Con el espíritu de Madanes

27 ene. 2015 - invasión del canal de Suez por fuer- zas británicas y francesas. Dio sus primeros pasos como mú- sico en Grecia, pero fue en París, en. 1968 ...
2MB Größe 17 Downloads 32 vistas
martes 27 de enero de 2015

espectáculos www.lanacion.com.ar/espectaculos

@espectaculosLn

Facebook.com/lanacion

[email protected]

Birdman y Boyhood camino al Oscar

Teatro

Con el espíritu de Madanes

Premios. Se entregaron

los galardones del sindicato de intérpretes

Después de más de 40 años se reabre el Teatro Caminito, que marcó una época de excelencia en la escena porteña Ricardo Marín LA NACION

El 18 de diciembre de 1957, las chapas –en ese momento aún no coloreadas– de las casas que rodean la calle Caminito en el barrio de La Boca parecían tener los oídos atentos y los ojos bien abiertos. Había enorme curiosidad por saber de qué se trataba todo el ajetreo que desde hacía unos días sacudía la zona. Un montón de sillas y un escenario tapaban los adoquines del pasaje que le había prestado su nombre al tango de Filiberto y Peñaloza. El escenario grandote que se completaba con la incorporación al espacio escénico de varios balcones vecinos era el comentario de todo el mundo. El culpable de tanta conmoción era un señor llamado Cecilio Madanes, que había tenido la idea de armar un teatro en el que los artistas hicieran su trabajo sin nada que se interpusiera entre las estrellas y sus cabezas. A la noche la incógnita se develó. A “sala llena” subió a escena la comedia Los chismes de las mujeres, de Carlo Goldoni. Empezaba una aventura que Madanes creía que duraría unos quince días y que se extendió los 16 años posteriores a aquella fecha, hasta 1973. El Teatro Caminito con el correr de los años se fue convirtiendo en un referente de la actividad artística de Buenos Aires. Su importancia trascendió el campo de las artes escénicas y atrajo figuras de las letras y las artes plásticas que dejaron su huella en la experiencia. En sus escenarios se vieron grandes obras del teatro universal interpretadas por figuras de renombre en la escena nacional.

Continúa en la página 2

El gran Cecilio Madanes, en la platea del viejo Teatro Caminito

El cantante es recordado aquí tanto por su música como por una noche de playback

Sebastián Ramos LA NACION

1946-2014

Demis Roussos. La voz de terciopelo que musicalizó una vida de película

El excéntrico Roussos, en 1974

AP

“La lluvia y las lágrimas son iguales”, “adiós amor, adiós” y “si tengo que morir, querré que estés ahí” cantaba Demis Roussos y aunque él insistiera en que lo que importa, siempre, es la melodía, la unión de su peculiar voz con esas frases simples, cursis en el mejor de los casos, fue la que enamoró a millones en los años 70. Después llegaría la leyenda de ese griego barbado hijo de Afrodita que vestía exóticas túnicas, que había nacido en la mismísima Alejandría, en Egipto: su fama de bon vivant, el polémico playback en el teatro Ópera que en 1980 terminó con el cantante preso en una comisaría porteña, su supuesto hábito de comer perros, los 60 millones de discos vendidos, sus canciones cantadas en griego, inglés, castellano, alemán y francés, sus 150 kilos, sus libros acerca de cómo bajar de peso y la maldita casualidad de estar en el avión equivocado en el momento justo, durante uno de los secuestros de aviones más resonantes, en Beirut, en 1985. El sábado por la noche, a los 68 años, falleció en una clínica de Atenas donde se encontraba hacía ya varios días internado y llegó así el fin de su vida de película. Artemios Ventouris Roussos nació el 15 de junio de 1946 en Egipto, país que abandonó de pequeño junto a sus padres, luego de la frustrada invasión del canal de Suez por fuerzas británicas y francesas. Dio sus primeros pasos como músico en Grecia, pero fue en París, en 1968, cuando se dio a conocer en Europa al formar el grupo Aphrodite’s

Childs junto a su amigo Vangelis Papathanassiou, poco después reconocido mundialmente como Vangelis, un referente de la música de películas y usualmente señalado como pionero del rock progresivo. Su primer disco incluyó su primer éxito, “Rain and Tears”. Tres años después Roussos inició su carrera solista a caballo de su voz poperística y volvió a debutar con un número uno en varias listas musicales de Europa: “We Shall Dance”. Luego llegarían “Forever And Ever”, “Goodbye My Love, Goodbye” y “Velvet Morning”, entre otros éxitos de las décadas del 70 y del 80. En la Argentina se lo recuerda tanto por sus canciones y su perfil bizarro, entre el kitsch y la parodia, como por sus reiteradas visitas al país –en 1978 coqueteaba con la idea de radicarse en Buenos Aires– y, especialmente, por aquella noche de octubre de 1980 en la que en medio de su show en el teatro Ópera, un espectador se levantó del asiento acusándolo de hacer playback y arengó a parte del público presente a que se sumara a su denuncia pública. La polémica fue tal que Roussos fue detenido por la policía, acusado por el productor local Hugo López y pudo dejar el país tras pagar una fianza de 25 millones de pesos (8.300 dólares de la época, aproximadamente). “Muchos artistas usan cintas grabadas y hay diferentes modos de usarlas según las necesidades del show planteado”, dijo en conferencia de prensa. No volvió a pisar el país. Tras varios años de silencio, Roussos sacó un último disco en 2009 y dio varios conciertos en Europa, antes de retirarse definitivamente de los escenarios.ß

ARCHIVO

Era un fin de semana decisivo. Un par de ceremonias de premios organizadas en Los Angeles que justo un mes antes de los Oscar se suponían que tenían que definir los contornos de sus futuros ganadores. Sin embargo, porque nada está tan definido en Hollywood ni aun cuando parece que lo está, el fin de semana decisivo se transformó en un par de días que dejaron más dudas que certezas. Es que tanto en los premios entregados por el sindicato de productores el sábado por la noche como el que dio el de actores anteanoche, Boyhood, la gran favorita, perdió terreno frente a su rival más difícil: Birdman. Es que luego del triunfo de la película de Iñárritu entre los productores, el galardón que recibió anteanoche –mejor elenco–, la puso en el centro de la escena que antes ocupaba el film de Richard Linklater, que, de todos modos, consiguió el premio a la mejor intérprete de reparto para Patricia Arquette y prácticamente le aseguró su premio Oscar. Otras categorías que parecen definidas por los resultados de los SAG (Screen Actors Awards) son las de mejor actor de reparto (J. K. Simmons) y mejor actriz principal (Julianne Moore). Todas las demás quedan abiertas a los vaivenes de los últimos días previos a la ceremonia que se llevará a cabo el 22 de febrero. Más allá de los reconocimientos al cine, en los SAG la TV también tuvo sus festejos. Y uno de los que más motivos tuvieron para brindar fue Netflix. El elenco de Orange is the New Black fue destacado en el apartado de comedia, lo mismo que una de sus actrices, Uzo Aduba, mientras que Kevin Spacey volvió a ser elegido por sus pares por su papel en House of Cards . Del lado de los dramas, Downton Abbey se llevó el premio al mejor elenco, mientras que Viola Davis fue reconocida por su notable papel en la serie How to Get Away with Murder y aunque parezca prematuro ya hay quienes la imaginan triunfando en los próximos Emmy. Porque se sabe que en Hollywood, cada vez que un galardón se entrega ya hay otro esperando para ser repartido.ß