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Lunes 7 de septiembre de 2009
FUTBOL
Las eliminatorias
El Rolls Royce que Maradona recibió sigue cubierto de polvo El DT sigue sin sacar lo mejor de un plantel que él considera rico; la estructura está resentida en todas las líneas Por Claudio Mauri
De la Redacción de LA NACION a selección argentina es un Rolls Royce lleno de tierra. Hay que limpiarlo”, fue la metáfora que utilizó Diego Maradona para describir el equipo que le dejaba Alfio Basile. Un seleccionado triste, que se había rendido sin luchar en la derrota ante Chile, en Santiago. La frase de Maradona es del 31 de octubre de 2008, 20 días antes de su debut como director técnico. Pasaron 9 partidos y poco más de diez meses, y la Argentina sigue cubierta de polvo. El tratamiento de limpieza que viene aplicando Maradona no da los resultados esperados. El supuesto Rolls Royce está lejos de representar el lujo y ni siquiera alcanza la versión de un utilitario. Así se llegó a la situación actual, con la clasificación para el Mundial comprometida y una estructura de equipo que parecía medianamente consolidada y se fue descomponiendo. Por la fatalidad de las lesiones, y las vacilaciones y las contradictorias decisiones de Maradona, el seleccionado no está teniendo un punto de apoyo en ninguna de sus líneas. En el comienzo de su ciclo, al amparo de una serie de tres triunfos, el entrenador parecía haber encontrado rápidamente un bloque. Carrizo era el arquero; Demichelis y Heinze, los centrales; Zanetti y Papa, los laterales; Mascherano y Gago, el doble pivote; Maxi Rodríguez y Jonás Gutiérrez, por las bandas. En la delantera fue donde siempre hubo más indefinición, con Messi como indiscutido y un acompañante que fue variando entre Tevez y Agüero, aunque en algunas ocasiones actuaron los tres juntos. Con ese módulo, la Argentina ganó, de visitante, los amistosos ante Escocia y Francia, y goleó a Venezuela por las eliminatorias. Luego ocurrió la catástrofe de La Paz (1-6 contra Bolivia) y las grietas se mantienen hasta hoy. Veamos, línea por línea, cómo se fue erosionando el esqueleto del seleccionado. N Arquero. Maradona empezó con Carrizo y le quitó la titularidad después de la goleada en Bolivia, a pesar de que esa tarde había sido uno de los mejores. De todas maneras, el motivo de la exclusión fue la inactividad que Carrizo arrastraba en Lazio. En esa situación ya estaba cuando Maradona le confió el arco desde el comienzo. Andújar debutó ante Colombia, a pesar de que unos días antes había dicho que su arquero era Carrizo. Andújar, que no había estado ya muy sólido en el amistoso con Rusia, quedó bajo la lupa por sus flojas respuestas en la caída frente a Brasil. N Defensa. Salvo por la continuidad de Zanetti (sólo fue suplente ante Colombia e ingresó en el segundo tiempo), el resto de la última línea pasó a ser un rompecabezas. La rotura de ligamentos del tobillo derecho de Demichelis le modificó el tablero al técnico, que tampoco cumplió con lo dicho en su momento: “En mi equipo, Heinze es zaguero central, no lateral”. Luego, el
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2 cuerpo técnico quedó impresionado con la aparición de Otamendi y decidió sacrificar a Papa para mantener a Heinze entre los titulares en el puesto de... lateral, donde rinde menos y queda expuesto en sus dificultades para proyectarse. Frente a Brasil fracasó la apuesta al entendimiento que supuestamente Domínguez (debutante) y Otamendi iban a trasladar al seleccionado. El DT recurrió a Domínguez como un salvador y dejó de lado la opción más lógica de Burdisso. N Medio campo. En este sector se encuentra de todo un poco. Hay un par de futbolistas que bajaron mucho su rendimiento: Mascherano y Maxi Rodríguez. Al ex River se lo ve muy desordenado y el jugador del Atlético de Madrid no sale de la intrascendencia. Maradona rompió con el tándem Mascherano-Gago por la necesidad de sumar más control de la pelota y conducción con Verón, que, pese a su activa participación, no encontró socios en la noche rosarina. El día que Maradona incluyó a los tres juntos (ante Colombia) incurrió en un grave error al ubicar a Gago de volante derecho. El experimento fracasó y debió reemplazarlo en el descanso. Por la izquierda, la inclusión de Dátolo ayudó a que el lamento de Maradona no fuera tan grande por la baja del desgarrado Jonás Gutiérrez. N Ataque. Maradona nunca encontró el mejor ataque. La pareja Messi-Tevez sigue desaprovechando oportunidades. No hay complementación ni entendimiento. Cada uno busca por su lado, son dos piezas sueltas. Maradona no las acopla con trabajo ni con el convencimiento de la palabra. Agüero, el tercero en discordia, paradójicamente jugó su mejor partido cuando no estuvo acompañado por Messi ni Tevez. Fue ante Rusia, cuando se sintió el eje de la ofensiva, con un gol y una asistencia. No se entiende ni justifica que Maradona siga ignorando a Gonzalo Higuaín y que casi no le dé oportunidades a Lisandro López, el delantero más en forma del momento.
1- Movimiento en el arco: Andújar por Carrizo; 2- No funcionó la apuesta con Domínguez; 3- Heinze, de central a lateral; 4- Gago perdió lugar; 5- Se busca conductor con Verón; 6- Messi y Tevez no se entienden // FOTOS DE F. MARELLI Y A. GRECO
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La cantidad de convocados ya llegó a 62 En menos de un año de gestión, Maradona, en ocho listas, convocó a 62 futbolistas, de los cuales 30 recibieron el primer llamado en sus carreras para integrar el seleccionado. El goleador argentino en las eliminatorias sigue siendo Riquelme, con 4, pese a que no juega desde octubre de 2008.
Sondeo N ¿Cómo ve el futuro argentino rumbo al Mundial de Sudáfrica ?
No se clasificará Jugará el repechaje Se clasificará Votos: 10.088
http://www.canchallena.com.ar
50 % 30 % 20 % 6/09/2009
OPINION Por Cristian Grosso De la Redacción de LA NACION
Tres años de tiempo malgastado La selección exige excelencia, superación. No es un club de amigos ni un grupo de autoayuda ni un espacio para organizar homenajes. Perder de vista que reclama máximas dosis de capacitación y profesionalismo inexorablemente confunde el rumbo. Con la Argentina se desatendieron cuestiones básicas y el desfiladero condujo a la cornisa. Hace tiempo que se hacen pruebas en el laboratorio de la improvisación y el desprestigio. Con Alfio Basile se comenzó a atrasar el reloj. Un hombre que confiaba más en la sobremesa que en el pizarrón. Alguna vez explicó que la caída en la final de la Copa América de 2007 se debió a que Brasil se había levantado mejor. Otra vez, buscó la salvación en el talquito. “¡Qué alto que es Carew!”, descubrió en Oslo, para explicar una caída con Noruega. El desapego por los detalles, la desactualización, la predilección por las cábalas… y el proyecto se derrumbó. Aterrizó Maradona; bajó del Olimpo y confió en su estela de mito. Atrapante... hasta que se vuelve rutina y se diluye. Se encadenan los desaciertos tácticos del ciclo; esta vez, la incorrecta interpretación del poderío aéreo de Brasil, que se afirmó en esa vía para alzarse con la Copa de las Confederaciones. Sus inconsistentes lecturas parten del desprecio por los ensayos intensos, los ejercicios que simulen las situaciones de partido o un minucioso seguimiento de las virtudes del rival. Los picados informales ante un combinado de Tristán Suárez, como cobertura estratégica, son algo así como salir con un diario sobre la cabeza para resistir un temporal. Conducir al seleccionado no es para cualquiera. Tampoco es el lugar para aprender a hacerlo. Maradona parece no asimilar la mecánica. Un líder se construye sobre su coherencia y conocimientos. Maradona habla y desorienta. Tampoco es reconocible un equipo entre contradicciones y malas lecturas. Detrás de la fascinación maradoniana del comienzo, los jugadores –filosos observadores– ya lo saben. Cuando iba por el medio centenar de convocados, luego de la victoria frente a Francia, eufórico, Maradona adelantó que la base rumbo a Sudáfrica 2010 prácticamente no experimentaría retoques. Pero en cada aparición pública ofreció otros apellidos. Va por 62 y ni asoma una formación. Si aparecen Schiavi o Palermo en la alineación contra Paraguay, se tratará de la legitimación de la política del manotazo. Sería entendible desde la desesperación extrema y, a la vez, el corolario para un puñado de temporadas sin un proyecto sustentable. Hoy se paga con sufrimiento varios años de distracciones, de desaprovechamiento. Una selección con reconocible calidad individual, pero frágil en liderazgo y desprovista de la sabiduría y dedicación que demanda pertenecer a la elite. La selección no se merece la desarticulada planificación en la que la han hundido. Hace tres años que se malgasta el tiempo.
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