Dos muestras del prolífico cine de Corea del Sur

CINE. (En casa )Por Diego Batlle. Dos muestras del prolífico cine de Corea del Sur ... La industria del cine de Corea del Sur es ... raíces del continente y cómo.
203KB Größe 6 Downloads 64 vistas
Espectáculos

Página 6/LA NACION

2

3

Sábado 7 de agosto de 2010

CINE (En casa )

Soy huao

Por Diego Batlle

Documental sobre una tribu del Amazonas

Dos muestras del prolífico cine de Corea del Sur Llegaron Cacería implacable y La ciudad de la violencia La industria del cine de Corea del Sur es el principal modelo, el espejo en que se reflejan los países que no son potencias, pero intentan sostener un digno espacio audiovisual: tiene una amplia, diversa y sólida producción; es exitosa en el ámbito local (pues sus films tienen más público que los estrenos de Hollywood) y, además, exporta sus películas a todo el mundo y gana premios en los principales festivales. Si bien en la Argentina se han estrenado en los últimos años varios títulos valiosos (Old Boy: cinco días para vengarse, The Host, Camino a casa, Los senderos de la vida), el mercado hogareño sigue siendo la mejor alternativa para apreciar películas de ese origen. En los últimos días, por ejemplo, fueron editadas en DVD la notable Cacería implacable (del sello SBP) y otra propuesta dentro

del cine de género como La ciudad de la violencia (de Emerald). Cacería implacable (que aquí se vio en el Bafici de 2000 y luego en un ciclo de la sala Leopoldo Lugones con el título internacional de Nowhere to Hide) es una de las grandes joyas del thriller coreano. Dirigida por Lee Myung-se (Duelist, M), propone una típica estructura de gatoratón con un detective duro, obsesivo (casi sin vida privada) y poco afecto a seguir las reglas, que persigue sin descanso a un hábil e inteligente maestro del crimen. Lo que hace del film algo especial es el despliegue de vertiginosas, adrenalínicas, vistosas y creativas escenas de acción construidas como si fueran verdaderas coreografías de danza y que poco tienen que envidiarle, por ejemplo, al cine de otros grandes realizadores

Se verá los sábados, a las 19, en el Malba

Cacería implacable, una de las grandes joyas del thriller coreano

asiáticos, como John Woo o Tsui Hark. Sin tantos hallazgos, La ciudad de la violencia (2006), de Ryoo Seung-wan (el mismo de Arahan y Crying Fist), propone un film de gánsteres que, al igual que Búsqueda implacable, se centra en

el enfrentamiento entre un policía –que regresa a su pueblo natal para el funeral de un amigo asesinado– y el hombre que se convirtió en el mafioso del lugar. Otra vez, las acrobáticas secuencias de acción son lo mejor de la película.

“América latina se ve más bonita de lejos, pero pa’ verla hay que entrar, y para entrar, hay que estar cerca”, se le escuchó reflexionar a Residente, el líder de Calle 13 en el excelente documental Sin mapa, que todavía permanece inédito en la Argentina. La conclusión viene bien para explicar por qué Soy huao, el documental de Juan Baldana, ganador en el penúltimo Bafici, es uno de los más interesantes aportes al cine etnográfico, sobre las raíces del continente y cómo sus herederos directos siguen en lucha para no ser solamente parte de la historia. El trabajo se verá desde hoy en el Malba, todos los sábados, a las 18, y domingos, a las 19. El título tiene que ver con un pueblo legendario, Toñampari, en la región amazónica de Ecuador, donde habita la milenaria comunidad huaroní conformada por 4000 hombres, mujeres y niños, en medio de la selva y hace más de medio siglo lucha por conservar algo de su autenticidad, resistiendo a misioneros norteamericanos, hacendados, militares y a gobernantes, pero muy en especial a las poderosas empresas petroleras transnacionales. No es casual que “huao” signifique “persona”. La película de Baldana, que viene de dirigir cine publicitario y haber sido productor general de las promociones de Fox Sports para América latina, así como por casi dos décadas para TyC, antes de dirigir Los Angeles, su ópera prima de ficción, estrenada aquí en 2009, es un paseo sin rodeos por el Ecuador profundo, se-

Una escena del documental

gunda parte de una trilogía del realizador, que comenzó con un recorrido por montañas y continuará con otro acerca de pescadores en el norte del Brasil. Los huaronies se muestran frente a cámara tal como son, sin traducción de su idioma. Pescan, cocinan o simplemente juegan en medio de la naturaleza salvaje que, en 1958, comenzó a ser invadida por la “civilización” que todavía no ha conseguido destruirlos por completo, como ya ha ocurrido en cientos de comunidades de todo el continente. Baldana sigue en silencio a la familia de Toca para observar un mundo con valores y reglas propios que, impoluto de toda idea de consumo y bienestar tal como se lo conoce en pueblos y ciudades, se mueve cómodamente en medio de una naturaleza virgen con la que se entiende perfectamente. No obstante, los huaroníes ya no son los que eran hace poco más de medio siglo, y algunas de sus costumbres comienzan a mostrar la influencia del mundo artificial que hasta entonces y para su fortuna los ignoraba. En este sentido, el trabajo antropológico de Baldana es clave: consigue el último registro de los huaroníes antes de que dejen de ser las personas que eran y según sus “educadores” abandonen la “barbarie” para entrar en un mundo que nada tiene que ver con sus raíces. De allí que Soy huao se convierta, finalmente, en un crudo testimonio del fin de esa comunidad, es decir en una tragedia. Soy huao ganó el premio a mejor director en el Festival Internacional de Cine de Cuenca en 2009, este año fue elegido como mejor documental en el Festival Internacional de Cine de Tarapacá, y también participó en la selección de la muestra Edoc-Ecuador, en la sección Cómo Nos Ven, Cómo Nos Vemos, y en la sección oficial de Docs DF, en México, antes de llegar aquí y al Ecuador, donde también se estrenará en estos días.

Claudio D. Minghetti