Desesperación epistolar

1 ago. 2007 - colegas, ni enviado al gulag. Pero si hasta ese momento su vida, junto a su tercera mujer, Yélena, era una pesadilla, a partir de la supuesta lla ...
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Espectáculos

Página 4/Sección 4/LA NACION

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Un triángulo muy complicado para ver Regular

✩✩ Par’Elisa. De Jorge Palant. Dirección y escenografía: Daniel Suárez Marzal. Con Antonio Ugo, Coni Marino y Paulo Brunetti. Vestuario: Paula Silva Testa. Iluminación: Nicolás Trovato. Asistente de dirección: Ana Lucía Porta. Producción general: Claudio Santibáñez. En Tadrón, Niceto Vega 4802. 4777-7976. Martes y miércoles, a las 21.15. Duración: 60 minutos.

Par’Elisa es una obra rara. Teatro en el teatro, amores en conflicto, algunos textos atractivos para escuchar, una puesta visualmente bella, tres buenos actores, pero un resultado visiblemente frágil. ¿Cómo puede ocurrir esto con componentes aparentemente sólidos? La causa es lo enmarañado del texto que construyó Jorge Palant, autor de obras elogiables como Las visitas y Réquiem. Hay mucha teatralidad en sus palabras, pero también demasiada confusión verbal y rebuscamientos que no eran necesarios para la aparente finalidad de la propuesta. ¿Qué ocurre? Entre lo que se puede vislumbrar (todo es muy confuso), una mujer irrumpe en el vínculo de pareja que sostienen dos hombres. A partir de ahí los amores se mezclarán y se confundirán. La vida de ambos quedará totalmente modificada y movilizada y, como en una representación, la realidad se fundirá con la fantasía. Uno de los problemas de Par’Elisa

Cervantes, con promesas de inmediata solución

es que el texto no tiene ni un transcurrir ni una resolución claros y su estructura posee un entramado ajustado, complicado para la percepción del espectador.

Luces de colores Daniel Suárez Marzal trató de hacer todo lo posible por crear una puesta que clarificara un poco el panorama a través de una multiplicidad de marcaciones escénicas y de desplazamientos continuos. Estas resoluciones agilizan la propuesta y la vuelven más atractiva desde lo visual. Hasta hay un trapecio sobre el que se mueve Coni Marino en varios tramos del espectáculo. La concepción escenotécnica de Suárez Marzal (con la colaboración de Nicolás Trovato en las luces) es bella por donde se la mire. Desde el techo colgó lamparitas de colores con cables de distintas longitudes, debajo de las cuales se mueven estas criaturas desesperadas. Lógicamente, eso también fue incorporado desde el lenguaje lumínico, y es una idea original y visualmente atractiva. Otro punto a favor que tiene Par’Elisa es su elenco. Tanto Antonio Ugo como Paulo Brunetti y Coni Marino no sólo aportan oficio, sino también emoción a flor de piel, un buen trabajo físico y una mucho mejor labor interna.

Pablo Gorlero

Julio Ordano, Enrique Papatino y Jessica Schultz hacen buenos trabajos

Desesperación epistolar Buena

✩✩✩ Cartas de amor a Stalin, de Juan Mayorga. Dirigida por Enrique Dacal. Con Julio Ordano, Jessica Schultz y Enrique Palatino. Canciones: Pablo Dacal. Escenoplástica: Ilynx. Asistente de dirección: Julieta Bottino. En el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1551. Viernes y sábados, a las 20.15. Duración: 80 minutos.

A los gobernantes, sobre todo si son autoritarios y se autoproclaman mesiánicos, nada les molesta más que la sátira, porque los pone en ridículo y ya se sabe que de éste no se vuelve. Stalin se declaraba admirador sin tasa del gran Mijail Bulgakov (1891-1940), autor de esa maravillosa novela que es El maestro y Margarita; decía saberse de memoria muchas de sus páginas y haber visto muchas veces sus obras de teatro. Pero, a partir de 1932, el célebre escritor fue un perseguido político: sus libros no podían editarse, sus obras de teatro –aun las de mayor éxito– fueron levantadas sin explicaciones y se le impidió salir Antonio Ugo, Coni Marino y Paulo Brunetti

Miércoles 1º de agosto de 2007

de Rusia. Vanos fueron los esfuerzos de Bulgakov por ser escuchado, vanas las innumerables cartas que le escribió a Stalin (se dice que una por día). Hasta que allá por 1938, aparentemente el dictador lo llamó un día por teléfono y, con tono paternal y conciliador, le propuso reunirse para encontrar una solución. Pero antes de que la cita se concretara, la comunicación se cortó. Es verdad que Bulgakov no fue fusilado, como tantos otros de sus colegas, ni enviado al gulag. Pero si hasta ese momento su vida, junto a su tercera mujer, Yélena, era una pesadilla, a partir de la supuesta llamada se convirtió en un infierno. La presencia virtual del tirano los acosaba a toda hora. Yélena hasta llegó, al parecer, a representar el papel de Stalin en hipotéticas conversaciones domésticas al estilo de “si él te preguntara tal cosa, ¿qué le contestarías?”. Bulgakov pasaba horas aferrado al teléfono, tratando inútilmente de hablar al Kremlin para obtener un pasaporte, escribía sus famosas cartas y mantenía diálogos imaginarios con el hombre

providencial, que se burlaba de él fingiendo condolerse, descargando la culpa sobre sus subordinados y reiterándole una pregunta insidiosa: “Pero ¿puede un artista ruso vivir fuera de Rusia?”.

Schultz, brillante El dramaturgo español Juan Mayorga (nacido en 1965), de quien en 2000 se vio en el Cervantes El traductor de Blumemberg y en la actual temporada, una doble versión de Hamelin y, en el San Martín, Camino del cielo (Himmelwweg), sabe crear la atmósfera opresiva y manejar con destreza las transiciones de la realidad atroz de un régimen totalitario y policial a la no menos ominosa imaginación enferma del perseguido. El director Enrique Dacal saca provecho del eficaz libreto y mueve adecuadamente, en un espacio reducido, a los tres actores. El nivel interpretativo es homogéneo, pero sería injusto no señalar la sugestión y la hondura emotiva de Jessica Schultz.

Ernesto Schoo

“Esto lo resuelvo hoy mismo”, cuentan que dijo ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en una reunión que mantuvo con teatristas a partir de la crisis del Teatro Nacional Cervantes. El encuentro duró más de dos horas y comenzó con cierta tensión cuando los representantes del MATe, Celcit, ACE, Argentores y Actores vieron que junto a Fernández y Enrique Albistur, secretario de Medios, estaba José Nun, secretario de Cultura de la Nación. “De entrada manifestamos la falta de confianza en él”, apuntó Norberto Gonzalo, de Actores, y la reunión estuvo a punto de naufragar. En dicho encuentro, Fernández dijo que se iba a comunicar inmediatamente con los representantes de UPCN y ATE para resolver los reclamos históricos del sector. Ese paquete de medidas incluiría la renovación de los contratos a los empleados que no son de planta permanente, lo referido a lo salarial y atender la especificidad horaria de los trabajadores del sector. “El tema del reagrupamiento de los trabajadores del Cervantes promete dejarlo para el año próximo, cosa que ATE acuerda”, dijo Hugo Urquijo, del MATe, al finalizar la reunión en la Casa Rosada. El jefe de Gabinete contó a los teatristas que iba a enviar un proyecto de ley para la creación de un Instituto Nacional de la Música y el Teatro que encuadraría a todos los trabajadores del área cultural que tienen relación con el Estado. “De solucionar todo esto, quieren estrenar las dos obras previstas en la programación del Cervantes en un mes, algo que es casi utópico. Yo creo que aunque Fernández se comprometió a intervenir en el tema hoy mismo [por ayer], hay que darle una semana. Lo que nos queda es confiar. Si no, volveremos a la carga”, agrega Urquijo. En representación de la actividad escénica estuvieron Roberto Cossa, Juan Carlos Gené, Nora Lafón, Joaquín Furriel, Enrique Liporace, Miguel Padilla, Jorge Grinbaun, Hugo Urquijo y Norberto Gonzalo. Mientras tanto, en el Cervantes, hasta las 16.30 de ayer, Rubens Correa, el director de la sala que todavía no fue nombrado como tal, no había recibido ningún llamado para poner los motores en marcha.

Alejandro Cruz