8 | ADN CULTURA | Viernes 16 de noviembre de 2012
Tango, 1998
Con la muestra de Aldo Sessa nace una nueva era en Colección Fortabat Por amor al arte. Fue una iniciativa de la legendaria Amalita la que dio forma y futuro al museo que lleva su nombre en Puerto Madero. Le hubiera gustado recibir al fotógrafo y amigo
Alicia de Arteaga La nacion
E
n la recorrida por la Colección Fortabat hay un tramo fascinante que resulta una suerte de introito familiar. Allí está Alfredo Fortabat, fundador del imperio cementero con gesto severo; Amalita. rubia, joven y glamorosa; sus nietos Alejandro, Bárbara y Amalia, retratados por Berni, y su hija Inés en un lindísimo retrato de Aldo Sessa. La presencia del fotógrafo en la médula de una pinacoteca formada a imagen y semejanza de la coleccionista más famosa de la Argentina resulta casi premonitoria. En pocos días más, con un multitudinario cóctel, se abrirán las puertas de la retrospectiva de Aldo Sessa, una selección curada por el alemán Michael Nungesser de más de 130 fotografías, muchas de ellas inéditas, que tienen como tema central la ciudad de Buenos Aires. Además, se exhibirán 500 proyecciones en las salas del luminoso edificio diseñado por el uruguayo Rafael Viñoly. Este relato visual de Buenos Aires tiene el sello inconfundible de Aldo. Es el rigor en
la búsqueda del accidente, del hecho fortuito que desencadena la acción y que, seguramente, en la mente del artista tiene la anécdota que acompaña al clic. Si todo sale como está previsto, la exposición tendrá un destino itinerante y viajará a Estados Unidos y a Europa. Siempre me sorprende la pasión que pone Aldo en todo lo que hace. Desde la selección de la cámara, el lente, el papel, el tamaño de las imágenes, hasta el marco. Sin embargo, gran parte del encanto de la selección está en la naturalidad del enfoque o la escena, que hacen de fotografías cotidianas algo excepcional. Son fotos teñidas del encanto de lo espontáneo, atrapadas en la caminata sin urgencia alguna del flâneur. La retrospectiva de Aldo Sessa será también turning point para la Colección Fortabat, porque todo indica que el silencio recoleto del vidriado refugio de Turner, Brueghel, Pettoruti y Berni tiene los días contados. La popularidad de Aldo Sessa, confirmada cada vez que lanzó una propuesta al gran público, tiene antecedentes en las muestras del Palais de Glace y del Centro Cultural Recoleta. En esta oportunidad, además de la afiatada organización de Luis Sessa, sin lugar a dudas el mejor “socio” e intérprete de los planes de Aldo, la selección del curador confirma
cuál es el “mapa mental” del largo idilio de Sessa con Buenos Aires. Esta muestra será también la oportunidad de revisitar la colección con los cambios en el guión y la incorporación del bronce de Rodin y las esculturas de Curatella y Libero Badii, con el aporte de los curadores Germán Barraza y Ángel Navarro. En la rigurosa estrategia que guía los planes presentes y futuros de la Fundación Fortabat se advierte el principio del cambio. Las visitas guiadas y un atractivo programa para el auditorio son señales del nuevo formato, mucho más cercano al gran público que al
La retrospectiva de Aldo Sessa será también un turning point en la Colección; el silencioso refugio de Turner, Brueghel y Berni tiene los días contados
dorado refugio de una coleccionista. Si la exposición de pinturas de Raúl Soldi descorrió el telón de un escenario diferente, con Aldo Sessa se inicia una nueva etapa también para Puerto Madero, nudo gordiano de la conexión Norte y Sur en el ambicioso programa armado por Hernán Lombardi para la oferta cultural de Buenos Aires. Puerto Madero tiene un ancla muy atractiva para el público del arte en el Faena Arts Center, capturado ahora por el despliegue de colores de Franz Ackermann. En el futuro cercano podría repetirse el modelo del triángulo de las Bellas Artes formado por el MNBA, el Palais de Glace y el Centro Cultural Recoleta, si se concreta la apertura del Palacio de Correos, uno de los más espléndido edificios de Buenos Aires, sometido a una larguísima transformación, para algunos traumática, con la meta de ser Centro del Bicentenario. La milla sureña tendría escalas en el Macba y en el Mamba antes de llegar a la Fundación Proa. En la imagen que ilustra este comentario, una de las más conocidas y difundidas de Sessa, el baile del tango se convierte en un hallazgo estético de forma y sugestivo movimiento. Algo de eso ha comenzado a suceder en las últimas semanas en el vecindario del Dique 3 de Puerto Madero. C