INFORMACION GENERAL
Miércoles 15 de septiembre de 2010
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EN LA CAPITAL s TRAS LA TRAGEDIA DE BEARA, SE CONOCEN MECANISMOS CUESTIONABLES DEL GOBIERNO PORTEÑO
Autorizan a bares para que sean boliches
DIPUTADO SABBATELLISTA
Denunció que una normativa para autorizar bailes en forma excepcional se usaría con una frecuencia semanal en algunos establecimientos.
DANIEL AMOROSO
DIPUTADO DENARVAISTA
También sostuvo que, bajo la resolución 1010, funcionan boliches bailables encubiertos, con el objeto de evadir inversión en seguridad.
HORACIO RODRIGUEZ LARRETA JEFE DE GABINETE PORTEÑO
Para mejorar las habilitaciones, pidió a la Legislatura que apruebe una reforma al Código de Habilitaciones que el gobierno envió en 2008.
Polémica por cómo se levantaron clausuras Una de las primeras reacciones de los funcionarios porteños el día del trágico derrumbe en Beara Lounge, en el que murieron dos chicas de 20 y 21 años, fue derivar parte de la responsabilidad de lo ocurrido en la justicia contravencional porteña, a la que acusaron de haber levantado dos clausuras impuestas al local por los inspectores del gobierno. Con los días, y especialmente ayer, durante la reunión que funcionarios de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) mantuvieron con legisladores, se comprobó que una de esas clausuras no fue perdonada por fallo judicial ni resolución del Poder Ejecutivo alguno. Funcionarios porteños de primera línea explicaron que el viernes “se
transmitió la información con la que se contaba hasta el momento”, y consideraron que fue “bastante cercana a la realidad, porque la primera clausura [de junio de 2009] fue levantada por la Justicia y la segunda [de agosto de 2009] es discutible”. Según la AGC, la clausura ratificada por la Unidad de Faltas Especiales del gobienro porteño caducó automáticamente al elevarse el expediente a la justicia contravencional. Sin embargo, el procedimiento de faltas (ley 1217) no lo determina así. “Mintieron. El juicio avanzó y la Justicia no sólo no levantó la clausura, sino que en primera y en segunda instancia confirmó la clausura administrativa”, sentenció el diputado Aníbal Ibarra.
GONZALO RUANOVA
Protagonistas
Según vecinos de Las Cañitas, algunos bares funcionan como boliches bailables durante la madrugada sobre Báez (foto) y Arguibel
previstos por la categoría en la que habían sido habilitados. Ayer, los diputados Gonzalo Ruanova (ex ibarrista, hoy sabbattelista) y Daniel Amoroso (ex macrista, hoy denarvaísta) denunciaron que, con el tiempo, lo que debía ocurrir como un caso excepcional se terminó haciendo moneda corriente, desvirtuando así la finalidad de la norma y, en los hechos, admitiendo que en bares y restaurantes se baile hasta dos veces por semana como si fueran discotecas. Lo que hubiera correspondido es que los dueños de los comercios tramitaran una habilitación como local bailable e hicieran frente a todas las exigencias y mayores costos en materia de seguridad que ello implica. “Tengo el presentimiento de que se utilizó una normativa de carácter excepcional para convertirla en una regla. En lugares donde las condiciones mínimas de seguridad no permiten que funcione un boliche, lo terminaron haciendo”, dijo Ruanova. “Son todos casos de boliches bailables encubiertos; algunos, muy graves, como este último [por Beara Lounge], con conjuntos musicales que convocan a mucha gente”, agregó Amoroso. Ruanova explicó que –según datos que maneja y cuya confirmación solicitó al director de la Agencia Gubernamental de Control, Javier Ibáñez, que anteayer acudió por segunda vez a la Legislatura a dar explicaciones sobre el derrumbe en el boliche de Palermo– hay ejemplos paradigmáticos del extendido uso
de la resolución 1010 en los últimos dos años: en ese lapso, Terrazas al Este, en la Costanera Norte, habría recibido 90 permisos de baile; Modena, en Recoleta, 78, y Belushi, en Palermo Hollywood, 53. “Habilitarse como local bailable clase C es el trámite más duro, porque se imponen muchas exigencias de seguridad, como la colocación de matafuegos, certificados de bomberos trimestrales y doble salida de emergencia, todas condiciones que se endurecieron tras Cromagnon. Entonces comenzó a ser habitual disfrazar la actividad de baile con la habilitación como casa de fiestas privadas y con el permiso excepcional de la resolución 1010”, explicó Ruanova. Precisamente el local Beara contaba con la habilitación como salón de fiestas privadas (categoría que no existe en el Código de Habilitaciones), pero en rigor –según trascendió tras el derrumbe– no se realizaban allí fiestas privadas, sino que los bailes se promocionaban por Internet para captar asistentes a los que, además, se exigía el pago de una entrada o consumición. El comercio situado en Scalabrini Ortiz 1638 había sido habilitado originalmente como bar y restaurante, permiso que había violado en más de una oportunidad. Esos antecedentes condujeron a la directora general de Fiscalización y Control, Vanesa Berkowski, a sugerir a su par de Habilitaciones, Martín Farrell, que no otorgara a los dueños de Beara la nueva autorización solicitada para funcionar como sala de fiestas privadas. Farrell desoyó esta recomendación, amparado en que “no puede negarse una habilitación por la existencia de antecedentes de violación a la normativa”. Ayer, el director general fue ratificado en su puesto tanto por Ibáñez como por funcionarios de la primera línea de gobierno. Argumentaron que “todo se hizo respetando la ley vigente”, que no permite la “discrecionalidad” para entregar habilitaciones. Respecto de la inusual frecuencia en los permisos de baile otorgados a través de la resolución 1010, Ibáñez reconoció que existe, pero negó que estuviera relacionada con una intención de no invertir en medidas de seguridad por parte de los empresarios que regentean los establecimientos. En ese sentido, aclaró que uno de los lugares denunciados, Modena, situado en Figueroa Alcorta al 2200, “tiene habilitación como local bailable clase C desde mediados de 2009”, y admitió que, con anterioridad, pedía autorizaciones bajo la resolución 1010, pero no pudo precisar la cantidad que le había sido concedida. Sobre Terrazas del Este, informó que desde principios de 2009 “se le pueden haber entregado dos permisos por semana”, pero que mientras tanto está tramitando la habilitación como clase C “haciendo toda la inversión correspondiente”. Además, dijo que, según registros oficiales, Belushi está habilitado como café, bar y restaurante y que, “desde hace cuatro meses, se le otorgaron unas 12 autorizaciones para baile”. El jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, defendió lo actuado por sus funcionarios “en total respeto por la normativa vigente” y sostuvo que, para mejorar el sistema de habilitaciones, debe modificarse por ley el código correspondiente. En ese sentido, recordó que el Poder Ejecutivo envió en 2008 un proyecto de reforma integral, que incluye la incorporación de las casas de fiestas privadas.
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El night club que preocupa en el barrio, en Báez al 100
FOTOS MARCELO GOMEZ
Las Cañitas, de polo gastronómico a discos encubiertas y night clubs Los habitantes de la zona dicen que hay varios bares y restaurantes que se usan como lugares bailables PABLO TOMINO LA NACION Mientras algunos comerciantes y vecinos de Las Cañitas ven con cierta inquietud el arribo de una suerte de “cabaret” al barrio, otros reclaman que el gobierno porteño aumente los controles en la zona, ya que, denuncian, varios restaurantes y bares funcionan como boliches bailables encubiertos. Es decir, desvirtúan el uso de su habilitación, una infracción que en las últimas horas fue mencionada a raíz de la tragedia en el salón de fiestas Beara, en Palermo. En rigor, Las Cañitas, también en Palermo, en los últimos años fue cambiando de a poco su fisonomía: pasó de ser una zona residencial de casas bajas a un polo gastronómico, en 2003, hasta convertirse en un exclusivo lugar de diversión nocturna. Incluso, hasta en su eje neurálgico de la calle Báez hace más de 15 días abrió un bar de copas, donde se ofrecen shows de chicas que bailan en un caño. Los vecinos que denuncian que existe actividad de baile clandestina en locales que no están habilitados para tales fines, exigen que el gobierno de la ciudad disponga de un límite a la apertura de restaurantes. De hecho, los ruidos molestos son la principal queja de quienes viven cerca de Báez, donde calles y veredas fueron niveladas hace más de un año para dar un corte pintoresco para el turismo. La asociación Cañitas Activa ha impulsado denuncias y solicitado inspecciones, principalmente por el descontrol que hay los fines de semana, abarrotados de visitantes. La llegada de un club nocturno,
Secret’s, despertó cierta preocupación en el barrio. En ese lugar, situado en Báez 121, para ingresar se exige el desembolso de 100 pesos. El cliente recibe a cambio una consumisión; se ofrecen shows de chicas que bailan sobre escenarios y tarimas, indicaron los promotores que entregan la respectiva invitación en la calle. “Hay chicas de muy buen nivel, como en cualquier club de los más populares de Buenos Aires”, dijo uno de ellos. Algunos comerciantes consultados por LA NACION indicaron que hay “cierta expectativa” por ver qué tipo de clientes atrae este club nocturno. Aunque todos coincidieron en no dar su nombre ni opinar sobre el tema por seguridad. También, en que, por el momento, ese sitio no provoca molestias.
Habilitación “provisoria” Según la Agencia Gubernamental de Control (AGC), organismo local que otorga las habilitaciones de los locales comerciales y gastronómicos y controla que estén dentro de la ley, Secret’s tiene una habilitación provisoria como “restaurante-cantina”. Un vocero de este organismo dijo que se iba a inspeccionar qué actividad realizaban allí. Pero ningún funcionario porteño quiso referirse al tema. Los vecinos exigen más control a los bares, pues afirman que cuentan con una habilitación que no respetan. En otros palabras, se quejan porque obtienen un permiso para funcionar como restaurante, por ejemplo, pero después permiten bailes y hasta shows en vivo. Buena parte de los vecinos de Las
Cañitas que viven sobre el eje de Báez y algunos de las calles aledañas reforzaron sus ventanales con vidrios dobles y, desde hace años, tienen la costumbre de dormir con tapones de siliconas para los oídos. Ocurre, por caso, en el edificio que está sobre esa arteria, justo entre dos pubs muy concurridos: Mute y Lupita.
Vida caótica “Dormimos con tapones de siliconas, cambiamos los ventanales y llamamos cada fin de semana al 911 para que la policía labre actas por ruidos molestos. Pero cada vez que los inspectores miden los decibeles, nunca supera el límite permitido. Parece que les avisaran. Y la fiscalía pone reparos ante las denuncias. Vivir acá es caótico. No tenemos respuesta de nadie. Tampoco hay sanciones para los empresarios de la noche”, dijo la vecina Cecilia Saab. En virtud de ello, la asociación Cañitas Activa tuvo una primera entrevista con el Consejo del Plan Urbano Ambiental (Copua), organismo de la ciudad que decide sobre el perfil que tomarán los barrios. Pero, según aseguran sus integrantes, a la segunda reunión las autoridades porteñas no asistieron. Sólo ayer pudieron reunirse. “El Copua se comprometió a trabajar en el tema, ya que reconocen que hay un problema de largo tiempo entre los vecinos residenciales del barrio y el excesivo numero de locales gastronómicos que nos altera la calidad de vida. Se pactó dictar una acordada que diera respuesta a nuestros reclamos”, dijo a LA NACION el arquitecto Federico Kelly. La AGC suministró la cantidad
de actas labradas en la zona de Las Cañitas donde se encontraron locales que violaban la normativa. Durante julio y agosto pasados, se inspeccionaron 62 locales nocturnos, de los cuales cinco fueron clausurados en forma preventiva, como John John –el 21 de julio pasado, por exceder la capacidad de personas, y el 12 de agosto, por actividad de baile clandestina– o Mute –el 8 de agosto pasado, por exceso de personas–, entre otros. Además, se labraron 23 actas por infracciones menores. “En Mute se baila después de la una y nadie hace nada. Hasta Marcelo Tinelli ha llegado a decir por televisión que después del programa se van a bailar a Mute. Así que supongo que el gobierno no sólo no mira lo que hacen esos locales que no están habilitados para bailes, tampoco mira el programa de Tinelli. Y cuando de vez en cuando les labran un acta, al otro día todo sigue igual. Hay actividad de baile en Jackie O y en John John. De hecho, en éste lo hubo el viernes pasado, en el primer piso, con música a todo volumen. Lo anuncian y todo, pero...”, dijo la vecina Saab. Maximiliano Marangós, apoderado de Jackie O, indicó a LA NACION que allí no se baila. “No hay baile; como en todo pub, hay música, pero está dentro de los decibleles permitidos. No hay nada fuera de la ley y nos controlan todos los fines de semana”, dijo. Sin embargo, LA NACION pudo saber por un adolescente que concurrió a ese local que, en la madrugada, en el último piso, que tiene mesas de pool, se bebe y se baila. En Mutte y en John John no respondieron los llamados de LA NACION.