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POLITICA
I
SOSPECHAS DE CORRUPCION s LA MIRA EN EL EX SECRETARIO DE TRANSPORTE
Domingo 13 de diciembre de 2009
LA RELACION CON EE.UU.
Denuncian que Jaime pedía coimas para aumentar tarifas Un ex ejecutivo del Grupo Marsans lo acusó también de cobrar retornos por los subsidios HUGO ALCONADA MON LA NACION “Sugerencias económicas.” Ese fue el eufemismo que utilizó el entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, para exigirle el pago de coimas al Grupo Marsans a cambio de aumentarle las tarifas en beneficio de su empresa, Aerolíneas Argentinas, entre julio y agosto de 2006. La acusación la lanzó Jorge Molina, que por entonces actuaba como director gerente de Asuntos Públicos de Aerolíneas y de Austral, tras ocho años en Trenes de Buenos Aires (TBA), de Claudio Cirigliano, referente del sector del transporte y empresario de notables vínculos con Jaime. “Nosotros le autorizamos el aumento de las tarifas para que a Aerolíneas le vaya mejor y ustedes nos dan algo”, fue uno de los comentarios de Jaime, según relató Molina durante una entrevista grabada con Luis Majul, que se difundirá esta noche por La Cornisa. Según Molina, Jaime hacía sugerencias para el mejor manejo de las cuestiones económicas de la compañía. Prometía que Aerolíneas llegaría a un entendimiento con el Gobierno, apoyado en que más allá de liderar la Secretaría de Transporte, tenía mucha vinculación con el ex presidente Kirchner. –¿Los subsidios siempre tenían retornos?, le preguntó Majul en un tramo de la entrevista, según la desgrabación que obtuvo LA NACION. –Siempre tenían que tener. A mediados de 2006, Molina reemplazó al español Antonio Mata como rostro visible de Aerolíneas en la Argentina, luego de que, durante una entrevista con LA NACION, Mata fuera contundente en su reclamo: “Sin tarifas, vamos al fracaso”. Más aún, el ejecutivo reclamó que si el Gobierno pretendía aumentar del 1,25 al 5% su participación en Aerolíneas, debería desembolsar $ 30 millones. Y $ 180 millones para llegar al 20 por ciento. Jaime y su superior inmediato, el ministro de Planificación, rechazaron esa posibilidad y reclamaron a Madrid. Apenas 24 horas después de aquella entrevista, dos de los socios de Aerolíneas en España separaron a Mata de la compañía y lo reemplazaron con Gerardo Díaz Ferrán, que llegó con Molina como vocero oficial. Apenas dos semanas después de las declaraciones de Mata, Molina también concedió una entrevista a LA NACION. Abogó por un ajuste de los precios: “El mercado soporta un aumento de tarifas”, y estimo
Una gestión bombardeada por las sospechas
ARCHIVO
Obama y Cristina Kirchner, hace dos meses, en Pittsburgh
La Presidenta hace notar su desilusión con Barack Obama Jorge Molina. Fue la cara visible de Aerolíneas Argentinas desde 2006 hasta la reestatización y era uno de los encargados de negociar con Ricardo Jaime. Ya alejado de su función en la empresa aérea, denuncia que Jaime le pedía compensaciones económicas a cambio de autorizar aumentos de tarifas. “Como no aceptamos su sugerencia, explotamos como un sapo”, dijo.
Símbolo de una época. Como secretario de Transporte, Ricardo Jaime tuvo una alta exposición pública durante la gestión de Néstor Kirchner, que le cedió el control de los multimillonarios subsidios para el sector. Continuó en el cargo con Cristina Kirchner. Con el correr de los años, su nombre empezó a asociarse con escándalos de corrupción. Dejó este año el Gobierno, cuando la Justicia avanzaba con la causa que investiga si se enriqueció de manera ilícita. Ese expediente tuvo un importante avance al descubrirse que el ex secretario usaba como propio un avión privado que cuesta US$ 4 millones. También está sospechado de tener un yate de máximo lujo. En otras causas, lo investigan por desvíos de fondos para subsidios. que debería rondar entre el 5 y el 10 por ciento. Tres años y medio después, Molina cree que Jaime le pidió a él coimas a cambio de un eventual aumento de tarifas por sus antecedentes laborales junto con Cirigliano, con quien el entonces secretario de Transporte mantenía vínculos notables y permanentes. “Antes trabajé para una empresa cuyos dueños [por los hermanos Claudio y Mario Cirigliano], de fuertes vínculos con Jaime, aceptaban esas sugerencias”, reconoció Molina en el libro El Dueño, de Majul, en el que se mantuvo en el anoni-
mato del que decidió salir ahora. Según recuerda Molina, temía que los españoles creyeran que quería engañarlos, por lo que organizó un encuentro entre el secretario de Transporte y ellos. “Jaime también les hizo la sugerencia a ellos”, afirmó. Molina aclaró que el grupo español decidió no aceptar la supuesta requisitoria delictiva de Jaime y que los resultados están a la vista, con Aerolíneas en poder del Estado. “Como no aceptamos la sugerencia, explotamos como un sapo”, sintetizó. Los nombres, de todos modos, se repiten. En junio de 2008, Mata admitió a la revista Noticias que Jaime le
exigió desembolsar US$ 6 millones por una aerolínea de Claudio Cirigliano, Safe Fly, que carecía de rutas aéreas o aviones, pero, sí, casi 100 empleados heredados de Southern Winds. A cambio, el funcionario le prometió la licencia que esperaba desde hacía meses –y aún no obtiene– para operar su nueva firma, Air Pampas. Un año después que Mata, Molina también decidió exponer en público a Jaime. Dice que su familia recibió amenazas, que él tomó notas de cada encuentro y que prepara un libro con un título elocuente: Jaime S.A. Ante las cámaras dijo que ratificará cada palabra ante un juez si lo citan.
No recibirá a Valenzuela, el enviado de la Casa Blanca; malestar por el caso Honduras LUCAS COLONNA LA NACION La llegada a Buenos Aires del encargado de Barack Obama para América latina, Arturo Valenzuela, pasado mañana, exhibirá una fotografía de cómo concibe la Argentina su relación bilateral con los Estados Unidos por estos días: en lo que pretende ser un símbolo de las disidencias oficiales respecto de la política norteamericana para la región, la presidenta Cristina Kirchner decidió no recibir al funcionario del Departamento de Estado, que sólo visitará la Casa Rosada para una audiencia con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Si la diplomacia se construye con gestos, el gesto, entonces, deja poco margen para dobles interpretaciones. El vínculo con Washington quedará representado con esa decisión de la agenda oficial, según explicaron a LA NACION altas fuentes de la Cancillería que conduce Jorge Taiana. “No se busca dar la sensación de frialdad, pero tampoco sobrevaluar la visita. Es un punto intermedio, correcto y medido”, dijo un funcionario de alto rango del Palacio San Martín. La decisión de la Presidenta de no recibir a Valenzuela se explica, según las fuentes, por las disidencias que existen en la Casa Rosada respecto de las políticas que Washington desplegó para la región en los últimos meses. Y responde, en gran medida, a lo que puertas dentro del poder se describe como una suerte de “desilusión” oficial respecto de la gestión de Obama. Según confiaron altas fuentes oficiales y diplomáticas a LA NACION, Obama había despertado fuertes expectativas en la jefa del Estado y sus colaboradores apenas asumió en la Casa Blanca. En la visión de la Casa Rosada y del Palacio San Martín, el presidente perfilaba un cambio en la concepción norteamericana para América latina cuando se lo comparaba con sus antecesores. Imaginaban un alineamiento ideológico con Obama. “Empezamos el año con muchas
expectativas respecto de Obama y lo cerramos con varias desilusiones”, dijo un alto funcionario. Las desilusiones oficiales se sustentan, dijeron las fuentes, en dos decisiones de Washington. La primera: las bases militares norteamericanas en Colombia, en medio de un fuerte revuelo entre los países de la región. Si bien la Argentina jugó un rol contemporizador al organizar una cumbre de emergencia de la Unasur en Bariloche, en la Casa Rosada se interpreta esa decisión como una velada intromisión en la seguridad regional y como una amenaza para la autonomía del sur del continente. La segunda: el aval de la Casa Blanca a las elecciones en Honduras, que ungieron en el poder a Porfirio Lobo, tras el golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya. La Argentina no reconoce el proceso eleccionario por considerar que hacerlo constituiría una legitimación encubierta del golpe. Y considera que Washington hizo menos de lo que podía en la materia. “La sensación es que Estados Unidos no puso toda la voluntad para condenarlo, sancionarlo o buscar una solución”, dijo un funcionario del Gobierno.
“Cordial, pero no tanto” La decisión de no incluir a Valenzuela en la agenda presidencial tiene relación directa con aquellas desilusiones. Lo recibirá sólo el jefe de Gabinete. ¿Con qué propósito se resolvió esto? Con la intención de exhibir un gesto “cordial, pero no excesivo” con el enviado de Obama. Si hubiera que ceñirse a los rangos protocolares y a los usos y costumbres de la diplomacia, Taiana debería haber oficiado como el interlocutor natural del secretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado. Ocurre que Taiana partirá de viaje el lunes por la tarde, horas antes de que aterrice en Buenos Aires el enviado de Obama. Además, en otras épocas, los Kirchner recibieron en reiteradas ocasiones a Tom Shannon, que era el antecesor de Valenzuela en el cargo.