¿Cómo vencer el miedo? Por Marcos Céspedes Usado con permiso Hace unos días, en plena noche experimenté una sensación de temor: vinieron a mi mente algunos pensamientos y preocupaciones que me trasmitían miedo.... que me paralizaba.... Todo esto lo había experimentado en ocasiones anteriores en mi vida. Creo que nadie es ajeno a esto, sino que todos han experimentado esto en algún momento de su vida: existen temores y luchas a las que nos enfrentamos día a día, muchas de la cuáles provienen de nosotros mismos, de las heridas que acarreamos desde nuestra infancia - como maltratos físicos y emocionales, fobias, mentiras que hemos creído sobre nosotros mismos. Sirva como ejemplo que en una familia de varios hijos, cada uno responderá de manera diferente a los problemas y circunstancias de la vida. ¿Pero como hijos de Dios estamos predestinados a vivir con miedo? Les invito y vayamos juntos, y veamos la vida de un joven que tuvo que enfrentar sus miedos, en el capítulo 16 de 1 Samuel. Allí encontramos a un chico, el menor de 8 hermanos; nadie contaba con él, era el ovejero de la familia, él tenía que levantarse muy de madrugada, mientras su familia aún dormía y ordeñar el rebaño, sacar a los animales a pastar. Su padre Isaí contaba con él para que fuera el sirviente de sus hermanos mayores. La Biblia nos narra dos momentos que cambiarían la vida de este joven. Dios había desechado a Saúl el actual rey de Israel, por sus pecados y ahora iba a escoger a su sucesor. Samuel quien era el líder religioso de la nación, tendría la misión de escoger un nuevo rey. Dios le enviaría a un pequeño poblado cerca de Jerusalén a la ciudad de Belén. Al estar ahí, fue guiado por Dios a la casa de un hombre llamado Isaí. Y al entrar en su casa estaba quizás frente a los hombres más calificados para la corona, por su físico, por su capacidad para enfrentar las dificultades, por ser quizás los más competitivos del pueblo, los más guapos, los hijos mayores de la familia, los preferidos del padre. David era el menor de sus hermanos, el tendría que vivir con este rechazo, creyendo que no valía nada, que no se merecía nada, por ser el menor de la familia. Su futuro era ser pastor de ovejas; nadie creía en él. Qué difícil es cuando ni aún nuestra familia cree en nosotros. ¿Te has sentido alguna ves como David? Samuel le preguntaría finalmente a Isaí, en el mismo capítulo 16:11-13... --¿No tienes más hijos? --Falta el más pequeño, que es el que cuida el rebaño --respondió Isaí. --Manda a buscarlo --dijo Samuel--, porque no comenzaremos la ceremonia hasta que él llegue. Isaí lo mandó llamar. Y el chico era de piel sonrosada, agradable y bien parecido. Entonces el Señor dijo a Samuel: --Este es. Así que levántate y conságralo como rey.
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En seguida Samuel tomó el recipiente con aceite, y en presencia de sus hermanos consagró como rey al joven, que se llamaba David. A partir de aquel momento, el Espíritu del Señor se apoderó de él. Después Samuel se despidió y se fue a Ramá. David pasó a ser en un día, de ovejero a rey… Pero que acontecía en el capítulo 17, que había una guerra en Israel, y vemos al joven llamado a ser rey, siendo aún ovejero. Sabes que aunque Dios diga que eres rey y reina, príncipe o princesa, si no lo crees, seguirás siendo un pobre esclavo de tus miedos. David seguía siendo un ovejero, aunque Dios lo veía como un rey. Nadie creía que era un príncipe; su familia no lo creía; sus amigos no lo creían; su iglesia no lo creía; él no lo creía. Pero Dios si lo creía. Podemos vivir presos de la ansiedad, de la depresión, del miedo, de la angustia, del fracaso. Aunque seas un hijo de Dios, si no crees quien eres en Cristo, no serás libre. ¿Qué pasó con David después de mucho tiempo, viviendo como un pobre aún siendo rico? Fue enviado por su padre a un recado, el de llevarle comida a sus hermanos que se encontraban peleando contra los filisteos. Al llegar al lugar en que se encontraba el ejército de Israel, se encontró que todo el pueblo estaba aterrado, lleno de miedo. Cap. 17:v24 “En cuanto los israelitas vieron a aquel hombre, sintieron mucho miedo y huyeron de su presencia, 25 diciendo: "¿Ya vieron al hombre que ha salido? ¡Ha venido a desafiar a Israel! Al llegar aquel lugar, este joven pastor de ovejas se encontró con un gigante que tenía aterrado a todo el ejército de Israel, y peor aún se burlaba de su Dios, del Dios de Israel, de tu Dios y mi Dios. Fue en ese momento, en que este joven pastor de ovejas, entendió quien era: un hijo de Dios, al igual que tu y que yo. En aquel momento decidió pelear con aquel gigante, pero en primer lugar tenía que vencer su propio miedo. En aquel momento todo Israel estaba expectante. ¿Cómo un niño podía vencer aquel gigante? David iba al encuentro de su enemigo. ¿Cuál es tu enemigo? ¿A qué le temes? ¿Cuál es el miedo que te paraliza? ¿Tienes miedo a ser abandonado, a fracasar en el matrimonio? ¿Tienes miedo a perdonar? ¿Cuál es tu gigante en esta mañana? Dice la Biblia que David fue al encuentro de Goliat. El gigante se burlaba de él, por lo pequeño que era frente a él. Esta es la misma estrategia que ha usado Satanás por los siglos, la mentira: nos suele decir al oído que no lo intentemos, porque al final fracasaremos; para qué perdonar, si te seguirán hiriendo; para qué enfrentarlo, si al final no lo lograrás. La estrategia aún sigue siendo la misma. Es por eso que aunque seamos cristianos, muchos viven como esclavos de la mentira. Jesús vino para darnos vida y vida en abundancia. No te conformes con tal solo ser cristiano. Dios quiere que seas libre, LIBREEE.
David miro a los ojos a Goliat y le dijo: 45: Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy contra ti en nombre del Señor todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que tú has desafiado. 46 Ahora el Señor te entregará en mis manos, y hoy mismo te mataré y te cortaré la cabeza, y los cadáveres del ejército filisteo se los daré a las aves del cielo y a las fieras. Así todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel; 47 todos los aquí reunidos sabrán que el Señor no salva con espada ni con lanza. Esta batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos. 48
El filisteo se levantó y salió al encuentro de David, quien, a su vez, rápidamente se dispuso a hacer frente al filisteo: 49 metió su mano en la bolsa, sacó una piedra y, arrojándola con la honda contra el filisteo, lo hirió en la frente. Con la piedra clavada en la frente, el filisteo cayó de cara al suelo. 50 Así fue como David venció al filisteo. Con solo una honda y una piedra, David lo hirió de muerte. Y como no llevaba espada, 51 corrió a ponerse al lado del filisteo y, apoderándose de su espada, la desenvainó y con ella lo remató. Después de esto, le cortó la cabeza. David había vencido a Goliat. Mucho antes de lazar la piedra, él sabía que Dios estaba con él y que le daría la victoria. Tú también puedes vencer. Tu mayor arma es la fe y el saber quién eres en Cristo. Deseo decirte que Dios dice de ti, en su Palabra, que: ERES UN HIJO DE DIOS. ERES AMIGO DE DIOS ERES CO-HEREDERO CON CRISTO. ERES AMADO POR DIOS. ERES PERDONADO Y ACEPTADO POR DIOS. ERES FAMILIA DE DIOS. ERES LA NIÑA DE LOS OJOS DE DIOS.
Así que en este momento te invito, a poner delante de Dios tus miedos y tus heridas y diles a ellos quien eres ahora en Cristo. RECUERDA QUE PARA QUE HAYA VICTORIA, DEBES CREERLO…
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