Del Capitán Si un hombre quiere volar, ¿qué lo detiene? nada, nada en lo absoluto. Solo debe trabajar en ello un par de años, o así lo pensó Loth, mientras miraba el cielo una noche libre de nubes y de luna, y pensó que él podría llegar, digamos, a ese diminuto punto allá a lo lejos, si se esforzaba lo suficiente. No sabía qué encontrar en ese punto de luz azul, pero sabía y sentía que lo que él buscaba, no se encontraba en este planeta o galaxia, estaba allá, en ese lejano punto, esperando a ser encontrado. Habrán entendido, entonces, que Loth no quería volar como los pájaros o las moscas ni como las mariposas o las nubes. Quería llegar arriba bien alto, a lo más que ha visto a alguien o algo llegar, y ese lugar era el punto azul. Loth es joven ahora y planea su pronto viaje, pero dos revelaciones le llevaron a mirar bien hacia arriba, cuando no pasaba aún los 7 años. La primera fue esta: sus padres le contaban historias de dioses y héroes antiguos, y le decían a Loth que los puntos blancos y rojos y el punto azul del cielo negro de las noches, eran esos héroes antiguos, caídos en heroicas batallas contra bestias y enemigos. Loth jamás creyó en estas historias. Le parecía poco veraz que esos puntos tuvieran solo ese fin, servir como un recuerdo de gente de hace mucho. Esas luces, pensaba, parecían vivas y presentes, y no le gustaba la idea de que fueran solo pasado. La segunda revelación la sintió meses después, mientras aún pensaba en la noche: Loth amaba su pueblo pero creía en la grandeza del mundo y, aún más, en lo que había fuera de este mundo. Una de las noches, la duda se le acercó, y se preguntó si era adecuado pensar y querer lograr algo tan difícil, cuando los demás estaban cómodos y felices sin querer lograr algo que parece imposible. Mientras luchaba con la duda, vio un objeto luminoso en el cielo, y recorrió gran parte del negro lienzo a una velocidad que no sabía posible. De pronto, la luz comenzó a acercarse a su punto azul, lentamente, y desapareció antes de llegar. Loth pensó “¡Alguien lo está intentando! ¡va a llegar antes!” Pero no llegó… y por eso, Loth lo tomó como un desafío, y comenzó en ese instante a buscar materiales para construir su barco espacial, y llegar al punto azul antes que cualquier viajero que haya existido.