Combatiendo al capital, con algunas excepciones amazonaws com

25 jul. 2010 - Juan José Aranguren, presidente de Shell, le contestó ese día, por carta, que el consumo míni- mo de gas requerido por su refinería era de ...
212KB Größe 10 Downloads 45 vistas
ECONOMIA & NEGOCIOS

Domingo 25 de julio de 2010

ECONOMIA INTERNACIONAL

Salarios de oro en EE.UU. en medio de la crisis SILVIA PISANI CORRESPONSAL EN EE.UU. WASHINGTON.– EE.UU. soportó una de las peores recesiones de su historia. Pero su economía es aún capaz de pagar salarios de oro. “Averiada y todo, ésta sigue siendo la economía de la oportunidad”, dice James Mazer, economista de la Universidad de Pennsylvania. “Sigue siendo la economía del sueño americano.” Es también la economía del contraste. Mientras el gobierno de Barack Obama lucha contra el desempleo y contra los “los sueldos monstruosos” de los ejecutivos de Wall Street –a tal punto de haberles puesto un “superzar” para controlar lo que cobran– numerosos ejecutivos de grandes compañías recibieron pagas anuales superiores a un piso de US$ 15 millones. Y muchos treparon por arriba de los 30 millones. Y es algo así como “moneda corriente” para ejecutivos de compañías como Time Warner, Wells Fargo, Ameriprise, News Corp., Northrop Grumman, Ford Motor, United Technologies, Qualcomm, Verizon, Bristol-Myers, American Express, Eli Lilly, CVS, Reynolds, Dow Chemical, Prudential Finantial y Shaw Group. En teoría, la compensación para grandes directivos de compañías cayó 11% el año último, a un promedio de 7,2 millones por año, según el índice que la calificadora Standard & Poor’s elabora sobre 500 empresas líderes. Pero para muchos de ellos, las cosas son mucho mejores. Entre ellos, directivos del sector financiero, en el que comenzó la crisis. De acuerdo con un estudio de la agencia Reuters, Wall Street pagó US$ 20.300 millones en primas en 2009, lo que implica 17% más que en 2008. La cuestión de los sueldos de oro, vista con normalidad por buena parte de la sociedad, está siendo materia creciente de debate

ANDREW LIVERIS PRESIDENTE DE DOW CHEMICAL

BILL FORD PRESIDENTE EJECUTIVO DE FORD MOTOR

social. Los blogs de Internet arden de indignación y diarios como The Washington Post periódicamente abren el debate a sus lectores. En el otro extremo, el ajuste de cinturón golpea al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que tuvo que apelar a los tribunales, donde acaba de ganar una disputa para reducir al mínimo legal el salario de numerosos empleados estatales. Dicho de otro modo, un promedio apenas superior a US$ 7 por hora. ¿La razón? Su Estado está quebrado y declaró la emergencia presupuestaria para hacer frente a un déficit de US$ 19.900 millones. Obama utilizó varias veces la cuestión salarial en su discurso político. “Es curioso. Los directivos de grandes corporaciones suelen ser críticos con Obama. Pero la verdad es que a ellos y a sus empresas les está yendo de lo más bien. Están sentados en una montaña de dinero”, escribió David Brooks en The New York Times. Las noticias, ahora, parecen venir otra vez de Wall Street. Primero, porque la industria financiera está empezando a generar empleo. “Empezaron las contrataciones en lo que podría ser la percepción de que las cosas mejorarán”, dijo Rae Rosen, de la Reserva Federal de Nueva York. “Los sueldos que se ofrecen para los nuevos aspirantes son bastante parecidos a los inmediatamente previos a la crisis”, acotó Richard Stein, de la consultora laboral Global Sage. En su caso, manejó ofertas de sueldo por US$ 1 millón al año. El intento de Obama por controlar los salarios tras los rescates públicos sin precedente a entidades bancarias y grandes fabricantes de autos tuvo excepciones que, con nombre y apellido, han sido materia de indignada discusión en diversos foros. Entre ellos, los salarios “exorbitantes” de quienes conducen los destinos de Ford Motor, Starwood Hotels & Resorts Worldwide, American Express, Nabors Industries y Tenet Healthcare. Un reciente estudio reveló que obtuvieron compensaciones anuales de más de US$ 15 millones en un año de despidos y otras bajas de costos. Mientras tanto, Obama sigue con el recorte de su propio sueldo y el de sus colaboradores. El gana cerca de 400.000 dólares al año.

Combatiendo al capital, con algunas excepciones E

3

ECONOMIA REAL

EMPRESARIOS & CIA. | POR FRANCISCO OLIVERA

l empresario está más enérgico que nunca. Parece bajoneado. “¡Fracasamos en el Mundial, perdimos 4 a 0 y lo festejamos! ¿Se da cuenta?”, suelta, y acaba de una vez, del pico, la botellita de agua mineral en su oficina. Está obsesionado con una idea. Dice que la sociedad argentina, políticos incluidos, ha perdido la capacidad de entender cuestiones elementales. “Hace 20 años vivimos una híper y a nadie le preocupa ahora la inflación. Creemos que es beneficiosa”, agrega. Como es el dueño de un grupo con fuertes inversiones, cualquiera podría apuntar que tal vez todo cambiará el día en que líderes como él planteen estos temas públicamente. “¿Y qué gano? En la Argentina, los empresarios tenemos todo para perder”, contesta. Al contrario de lo que pudo haberse pensado tras las elecciones del 28 de junio de 2009, el miedo empresarial al Gobierno se ha agravado. “En Brasil yo hablaría, porque hay instituciones que a uno lo respaldan; pero no acá”, explicaba años atrás el dueño de un grupo afiliado a la Unión Industrial Argentina. Días después, una discusión entre Santiago Del Sel, entonces director general de Zurich, y Enrique Pescarmona, de Impsa, sacudió una monótona reunión del coloquio de IDEA de 2005. Del Sel le reprochaba a Pescarmona haber negado preocupaciones corporativas importantes en una entrevista con LA NACION. Eran días turbulentos: Néstor Kirchner acababa de sacudir desde el atril a Alfredo Coto por declaraciones que el empresario no había hecho, y la cúpula de IDEA se reunió para resolver si respondía o no. La conclusión fue que no, porque la economía estaba bien. Del Sel se dedica ahora a la política. Con los años, el pavor se fue extendiendo a funcionarios de menor jerarquía. Guillermo Moreno parece ya engolosinado con eso de hacer poner de pie, cuando llega a las audiencias, a los ejecutivos que lo esperan. Es una de las razones por las que propietarios como Javier Madanes Quintanilla, de Aluar, han decido ir en persona a esas reuniones: no sólo para no exponer a sus empleados, sino también porque esos encuentros suelen ser pistas de cuestiones que discurren bastante más arriba en el poder. Lo vivieron los 40 petroleros, fraccionadores y distribuidores de garrafas que visitaron a Moreno el martes. Como en el primer día de clases, los asistentes se iban presentando uno a uno. Le llegó el turno al representante de Extragas, una empresa que hace tres años tenía 9% del mercado de fraccionadores y ya está en el 13%. Antonio Corral, dijo el ejecutivo. Ah, ¿vos sos Tony?, se extrañó Moreno, y le preguntó, delante de todos, cómo estaban las cosas en la compañía y cuánto tenían de participa-

I

ción. Un 15 por ciento, redondeó Corral. Por ahora, ¿no?, lo alentó el funcionario. Extragas es ya la tercera fraccionadora del país, detrás de YPF y Total, y ganó fama entre petroleros que han recibido alguna vez la orden del Ministerio de Planificación para darle prioridad de volumen en propano y butano. Su presidente, Aldo Rocchini, es tan influyente que algunos pares lo llaman “el Papa”. La alusión vaticana no le alcanza aún para superar en exposición a su hijo, Daian, célebre en las revistas desde que empezó a salir con Jésica Cirio. ¿Cómo sobrevivir al hostigamiento o, peor, a la discrecionalidad? Algunos miembros de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) plantearon estas cosas el jueves pasado, durante una reunión con Ricardo Arriazu en la que la inflación, que el economista tucumano ubicó en el 25% anual, no fue más relevante que la inquietud electoral hacia 2011. “Ya todos hablamos en términos eleccionarios”, dijo uno de los presentes. El contexto prueba a los más curtidos. Es probable, por ejemplo, que sea Shell la única empresa que ha logrado, sin influencias directas, acotar sus cortes de gas. El último martes 13 venía sobrecargado: Metrogas, mediante un correo electrónico firmado por su jefe de Ventas de Grandes Clientes, le ordenó a la petrolera, hasta nuevo aviso: “Deberá suspender totalmente sus consumos de gas natural”. El texto explicaba que “estas restricciones se deben realizar por la falta generalizada de gas natural en los sistemas de transporte, y no por una falta de capacidad de transporte”. Todo dicho. Juan José Aranguren, presidente de Shell, le contestó ese día, por carta, que el consumo mínimo de gas requerido por su refinería era de 250.000 metros cúbicos diarios y que cualquier rebaja lo obligaría a incumplir el abastecimiento de gasoil, pero que ofrecía bajarlo gradualmente sólo a 140.000 m3. “Haremos responsable a Metrogas por cualquier acción que lleve a cabo destinada a cortar el suministro de gas a nuestra refinería, y por las penalidades que pudieran recaer sobre nuestra empresa”, decía el texto, enviado con copia al secretario de Energía, Daniel Cameron. Al día siguiente, Metrogas envió una segunda orden que, en los hechos, aceptaba la propuesta: “Por específicas instrucciones de autoridad de aplicación, deberá limitar sus consumos diarios a un máximo de 150.000 m3”. Una semana después, Aranguren ordenó que nadie fuera a la reunión entre Moreno y el sector. Shell fue la única ausente. Ante 40 testigos, el secretario dedicó a los ejecutivos de la firma angloholandesa un calificativo con su impronta: “Cagones”.

[email protected]

LA SEMANA QUE PASO Se intensifican las restricciones de gas

Nueva regulación financiera en EE.UU.

Mala nota para siete bancos europeos

Lunes. Las bajas temperaturas, que exigieron al sistema energético, ocasionaron cortes de gas natural en industrias y en estaciones de GNC. A las restricciones en la red, se sumaron los problemas para conseguir la garrafa social al precio pactado por el Gobierno ($ 16 por cada cilindro de 10 kilos). Además, en algunos domicilios se notó la falta de presión en las cañerías de gas.

Miércoles. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, promulgó la mayor reforma financiera desde la Gran Depresión de 1930. La reforma permite desmantelar empresas que pongan en peligro a la economía, crea una entidad de protección financiera para los consumidores y aumenta la vigilancia del entramado financiero del país, en especial, en el mercado de derivados.

Viernes. Siete bancos, cinco de ellos cajas de ahorro españolas, no pasaron las pruebas de solidez financiera a las que fueron sometidas 91 entidades de la Unión Europea. Las entidades reprobadas son las cajas españolas Cajasur, Unnim, Banca Cívica, Espiga (Duero y España) y Diada (Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa), el banco griego Agricultural y el alemán Hypo Real Estate.

Salario mínimo La realidad de un trabajador que cobra la remuneración más baja, que subiría esta semana

MIGUEL ACEVEDO RIU

Un sueldo para arroz, celular y colectivos CARLOS MANZONI LA NACION Víctor Benítez tantea en penumbras la pava y el mate, come un pedazo de pan y se alista para viajar una hora hasta su empleo, en el microcentro porteño. Antes, se cruzará con su padre, que vuelve de limpiar en una empresa durante toda la noche. Amanece en la villa 24 de Barracas y el joven, de 20 años, se prepara para atravesar calles con barro eterno hasta llegar a la parada del colectivo 45. “O el 76, el que llegue antes”, aclara. En su camino encontrará algo más que barro: a lo largo de un gran paredón con pintadas, envueltos en diarios y bolsas de nylon, descansan los “paqueros”, que, según cuenta, viven ahí. “A veces piden alguna moneda, pero a mí ya me conocen”, cuenta Víctor. Así comienza el día de uno de los 300.000 trabajadores que, según el Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (Cedlas), viven en la Argentina con el salario mínimo vital y móvil, es decir, $ 1500 por mes. “Hay meses que cobro menos porque si llego 15 minutos tarde me pierdo los $ 100 por presentismo”, acota. Trabaja “en blanco”, nueve horas por día como cadete en una fábrica de ropa que provee a distintos comercios de la Capital Federal. No tiene moto. Lleva los grandes paquetes caminando por las veredas atestadas del microcentro. Camino a su trabajo contará que trata de gastar lo mínimo posible durante el día. “Me obligo a gastar sólo los $ 2,50 que me cuesta el viaje ida y vuelta en colectivo”, dice. ¿Y qué comés?, pregunta LA NACION. “Me traigo la vianda, que casi siempre son fideos y arroz”. Eso es lo que más veces se llevan a la mesa en su hogar. “Cuando podemos comprar carne, la cocinamos en guisos, para que rinda más”. El plural es porque vive con sus padres y dos hermanas, de 5 y 15 años. Según Cedlas, de los 300.000 que viven con el salario mínimo, 57% son hombres; 50% vive en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires (GBA), 18% tiene menos de 24

1500

PESOS Es el salario mínimo vital y móvil en la Argentina; sin embargo, 40% de los trabajadores cobra menos.

años, 45%, entre 25 y 40, y el resto es mayor. Un 40% tiene secundaria incompleta; 16%, estudios superiores, y el resto, secundaria completa. Víctor abandonó el secundario, pero sueña con terminarlo. “Sin la secundaria no te toman en ningún lado”, comenta el joven, que viste un jean, una linda remera, campera y zapatillas de lona. “Siempre para los cumpleaños nos regalamos ropa o algo que nos sirva.” Hasta los 10 años vivió en la villa 21, pero después su familia se mudó a la casa que habitan ahora. Cocina, tres cuartos chicos y un baño. Allí, como todos en el barrio, no pagan impuestos. Tampoco tienen agua corriente ni gas. “Agua acarreamos de unas canillas de por ahí, pero no es buena para tomar, y para el gas compramos garrafas, que ahora no se consiguen fácil”, dice. “Ahí nomás, nos lleva $ 25 cada garrafa. Nos tenemos que cuidar para que dure todo el mes.” La electricidad es un tema aparte. Todos en la villa están “colgados”. El gobierno porteño instaló un transformador, pero eso no basta. “Se corta varias veces por día y en cualquier momento”, acota Víctor, con naturalidad, mientras revisa su celular, por el que paga un abono de $ 70 al mes. Víctor no lo sabe, pero el Ministerio de Trabajo convocó para esta semana al Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, para debatir un alza en las remuneraciones más bajas. Pero su caso no es el peor. Según un estudio de Claudio Lozano, diputado nacional por Proyecto Sur, 43% de los trabajadores argentinos ganan por debajo del salario mínimo.