Dolor articular Introducción El dolor articular está entre los tipos más frecuentes de dolor. Las principales causas de dolor son traumatismo y artritis aguda y crónica. Generalmente, el dolor articular se asocia con perturbación de la función de la articulación, desde restricción en los movimientos hasta incapacidad. Epidemiología y economía • Osteoartritis (OA): a los 65 años, >90% de la población tiene al menos una articulación con OA. Con el paso de la edad, más articulaciones desarrollan OA. Sin embargo, en las primeras etapas, la OA tal vez no ocasione dolor. • La incidencia de artritis reumatoide es de ~1%. • La incidencia de gota es de ~1%. Fisiopatología En las enfermedades articulares, el dolor se produce con más frecuencia durante el ejercicio o incluso durante las actividades habituales de la vida cotidiana (consultar “Características clínicas” a continuación). Este aumento de la sensibilidad al dolor se atribuye a: • Sensibilización periférica: aumento de la sensibilidad de los nocirreceptores de la articulación a estímulos mecánicos aplicados a la articulación. Es inducida por mediadores inflamatorios tales como bradiquinina, prostaglandinas y citoquinas. • Sensibilización central: aumento de la sensibilidad de las neuronas nocirreceptivas con información articular en la columna vertebral y áreas cerebrales a estímulos mecánicos aplicados a la articulación. Es inducida por la información de los nocirreceptores articulares sensibilizados y continuada por mecanismos centrales de amplificación. Características clínicas • El dolor articular puede ser agudo (duración de días) o crónico (duración de meses o incluso años). • Depende de dónde se sienta el dolor de la enfermedad subyacente, solamente en una articulación (por ejemplo, después de un traumatismo o durante la osteoartritis) o en varias articulaciones (por ejemplo, durante la poliartritis reumatoide). • El dolor se suele localizar en la articulación o articulaciones afectadas, pero también se puede referir (por ejemplo, la OA de cadera puede ocasionar dolor en la rodilla). • El dolor articular es a menudo sordo y pungente, y de esta forma, diferente del dolor cutáneo, que es agudo y de localización más precisa. • El dolor suele aparecer como hiperalgesia (o alodinia): en una articulación normal solamente los movimientos contra la resistencia del tejido ocasionan dolor, mientras que el dolor se produce en una articulación lesionada o inflamada durante los movimientos dentro del rango de trabajo normal. • El dolor en la articulación tiene como resultado deterioro físico, cojera, restricción de movimientos y pérdida de fuerza. • Generalmente, el dolor articular empeora con el uso (cuando se levanta peso o se realiza algún movimiento) y se alivia en reposo, pero también puede ser constante. • Una cualidad particular del dolor osteoartrítico es el dolor en reposo durante la noche. • El dolor puede asociarse con otros síntomas tales como rigidez, inestabilidad o calor.
Criterios de diagnóstico • Una articulación lesionada o inflamada duele después de la aplicación de presión local leve o moderada (palpación) y la presión fuerte puede evocar un dolor severo. • Durante la enfermedad articular, el dolor puede ser evocado por movimientos pasivos en el rango de movimiento del trabajo o mediante la elongación de la articulación, y el rango de movimiento puede ser limitado. • Una articulación inflamada puede estar hinchada, caliente o enrojecida. • La enfermedad articular crónica puede caracterizarse por deformación de la articulación y/o agrandamiento óseo. • El dolor articular puede verse acompañado por una reducción del rango de movimiento o por movimientos más allá del rango normal (por ejemplo, después de la ruptura de ligamentos). Diagnóstico y tratamiento • El diagnóstico de dolor articular se basa en un examen físico (ver “Criterios diagnósticos”), radiografías, MRI, examen de efusión sinovial y análisis de sangre. • Las radiografías pueden documentar deformaciones, pérdida de cartílago, ruptura de ligamentos, etc. • Las MRI pueden documentar hiperplasia sinovial, edema de la médula ósea y otras alteraciones del tejido blando. • Se usan análisis de sangre para verificar los marcadores inflamatorios. • Para el tratamiento del dolor, comúnmente se usan fármacos analgésicos (usualmente fármacos antiinflamatorios no esteroideos). • La fisioterapia, el ejercicio, la educación y la estimulación nerviosa transcutánea (TENS) resultan efectivos en las condiciones de dolor artrítico. • Los tratamientos específicos incluyen (1) el uso de fármacos que modifican la enfermedad (por ejemplo, neutralización del factor alfa de necrosis tumoral) para detener la progresión de la artritis reumatoide; y (2) reemplazo quirúrgico de la articulación.
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