Diez tendencias para esta temporada en Punta del Este

de definir al Uruguay como “el país de 2013”. Pero esta ola ... resantes novedades gastronómicas. Pero este año ... el nombre de su madre uruguaya. A algunas ...
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SÁBADO

| Sábado 21 de diciembre de 2013

Verano 2014

Diez tendencias para esta temporada en Punta del Este

Con muchas menos marcas, será un verano con decreciente protagonismo argentino; cierran clásicos pero abren nuevas propuestas gourmet para un público fundamentalmente brasileño. El magnate JP este año no inaugurará el año con su tradicional megafiesta, pero Gaith Pharaon volverá a organizar la suya, seguramente la más ostentosa. Y en cuanto a las electrónicas, la atención estará nuevamente en El Jagüel, donde el 4 de enero se presentará David Guetta.

Viene de tapa

En especial para tranquilizar a los emprendimientos inmobiliarios que buscan seducir a esos turistas para que al año siguiente vuelvan como inversores. Una tarea menos complicada ahora que The Economist acaba de definir al Uruguay como “el país de 2013”. Pero esta ola internacional después de Año Nuevo comenzará su éxodo y la suerte de la temporada ya estará entonces definida, porque ésta se juega cada vez más en diciembre, cuando los argentinos aún lidian con piquetes, cortes de luz y las clásicas corridas de los fin de año porteños. Sin embargo, aunque sea distinto, novedades no le faltarán a este verano. Veamos entonces diez tendencias qué marcarán la temporada.

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Uruguayización. Así como los argentinos pesan menos, sobretodo en lo económico, la clase alta uruguaya empieza a hacerlo con más fuerza en un terreno, el de los eventos y las fiestas, que hasta ahora no les era tan propio. Su alto poder adquisitivo comienza a interesar a los empresarios medianos.

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José Ignacio, más trendy. El verano pasado fue de Manantiales: allí estuvieron las principales y más interesantes novedades gastronómicas. Pero este año José Ignacio volverá a tomar la iniciativa con renovadas propuestas. Una de ellas se inaugura precisamente hoy: La Susana. Ubicado en la entrada de José Ignacio, donde fue proyectado el ahora sepultado hotel The Setai, este restaurante/parador es parte de un nuevo proyecto de Alex Vik, el millonario noruego amante de estas playas que ya posee Estancia Vik y Playa Vik. Ahora levanta allí Bahía Vik, complejo hotelero de lujo que no estará listo este verano, aunque sí su restaurante, que llevará el nombre de su madre uruguaya. A algunas cuadras, en el centro de José Ignacio, Martín Pittaluga –creador del exitoso La Huella, considerado por la revista inglesa Restaurant el mejor restaurante del Uruguay– reabrirá esta temporada el restaurante Santa Teresita, con cocina de su cuñado, Fernando Trocca. Con los ya existentes alrededor de la plaza de José Ignacio, como Almacén El Palmar, de Jean Paul Bondoux, forman el polo gastronómico más exclusivo del Este y conseguir una mesa no será fácil antes del 6 de enero.

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Clásicos que desaparecen. Así como algunos abren, otros cierran. Ubicado en la Punta el café Il Greco fue una suerte de La Biela de Punta del Este, el lugar donde en los 90 se iba para ver y ser visto. En aquellos años quienes más buscaban esto eran, claro, los políticos menemistas. Pero cualquier habitué de Punta del Este ha pasado por allí. Este verano, por primera vez en 27 años, sus mozos no atenderán a los clientes que se acerquen a la esquina de Gorlero

Art Experience en Altos de Garzón

La fiesta de Lacoste en La Huella, una que se mantiene

Un café en Il Greco, un clásico que no volverá

Trocca, al frente de la cocina de Santa Teresita

y la calle 30. Otro tradicional para los argentinos que este año no abrirá sus puertas es La Stampa, la sucursal del ristorante de Felice Ambrosio.

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Arte, presente pero distinto. Otro clásico, aunque no gastronómico, que no dirá presente es Gallery Nights, los famosos recorridos nocturnos por las principales galerías de La Barra. “La actividad, que es gratuita, cuenta con el respaldo de marcas que este verano no irán a Punta del Este”, explicó una fuente vinculada con la organización. Esto no significa que la química entre el arte y las vacaciones, que tan bien ha funcionado en los últimos años en estas playas, vaya a estar ausente. La

segunda edición del Art Experience Tour se desarrolló la semana última con éxito de público y de ventas y ya se está convirtiendo en un evento clásico de apertura de temporada. Durante tres días, más de 15 artistas crearon y enseñaron sus obras en selectos espacios como Narbona o el Hotel Fasano Las Piedras.

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Muchas menos marcas. Si alguien vuelve de Punta del Este este verano con alguna calcomanía en la luneta, seguramente no será de una marca argentina. La deserción comenzó en los últimos años pero esta temporada se notará mucho más. Las empresas con más intereses políticos debieron dejar de ir, y a las otras

firmas las restricciones cambiarias o para sacar dólares del país les vuelve muy difícil la organización de cualquier evento. Su ausencia impactará en los principales paradores, que no tendrán su sponsoreo ni podrán contar con ellas para que acerquen a esas figuras cuyas presencia puede poner de moda un lugar. En cambio, deberán generar su propio contenido para atraer clientes, como DJ sets a la caída del sol.

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Pool parties. Las fiestas junto al mar, con buena música y seguramente un spritz en la mano, serán un imán para los que buscan diversión temprana. Laguna Escondida, el megaemprendimiento de Enri-

que Etchebarne a la salida de José Ignacio, que cuenta con una de las mejores locaciones para ello, ya organizó la primera, y éstas serán una constante en las playas más cool.

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Las fiestas, internacionales. Las más clásicas, como la de Lacoste, el próximo viernes en La Huella, o la de Chandon, esta vez en una más reducida y exclusiva locación –la casa de los Tinayre en José Ignacio–, estarán presente y en ellas los argentinos serán mayoría. Pero la alta temporada de eventos tendrá aires mucho más cosmopolitas. La primera gran fiesta será la Hed Kandi, en La Susana, el 28. Esta legendaria fiesta de Ibiza desembarca en José Ignacio

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Los olivos de Garzón. Si todo marcha según lo previsto, en marzo comenzará a construirse el puente de la laguna, diseñado por Rafael Viñoly. Será este, pues, el último verano de la balsa. Mientras tanto, crece el interés por este pueblo que tanto le debe a Francis Mallmann y en cuyos alrededores el valor de la hectárea ya alcanza los 10.000 dólares. Allí ya compró Susana Giménez. Otro de los visionarios es Alejandro Bulgheroni, que cuenta con 4000 hectáreas en lo que ha denominado Altos de Garzón. Allí crecen 500 hectáreas de olivares y levanta una importante bodega. Él mismo supervisa los avances desde su mansión, a la que arriba en helicóptero (tiene tres helipuertos). Fue ésta una de la paradas más celebradas del Art Experience Tour 2013. La ruta hacia allí, un desvío de ripio desde la ruta 9, es conocida como “el camino de los olivares” y es un imperdible recorrido por paisajes comparables con la Toscana. Será muy transitada este verano.

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Velas en el cielo. Entre los deportes acuáticos de moda, el kite reinará. Es la actividad más buscada por ejecutivos jóvenes y el cielo de la Barra, en José Ignacio, estará lleno de velas. El stand up paddle será el favorito de los menos arriesgados.

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Diciembre, el mes ganador. La alta temporada se corre hacia adelante. Diciembre es el mes de los norteamericanos, los europeos y los brasileños y, por ende, el de mayor consumo y rédito económico. La segunda quincena de este mes cuenta ya con una agenda social que desplaza a la de la primera de enero. Por eso, en Punta del Este, desde este fin de semana la alta temporada ya está en marcha.ß

escenas urbanas Rodrigo Néspolo

Olivia Gancedo, Gonzalo Mansilla De Souza, Florencia González Álzaga, Martín Avola y Laura Noetinger, el último sábado a la tarde, en el Gran Premio Carlos Pellegrini, en el Hipódromo de San Isidro

pequeños grandes temas Maritchu Seitún

La Navidad y la edad de la verdad

N

os acercamos a una época mágica para muchos de nosotros, especialmente para los más chiquitos, aunque también para los adultos si sus recuerdos de Navidad y de los Reyes Magos en su infancia son gratos. Las familias se juntan a comer, los chicos reciben re-

galos y algunos grandes también. ¿De qué se trata? Para los cristianos, en diciembre empieza el adviento (significa venida) y es un mes de fiesta: el 8 de diciembre ponemos una corona de hojas en la puerta, armamos el pesebre, adornamos el arbolito, vamos abriendo las ven-

tanitas del calendario hasta llegar a la Nochebuena y celebrar al terminar el día el nacimiento del niño Jesús, ocurrido hace dos mil años en Belén. Hoy, una buena parte del ritual y el espíritu navideño llegan a todas las casas, no sólo a las de los creyentes. El 24 de diciembre, al tocar las doce, Papá Noel, el niño Jesús o Santa Claus dejan regalos para todos los chicos… que se portaron bien durante el año. ¡Cómo nos aprovechamos los adultos de esa parte del ritual durante los días anteriores! Por suerte, también recordamos nuestra ilusión infantil, y ningún chico se queda sin regalos por su “mala” conducta. Pero un día tienen que descubrir que Papá Noel no existe (y tampoco el conejo de Pascua o el ratón Pérez). Y es preferible que eso ocurra de la boca de los padres y no de un

primo grande o de un compañero de colegio que se burla de él (“sos un bebe y no sabés que no existe”). Entonces, ¿cuándo se los decimos? ¿y cómo? El pensamiento mágico de los niños les permite creer que Papá Noel puede leer sus cartas, ir a todas las casas, fabricar o comprar los regalos y repartirlos puntualmente sin faltar a ninguna cita. Hasta los seis o siete años ni se cuestionan el tema, es tan fascinante recibir regalos sin tener que agradecer a nadie, que ven por la calle múltiples Papás Noel, todos distintos, o hacen la cola para sacarse la foto sin inquietarse por la autenticidad del personaje. En algún momento empiezan a dudar, algunos preguntan, otros sospechan pero prefieren no averiguar quizá por miedo de dejar de recibir regalos, por no renunciar a ese

mundo de ilusiones o por no querer crecer. Les hacemos un flaco favor si no los vamos acompañando de modo que ellos vayan descubriendo que no existe entre los 7 y 9 años (mi estadística casera dice que ésa es la edad), de a poco, sin tanto dolor, a medida que, en la charla con nosotros, los invitamos a pensar hasta darse cuenta de que es inviable esa posibilidad. Y la conversación termina en: “Ahora sos más grande y sabés la verdad, ayudanos a que tus hermanos, primos y amigos más chicos sigan creyendo esa historia en la que tanto te gustó creer”. Apelar a su ayuda es la mejor forma de que venzan la tentación de arruinarles a los chiquitos su ilusión de que en Navidad se puede todo, porque Papá Noel no dice “no tengo plata”, lee la lista y trae lo que puede; como ellos anhelan recibir todo lo que

piden, les cuesta dejar de creer… Así evitaremos que un día vengan desilusionados, tristes, asustados o furiosos con nosotros porque no los “avivamos” y descubrieron la verdad de una forma dolorosa para ellos. “Me mentiste”, “sos un tramposo”: ellos creen ciegamente en nuestra palabra y en nosotros, y puede resultarles alta traición eso que viven como un engaño. Empecemos por hacerles preguntas que los ayuden a dudar de sus creencias. Podemos aprovechar la oportunidad para contarles el origen de esta tradición: hace ya muchos años San Nicolás, obispo de Mira, repartía regalos a los niños pobres, y hoy los padres lo hacen en su nombre (o en el de Papá Noel, o en el del niño Jesús) el 24 de diciembre a las doce de la noche.ß La autora es psicóloga y psicoterapeuta