Antiguo Testamento
Libros históricos
Aunque los Libros de las Crónicas narran la historia de Israel desde los orígenes hasta la cautividad, podemos decir que su contenido está centrado especialmente en todo lo referente al origen del Templo de Jerusalén y a la organización del culto que allí se hacía.
Podemos dividir el libro en las siguientes secciones: 1. Desde Adán hasta David (1 Cr 1,1-10,14). Todo este largo periodo de tiempo se cubre principalmente por medio de genealogías. Tienen particular importancia las de los hijos de Jacob, sobre todo Judá y Leví. Algunas se prolongan hasta la época del destierro
2. David (1 Cr 11,1- 29,30). La parte narrativa del libro comienza con la muerte de Saúl, por causa de su infidelidad. En seguida el autor se centra en la figura de David y se detiene sobre todo en lo relativo al traslado del arca, los preparativos para la construcción del Templo y la organización del culto. A lo largo de toda la sección se resalta la grandeza del rey
3. Salomón (2 Cr 1,1- 9,31). El sucesor de David está lleno de sabiduría y tiene el honor de llevar a cabo la construcción del templo, durante un reinado en el que la grandeza llega a su culmen con la plena realización de los proyectos de David 4. Los reyes de Judá (2 Cr 10,1-36,23). Prescindiendo del Reino del Norte, el autor pasa revista a todos los reyes de Judá valorando su actuación a la luz del modelo que tenían en David, y ponderando las reformas religiosas que algunos llevaron a cabo. Éstos fueron: Asá, Josafat, Joás, Ezequías, Josías y Manasés, de quien se dice que se convirtió.
El libro termina dando noticia del final del reino, el edicto de Ciro y la restauración del Templo.
a) Escritos sagrados: Las genealogías del principio coinciden con los datos de Génesis, Éxodo, Números, Josué, Rut, etc. En los textos sobre los reyes de Crónicas hay numerosos relatos completos que coinciden casi literalmente con textos de los libros de Samuel y de los Reyes.
Aunque actualmente se piensa que esos libros no estaban entonces totalmente terminados, es probable que el autor dispusiera de una versión bastante parecida a la definitiva. 1,1 Adán,
Set, Enós, 2 Quenán, Mahlalel, Yéred, 3 Henoc, Matusalén, Lamec, 4 Noé, Sem, Cam y Jafet. 5 Descendientes de Jafet: Gómer, Magog, Maday, Yaván, Tubal, Mésec y Tirás. 6 Descendientes de Gómer: Asquenaz, Rifat y Togarma. 7 Descendientes de Yaván: alasios, tartaseos, queteos y rodenses. 8 Descendientes de Cam: Cus, Egipto, Put y Canaán. 9 Descendientes de Cus: Sebá, Javilá, Sabtá, Ramá y Sabtecá. Descendientes de Ramá: Sebá y Dedán.
b) Fuentes profanas oficiales: Hay varias obras que se citan explícitamente como fuentes de lo que se narra: el Libro de los Reyes de Israel y de Judá (Cf. 2 Cr 27,7 y 2 Cr 16,11), el Libro de los Reyes de Israel (Cf. 1 Cr 9,1) y los Hechos de los reyes de Israel (Cf. 2 Cr 33,18). Además, se cita el Midrás del libro de los Reyes (2 Cr 24,27). Es posible que estas obras fueran simples compilaciones de documentos y relatos sin una unidad estructurada.
c) Fuentes proféticas: Se trata normalmente de relatos o dichos relacionados con algunos personajes conocidos, a algunos de los cuales se los considera profetas. En entre ellos se cuentan los relatos de Samuel, el vidente (1 Cr 29,29), Natán el profeta (2 Cr 9,29), Semayá el profeta (2 Cr 12,15), Yehu, hijo de Jananí (2 Cr 20-,34), el Midrás de Iddo el profeta (2 Cr 13,22), la visión de Isaías (2 Cr 32,32), Ajías de Silo (2 Cr 9,29) y la relación de los hechos de Ozías redactada por el profeta Isaías (2 Cr 26,22).
d) Tradiciones orales: recuerdos conservados en Judá, trasmitidos por los repatriados al regreso del Destierro, y conservados durante la época persa
Con todos estos materiales previos el cronista quiso redactar una historia y al mismo tiempo quiso transmitir una enseñanza religiosa. La fecha de composición más probable es hacia el año 300 a.C. De todas formas, y acerca del proceso de composición de los libros de las Crónicas, en la investigación crítica existen varias opiniones autorizadas.
Según Martin Noth hubo un solo autor para 1-2 Crónicas, Esdras y Nehemías, y este material fue escrito hacia el año 300 a.C. Para K. Galling: hubo una redacción primera (pre-exílica) y luego un “cronista segundo” en torno al siglo II a.C.
Para los autores, G. Williamson y S. Jafet, se trataría de una obra unitaria con eventuales retoques redaccionales
Recientemente, algunos autores como F. M. Cross, R. Nelson y S. McKenzie, sostienen que se compuso en tres etapas: Cr1. En la restauración davídica de Zorobabel (520 a.C.) Cr2. Tras la misión de Esdras (450 a.C.) Cr3. Tras añadir las “memorias de Nehemías” (400 a.C.)
David, es presentado como rey ideal (como Moisés en el Pentateuco), figura del Mesías esperado. Se insiste en la Presencia de Dios junto a los suyos, especialmente en Jerusalén, la ciudad santa. Se anima a la fidelidad al insistir en que Dios premia el bien y castiga el mal (cfr. por ejemplo Josías, 2 Cr 35,19-25 frente 2 Re 23,29-30). Se insiste en el sentido gozoso y festivo del culto a Dios
Dios premia al que obra bien y castiga al que obra mal. La retribución personal. Así Josías que muere prematuramente a pesar de ser un rey piadoso, se explica el cronista que le sucedió por no prestar atención a la voz de Dios.
2Re 23,29
En su tiempo, el faraón Necó, rey de Egipto, subió a ver al rey de Asiria, camino del Éufrates. El rey Josías salió a hacerle frente, y Necó lo mató en Meguido, al primer encuentro. 30 Sus siervos pusieron el cadáver en un carro, lo trasladaron de Meguido a Jerusalén y lo enterraron en su sepulcro. Entonces la gente tomó a Joacaz, hijo de Josías, lo ungieron y lo nombraron rey sucesor.
2 Cro 35,20
Bastante después de que Josías restaurase el templo, el rey de Egipto, Necó, se dirigió a Cárquemis, junto al Éufrates, para entablar batalla. Josías salió a hacerle frente. 21 Entonces Necó le envió este mensaje: No te metas en mis asuntos, rey de Judá. No vengo contra ti, sino contra la dinastía que me hace la guerra. Dios me ha dicho que me dé prisa. Deja de oponerte a Dios, que está conmigo, no sea que él te destruya. 22 Pero Josías no retrocedió sino que se empeñó en combatir. Desatendiendo lo que Dios le decía por medio de Necó, entabló batalla en la llanura de Meguido. 23 Los arqueros dispararon contra el rey Josías, y éste dijo a sus siervos: Sacadme del combate, porque estoy gravemente herido. 24 Sus siervos lo sacaron del carro, lo trasladaron al otro que poseía y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Lo enterraron en las tumbas de sus antepasados. Todo Judá y Jerusalén hizo duelo por Josías. 25 Jeremías compuso una elegía en su honor, y todos los cantores y cantoras siguen recordándolo en sus elegías. Se han hecho tradicionales en Israel; pueden verse en las Lamentaciones.
En el progreso de la Revelación se ve frente a la historia deuteronomista que interpreta el destierro como castigo al pueblo por los pecados de los antepasados, el cronista da un paso más y el reinado de cada rey comienza con la protección divina sin recibir herencia negativa de su antecesor. Cada rey es independiente e inicia su propia andadura, su final depende de su comportamiento. Así el destierro es un castigo merecido sólo por quienes lo padecieron. Es una enseñanza cargada de esperanza aunque aún no sea perfecta.
Estos dos libros preparan la revelación del Nuevo Testamento, según la cual Dios se ha hecho presente en medio de su pueblo mediante la Encarnación. Efectivamente, en Jesús, donde habita la plenitud de la divinidad corporalmente, se hace realidad la presencia de Dios entre los hombres significada por el Templo
Libros históricos
Estudiaremos juntos estos dos libros por parecernos que están muy relacionados entre sí, a la vez que guardan muchas semejanzas y algunas diferencias con los libros de las Crónicas a los que fueron asociados en el canon alejandrino. De hecho, en la versión de los Setenta el texto de uno y otro aparece seguido constituyendo un solo libro.
Estos libros no ofrecen una exposición lineal de los acontecimientos, sino que se ocupan de los episodios más sobresalientes relacionados con estos dos personajes, Esdras y Nehemías, en la reconstrucción religiosa y civil de Judá, durante el tiempo en que todavía formaba parte del imperio persa.
1. Restauración del pueblo de Dios en Judá (Esd 1-6). Cuando Ciro autoriza el regreso, se forma una caravana dirigida por Sesbasar que se dirige a Jerusalén y reconstruyen el Templo. Una vez concluidas las obras y realizada su dedicación, celebran con gran gozo la solemnidad de la Pascua
2. Misión de Esdras: instauración de la
Ley (Esd 7-10). La narración de la misión encomendada a Esdras, el escriba, se inicia con el documento de Artajerjes mediante el cual se le entregaban todos los poderes necesarios para llevarla a cabo. A continuación se describen los preparativos para la marcha a Jerusalén y el desarrollo de la misma hasta su llegada.
Una vez allí, Esdras observó un incumplimiento bastante generalizado de algunos preceptos de la Ley, y pronunció una oración penitencial exponiendo ante Dios las culpas del pueblo.
Por último se tomaron severas medidas para arreglar esa situación.
3. Misión de Nehemías: reconstrucción de la ciudad (Neh 1-13). La narración comienza con la exposición de los motivos que movieron a Nehemías a plantearse la tarea de reconstruir Jerusalén y cómo alcanzó del rey permiso para llevarla a cabo. A continuación se describen las obras de restauración de la ciudad, y se habla de su repoblación.
El núcleo central de esta parte lo constituye la proclamación de la Ley realizada por Esdras al pueblo y el compromiso de éste en cumplirla. Seguidamente se trata de la repoblación del resto del territorio y la dedicación de la muralla recién reconstruida. Por último se habla de una restauración de la vida civil, llevada a cabo en una segunda misión de Nehemías.
El orden de los acontecimientos que aparecen en los libros de Esdras y Nehemías, suscita varias dificultades. En conjunto da la impresión de que cuando llega Esdras ya se había realizado la reforma de Nehemías.
De distintos datos se deduce que el redactor del libro ha unido unas memorias ya existentes de Esdras y otras de Nehemías escritas en primera persona y ha recogido a la vez datos de otras fuentes, presentando los hechos con un orden que refleja más intereses doctrinales que cronológicos.
Hoy se considera que desde el punto de vista histórico que Nehemías realizó sus misiones en Jerusalén entre los años 445 y 424 a.C., y que Esdras llegó allí el 398 a.C.
Nehemías habría restaurado la muralla, organizado social y económicamente Judea, fortalecido la unidad e identidad de los repatriados mediante la renovación de un pacto con Dios al estilo del Deuteronomio.
Esdras en cambio habría llevado la Ley y la habría impuesto como ley del estado para todos los judíos. Así ambos representan dos momentos distintos y sucesivos, del desarrollo judío después de la diáspora. El autor de Esdras-Nehemías, refundió las memorias de ambos que se trasmitían independientemente. Lo hizo con el propósito de exaltar a Esdras, sacerdote, que es quien enseña y proclama la Ley, y recoger al tiempo la memoria de Nehemías.
Así con un propósito similar el autor coloca en primer lugar la misión de Esdras y luego Nehemías como que viene a apoyar su obra. Se destaca así la importancia que se da a la enseñanza de la Ley. Se piensa que fue escrito en torno al año 100 a.C., aunque algunos también lo sitúan en los siglos IV-III a.C.
En el proceso de la composición de Esdras y Nehemías se siguió un camino análogo al indicado al hablar de la “historia del cronista”. No obstante, es necesario aludir a algunas fuentes propias de estos libros: 1. De una parte, en esta obra se recoge una importante documentación escrita en arameo. Son vestigios de una correspondencia diplomática con la corte persa sobre la oposición de los samaritanos a la restauración de las murallas (Esd 4,6-23) y a la reconstrucción del Templo (Esd 5,1-6,18)
2. Asimismo son de gran relevancia las “memorias de Esdras”, citadas varias veces en la narración de algunos acontecimientos. Reuniendo los datos que aportan se puede calcular que Esdras debió de permanecer en Jerusalén alrededor de un año. La relación global de su informe, es probable que se contenga en Esd 7-10 y Neh 8. En él habría dado noticias de lo referente a su llegada a Jerusalén, la promulgación de la Ley y la separación de matrimonios mixtos. No se sabe si esta relación estuvo dirigida a las autoridades persas para dar razón de su misión, o tuvo como objeto quedar como memorial en los archivos del Templo.
3. También forman parte de ella dos cartas de cancillería de origen persa. 4. De notable importancia son también las “memorias de Nehemías” que ocupan fragmentos de considerable extensión conservados en distintas partes del libro que lleva su nombre.
Muestran que la restauración de la vida social en Judá después del exilio de Babilonia forma parte de un proyecto unitario de Dios, aunque su realización tuviera lugar en diversos momentos y durante el reinado de varios monarcas persas. Se subraya la continuidad de la historia de la salvación a través de las genealogías, destacan lazos existentes entre la población que restaura y el pueblo que antes había vivido en esa tierra antes del destierro. Son personas distintas pero el mismo pueblo elegido tiempo atrás por Dios.
El Israel de la época persa y griega es el mismo, aunque existan diversas trasformaciones debidas a las vicisitudes históricas pasadas: pierden soberanía nacional sobre el territorio, no les gobierna un monarca davídico sino en el ámbito interno por un sacerdote.
También varía la actividad religiosa: surgen las sinagogas ante la imposibilidad de ofrecer sacrificios en el Templo de Jerusalén. Cobra más protagonismo la Ley.
Se destaca la continuidad al relacionarse los lugares antiguos con los nuevos, entre las instituciones actuales y las del pasado. El altar y el Santuario fueron construidos en su lugar, los utensilios para uso del Templo eran los que Nabucodonosor se llevó. Tanto los sacerdotes como el personal que servía al culto eran descendientes de los que antes ocuparon estas tareas.
Esta continuidad muestra como Dios conduce la salvación, haciendo surgir respuestas nuevas a las situaciones que se presentan pero manteniendo la fidelidad a los orígenes. Se destaca también con fuerza la identidad del pueblo elegido, que ha de mantenerse mediante la severa prohibición de los matrimonios mixtos, y la segregación respecto de los gentiles.
No siempre había sido así en la historia del pueblo, (Rut, Jonás); pero en estos momentos de especial presencia de la tentación del sincretismo se ven necesarias, y fueron providenciales, para mantener la identidad religiosa del pueblo de Israel, que en este tiempo toma la configuración de “pueblo judío”.
Con las reformas de Nehemías y Esdras la pertenencia al pueblo no está unida a habitar en un territorio, sino a tener una ascendencia determinada, de ahí la importancia de las genealogías, y a someterse a una ley.
Estos Libros son una preparación y transición para la revelación del NT. Preparatoria por cuanto dan razón de la situación religiosa y de la forma de pensar del pueblo judío, centrada en el cumplimiento de la Ley, en la época en la que vive Jesucristo y surge la Iglesia.
Pero transitoria también, por cuanto las enseñanzas de estos libros sobre la absolutización de la Ley para obtener la misericordia de Dios, y la segregación respecto a los gentiles, como medio para mantener la identidad del pueblo judío, van a ser modificadas profundamente en el NT.
Para la predicación de Jesús, pese a que la Ley conserve su valor, la misericordia de Dios llega a “todos” los hombres por Jesucristo, el Mesías; y la identidad de la Iglesia se mantiene mediante la fidelidad y santidad de sus miembros en medio del mundo.
En la tradición cristiana han sido interpretados en sentido espiritual buscando la referencia la edificación de la Ciudad de Dios, esto es la Iglesia. La acción de Esdras es contemplada como un anticipo de lo que Jesucristo realizarán en plenitud, como Jesús enseñó la Ley y la llevó a su perfección.