Espectáculos
Página 2/Sección 4/LA NACION
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Lunes 20 de julio de 2009
MUSICA POPULAR Locos por la música: primera feria de coleccionistas
En busca del tesoro perdido en las bateas de discos Continuación de la Pág. 1, Col. 6 en las aguas de la modernidad urbana y resultan una fuente inagotable de anécdotas y aventuras de esas que el mismísimo Nick Hornby se babearía por reescribir. Mucho más en estos tiempos de mp3 y discos virtuales, en los que el coleccionista de profesión se suma a una extensa lista de especies en extinción y su perseverancia lo envuelve en una aura épica que invita a sumarse a la locura sin importar el qué dirán. Tanto es así que en las grandes ciudades del mundo se vive por estos días un fenómeno a su alrededor que, según el perfil de los protagonistas, logra transformar un hobby apasionado en negocio financiero o incluso en reservorio del patrimonio cultural de un país. Si durante décadas el parque Rivadavia, primero, y el parque Centenario, después, fueron los paraísos terrenales para los buscadores porteños de joyas musicales, en quince días el predio de Costa Salguero será el escenario de la I Feria Internacional de Coleccionismo Discográfico en Buenos Aires. Allí, manteniendo el formato de compra, venta e intercambio de las ferias de discos, este encuentro promete más de 300.000 ejemplares en formatos LP, EP y simples en pasta, vinilos, cintas, magazines y CD; autógrafos, manuscritos, partituras, films, pósteres, reproductores de todas las eras tecnológicas y fotografías. Algo así como el mismísimo Neverland de los coleccionistas locales, o como esas reuniones anuales de druidas de la literatura fantástica en las que los magos se alucinan unos a otros enseñándose sus mejores trucos y compartiendo sus secretos más preciados. Antes de continuar, no está de más aclarar que para recolectar los testimonios de esta nota no hizo falta visitar ningún psiquiátrico porteño. Todos los coleccionistas andan sueltos.
Una rara avis folklórica “Colecciono discos de folklore; tengo cerca de 5000 ejemplares entre LP, simples y discos de pasta del género, pero la verdad es que la mitad no me gustan.
FABIAN MARELLI
Cambiando figuritas La figura tamaño natural de Elvis (izquierda) en el local argentino dedicado exclusivamente a Presley es una de las joyas de su dueño, Carlos Ares; Mikel Barsa (arriba), organizador de la feria, colecciona de todo, pero su pasión incondicional es para con el grupo The Kinks, sobre quien escribió un libro; el periodista deportivo Alejandro Fabbri (izquierda) encontró en la banda británica The Hollies su pasión por el coleccionismo SILVANA MIYASHIKI
El coleccionista se puede permitir esa enfermedad: comprar un disco y tenerlo cerrado, sin siquiera haberlo escuchado una vez.” Darío Raris es periodista, dueño de un local de discos de vinilo, por el que pasan cientos de melómanos por semana y uno de los coleccionistas de discos de folklore más meticulosos del país. “Me gusta eso que tiene la pesquisa, la búsqueda, el descubrimiento; saber si tal músico grabó tal o cual tema. Desde el punto de vista cultural, siempre me interesó la música rural y la explosión folklórica de los años 60.
MAURO ROLL
Para mí, todo esto tiene también que ver con que es un patrimonio de todos los argentinos; son cosas que se perdieron y de las que no existe un registro riguroso”, se entusiasma Raris detrás del mostrador de su disquería, Cactus (www.cactusdiscos.com.ar). ¿Cuál es su pieza favorita? “El único disco que grabó el Cuchi Leguizamón en estudio, de 1968, que, apenas salió, fue prohibido y se lo retiró de la venta.” ¿Y el objeto de mayor desvelo? “La misa del Tercer Mundo –sostiene sin dudar–. Un disco al estilo de la Misa Criolla, pero con letras del padre Mugica. Poco antes de editarse, en 1974, un comando de ultraderecha reventó las oficinas de RCA y destruyeron to-
das las copias. Sólo quedaron algunas muestras dando vueltas por ahí.”
Elvis está vivo en Florida “Coleccionar es un camino de ida. Comencé juntando todos los temas que había grabado Elvis. Después «me enfermé» con las distintas tapas según las ediciones de distintas partes del mundo; luego, con la posibilidad de tener las distintas prensadas de distintas épocas de tal o cual país, y así llegué a los más de 3000 discos de Elvis que conforman mi colección. Segura-
Se va la primera N El 7, 8 y 9 de agosto, en el pabellón 4 de Costa Salguero, se llevará a cabo la I Feria Internacional de Coleccionismo Discográfico. Allí se convoca a coleccionistas grandes, medianos y pequeños a participar de la venta, compra y canje de material discográfico. Entre las más de 300.000 piezas con la que abrirá la feria y que se subastarán el sábado 8, se encuentra una postal enviada por John Lennon a Paul McCartney, valuada inicialmente en 30.000 pesos. Más información en www.feriadediscosdebuenosaires.com.
mente, para alguien que no esté tan loco como yo, la mayoría de ellos son iguales. Pero bueno: la verdad es que el coleccionismo es un placer muy difícil de transmitir.” Carlos Ares rankea alto entre los coleccionistas de Elvis Presley del mundo. Es argentino y, desde 1992, es dueño de la única disquería exclusivamente dedicada al “Rey” en América latina (Elvis Shop, Florida 520, local 15), un local sagrado para los fans de Elvis de aquí y de allá. “Cada vez que el ex guitarrista de Megadeth Marty Friedman viene al país, se instala acá y nadie lo puede sacar. Si no lo conocés y te lo cruzás por la calle, pensás que escupe fuego, pero en realidad muere por las baladas de Elvis”, cuenta Ares, cuando enumera
los coleccionistas más famosos que pasaron por su local, entre los que también se encuentran Sandro, Pettinato y Mikel Barsa, el coleccionista español que se encargó de organizar la primera feria temática en el país, que abrirá sus puertas el 7, 8 y 9 de agosto próximos (ver aparte). “La verdad es que no me extraña que haya tenido que venir un español para armar este encuentro de coleccionistas argentinos –sugiere Ares–. Si aquí no nos podemos poner de acuerdo con un tema tan importante como el del campo, ¿cómo vamos a pretender unir a unos locos que coleccionan discos y que, en su mayoría, prefieren esconderse debajo de un túnel antes que compartir su tesoro.” Mikel Barsa inició su amorosa relación con la Argentina en tiempos en los que la revista Noticias invitaba a sus lectores a coleccionar tanto discos de rock nacional como platos para colgar en la pared, según los designios del mercado. A fines de los años 90 se asoció con el sello Music Brokers (mentor de los vendedores Bossa’n Stones y sus variadas secuelas) y el último año se instaló definitivamente en Buenos Aires con la intención de ampliar sus negocios dentro de la industria discográfica, con la producción de conciertos y la realización de esta feria que espera repetir anualmente y con la que se ganó un lugar como columnista del programa radial de Mario Pergolini (¿Cuál es?, FM Rock and Pop). Mientras el periódico The New York Times sostiene que el coleccionismo de discos raros de vinilo en los Estados Unidos vive un boom que desconcierta a propios y ajenos en medio de la recesión económica y la devaluación del soporte físico en la música –en un artículo publicado diez días atrás, se asegura que muchos inversores norteamericanos prefieren por estos días poner su dinero en este tipo de discos para fanáticos que día a día incrementan su valor–, Barsa dice: “Estos inversores se han multiplicado en los últimos años y para el mundo de los coleccionistas no es muy bueno, ya que tratarán de encarecer una gran cantidad de productos que busca la elite. De todas formas, como coleccionista de todo que soy, te puedo asegurar que, en el caso de la música, para ser coleccionista, hay que ser entendido. Esto no se estudia en la universidad, sino que hay que mamarlo desde chico”. Palabra de coleccionista.
SILVANA MIYASHIKI
RADIO (Protagonistas)
Por Alicia Petti
Sandro, una pasión familiar Un programa dedicado exclusivamente al cantante y que hacen un padre y su hijo A Roberto Defazio (68) y su hijo Gabriel (37) los unen el amor y la admiración por Sandro. Y, como los dos son comerciantes, lo primero que aclaran es que ellos no comercializan el programa A todo Sandro, que se emite los sábados, de 13 a 16, por Radio Cadena (AM 1470), de Lanús, y lleva 9 años en el aire. Saben que lo escuchan numerosos seguidores de Roberto Sánchez, porque conserva el espíritu y el estilo que caracterizan al cantante: respeto, admiración y dedicación. Junto con ellos están Mabel Armentía (una fanática coleccionista), Claudio Borelli y Rodolfo Petrone. Entre todos se reparten la labor de producción y conducción. –A todo Sandro se ha convertido en un boom y ustedes, en los interlocutores de Roberto Sánchez. Gabriel Defazio: –En cierta forma, sí. Todo empezó hace nueve años. Un día le regalé un CD de Sandro a mi mamá para el Día de la Madre. Comprobé lo bien que cantaba Sandro y terminé haciendo una colección bastante importante de sus canciones. En un momento, un primo me propuso hacer un programa de radio, pero enseguida de que lo hicimos él se fue y ahí se incorporó mi papá.
–Usted, Roberto, ¿conocía a Sandro? –Yo trabajaba en una imprenta en Valentín Alsina, cerca de Sportivo Alsina, así que por supuesto lo veía pasar. En el 68 se mudó a Lanús, a Pringles y Oncativo, a tres cuadras de mi casa. Por las noches, cuando volvía de los recitales, mi cuñada, que era fanática, lo esperaba en la puerta. Yo observaba esa admiración y empecé a interesarme. Por eso acepté el desafío de la radio y del programa. –¿Cómo es el armado de A todo Sandro? Roberto: –El programa lo arma la gente. Es la famosa frase: “Si lo querés, lo tenés”. Primero, con un CD complacíamos a todos, porque la gente no conocía toda su discografía y siempre pedía lo mismo: “Rosa, Rosa”, “Penumbras”... Ahora no, porque se amplió el conocimiento musical de la gente. Pasamos cosas que nos piden los oyentes de la Argentina y de todas partes del mundo. Hay gente que vive en Israel y se levanta a la madrugada a escuchar el programa; otros, en Tenerife, que se reúnen para escucharlo, y ni hablar de los países latinoamericanos, donde Sandro es Gardel. Además tenemos la página (www.atodosandro.
com.ar) que es muy visitada. Es que pasamos temas y reportajes inéditos. En esto hay que reconocer el trabajo de Mabel Armentía, que es una coleccionista de todo lo que ha hecho Roberto: entrevistas, videos, afiches, fotos, etc. También estamos en contacto con otro muchacho que tiene todos los reportajes que dio Sandro desde el comienzo de su carrera. Son perlitas. Hay jóvenes que nacieron después del 75 y nunca escucharon esas notas. Sandro tiene gente muy distinta que lo sigue y que ahora nos acompaña cada sábado. Nos encontramos con regalos de empanadas, matambres, tortas, facturas, que son los mismos que le han hecho llegar a él. Y cuando pasamos un tema, al terminar Gabriel lo canta un poco. Un día, Sandro le preguntó: “¿Vos sos el que descuartiza mis temas?”. Creo que ya tuvimos como 20 llamadas de Roberto, porque la estrella es él. –¿Siguen en contacto con él? Gabriel: –Hablamos con bastante periodicidad. Desde el sanatorio nos llamó dos veces. La primera, para contar que estaba internado, esperando el trasplante. La segunda, para aclarar que estaba bien, que lo que tenía no era tan grave. Algunos medios habían dicho que estaba muy mal y no
Padre e hijo con bandera y con uno de los integrantes del equipo de producción del programa dedicado a Sandro que cuenta con la habitual aparición, vía telefónica, del propio cantante SOFIA LOPEZ MANAN
era así. Nosotros también tuvimos la suerte de ser los primeros en sacar al aire a Olguita, su esposa. El te explica las cosas, pero Olguita las vive –¿El los escucha siempre? Roberto: –Cuando estaba en su casa de Banfield, sí, pero desde que está internado, no, porque la interferencia de los equipos médicos no le permite escuchar la radio. Por eso mira mucha TV y juega a las cartas con Olga. Una vez nos llamó y al cortar nos dimos
cuenta de que nos habíamos olvidado de preguntarle ciertas cosas. A los cinco minutos, volvió a llamar y dijo: “Muchachos, ¿qué se olvidaron de preguntar?”. Y seguimos la charla –¿Qué fue lo más emotivo o gracioso que les pasó durante una entrevista? Roberto: –Lo más emotivo fue la llamada del 4 de julio pasado, para comunicarnos sobre la operación de colon. Pero también recuerdo hace unos
años, cuando se acercaba su cumpleaños y le preguntamos qué hacíamos para festejarlo. Nos dijo que los vecinos le habían tirado la bronca por la cantidad de gente que se reunía. Yo le dije que era un día de jolgorio, ya que él siempre pagaba los destrozos. Llegó ese día, salió Sandro a la puerta, abrió los brazos y dijo: “Hoy es un día de jolgorio”. Después miró a una vecina y le dijo: “Quédese tranquila, yo me hago cargo de su jardín”.