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enfoques
| Domingo 18 De agosto De 2013
MI Mundo dIgItaL
Denise Abulafia
Doctora en ciencias biológicas, Denise Abulafia (o @denabulafia en Twitter) es la cofundadora de Educatina.com, una plataforma integral de aprendizaje virtual, de alguna manera inspirado en otro sitio de aprendizaje: KhanAcademy.org. “Un modelo que nos muestra cómo un docente talentoso puede involucrarse en los estudios de millones de chicos y trascender no sólo a nivel local sino mundial”, explica. A continuación, sus favoritos y recomendaciones en la Web.
BLogs
otros recursos dIgItaLes
http://techcrunch.com/ “Me mantiene informada acerca de las últimas novedades del mundo emprendedor y productos innovadores en el mundo web.“
Google Calendar “Es mi agenda de todos los días, mi organizador de reuniones más eficaz y fácil de manejar desde cualquiera de mis dispositivos.”
http://wwwhatsnew.com/ “Muchas novedades sobre innovación educativa en español.”
LinkedIn “Sin dudas, uno de los sitios más utilizados para ampliar mi red de contactos y generar oportunidades de negocios interesantes.”
http://www.maestrosdelweb.com/ “Temas muy bien trabajados sobre educación digital y emprendedorismo en la web.”
rankIng de twItteros 1 @norabar “Información siempre interesante.” 2 @lorediazquijano “Pura motivación para mujeres emprendedoras.” 3 @goldenmax “Me lo puedo imaginar haciendo stand-up en cada tuit.”
Educatina.com/clasesparticulares-online “Tomo clases de portugués online todas las semanas.”
el perfil
Anthony Weiner, auge, caída, redención y nuevo tropiezo de un demócrata de dos caras to, sé que estuve mal, pido perdón, sobre todo a mi esposa, a quien amo más que a nadie en este mundo.” Renunció a la banca y se fue. Muchos pensaron que para siempre. No fue así. Enérgico y decidido, dos años después, en mayo pasado, peinado y perfumado, Weiner volvió con inusitada fuerza. Sin duda, inspirado por el éxito del republicano Mark Sanford en Carolina del Sur, quien había logrado la redención pública tras el escándalo que le costó su relación extramatrimonial con una argentina, con la que acabó comprometiéndose. Era un fenómeno que dio mucho que hablar. Dos prometedoras figuras políticas –identificada cada una de ellas con uno de los dos partidos mayoritarios– volvían de las cenizas. “La redención es un valor en alza”, dijo, por entonces, Kenneth Sherrill, analista político del Hunter College. Sanford ganaba en Carolina y Weiner arrasaba en los sondeos de intención de voto con más del 60 por ciento. Parecía un huracán. Ahora queda claro que buscaba una redención política más que moral. Porque nadie estaba preparado para que, súbitamente, y apenas iniciada la campaña para las internas que definirán el candidato demócrata a la alcaldía neoyorquina, en septiembre próximo, apareciera, otra vez en escena su Hyde, al que él mismo bautizó como Carlos Danger. Con él, llegaron nuevas fotos, nuevos mensajes y nueva exhibición de genitales que Weiner siguió enviando después de su arrepentimiento público de julio de 2009. “Quiero dejar esto atrás”, dijo una vez más, en rueda de prensa. Esta vez, acompañado por su mujer, Huma Abedin, a la sazón, mano derecha de la ex secretaria de Estado y posible candidata a la Casa Blanca para 2016, Hillary Clinton. No pudo. La indignación se multiplicó y los apoyos cayeron en picada. “Es difícil creerle al señor Weiner”, disparó The New York Times. La comunidad hispana se indignó con que usara un nombre de los suyos para hacer el mal, mientras que los tabloides aún se frotan las manos con Carlos Danger. A los 48 años, Weiner/Danger cayó de la gloria al barro. A estas horas parece un autista hablando de propuestas sobre educación y sanidad para una ciudad emblemática cuya gente le da la espalda. Una encuesta
Reapareció tras un escándalo sexual como exitoso candidato a alcalde de Nueva York, pero volvió a traicionar su ascendente carrera Silvia Pisani
CORRESPONSAL EN EE.UU.
e
WASHINGTON
s la paradoja del actor frustrado que anida bajo su piel de político hábil y ambicioso. Ese amor por las tablas es el costado menos conocido del (ex) fulgurante Anthony Weiner –el hombre que hace nada más que un mes tenía pavimentado el camino hacia la alcaldía de Nueva York y hoy mendiga votos como un descastado–, pero cobra sentido visto desde el destino amargo que ahora enfrenta. En un hombre sensible a esas artes –y él lo es– resulta llamativa la desprevenida facilidad con que, en la vida real, queda atrapado entre un personaje y otro. La urgencia con la que, en un santiamén, deja de ser el amable Dr. Jekyll para encarnar a Mr. Hyde. La transformación con la que abandona el terreno de la ficción, que todo lo perdona, para convertirse en una vívida representación de ese perfil psiquiátrico por el que una misma persona puede tener dos o más identidades con características opuestas entre sí. En su caso, el Anthony Weiner comprometido con el destino de su ciudad y al mismo tiempo, “Carlos Danger”, el acosador sexual que ataca desde la sombra de Internet. Dos en uno, como la cara de una moneda. Ésa es la historia de Weiner. Pero tanto ha crecido el escándalo alrededor de él que hoy, en este país, es difícil encontrar quien ignore que ese ambicioso demócrata que creció a la sombra del baluarte partidario en el Congreso que es el senador Charles Schumer, y que logró que el ex presidente Bill Clinton lo apadrinara en su boda, es también Carlos Danger, el aceitoso personaje que enviaba mensajes con propuestas sexuales mientras –de paso– juraba amor eterno a aquella con la que se había casado apenas un año antes y esperaba su hijo. No son cosas que se digieren fácilmente.
“Voy a luchar. Me mantendré de pie, no pienso abandonar”, repite a estas horas como un muñequito el otrora niño brillante. Trata de convencer a propios y extraños de que lo suyo no es un caso perdido, que las encuestas que revelan deserción en masa de seguidores, o que las renuncias dentro de su propio equipo de campaña son pistas falsas. Lecturas equivocadas de una realidad que sólo él interpreta de forma acertada (y cualquier parecido con nuestras latitudes es pura coincidencia). Su otro yo El suyo es un extraño caso de caída, resurrección y vuelta a caer de la mano de Internet y de las fotos personales en calzoncillos rojos. En mayo de 2009, Weiner se vio obligado a renunciar a su banca de legislador nacional por Nueva York luego de haber admitido que enviaba mensajes de corte sexual a mujeres que simpatizaban con su propuesta política y lo seguían en Twitter. Lo que hacía encerraba tanta torpeza como urgencia. Básicamente, se tomaba fotos de la zona corporal comprendida entre la cintura y los muslos y las enviaba, con algún mensaje “invitador”, a víctimas que seleccionaba entre sus simpatizantes en Twitter. Claro que las groseras misivas partían con un remitente claro e inconfundible: él mismo. Bastó que una de ellas lo denunciara para que la burda maniobra quedara al descubierto. “Además de vergüenza, si algo no tiene Weiner es calle”, ironizó uno de sus adversarios. Él, primero, lo negó. “No soy yo, no tengo nada que ver”, ensayó. Luego, dijo que su cuenta había sido violada. “Me la hackearon, no fui yo”, terció. Y, en una comprobación del teorema según el cual una mentira lleva a otra más grande, intentó justificar lo de las fotos en calzones de un modo casi infantil: “Sí, las fotos son mías, pero aparecieron por alguna equivocación”. Cuando ya no pudo mentir más, terminó llorando ante las cámaras de televisión. “Lo sien-
quién es b Nombre y apellido Anthony Weiner b Edad 48 años b En el Congreso Miembro del Partido Demócrata, fue legislador nacional por Nueva York durante siete períodos, entre 1999 y 2011, cuando renunció por un escándalo sexual. b ¿En carrera? En mayo pasado, reapareció y arrasó en los sondeos de intención de voto a alcalde de Nueva York, hasta que estalló un nuevo escándalo. Está casado con Huma Abedin.
del Siena College y el New York Times reveló que el 68% de los neoyorquinos lo rechazan y les avergüenza que siga en carrera. La cuestión empieza a tener ramificaciones. El equipo de Hillary Clinton intenta tomar distancia y concedió “vacaciones” a las dos veces humillada Huma Abedin. Weiner vive hoy el triste papel del cómico frustrado: cada vez lo escuchan menos mientras él habla y habla. Hace poco se sacaba fotos con el ascendente Ben Affleck. “Anthony es un verdadero luchador. Me gusta la gente como él”, le regaló, hace un par de años, la estrella de Hollywood, posando como amigos. El ex legislador le dio una mano para su papel en State of Play (Los secretos del poder), la película en la que actuó junto a Russell Crowe. Hoy, la soledad está más cerca que todos aquellos fastos. Nacido en Brooklyn, el segundo de tres hermanos –uno de ellos, muerto en un asalto y el otro, chef y dueño de varios restaurantes en Nueva York– ambicioso, trabajador y con buenas dotes políticas, hasta hace poco Weiner creyó tener a mano una segunda oportunidad. Parece que fue ayer que posaba junto a su mujer y su pequeño hijo Jordan en las solitarias playas de la vecina y progresista Delaware. Todo parecía sonreírle. Hasta que apareció Carlos Danger, su otro yo. Y la película viró a lo grotesco sin remedio. ß
reaLIsMo trágIco (en dos MInutos)
Cristina, de los rulos al alisado definitivo Diego Sehinkman PARA LA NACION
D
ice que ganó en la Antártida. –¿Qué? ¿Ahí también compró a 7,50 el metro? A diferencia del Almirante Irízar, que lo hizo a 140 millas náuticas de la costa, Cristina se incendió cerquita, al segundo párrafo: “¡Ganamos en la Antártida!” En Tecnópolis, las cinco dotaciones de aplaudidores, lejos de extinguir las llamas del ridículo, avivaron el fuego con sus palmas. La escena es una síntesis: ¿qué muestra? Que el Gobierno morirá con las botas de su personalidad puestas. ¿Para qué se suponía que era el acto? ¿Para salir a recuperar los votos fugados? Muy lejos de eso, la Presidenta negó la derrota, chica-
neó y desafió. O sea, le dio más de lo mismo a su núcleo duro. Curiosa estrategia: hablarle al carozo mientras la pulpa se va con Massa. Dicen que el carozismo discursivo tuvo un fin: disciplinar a la tropa y evitar que salten de corral. Pues a alambrar mejor: a menos de 48 horas de esas palabras, Omar Viviani dijo que “en 2015 la CGT va a acompañar a los que ganen”. La Presidenta afirmó también que la gente “no tiene la culpa” de equivocarse con el voto porque está mal informada por los medios. En el colmo de la subestimación, lo que sugirió es que los votantes son llevados a la urna de las narices. Su pensamiento se resume en dos frases: -“Si tan solo el pueblo mirara más por la ventana que por la pantalla”. -“El pueblo es feliz, pero por cul-
pa de los medios no se da cuenta”. En otro pasaje casi bíblico, la jefa espiritual agregó: “Somos lo que somos. No engañamos. No mentimos. Tenemos honestidad intelectual” (dicen que a la mañana siguiente, a la Presidenta se le apareció la cara de Boudou en una tostada. Parece que le pasaba el cuchillo, pero no se iba el quemado). El quemado no sólo no se va, sino que se queda a sonreír sobre el escenario. Y Felisa Miceli, la condenada por corrupción, fue vista a mitad de semana en el Banco Nación, también sonriente y muy saludada por Lorenzino. Entonces no termina de quedar claro: ¿de verdad están bajando de Sierra Maestra a liberar al pueblo? ¿O en realidad el pueblo los baja a ellos, cargando en su lomo a Lázaro, a Amado, a Rudy, a Cristó-
bal, a los Cirigliano, y a tantos otros patriotas? En todo caso, malas noticias para esta revolución. El domingo se empacó el caballo. Por suerte, para invitar al caballo a seguir andando hasta la victoria siempre, apareció Axel Kicillof, que no sólo confirmó entero el rumbo económico, sino que advirtió que si algo no camina del todo, ¿adivinen por culpa de quién es?: “La economía se mueve a pesar de los presagios derrotistas y de la mala onda de la prensa dominante y de los profetas de la derrota que nacen en los charcos de podredumbre”. Revisemos el charco: se imprimieron un millón de cedines. Se usaron 664. ¿Qué marcan esos números? La distancia entre cómo el Gobierno se ve a sí mismo y cómo lo
ve la gente. Por ahora, el Cedin no es más que una carta de amor no correspondido. Tras las lágrimas derramadas en agosto, ¿cuál es la estrategia de la Presidenta para octubre? Profundizar la negación. Por ahora, mucho corrector de ojeras y poco corrector de ideas. –Cristina, ¿usted quería «hacerse los rulos»? Mire que lo que se está haciendo es el alisado definitivo, di-
jo una peluquera. –¿Por qué cree usted, señora peluquera, que Cristina, pudiendo cambiar algunas políticas para poder volver a soñar con los rulos, elige el alisado permanente? La peluquera, en la infinita sabiduría que otorga la simplicidad, se encoge de hombros: “Porque es su cabeza”.ß Twitter @diegosehinkman