El libro de Josué

III.- DEBORA, DE LA TRIBU DE EFRAIM (4,1-5,32). Israel reincide en el mal, y es oprimido por Llavín, rey de Jasor. Dios suscita a Débora que con la ayuda de ...
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Antiguo Testamento

Libros históricos

Es la culminación del Pentateuco, narra la toma de posesión de la tierra prometida bajo la guía de Josué, y como don de Dios que la pone en las manos de todo el pueblo unido, y luego la reparte entre ellos.

Dos partes extensas, precedidas de un prólogo y que culminan con un epílogo que condensa el contenido teológico del libro. PROLOGO: (1,1-18) Sirve de unión con el Pentateuco, y enuncia los temas del libro: LA CONTINUIDAD ENTRE MOISÉS Y JOSUÉ, mediadores entre Dios y el pueblo; LA UNIDAD DEL PUEBLO cuyas tribus juntas conquistan todo el país.

I.- TOMA DE POSESION DE LA TIERRA PROMETIDA (2,112,24) Envío de exploradores a Jericó, primera ciudad conquistada por los israelitas. Episodios en Guilgal, primer campamento, el paso del Jordán, la circuncisión de los varones israelitas, la celebración de la primera Pascua en Canaán, la manifestación de Dios frente a Jericó. Detalle de la conquista de Jericó y Ay. Acto de culto con sacrificios y lectura de la Ley junto Siquem. Conquista de territorios de la zona central y meridional, y septentrional. Relación de territorios conquistados y monarcas vencidos.

II.- DISTRIBUCION DE LA TIERRA PROMETIDA (13,1-21-45) Tres etapas: 1ª en las campiñas de Moab. 2ª en Guilgal, y 3ª en Siló, se reparte el resto del territorio. III.- EPILOGO (22,1-24,33) El libro insiste en dos temas: el pueblo unido conquista el país; y la continuidad entre Moisés y Josué su sucesor. Este antes de morir exhorta al pueblo a cumplir la Alianza que ahora ellos renuevan en Siquem.

Reúne textos y narraciones antiguas. No es extraño que muchas familias contaran entre sus tradiciones relatos episódicos de la llegada de las tribus a aquel territorio.

También existían numerosas narraciones que explicaban la razón por qué algunos lugares tenían nombres concretos, o cuál era el origen de algunas construcciones antiguas: como las doce piedras de Guilgal, el montón de ruinas de Ay

Jos 5, 20

Josué colocó en Guilgal aquellas doce piedras sacadas del Jordán, 21 y dijo a los israelitas: Cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos qué son esas piedras, 22 les responderéis: Israel pasó el Jordán a pie enjuto. El Señor, vuestro Dios, secó el agua del Jordán ante vosotros hasta que pasasteis, 23 como hizo con el Mar Rojo, que lo secó ante nosotros hasta que lo pasamos. 24 Para que todas las naciones del mundo sepan que la mano del Señor es poderosa y vosotros respetéis siempre al Señor, vuestro Dios.

Las herencias de cada tribu, posiblemente trae su origen de documentos escritos en el sur de Canaán, pues el relato es más preciso cuando habla de los repartos de esa zona. Todos estos elementos La mayor parte de dispersos se unen con un fin teológico: la tierra esta sección un don a conservar pertenece a la siendo fiel a Dios. tradición sacerdotal.

Dios es siempre fiel y cumple las promesas hechas a los patriarcas. “Todo llegó”. Así el pueblo pudo mantener firme la esperanza en Dios durante el destierro en Babilonia. La tierra de Canaán es de Dios, que la ha donado a su pueblo por medio de Josué, y no por sus dotes militares. Se destaca a Josué como mediador entre Dios y el pueblo, elegido por Dios para llevar a cabo este proyecto salvífico. En el paso del Jordán se presenta al pueblo como una congregación santa, presidida por el arca de la Alianza, símbolo de la presencia de Dios entre los suyos.

Se renueva la Alianza en Siquem, allí el pueblo a través de Josué se compromete a permanecer fiel al Señor y cumplir sus preceptos. Se insiste una y otra vez en la unidad del pueblo. Aunque las tribus hubieron recibido su heredad antes de pasar el Jordán, no abandonaron a sus hermanos hasta que se toma toda la tierra. Todo el pueblo unido bajo el mando único de Josué toma la tierra. Así el pueblo unido debe reconocer que sólo hay un único Dios.

Josué es la anticipación profética de Jesucristo, su nombre es idéntico al de Jesús, ambos significan “el Señor salva” (en hebreo, Yehosú’a). Josué proporcionó la salvación al pueblo, pero también a personas que no formaban parte de él, como Rajab y su familia, que habían secundado los planes de Dios y manifestado su fe con obras. Jesús, hace también extensiva la salvación a todos los hombres que secundan los planes de Dios.

Libros históricos

Narra la llegada del pueblo de Israel a Canaán y las dificultades de asentamiento en cada zona y la protección divina a cada tribu. Dios en esos momentos adversos suscita líderes carismáticos, los jueces, que salvan a su pueblo.

El prólogo condensa el libro, al que suceden narraciones cada vez más extensas de las hazañas de los jueces, junto con anexos de otros relatos. PROLOGO (1,1-3-6) Dos partes. 1º La llegada de las tribus y su asentamiento. 2º La enseñanza teológica del libro: Israel permanecerá en la tierra mientras sea fiel al Señor. Dios da prueba de su fidelidad suscitando jueces, pero Israel reincide en su infidelidad.

Los relatos de jueces comprenden seis historias sobre seis personajes:

I.- OTNIEL, DE LA FAMILIA DE CALEB (3,7-11). Liberó a los israelitas de la opresión de Cusán Risataim, rey de Aram Naharaim. II.- EHUD, DE LA TRIBU DE BENJAMIN (3,1230). Tras narrar que Israel obra el mal y es oprimido por Eglón, cuenta como Ehud venció a Eglón. Tiene como apéndice la historia de un juez menor: Samgar.

III.- DEBORA, DE LA TRIBU DE EFRAIM (4,1-5,32). Israel reincide en el mal, y es oprimido por Llavín, rey de Jasor. Dios suscita a Débora que con la ayuda de Barac, reúne a las tribus y afronta la situación. Canto de ambos festejando el triunfo.

IV.- GEDEON-YERUBAAL, DE LA TRIBU DE MANASÉS (6,1-10,5). Vuelven a hacer el mal y son esta vez oprimidos por madianitas y amalecitas. Gedeón convoca las tribus y selecciona los hombres para hacer frente a Madián y Amalec y vence persiguiendo a los fugitivos hasta derrotarlos por completo. Se narra su muerte. Intento fallido de instaurar la monarquía por parte de Abimélec. Referencia conclusiva a dos jueces menores: Tolá y Yaír.

V.- JEFTÉ, DE GALAAD (10,6-12,15). De nuevo la infidelidad trae el peligro a Israel de manos de los amonitas. Cuando reconocieron su pecado el Señor se aplacó y suscitó a Jefté, que envió mensajeros para exponer a los amonitas los motivos de Israel para habitar esa tierra. Ante el rechazo los ataca, hace antes un voto temerario a Dios, y cuando logra derrotarlos, reconoce su imprudencia. También los efraimitas son derrotados por Jefté. Noticas sobre tres jueces menores: Isbán, Elón y Abdón.

VI.- SANSON DE LA TRIBU DE DAN (13,1-21,25). Dios entrega a los israelitas que hicieron el mal a manos de los filisteos. Dios suscita un salvador Sansón, anunciado a sus padres, y nazareo: consagrado a Dios desde el seno materno. Se presenta a Sansón, se relatan sus hazañas gracias a su extraordinario vigor. Seducido por Dalila es apresado por los filisteos; después pierde la vida al derribar la casa junto con muchos filisteos, cuando recupera su fuerza. También se narra la migración de la tribu de Dan. Y por último la historia de otro levita que no encuentra hospitalidad por los benjaminitas, que abusan de él y de su concubina. Esto supone una lucha de todas las tribus contra Benjamín, que casi desaparece, lo que deja constancia del desorden y corrupción de costumbres al final de la época de los jueces.

Forma parte importante de la historia deuteronomista. Son tradiciones de diversas procedencias. Son 12 jueces, -uno por tribu-, pero sólo se desarrollan las de seis de ellos. Cada tribu recoge las hazañas de sus héroes pretéritos trasmitiéndolas de padres a hijos. Algunas enseguida tienen forma literaria como el “Canto de Débora” otras sólo más tarde son escritas.

Con el destierro son agrupados en este libro para ilustrar la fidelidad de Dios en contraste con la infidelidad de Israel. En su redacción se respetan rasgos genuinos de cada relato, aunque tenga contradicciones con la enseñanza a trasmitir, así por ejemplo la posibilidad de dar culto a Dios en diversos santuarios, no sólo en Jerusalén, o el ofrecimiento de un sacrificio humano por Jefté (Jue 11, 29ss).

Los relatos ponen de relieve la gran rudeza en vivían las tribus de Israel en sus primeros tiempos. Para entenderlos conviene hacer algunas advertencias: No cabe entresacar textos sin tener en cuenta el conjunto de la obra. Leída en su conjunto se puede apreciar que las hazañas de los jueces no han sido incluidas en el libro sagrado como modelos de comportamiento ni de actitud religiosa. Estos hombres viven en un tiempo de costumbres y valores muy elementales, y su comportamiento manifiesta la rudeza de la época. Las tradiciones acerca de las gestas de los jueces se han incluido en el libro sagrado como testimonio de que Dios no se ha olvidado de su pueblo.

El esquema argumental de cada historia de los 6 jueces mayores es el mismo: pecado, castigo y salvación. Para el lector es una llamada a reconocer los propios pecados e infidelidades, y a tener confianza en Dios, que siempre es fiel.

La gratuidad de la vocación es otro rasgo sobresaliente en la obra, la intervención salvadora de Dios comienza por la elección gratuita del hombre. También este libro es un canto de liberación. Servirán estos recuerdos para alimentar la esperanza en los momentos difíciles del Destierro (siglo VI a.C.)

La Encarnación del Hijo de Dios y su misión salvífica son la manifestación patente de que Dios no se despreocupa de su pueblo, ni de la humanidad. Esa iniciativa de Dios eligiendo al pueblo, y la gratuidad de la llamada, que ya se descubren en Jueces, se desarrolla más profundamente en el NT.

Libros históricos

Terminado el libro de los Jueces, y antes de los Libros de Samuel que narran los orígenes de la monarquía en Israel, se incluye un libro breve con una historia entrañable, la de Rut. No forma parte de la historia “deuteronomista” pero aparece insertado aquí en los códices griegos más antiguos y en la vulgata latina.

En cambio en la Biblia hebrea se incluye entre los Escritos. Se lee en la fiesta judía de Pentecostés en las sinagogas, para dar gracias a Dios por motivo de la siega.

Narra la historia de cómo una mujer extranjera, de cuya descendencia nacería el rey David, se incorporó al pueblo de Israel. Dos partes:

I.- RUT SE ACOGE A LA PROTECCION DEL SEÑOR (1,1-2,17). Rut decide dejar su pueblo y familia para ir a residir a Belén de Judá. Un judío, Elimelec salió en tiempo de escasez de alimentos de Judá hacia Moab. Allí sus hijos contrajeron matrimonio con dos jóvenes moabitas, Orpá y Rut, pero ese hombre y sus dos hijos fallecieron poco después. Cuando Noemí su viuda, decidió regresar a Belén, una de las nueras, Rut, se ofreció a acompañarla con unas palabras que son testimonio de fidelidad: “A donde vayas iré y donde pases las noches las

pasaré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios”.

II.- RUT SE INCORPORA A LA CASA DE ISRAEL. (2,18-4,22). Gira en torno a la “redención” (geula), costumbre tradicional en Israel que obliga a proteger a los familiares desamparados. Rut recogiendo espigas en el campo conoce a Booz que podía ejercer esa acción protectora sobre ellas. Este se enamora de Rut admirado por sus virtudes, y decide asumir esta responsabilidad. Finalmente la toma por esposa y nace Obed, padre de Jesé y abuelo de David.

No es parte de la historia deuteronomista sino que tiene características singulares. Compuesto probablemente siendo Judá provincia persa (siglos VI-IV a.C.). Deja abierta una puerta a la universalidad de la salvación divina. Dios cuenta con mujeres buenas y fieles a Dios a pesar de ser extranjeras para hacer la salvación; de ella nace el rey David.

El mantenimiento de la propia identidad religiosa no está reñida con la apertura a otros pueblos y gentes. En una época de gran separación entre judíos y gentiles llama la atención la benevolencia con la que se trata el matrimonio Booz-Rut. Tampoco se censura el matrimonio de los hijos de Elimelec con mujeres de Moab. Se insinúa así que la salvación no se limita al pueblo elegido.

Es también un testimonio del cuidado paternal de Dios hacia los hombres. Dios está continuamente detrás de la aparente normalidad de los acontecimientos, velando con su providencia. Existen muchos detalles que no son casualidad sino que guiados por Dios acontecen con la naturalidad de la vida ordinaria. (Rut conoce a Booz espigando)

Rut posee una exquisita sensibilidad religiosa y es un modelo digno de imitar. Rut acogió al Señor como su Dios, y puso toda su vida “a la sombra de sus alas”. Por fidelidad a El dejo su tierra y la casa de sus padres, y Dios bendijo con abundancia tal generosidad y fidelidad.

Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios

El nombre de Rut aparece en la línea directa de la que habría de nacer Jesucristo. (Mt 1,5). La tradición cristiana ve en ella a los hombres de pueblos muy diversos que al conocer al Señor se incorporan a su Iglesia y encuentran en ella su casa.

En la vida de Rut encuentra particular resonancia las palabras de San Pablo “Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. (Col 3,3). Dios está presente en todas las encrucijadas del mundo, y actúa con discreción en la vida ordinaria.