayor– que se reúne en el Café Happy y el Café Colombia, empieza un período de intensa formación intelectual con la lectura, entre otros, de Kafka, Joyce, Virginia Woolf, Ernest Hemingway y, por sobre todo, William Faulkner, a quien reconoció siempre como su maestro. Vuelto a Bogotá en 1954, el periodismo es definitivamente una pasión, a la que agrega la de crítico de cine. Su prosa, que tanto aman sus lectores, asimila las virtudes del oficio: la síntesis y la transparencia, y los personajes inusitados que pueblan sus crónicas, descriptos con precisión maestra. En 1955 publica en El Espectador, en veinte días consecutivos, Relato de un náufrago, la historia de Luis Alejandro Velasco, tripulante de un buque militar que logró sobrevivir sin comida durante diez días en alta mar tras caer de la nave y por culpa de un cargamento de contrabando que se soltó de la cubierta y no por una tormenta, como quiso hacer creer la armada colombiana (ese mismo relato, con ese nombre, se publicará como libro en 1970). Justamente, para aplacar las iras gubernamentales desatadas por Relato de un náufrago, viaja a Europa como corresponsal. Son cuatro años de intensa formación: Ginebra, Roma y finalmente París. Allí recibe la noticia de que El Espectador había sido clausurado junto con un cheque para el pasaje de regreso, pero Gabo no estaba dispuesto a ninguna vuelta apresurada. Pasa grandes penurias económicas, pero empieza a escribir: de ese período saldrán, más tarde, la gran nouvelle El coronel no tiene quien le escriba (1961), un episodio desprendido de lo que sería luego una novela en sí, La mala hora (1962). Vuelto a América latina, en 1958, se instala un tiempo en Venezuela, como redactor en la revista Momentos, y es testigo del bombardeo aéreo y del asalto al palacio presidencial, hechos que concluirán finalmente con el derrocamiento del dictador Pérez Jiménez. Aquellos sucesos, vividos intensamente, derivarían 17 años después en la gran novela sobre la dictadura: El otoño del patriarca (1975). Viajes, hijos, escritura En un viaje relámpago, se casa en la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Barranquilla con su novia Mercedes Barcha, a quien había conocido en sus épocas de estudiante de derecho en Sucre. Mercedes, que lo sobrevive, ha sido su mujer y su musa durante 56 años. Nacido su primer hijo, Rodrigo, en 1959,
Gabriel García Márquez El escribidor que fundió la magia con el idioma de un continente
Los hitos en la carrera de un genio universal Los pasos que lo llevaron a la consagración a nivel mundial
Nace en Aracataca
1927 Gabriel José de la Concordia García Márquez nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, en el departamento colombiano de Magdalena. Sus padres fueron Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez Iguarán
Niñez en Barranquilla
1929 Se traslada con su familia a Barranquilla. “Gabo” queda muchas horas al cuidado de sus abuelos maternos. Ambos volverían transfigurados en distintos personajes de sus novelas
Primer cuento
1947 Se muda a Bogotá para estudiar Derecho, aunque su interés es más fuerte por la literatura. El 13 de septiembre de ese año publica su primer cuento La tercera resignación, en el diario El Espectador
Grupo de Barranquilla
1950 Vuelve a Barranquilla y comienza a publicar una excéntrica columna en El Heraldo, con el seudónimo Séptimus. Allí formó parte del Grupo de Barranquilla
Gabo y el cine
1954-1955 Regresa a trabajar en El Espectador de Bogotá como reportero y crítico de cine
Primera novela
1955 Publica La hojarasca, su primera novela. Tiene excelente recepción de la crítica, pero poca circulación entre los lectores
Etapa prolífica
1961-1962 Publica en Colombia El coronel no tiene quien le escriba (1961). Un año más tarde aparece la novela La mala hora y la colección de cuentos Los funerales de la Mamá Grande, muchos ya publicados en diarios y revistas
Consagración
1967 El 5 de junio de 1967, la editorial Sudamericana de Buenos Aires publica su novela consagratoria, Cien años de soledad. Fue traducida a 35 lenguas y vendió 30.000.000 de ejemplares
Premio Nobel
1982 El 21 de octubre recibe el premio Nobel de Literatura. Dice en su discurso de aceptación: “En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía”
De cuentos y novelas
en Bogotá, toda la familia se traslada a Nueva York, en donde García Márquez es corresponsal de Prensa Latina, hasta que, tras recibir críticas y amenazas de la CiA y de los exiliados cubanos por el contenido de sus reportajes, decide instalarse en México. Allí, en 1962, nace su segundo hijo, Gonzalo. También ese año se publica una recopilación de relatos, Los funerales de la Mamá Grande, en los que vuelve a aparecer el mundo mágico del pueblo de Macondo. Sin embargo, ya había empezado a rondar por la cabeza del escritor la idea de contar una historia muy personal, la de una familia y sus historia fantásticas. Se encierra a escribir la novela de Macondo y los Buendía, después de conseguir unos ahorros (con la ayuda de la familia y de los amigos) y 18 meses después concluye Cien años de soledad, la gran novela latinoamericana, el ejemplo máximo del boom y de un período de enorme riqueza expresiva de toda la lengua española, de algún modo resumida en esta obra. Publicada en junio de 1967 (los avatares de su publicación han sido contados miles de veces por los protagonistas), vendida en pocos días la primera edición –en tres
años se venderán más de medio millón de ejemplares–, el nombre de Gabriel García Márquez ingresa definitivamente en la historia de la literatura universal. Contemporánea de la obra de Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Augusto Roa Bastos, Guillermo Cabrera infante y Carlos Fuentes, la de García Márquez, a partir de Cien años de soledad, logró resumir en un solo título toda la esencia de un movimiento literario y cultural único, solo comparable con la originalidad y la fuerza del modernismo. Fue quizás el Rubén Darío del siglo XX. El premio Nobel De 1967 en adelante, García Márquez habría de publicar casi 40 obras más, entre novelas, libros de cuentos, textos periodísticos, una obra de teatro y una autobiografía, Vivir para contarla (2002). Muchos de ellos fueron y siguen siendo grandes éxitos literarios y de ventas: el ya mencionado El otoño del patriarca (1975); una novela perfecta, Crónica de una muerte anunciada (1981); la historia de amor de sus padres, El amor en los tiempos del cólera (1985); su particular visión de la muerte de Simón Bolívar en El general en su labe-
rinto (1989), y su última obra de ficción, Memoria de mis putas tristes (2004). En el medio están, por supuesto, su pelea, en 1976, con su hasta entonces gran amigo Mario Vargas Llosa (que le dedicó Historia de un deicidio, en 1971), el asilo político en México, sus años de residencia en Barcelona (de 1968 a 1974), su amistad con poderosos líderes políticos y, en particular, con Fidel Castro. Y, por supuesto, en 1982, el premio Nobel de Literatura, que no fue solamente la coronación de una trayectoria literaria excepcional, sino el homenaje a todo el movimeinto cultural de su región, América latina. Hay también, dos creaciones fundamentales que lo tienen como motor principal: en 1986, la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y, en 1994, la Fundación para el Nuevo Periodismo iberoamericano (FNPi). Parafraseando al gran creador que acaba de morir –que decía que el periodismo es “el mejor oficio del mundo” y que escribió el cuento El ahogado más hermoso del mundo–, podemos decir que Gabriel García Márquez regaló a los lectores una de las obras literarias más hermosas del mundo.ß
1985-1994 En esta década publica El amor en los tiempos del cólera (1985); El general en su laberinto (1989); Doce cuentos peregrinos (1992), y Del amor y otros demonios (1994)
Nuevo Periodismo
1994 Con su hermano Jaime y el periodista Jaime Abello Banfi crea la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, en Cartagena
Noticia de un secuestro
1996 Aparece un gran hito de la crónica periodística, Noticia de un secuestro
Autobiografía
2002 Se publica Vivir para contarla. donde relata su infancia y juventud entre 1927 y 1950
Última novela
2004 Aparece Memoria de mis putas tristes, la última novela de su extensa y prolífica carrera