Cuando la tierra tembló en mi patria

“¡Terremoto en Ecuador!”. Marqué el teléfono de mi madre, en Chone, Manabí. Nada, sólo un cruel silencio. Marqué otros, más silencio. La angustia empezó a ...
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16 Mayo de 2016

@NuestraVozDOB

Cuando la tierra tembló en mi patria

¿Pueden los divorciados comulgar?

Cruz-Teresa Rosero

n la mañana del 16 de abril escuché que otro terremoto E había sacudido Japón. Me

dije: “Pobrecitos, ¡otro más! Bendícelos, Señor”. Esa noche, un mensaje de las redes sociales apareció en mi celular: “¡Terremoto en Ecuador!”. Marqué el teléfono de mi madre, en Chone, Manabí. Nada, sólo un cruel silencio. Marqué otros, más silencio. La angustia empezó a apoderarse de mi alma. Entré a Facebook: “¡Familia de Ecuador, repórtense, por favor!”. Los mensajes empezaron a entrar. Un hermano nos dijo que dos de ellos estaban con mi mamá. Aunque aterrorizados, sin luz y sin agua, estaban bien; y planeaban quedarse afuera de la casa toda la noche esperando la réplica. Fue una noche oscura. La impotencia de estar tan lejos aumentaba mi angustia. Con mi teléfono cerca, oré, lloré y seguí en comunicación con los que podía. Supe que alrededor de las 3:00 de la mañana les

llegó la réplica que con terror esperaban. No supe más hasta dos días después, cuando lograron cargar las baterías de sus teléfonos. Desde entonces, las noticias han sido cada día más dolorosas. En medio de la tragedia, mi familia se siente agradecida de Dios porque, como dicen, “¡Estamos vivos!”. Mi ciudad, Chone, está en Manabí, la provincia profundamente afectada por el terremoto, pues ahí fue el epicentro. Mucha gente, incluyendo familiares, han perdido sus casas. Hay gente que quedó atrapada entre los escombros. Los heridos los atienden en carpas y los más graves los transportan a otros hospitales del país. En mi tierra natal la gente ve hoy sus sueños y esfuerzos de toda una vida reducidos a escombros. Todas las mañanas me despierto pensando que todo esto es sólo una horrible pesadilla. Entono las canciones con las que crecí de niña: “¡Mi tierra, Manabí, tierra bella cual

Oblates of St. Francis de Sales

La angustia empezó a apoderarse de mi alma. Entré a Facebook: “¡Familia de Ecuador, repórtense, por favor!” ninguna”… Y mientras canto imploro a Dios su misericordia. En medio de la desgracia, Dios camina con su pueblo. Entre los escombros, encontraron en Pedernales un Cristo roto. Mi nietecita de 5 años me preguntó: “Nana, ¿por qué Dios permite los terremotos?”. Le expliqué que adentro de la tierra debe haber estos movimientos para acomodar las placas que conforman la superficie; pero que cuando esto ocurre, Dios acude en auxilio de los que moran encima de ellas. La tierra tembló en mi patria y cambió la historia de miles de seres humanos. ¡Que la presencia de Dios empape cada momento de nuestras vidas! ANDES/Micaela Ayala V.

En medio de la desgracia, Dios camina con su pueblo. Entre los escombros, encontraron en Pedernales un Cristo roto. Mi nietecita de 5 años me preguntó: “Nana, ¿por qué Dios permite los terremotos?”.

Darío López Capera

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l 8 de abril el Vaticano publicó la exhortación apostólica postsinodal del papa Francisco Amoris laetitia, que trata sobre el amor en la familia. En el punto 243 ésta dice: “A las personas divorciadas que viven en nueva unión, es importante hacerles sentir que son parte de la Iglesia, que «no están excomulgadas» y no son tratadas como tales, porque siempre integran la comunión eclesial. Estas situaciones «exigen un atento discernimiento y un acompañamiento con gran respeto, evitando todo lenguaje y actitud que las haga sentir discriminadas, y promoviendo su participación en la vida de la comunidad. Para la comunidad cristiana, hacerse cargo de ellos no implica un debilitamiento de su fe y de su testimonio acerca de la indisolubilidad matrimonial, es más, en ese cuidado expresa precisamente su caridad»”. En el punto 299 dice: “Los bautizados que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente deben ser más integrados en la comunidad cristiana en las diversas formas posibles, evitando cualquier ocasión de escándalo”. Para entender un poco más lo dicho por el papa Francisco sobre los divorciados, hablamos con monseñor Paul Sánchez, obispo auxiliar de Brooklyn. NUESTRA VOZ: ¿Cuál es el mensaje del papa Francisco para los divorciados? Monseñor Paul Sánchez: Lo que yo entiendo es que, por supuesto, el Santo Padre Francisco quiere que todos se sientan cómodos en la vida de la Iglesia y él habla mucho en su exhortación pastoral de un cuidado pastoral para los que están divorciados. Él pide que ellos busquen siempre la gracia de la conversión que viene de Dios. Idealmente a él le gustaría que la pareja busque la gracia del sacramento del matrimonio. NV: ¿Pueden los divorciados comulgar? MPS: Cada caso es distinto, él quiere recibir a todas las parejas con compasión y con amor, pero en ciertos casos

Diocesis de Brooklyn

Para monseñor Paul Sánchez, cada caso de una persona divorciada es distinto, en algunos la persona puede recibir la comunión, en otros no.

no están en la situación que pueden comulgar. Ciertamente para participar en la vida de la Iglesia y sus actividades, lo pueden hacer sin restricciones, pero en ciertos casos no están en la condición de comulgar. NV ¿Cuáles son los casos en que una persona divorciada puede recibir la comunión? MPS: Si han recibido el sacramento del matrimonio y si no tienen matrimonio anterior pueden recibir la comunión. Si hay una pareja que tiene un matrimonio anterior y por esa razón no puede recibir el sacramento del matrimonio, el recurso que tiene es que puede buscar una anulación, un proceso que ahora es más fácil. Si está divorciado y no está viviendo como pareja con otra persona, no hay ningún obstáculo a su participación en la Eucaristía, un divorciado que vive con sus hijos, padres o solo, esa persona puede comulgar. Si la persona está divorciada y está viviendo con otra persona, casada civilmente con otra persona, no podría comulgar, igual tengo que aclarar que todos los casos son diferentes. En este último caso las personas tienen que buscar una anulación. Si una persona divorciada, hizo el proceso de anulación y empieza una nueva relación debe casarse en la Iglesia con esa segunda persona y después los dos pueden comulgar.

Mayo de 2016 3

Jorge I. Domínguez-López Editor

La tragedia de Ecuador “N

ada humano me es ajeno”, dice el viejo proverbio latino. En nuestra Diócesis de Brooklyn, que comprende Brooklyn y Queens, ese proverbio es quizás más cierto que en ningún otro lugar del mundo. Cada alegría y cada tragedia que ocurra en cualquier rincón de la Tierra resuena inmediatamente aquí. Compartimos estas calles populosas con personas de todos los países, de todas las etnias, de todas las lenguas, de todas las religiones. Una victoria futbolística en Bogotá o Dublín puede ser ruidosamente celebrada en nuestras calles. Así también, un atentado en Afganistán o en Nigeria inyecta su cuota de dolor en este enjambre de humanidad donde vivimos. Ahora resuena aquí el eco de una tragedia. El sábado 16 de abril un poderoso terremoto asoló a Ecuador. Los efectos han sido devastadores. Se cuentan ya más de 600 muertos a causa de la tragedia, y su número sigue aumentando. Hay más de dos mil personas desaparecidas y 20 mil que han quedado sin hogar. Las pérdidas materiales son incalculables. Muchas zonas del país han quedado sin energía eléctrica, sin comunicaciones, sin agua potable. El principal puerto de Ecuador ha sido prácticamente destruido por el sismo. La nación entera vive días traumáticos. Ecuador, un país que está en el medio del mundo, parece estar hoy en el centro de muchos corazones. En nuestra Diócesis vive una numerosa comunidad ecuatoriana. La tragedia de Ecuador se siente en nuestras casas y nuestras parroquias como un dolor cercano, propio. Se siente también la angustia de muchos por estar tan lejos en el momento en que quisieran estar junto a sus familiares y amigos de Ecuador. La tragedia encierra para los cristianos la pregunta

tremenda de por qué existe el mal en el mundo, por qué suceden catástrofes como ésta. Es una pregunta milenaria que no tiene ninguna respuesta sencilla. Y sin embargo, sí es evidente cuál debe ser nuestra

Ésta es la diócesis de los emigrantes. En estos días tan difíciles para Ecuador, demostremos que podemos ser también la diócesis de la solidaridad y de la esperanza.

ANDES/César Muñoz

Ecuador, un país que está en el medio del mundo, parece estar hoy en el centro de muchos corazones. ANDES/Micaela Ayala V.

actitud ante el dolor de nuestros hermanos. La respuesta es que cada uno de nosotros ayude en la medida de sus posibilidades. Y que no falten la oración y la solidaridad que todos, sin excepción, podemos brindar. Tengamos cada uno de nosotros una palabra de aliento, un gesto de

apoyo, para los hermanos ecuatorianos de nuestras comunidades. Ésta es la diócesis de los emigrantes. En estos días tan difíciles para Ecuador, demostremos que podemos ser también la diócesis de la solidaridad y de la esperanza.

La Virgen María, nuestra madre universal Darío López Capera

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n el mes de las madres, los católicos no podemos dejar de pensar en la Virgen María, nuestra madre del cielo. “El Señor la escogió a ella para ser la madre del Salvador, ella es la persona que con su 'sí' permitió que el plan de Dios se llevara a cabo en el mundo”, explica el diácono Jorge González, director del programa de formación para diáconos. El diácono González es un estudioso que ha dado conferencias sobre la Virgen María, por eso quisimos tener su comentario. “Ella es un ejemplo de lo que es ser discípulo de Jesucristo que escucha la palabra de Dios, la acepta y la pone en práctica, es un modelo perfecto para nosotros, para vivir nuestro discipulado y nuestra apertura al plan de Dios, ella se abrió al plan de Dios y aunque no lo conocía enteramente confió en su providencia y se puso en sus manos sabiendo que Dios la iba a guiar, la iba a ayudar y a sostener en todos los momentos de su vida, y por eso para nosotros, que estamos llamados a seguir a Jesús, ella es un ejemplo claro y vivo de una persona que supo abrirse a este plan de Dios y lo aceptó completamente sin importar las consecuencias”. “La Virgen María confió en Dios plenamente, confió en la providencia de Dios, igualmente nosotros como discípulos estamos llamados a eso, estamos llamados a caminar de la mano de Dios, sabiendo que él nos dirige, que él nos conduce, que él va a revelarnos lo que tiene que revelarnos en la medida que vamos caminando por los diferentes momentos de nuestra vida y ella para mí es eso, ese claro ejemplo de cómo debemos vivir nuestra vida cristiana, por eso ella fue el primer discípulo del Señor, la portadora de la Palabra de Dios”, agrega el diácono González. El director del programa de formación para diáconos concluye: “Estamos hablando de una madre que amaba profundamente a su Hijo, que lo ha visto hacer el bien y en el momento de la pasión del Señor su corazón de madre

Catholic News Service

El diácono Jorge González recuerda que el Señor escogió a la Virgen María para ser la madre del Salvador, y por eso ella, con su “sí” al ángel, permitió que el plan de Dios se llevara a cabo en el mundo.

Ella es la persona que con su “sí” permitió que el plan de Dios se llevara a cabo en el mundo. se siente atravesado por esa espada de Simeón. Ella, como madre de los dolores, sufrió al ver el sufrimiento de Jesús, sufre como madre. Es un sufrimiento con esperanza porque ella sabía que había un plan detrás de todo eso y a pesar de tener esa confianza, no deja de sufrir y de sentir un gran dolor, por eso ella tiene un título que nosotros le damos de madre de los dolores. Es la madre de la esperanza”. Por eso este 8 de mayo cuando felicitemos a nuestras madres, no nos olvidemos de nuestra madre del cielo, y elevemos una oración de gracias a la Virgen María.

Junio de 2016 19

Ecuador: el doloroso peregrinaje

Fotos: Cruz-Teresa Rosero

Cruz-Teresa Rosero

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legué a mi tierra de Manabí, Ecuador, dos semanas después del trágico terremoto del 16 de abril. El abrazo a mi madre y a cada ser querido fue largo y silencioso. Podía sentir el palpitar de sus corazones todavía aterrados por la dolorosa experiencia. Cuando por fin pudieron balbucear su sentir repetían: “¡Fue horrible, fue horrible, pero estamos vivos!” Al reunirnos, cada uno contó su momento de terror, dónde estaba y qué estaba haciendo en el momento de la tragedia. Es como si el reloj se hubiera detenido en un espacio de 42 segundos que dividió la vida en un antes y un después. Su aprecio por la vida, su solidaridad con los demás, su fe y su esperanza de un mañana mejor han crecido. Visité catorce ciudades y varios recintos de Manabí. Lo que vi, lo que palpé, lo que escuché me rompió el alma. En mi mente desfilan los escombros, las innumerables carpas de las familias que lo perdieron todo, las voces de muchos agradecidos por la vida y por las ayudas; pero con las miradas perdidas, como si trataran de digerir lo que les ha pasado, pidiéndole a Dios que la ayuda no termine, porque ahora necesitan dinero y trabajo para seguir adelante. En mi mente desfilan mis amadas iglesias. Las veo cuarteadas, esperando silenciosamente su reconstrucción. En este de Año de la Misericordia, en Manabí tres catedrales y una basílica fueron designadas con Puertas Santas. Todas han sido cerradas para evitar que las partes dañadas se desprendan y caigan encima de alguien. Pero también, en medio de este cuadro desolador veo a los fieles, unidos en el dolor y la esperanza, participando en las

misas que ahora se celebran en los parques, frente a las iglesias dañadas. No puedo olvidar a aquella madre que en plena carretera, bajo un sol ardiente, vende naranjas para mantener a sus hijos, que por casa hoy sólo tienen la tierra y lo poco que pudieron rescatar. No puedo olvidar a la pareja de ancianitos en Chone, que se salvaron de morir al derrumbarse su casa, y hoy están en un piso de tierra con calor, perros y mosquitos. No puedo olvidar a Tarqui, Manta, donde no pude entrar porque el mal olor y los edificios caídos o por caerse lo hace demasiado peligroso. No puedo olvidar que Calceta perdió su alcaldía, su museo, su mercado y su biblioteca. No puedo olvidar la iglesia de Jama que perdió hasta su techo. No puedo olvidar que en casi todos estos lugares el agua escasea. No puedo dejar de llorar cuando miro el hospital de mi tierra de Chone que pronto será demolido. Su construcción duró diez años, su ruina, ¡42 segundos! No puedo dejar de sentir la opresión en el corazón cuando resuenan en mi mente las voces de los pobres exclamando: “Hice mi casa con tanto esfuerzo y hoy la veo en escombros”. No puedo olvidar la noche que visité Playa Prieta donde una religiosa y cinco aspirantes perdieron la vida. Sentí el llanto en medio de los escombros pero al mismo tiempo respiré santidad. Tampoco puedo olvidar el coraje y empeño del hombre y la mujer de mi tierra. Me parece escuchar la voz de aquel pescador de Jama que me dijo: “Nosotros nos animamos a nosotros mismos. ¡Vamos a salir adelante!” No puedo olvidar aquellas mujeres que en las carpas han acomodado cocinas portátiles

No puedo olvidar la solidaridad de la gente de otras provincias de Ecuador y de todo el mundo que nos han dado la mano.

Las misas ahora se celebran en parques frente a las iglesias dañadas.

“Nosotros nos animamos a nosotros mismos. ¡Vamos a salir adelante!”.

“Visité catorce ciudades y varios recintos de Manabí”, afirma la autora.

y cocinan para sus familias y compañeros de desgracia. No puedo olvidar a los sacerdotes que han dejado la comodidad de sus parroquias y celebran en hospitales móviles y en albergues. No puedo olvidar la solidaridad de la gente de otras provincias de Ecuador y de todo el mundo que nos han dado la mano. Chone tiene a los Samaritans Purse de Estados Unidos prestando servicios médicos. Francia ha enviado plantas de agua. Estados Unidos envió inmediatamente una torre de control para que

los aviones pudieran aterrizar en Manta. No puedo olvidar las oraciones del mundo a favor nuestro. No puedo olvidar a las personas que se han unido para ayudar a construir una tierra devastada. ¡No te olvido, Manabí! En tus playas hemos disfrutado, en tus iglesias hemos celebrado los pequeños y grandes eventos de nuestras vidas. En ti viven nuestros seres amados, y reposan los restos de los que se nos adelantaron. ¡Fuerza Manabí, fuerza Ecuador! Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.

Cruz Teresa nació en Ecuador. Es maestra jubilada de las escuelas públicas de Nueva York. Enseña Teología en el Instituto de Formación Pastoral de la Escuela de Evangelización de la Diócesis de Brooklyn. Es miembro del Comité Nacional y Diocesano de la Renovación Carismática. Imparte charlas y talleres a nivel parroquial, diocesano y nacional. Coordina un ministerio de Intercesión en Facebook y grupos de oración en WhatsApp. En su parroquia, San Nicolás de Tolentino, en Jamaica, Queens, colabora con el Consejo Pastoral y con el Programa de RICA. Cruz fue columnista en el periódico católico “Nuevo Amanecer”. Actualmente escribe para The Tablet, Nuestra Voz y el portal oficial del Comité Nacional Carismático Hispano.

Para reportar cualquier forma de abuso sexual cometido por un miembro del clero, llame al número de asistencia y denuncia de la Diócesis de Brooklyn, una línea gratuita y confidencial: 888-634-4499

12 Agosto de 2016

@NuestraVozDOB

Monseñor Octavio Cisneros visita Ecuador Darío López Capera

l pasado 16 de abril se registró en Ecuador un E terremoto de 7.8 grados en

la escala de Richter, dejando un total de 691 personas fallecidas, 248 desaparecidas y 6277 heridas según cifras de la Secretaría de Gestión de Riesgos del Ecuador. Durante la última semana de junio y la primera de julio, monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn, visitó las zonas afectadas por el sismo en Ecuador. “La visita fue un momento de poder compartir con la Iglesia de la Arquidiócesis de Puertoviejo. Tuve la oportunidad de quedarme con monseñor Lorenzo Voltolini, arzobispo de Puertoviejo, quien muy amablemente dedicó mucho tiempo para que yo pudiese ver y visitar las diferentes áreas que resultaron más afectadas por el terremoto de hace cuatro meses”, comenta monseñor Cisneros. El obispo auxiliar de Brooklyn visitó ciudades como Portoviejo y Manta y otras al

norte del país, allí, monseñor Cisneros, pudo comprobar que aún hay partes de las ciudades a las que no se pueden ingresar por el peligro de que los edificios puedan caerse. “En una de las ciudades que estuve tuvimos que entrar con la policía porque no está permitido ingresar, parecía una ciudad fantasma, además tuvimos que ponernos unas caretas para poder respirar y prevenir cualquier infección”, recuerda monseñor Cisneros. Durante su recorrido monseñor Cisneros pudo ver que a cuatro meses de la tragedia, todavía hay personas que duermen en tiendas de campaña. El vicario diocesano para Asuntos Hispanos también tuvo la oportunidad de ver como algunas parroquias quedaron destruidas. “Parte de la Catedral no se puede usar porque hay posibilidad de que se desplome”, dice monseñor Cisneros. “Estuve en iglesias que estaban totalmente destruidas,

Carta abierta al padre Jacques Hamel p. Tomás del Valle

El sacerdote francés Jacques Hamel, de 85 años, fue asesinado por dos extremistas musulmanes mientras celebraba la misa en su parroquia de Saint-Etienne du Rouvray, en Normandía, Francia, el 26 de julio.

Q

uerido amigo y hermano

Recibe ante todo un fuerte abrazo y un sincero deseo de alegría. Aunque esto otro sé que lo estás disfrutando a plenitud. Ya se acabaron los malos ratos, las impuntualidades de la gente, las reuniones tediosas que nos inventamos los clérigos, las aburridas horas de despacho parroquial cuando no viene nadie a consultar, a pedir certificados… También se acabaron las visitas a los enfermos de tu comunidad parroquial, el aliento y la esperanza dados

a cantidad de jóvenes, las alegrías de los bautizos y los abrazos de las nuevas familias que comenzaban su caminar con la bendición de Dios, los abrazos fuertes, secos, cercanos, potentes que tantas veces tuviste que dar al acompañar al cementerio los cuerpos ya vacíos de vida de tantos feligreses. Ahora somos nosotros, los que seguimos haciendo camino, los que hemos llevado tu cuerpo al campo santo. Bendito campo que acoge a un hombre bueno, cuyo único “error” fue ser fiel a la llamada del Señor a lo largo de ochenta y muchos años.

Fotos: Monseñor Octavio Cisneros

algunas eran cuatro paredes, sin techos ni ventanas, todo ha sido destruido, pero al mismo tiempo que vi esta destrucción, también vi el espíritu del pueblo ecuatoriano allí presente”, destacó monseñor Cisneros, quien resaltó la labor de los sacerdotes en esas ciudades. “Un gran testimonio son los sacerdotes que están con estas comunidades, acompañándolos día y noche, estando presente y haciendo todo lo mejor que pueden ayudando a su comunidad. Fue para mí un ejemplo del ministerio sacerdotal, lo mismo que las religiosas, aunque no estuve mucho tiempo con ellas. Las que pude ver, ellas mismas sin convento, porque se les había caído la casa, pero desde una tienda de campaña haciendo todo lo posible, unas religiosas completamente dedicadas al pueblo”. A pesar de la tragedia, monseñor Octavio Cisneros pudo ver la esperanza de sus habitantes. “Fui a una parroquia donde estaban unos jóvenes y vi el espíritu, la alegría y la fe de ellos, todos esos momentos también son momentos esperanzadores porque si bien vi toda esa destrucción, también vi un ánimo de reconstrucción o, mejor dicho, de resurrección de una nueva vida en medio de ese dolor”.

“La fe se renueva en estos momentos difíciles”.

Lo visto por monseñor Cisneros sirve como lección de vida porque cuando muchos pierden la fe y la esperanza, otros renuevan sus creencias. “La fe se renueva en estos momentos difíciles cuando la

cruz se hace muy presente es cuando uno reflexiona sobre Dios y encuentra una vez más esa fortaleza que nos da Él, quien es el único que nos la puede dar”, concluye monseñor Cisneros. www.theliberal.ie

Has ocupado la primera noticia en periódicos, radios, televisiones y redes sociales. Y lo ha sido quizás a regañadientes de muchos editores y directores que prefieren para sus portadas sangre, escándalo, abuso. No, tú simplemente eres portada no por los escándalos de cualquier índole que salpican nuestra existencia. Eres portada porque alguien interrumpió tu celebración de la Eucaristía para matarte, para cortarte el cuello, para gritar que la violencia es la dueña del mundo. Y tú has sido siempre ejemplo de todo lo contrario: que lo importante en este mundo es el amor de dar la vida por los demás. Con cierta frecuencia habías escuchado que ya era hora de retirarte, que estabas viejo. Tu vida ha sido lo contrario, que nunca estamos viejos para ayudar, que se necesitan animadores de la comunidad que nos repartan el pan de la vida, nos acerquen al perdón de Dios. ¿Sabes? Tu partida de entre nosotros ha llegado en un momento oportuno. El mismo día que te echaban de este mundo empezábamos a reunirnos en Cracovia miles de jóvenes. Vamos a

Los jóvenes necesitamos testigos como tú. estar celebrando que somos jóvenes, por tanto inquietos, que buscamos construir un mundo mejor del que hemos recibido de nuestros mayores. Pretendemos que nada humano nos sea ajeno, y que cuando nos equivoquemos, queremos encontrar el camino de la reconciliación, la alegría y la paz. Esa paz y alegría que repartiste a lo largo de tu vida sacerdotal. Los jóvenes necesitamos testigos como tú. Dado que la excusa que dabas para no retirarte era que no había suficientes sacerdotes para seguir siendo instrumentos de reconciliación, partidores del Pan y portavoces de la Palabra, ahora que por fin puedes descansar, pídele al dueño de la viña que envíe obreros a su viña. Los necesitamos desesperadamente.

Tu puesto vacante debe ser ocupado por gente audaz, dispuesta a hacer caminos nuevos, prontos a escuchar y compartir, con los brazos lo suficientemente grandes y fuertes para abrazar a los hermanos, sobre todo a los débiles, los enfermos, los carentes de cariño, amor y libertad. Tienes tiempo para pedirlo, pero date prisa, acá abajo los necesitamosNada más. Pide al Padre que nos bendiga, Un abrazo de hermano y amigo.

Septiembre de 2016 15

Santo del mes

La Virgen de la Caridad del Cobre Cruz-Teresa Rosero

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a imagen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, invita a la reflexión profunda. La historia comienza en el año 1613 cuando tres muchachos, dos hermanos indios y un joven negro a los que la tradición ha llamado “los tres juanes”, se embarcan para ir a buscar sal. En medio del mar divisaron flotando en una tabla una imagen pequeña de la Virgen con el Niño en los brazos, que decía: “Yo soy la Virgen de la Caridad.” Llenos de asombro, llevaron la imagen al administrador de la mina de cobre cercana quien ordenó que se le hiciera una ermita, que inicialmente se la hizo de hojas de guano y tablas. Después de algunos cambios se le construye el santuario definitivo en El Cobre en la cima de una loma cercana a las minas. Este Santuario fue proclamado como Basílica en 1977 por Pablo VI. Es uno de los lugares más venerados por

el pueblo cubano. El papa Francisco, en el año 2015, con motivo de la conmemoración de los 100 años de la consagración de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre, regaló a la Virgen un ramo de flores de plata, que descansa a los pies de la imagen. La festividad de la Virgen de la Caridad se celebra el 8 de septiembre. Esta fecha fue fijada por Benedicto XV en el año 1916, quien la designó patrona de Cuba a petición de los veteranos de la Guerra de Independencia. San Juan Pablo II la coronó como Reina y Patrona de Cuba en 1998 durante su visita a la Isla. La Madre acompaña a sus hijos en todas sus travesías, ya sea en el exilio o a donde ellos vayan. En Miami, los cubanos empezaron a celebrar su fiesta desde el 8 de septiembre de 1961. En 1967 pusieron la primera piedra para construir una

Ecuador: la iglesia bajo una carpa Cruz-Teresa Rosero

E

l terremoto que asoló mi tierra de Manabí, Ecuador, dejó muy pocas iglesias en las que los fieles puedan entrar y postrarse a los pies del Santísimo. Mi visita, a tres meses del terremoto, fue un peregrinaje de dolor, gozo y esperanza a la vez. En Canoa subimos una pequeña cima buscando la Iglesia. Con el corazón latiéndome fuertemente, le dije a mi hermana: “¡Para aquí, aquí estaba! ¡La demolieron!” Bajé del carro, me paré en el extenso terreno vacío, contemplé el mar infinito, y clamé: “Señor, esta tierra, esta Iglesia es tuya. Provee los medios para volver a restaurarla.” Caminé unos pasos y encontré una carpa con un altar improvisado y bancas para los fieles. Habían puesto allí varias imágenes de la iglesia, que increíblemente quedaron intactas. Las figuras de San Pedro, San Pablo y San Francisco hablan: “La Iglesia

permanece aún en medio de los escombros”. La siguiente parada fue Pedernales. Igual que Canoa, las palmeras, playa y mar invitan al viajero a quedarse. Sin embargo, al lado opuesto se contempla con dolor una ciudad devastada. Los muchos terrenos vacíos recuerdan al visitante que allí había casas, hoteles y restaurantes. La destruida Iglesia, exhibe un letrero grande que dice: “La Iglesia está siendo reconstruida por TIA¨ (Tiendas Industriales Asociadas). Elevé una oración de agradecimiento. Divisé y caminé hacia una gran carpa, con su altar y sus bancas. Religiosas y laicos trabajan juntos tratando de sostener y nutrir la fe de los aterrados moradores de esta ciudad, epicentro del terremoto. En Crucita también han puesto altar rodeado de bancas bajo carpas. Una imagen de Cristo cargando la cruz resalta en el medio acompañando a

Jorge Báez González (1954) es un pintor y grabador cubano que ha dedicado una serie completa de cuadros a la imagen de la Caridad del Cobre. Báez reinterpreta la imagen tradicional de la Virgen usando detalles arquitectónicos y colores naturales característicos de su patria. En los últimos años, la Virgen de la Caridad ha vuelto a ser tema recurrente en el arte cubano.

Ermita a la Virgen de la Caridad en el exilio. Hoy, el Santuario es visitado por todo el que busca la protección y ayuda en

la travesía de sus vidas. Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, ruega por nosotros.

“Señor, esta tierra, esta Iglesia es tuya. Provee los medios para volver a restaurarla”. este pueblo de pescadores. Continuamos a Bahía. Mi corazón dio un brinco de alegría porque esta Iglesia está de pie. El templo anterior fue destruido por el terremoto de 1997, y el nuevo lo construyeron con bases antisísmicas. Por eso sobrevivió. La siguiente parada fue Jaramijó. Su Iglesia contempla el mar a través de ventanas y paredes y techos derrumbados. Una carpa con bancas y un altar esperan a su pueblo, una gran parte viviendo en albergues. Llegamos a Portoviejo. Aquí más de 100 personas perdieron la vida bajo el peso de los derrumbes. La Catedral sigue en pie, pero su Puerta Santa está cerrada. Se notan los estragos del terremoto. Sin embargo, una puerta lateral permite el acceso a su interior en las horas de la Santa Misa. Chone es la ciudad donde nací, y donde vive mi madre y la

mayoría de mi familia. Allí está otra de las catedrales, también con su Puerta Santa cerrada. Las celebraciones en el parque han sido un gran instrumento de evangelización. Nuestra fe se ha fortalecido y nos ha dado la plena convicción de que nosotros somos la Iglesia, y que podemos celebrar bajo una carpa, con sol o con lluvia. Lo mismo podemos decir de las Iglesias de Manta, Calceta, Tosagua, y otras ciudades y recintos que están pasando por las mismas circunstancias. “¡Oh Jesús de la Buena Esperanza, ten piedad de tu pueblo, Señor!”, entonaron en una imponente procesión miles de personas en las fiestas patronales de Chone. “¡Oh María, madre, mía, o consuelo del mortal, amparadnos y guiadnos a la patria celestial”, entonan diariamente los hijos mirando con esperanza hacia un futuro mejor.

Cruz Teresa nació en Ecuador. Es maestra jubilada de las escuelas públicas de Nueva York. Enseña Teología en el Instituto de Formación Pastoral de la Escuela de Evangelización de la Diócesis de Brooklyn. Es miembro del Comité Nacional y Diocesano de la Renovación Carismática. Imparte charlas y talleres a nivel parroquial, diocesano y nacional. Coordina un ministerio de Intercesión en Facebook y grupos de oración en WhatsApp. En su parroquia, San Nicolás de Tolentino, en Jamaica, Queens, colabora con el Consejo Pastoral y con el Programa de RICA. Cruz fue columnista en el periódico católico “Nuevo Amanecer”. Actualmente escribe para The Tablet, Nuestra Voz y el portal oficial del Comité Nacional Carismático Hispano.

Para reportar cualquier forma de abuso sexual cometido por un miembro del clero, llame al número de asistencia y denuncia de la Diócesis de Brooklyn, una línea gratuita y confidencial: 888-634-4499