Amistad epistolar

27 jun. 2009 - y ensayista catamarqueño, que murió en 1988 en un geriátrico bonaerense. El segundo escribió bajo el nombre de Enrique Espinoza: editor ...
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SUMARIO | EDITORIAL "ÛPt/ñNFSP Sábado 27 de junio de 2009 Buenos Aires, Argentina

POR JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ

Amistad epistolar Las cartas que intercambiaron Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga, Ezequiel Martínez Estrada, Luis Franco y Samuel Glusberg reflejan las preocupaciones literarias y aspectos de la vida de estos autores Por Horacio Tarcus

Páginas 4 a 9

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ONETTI EN EL RECUERDO Entrevistado en Madrid, Antonio Muñoz Molina habla de la vida y la obra del autor de El astillero, sobre quien está preparando un libro POR JUANA LIBEDINSKY

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UN SABER PROHIBIDO Anticipo del segundo volumen de Las pasiones intelectuales, en el que la ensayista francesa examina la red de afinidades y envidias que unía a las principales figuras del Iluminismo POR ÉLISABETH BADINTER

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SONIDOS DE LA ALDEA Putumayo, un sello que conecta las músicas tradicionales del mundo con las tendencias contemporáneas

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POR MARIANO DE VEDIA

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CRÍTICA DE LIBROS Hanif Kureishi, Benjamin Black, Andrea Giunta, Jaime Bayly, Sergio González Rodríguez, Nicole Loraux, Judith Butler, Andrea Matallana

KAFKA, SIEMPRE El autor de esta nota analiza “La madriguera”, quizá el último relato del escritor checo, que tradujo para la editorial La Compañía POR ARIEL MAGNUS

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ART BASEL La feria suiza cumple 40 años y asume más riesgo y experimentación POR ALICIA DE ARTEAGA

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POR LEONARDO TARIFEÑO

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FELIPE PIGNA El historiador reflexiona sobre la forma en que se debe narrar y enseñar el pasado más reciente

ESPEJISMO EN EL DESIERTO Burning man, una peregrinación de artistas en las áridas tierras de Nevada POR CELINA CHATRUC

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CONSERVACIÓN El experto Benoit de Tapol habla de la “fatiga” de las obras de arte POR LAURA CASANOVAS

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AGENDA

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2 | adn | Sábado 27 de junio de 2009

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Los fantasmas han vuelto a casa E s posible que Internet, fuente de tanta información y arca de infinito abastecimiento de datos y curiosidades, barra sin embargo con las cartas, esos documentos manuscritos, o al menos rubricados, que pequeños y grandes hombres se enviaban los unos a los otros. Gracias a esos textos íntimos y muchas veces reveladores, conocimos aspectos esenciales de la vida de notables escritores y pintores, secretos de estadistas y también el revés de importantes acontecimientos históricos. Los biógrafos y los historiadores se han valido frecuentemente de las cartas para reconstruir la Historia. Y los lectores nos hemos relamido, a lo largo de los siglos, leyendo esos testimonios en primera persona. Literatura postal que muchas veces se transformó en literatura a secas. La aparición del e-mail exacerbó la relación epistolar, que ahora alcanza de algún modo su paroxismo con la telefonía móvil. Pero este diálogo frenético de misivas digitales es tan rápido e informal que se va vaciando de contenido. Va adoptando un carácter fragmentario, frágil, y va diluyendo su capacidad probatoria: ¿quién dentro de cincuenta años podrá aportar e-mails cruzados entre el escritor argentino Ricardo Piglia y su editor español, Jorge Herralde, o entre Néstor Kirchner y algún periodista adicto? ¿Cómo se sabrá con certeza cuáles son reales y cuáles apócrifos, producto de una simple manipulación informática? Tal vez se hayan inventado, para ese entonces, formas tecnológicas de confirmación de autoría. O tal vez el género de las cartas, como tal, haya desaparecido y sólo quede un mensajeo irrelevante o un video casero. La aparición de un libro que compila un cruce de cartas entre Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga, Ezequiel Martínez Estrada, Luis Franco y Samuel Glusberg, cinco grandes escritores, me recordó el placer que se siente al acceder a esos trozos de autobiografías que duermen tantos años

en cajones. Y que ahora, rescatados en un volumen, nos permiten el ejercicio no siempre tóxico y pecaminoso del voyeur. Pongamos algunos nombres y apellidos. La compilación y el análisis de esta correspondencia entre algunos personajes legendarios corrieron por cuenta de Horacio Tarcus, autor del monumental Diccionario biográfico de la Izquierda argentina y de otros valiosos trabajos de la arqueología política, histórica y social. El estudio preliminar de Tarcus para Cartas de una hermandad lleva un subtítulo interesante que va al fondo de la cuestión: Un estudio de afinidad electiva. Y un epígrafe de Conrado Nalé Roxlo: “Baudelaire nos había enseñado el desprecio literario al burgués, al filisteo”. Aquí están cifradas las claves de los vínculos que tuvieron los famosos autores de Cuentos de amor, de locura y de muerte y de Radiografía de la pampa con Lugones, pater literario de toda esa generación. También, la ideología que los acercaba, más allá de los matices y luego de las defecciones y metamorfosis. Menos célebres pero igualmente importantes, se acoplan a este terceto de clásicos latinoamericanos dos nombres olvidados: Luis Franco y Samuel Glusberg. El primero fue un importante poeta y ensayista catamarqueño, que murió en 1988 en un geriátrico bonaerense. El segundo escribió bajo el nombre de Enrique Espinoza: editor literario y periodístico, luego se radicó en Chile, donde practicó el periodismo y el ensayo, y allí murió en 1987. Cuenta Tarcus las tribulaciones y pensamientos de esa cofradía, que en su momento tuvo bastante que ver con este diario. “Todos los sábados –escribe el compilador– Lugones tomaba su aperitivo (en el café La Helvética de Corrientes y San Martín) después de corregir pruebas de imprenta en La Nacion, como el jornalero que toma su copa después del trabajo.” Los fantasmas, para esta edición, han vuelto a casa.