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espectáculos
| Domingo 16 De noviembre De 2014
Grabaciones Gabriel Plaza
Antídoto musical contra todo mal
C
uando se los escucha por primera vez algo se produce, como un ruido interno, como un cascarón que se rompe para que nazca otra forma de escuchar la música. Gabo Ferro y Luciana Jury son de ahora, pero suenan como si vinieran de muy lejos. El veneno de los milagros es esa poción mágica para morir a lo viejo definitivamente, es el antídoto musical para cualquier mal. Son canciones de dos trovadores contempóraneos: valses rotos, aires de fado a la deriva, psicodelia acústica y milongas en la frontera de todo. Son once canciones talladas por los milenios. “Voy a cantarle a los gallos hasta que traigan el día/el día que traiga el sol del día aquel que te perdía” (“Una deuda del bien”). Canciones luminosas que emergen del fondo de la tragedia. “Dos serpientes me saben cuidar/me acompañan cuando entro a este mar de recuerdos, de veneno y sal/todo fondo es el fondo del mal” (“En el fondo del mal”). Canciones para la expiación. “Ay santito de las flores, hoy te pido para mí! Quiero ser lo que he reído, no sólo lo que sufrí”. (“Estamos, estarás”). Can-
gabo ferro y luciana Jury el veneno de los milagros:
Músicos argentinos en Europa Que un sello europeo tenga en su catálogo nueve discos de Mauricio Kagel no debe llamar la atención (Kagel se fue de la Argentina a los 26 años y vivió los siguientes 50, hasta su muerte en 2008, en Alemania). Diferente es el caso de esos músicos que viven en la Argentina, que nunca
Una deu-
da del bien; Estamos, estarás; En el
Luciana Jury y Gabo Ferro alejandra lópez
sellOs disCOgráfiCOs De exportación
ciones que rompen con la monotonía de la relación espacio-tiempo. “Donde veas mi cuerpo nunca estaré/donde suene mi voz ahí es donde estoy(...)/la verdadera fuerza te hace fuerte si sabés/donde está, como es, cuándo fue y para qué/en el presente se és cuando el futuro se fue” (“Cuando el futuro se fue”). Canciones que construyen fábulas ocultas detrás de los espejos de la realidad. “Los tigres andan sueltos en pliegues y en abrigos/la abeja reina sirve la aguja del pino/Golpeaste tanto el suelo, que salieron a abrirte y te tragó la tierra de un solo gesto simple/Entonces tragué espejos para hacer laberintos/ para hacer infinitos de cosas buenas y malas” (“El extrañante”). Cuando entrás al mundo de El veneno de los milagros, se cruza una barrera, un portal. Todo el álbum, grabado en un estudio en Calafate, es como una extraña, larga y atrapante canción como “Cantata de los puentes amarillos” de Spinetta: es cruzar un abismo tras otro y salir ileso. La voz susurrante de Gabo, la voz en agonía de Luciana, las gui-
fondo del mal; Cómo y otros.(oui oui records).
tarras de tono dominante, el lirismo de los poemas, el desgarro, la exhuberancia, el extrañamiento, lo primal y lo delicado, que aparece desde el primer tema, “Una deuda del bien”, funciona de disparador conceptual de todo el disco. El ying y el yang de estas energías generan una musicalidad en perfecto equilibrio. Está la tormenta y está el sosiego. Está la primera canción rock y está el folklore. Está el veneno y el antídoto milagroso. Todo forma parte del estado de anímo de estas canciones. Gabo lo hace de nuevo. Su voz épica viene de la historia y del futuro. Luciana Jury encuentra a su mejor dramaturgo para esta obra criolla y su decir atronador, galopeadora contra el viento como decía Yupanqui. Si la música popular es la de las grandes duplas poéticas, el dúo que conforman Ferro y Jury tiene la fuerza de un trueno y la delicadeza de una flor. Gabo crea esa densidad poética para sumarse al quejío de Jury. Gabo parece un poeta afiebrado como Quiroga. Jury parece una china colérica que viene del tiempo de Juan Moreira. El dúo prueba que otras letras pueden ser escritas y cantadas. Una canción con misterio, como una cajita china, donde emergen el amor, el olvido, el dolor, el tiempo, la fe, el odio, el perdón y la historia: paisajes intensos, senderos angostos y surreales como en “Sin ley, peso ni carne”. Gabo y Luciana tocan la guitarra y cantan a la orilla de un descampado con un cielo estrellado de fogatas infinitas. Desde el presente, cantan al amanecer y al crepúsculo una melodía envenenada que viene del inicio de los tiempos. No los unió el espanto, sino el milagro de la canción.ß
lanzamientOs
Julian Casablancas
Karen O
tyranny :
c rush songs :
Take me in your Army,
Ooo, Rapt, Visits,
Crunch Punch, M. utually a ssured
Beast, Comes the Night, NYC Baby,
d. estruction, Human sadness, WHere
Other Side, So Far, Day Go By, Body,
no
e agles Fly, FatHer e lectricity,
JoHan Von Bronx y otros. (sony music).
búsqueda. “Estoy en el lugar equivocado en el momento equivocado.” La frase de “Father Electricity” marca el estado de ánimo del líder de The Strokes que, para su nueva aventura paralela, decidió hurgar en su costado más pesimista. El primer track remite a Depeche Mode; el segundo, al primer The Strokes y el álbum en general a una búsqueda cruda y hasta desgarrada de un sonido nuevo. La distorsión exacerbada, las sobregrabaciones y los ejercicios de producción proliferan en esta obra solista, pero no en solitario: la mayoría de los temas Casablancas los firma con los distintos integrantes de la banda que lo acompaña, The Voidz. La deformidad parece ser la premisa y cuando una melodía cristalina se filtra, enseguida aparecen capas de sonidos y efectos para ensuciar cualquier atisbo de claridad.ßSebastián Espósito
King y otros.(cult records).
ruptura que inspira.En Crush Songs, Karen O adopta con naturalidad el mood que este año la llevó a competir por un Oscar con el tema que compuso para la última película de Spike Jonze, Her, y regala aquí quince pequeñas grandes obras hechas canción, tan despojadas como conmovedoras. Canciones de apenas un minuto, un minuto y medio, que la cantante de Yeah Yeah Yeahs transforma en piezas adictivas para el escucha melancólico. En plan acústico y con su encantadora voz bien al frente, el disco logra amalgamar el espíritu folk con la esencia punk de esta chica de Nueva York, que escribió estas canciones a los 27 años, luego de estrellarse bien duro contra un amor que no pudo ser. “Estaba segura de que nunca más me iba a enamorar”, confiesa en un comunicado de prensa. ¿La perla escondida? Una versión de “Indian Summer” de The Doors. ß Sebastián Ramos
POr MaUrO aPICELLa
(o que pocas veces) lograron editar en nuestro país, y que sin embargo tienen, en el viejo continente sellos amigos que les abren las puertas. Los casos más conocidos quizás sean los de Piazzolla (con la serie de discos publicados en Italia, en los setenta) y de Dino Saluzzi que graba y publica a través del sello ECM. Recién cuando esos discos son importados se conocen en la Argentina.
Por su parte, Stefan Winter (dueño del sello de Munich Winter & Winter) es fan de lo tanguero, especialmente del trabajo del pianista Andrés Linetzky, por eso publicó discos de Tangata Rea y Vale Tango. Además, allí se pueden encontrar discos del guitarrista Carlos Moscardini y del célebre dúo de guitarra y bandoneón Arias-Montes. Todos ellos conviven con los CD de Kagel, Cuarteto Arditti, Paul
Motian y John McLaughlin, entre otros. En cuanto al vasto repertorio de ECM, allí se pueden encontrar ocho CD de Dino Saluzzi, con grabaciones que el bandoneonista comenzó a hacer para el sello en 1988. Hay otros casos, como el de Silvia Iriondo, una cantante que llegó a ECM con su disco Tierra que anda y además tiene todo su catálogo publicado en Argentina por sellos locales.
traCKs Como salmón en el agua Andrés Calamaro siempre está volviendo. El Salmón regresa con un DVD, Pura sangre y un CD, Jamón del medio. El primero es el registro de su show de diciembre de 2013 en el Hipódromo de Palermo, más tomas en conciertos del interior y el exterior; Jamón del medio, en tanto, es un álbum también en directo,
grabado íntegramente en su última y celebrada gira por España.
Lo nuevo de Guerra El músico dominicano Juan Luis Guerra acaba de lanzar un nuevo álbum, Todo tiene su hora, con un repertorio de bachatas, merengues, son y salsa, de su autoría. Lo acompaña, una vez más, la 440.