Carolina Schmidt, la nueva cara independiente de la política chilena

Carolina Schmidt, la nueva cara independiente de la política chilena. La úLtima. Se llama “policefalia” a la condición de poseer más de una cabeza. Quienes.
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enfoques

| Domingo 2 De junio De 2013

MI Mundo dIgItaL

Patricio O’Gorman

Experto en management y estrategias digitales, Patricio O’Gorman (@patoguru, en Twitter) es coautor del libro Diginomics. En él, junto con Gabriel Foglia, analiza el impacto de la tecnología en los negocios. En su vida cotidiana, reconoce, la tecnología pegó fuerte: puede estar unas doce horas diarias conectado e incluso cuando corre, sigue estándolo gracias a la aplicación Nike+. A continuación, sus preferencias y recomendaciones.

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La úLtima

Carolina Schmidt, la nueva cara independiente de la política chilena numental de Colo Colo, donde Olivi pidió una reunión con ella para aclarar la situación. “Conversé con Mauro y uno tiene que tomar lecciones. Los problemas de pareja, que son normales, deben solucionarse sin irse a las manos”, dijo Schmidt. Las encuesta volvieron a ponerla al tope del gabinete, incluso por sobre el popular ministro Laurence Golborne, famoso por liderar el rescate de los 33 mineros de Atacama. Fue por entonces, en una de sus visitas al Congreso, cuando Schmidt escuchó por primera vez un comentario que comenzaba a tener sentido. “Ministra: ¿ahora es presidenciable?”, le preguntó el diputado y presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade. “No, ¿cómo se le ocurre?”, respondió ella. “Cuidado, ministra, que el próximo presidente de Chile será mujer”, retrucó Andrade, en una salida de doble sentido, que hacía alusión a la inminente candidatura de la ex presidenta Bachelet.

Proveniente del mundo empresarial, de perfil técnico y mimada por las encuestas, hoy está al frente del difícil Ministerio de Educación Carlos Vergara

CORRESPONSAL EN CHILE

R

santiago

ecuerda Carolina Schmidt Zaldívar (45 años, casada, tres hijos) que la llamada del entonces presidente electo Sebastián Piñera, a comienzos de 2010, la tomó por sorpresa. El primer mandatario de centroderecha elegido democráticamente en cuatro décadas le ofreció ser ministra del Servicio Nacional de la Mujer, una cartera emblemática, convertida en la puerta de entrada a la participación femenina en la política chilena. Schmidt, ingeniera comercial de la Universidad Católica con un posgrado en marketing en la Universidad de Nueva York, tenía, a sus 42 años, una carrera profesional brillante que empezó como vendedora de zapatos en la tienda Lily & Skinner, de Londres, y que la llevó a la gerencia general de la firma de vestuario Nine West, la revista de negocios Capital y a Calaf, la división de alimentos de CCU, empresa emblema del poderoso grupo chileno Luksic. Políticamente independiente y sobrina del actual senador y ex ministro del Interior de Bachelet, Andrés Zaldívar, como también del recientemente fallecido ex embajador en la Argentina, Adolfo Zaldívar, su escasa participación en la vida pública se reducía a un comité asesor en políticas de la infancia diseñado por la ex presidenta Michelle Bachelet. Su llegada generó expectativas desde el primer día, cuando Piñera la presentó en una mediática ceremonia en el Museo Histórico, en el centro de Santiago. Al día siguiente, Las Últimas Noticias, el diario más leído del país, llevó como tapa una foto de Carolina enfundada en un ceñido vestido blanco, bajo el sugerente título de “Miss. Gabinete”. La primera impresión que causó en fue concluyente: se trataba de una ministra técnica y no política, de la cual se esperaba que continuara las políticas de género impulsadas durante el gobierno de Bachelet y que

reimpulsara el trabajo femenino, una necesidad apremiante después del sismo de 2010. Según su declaración de intereses, hecha por ley al ingresar al gobierno, Schmidt tenía fondos mutuos por poco más de 300.000 dólares y una cartera accionaria en reputadas empresas chilenas como Copec, CAP, La Polar y Soquimich. Su primer “tropiezo” político lo tendría durante el invierno de 2010, cuando se filtró una minuta de su ministerio que recomendaba a los adolescentes postergar el inicio de la vida sexual hasta el matrimonio. Un peregrino artículo de la agencia de noticias alemana DPA la calificó como “uno de los pilares del conservadurismo chileno” y como integrante del Opus Dei, hecho que ella debió desmentir públicamente. A continuación, se embarcó en el proyecto emblemático de la administración de Piñera: la aprobación de una licencia por maternidad de seis meses para las mujeres, algo de lo que no hizo uso en su vida profesional. Cuando nacieron sus tres hijos (Colomba, 15; Sofía, 12, y Max, 11), ella era gerenta general de la revista Capital y optó por no tomar el breve beneficio que se daba entonces. “Trabajaba por honorarios y opté por trabajar de la manera más flexible posible. [...] En esa época me hubiera gustado trabajar media jornada con contrato. Me habría permitido tener una lactancia más tranquila”, recuerda. Pero quizá uno de los hechos que marcaron su nombre en la opinión pública fue una singular campaña de su ministerio en contra de la violencia contra la mujer. El eslogan decía “Maricón es el que le pega a una mujer”, que jugaba con un término que se utiliza para referirse despectivamente a los homosexuales. Por aquellos días una conocida modelo chilena, Valentina Roth, denunció agresiones por parte de su entonces novio, el futbolista argentino de Colo Colo Mauro Olivi. La ministra visitó los clubes de fútbol para que sus principales figuras se sumaran a la campaña. Así, llegó al estadio Mo-

Críticas a Piñera A fines de 2011 llegaría el evento que marcaría un antes y un después en la carrera política de Schmidt. En la ceremonia de clausura de la cumbre de jefes de Estado de la Alianza del Pacífico en Mérida, México, el presidente Piñera hizo un chiste de dudoso calibre delante del entonces presidente de México, Felipe Calderón, y su canciller, Patricia Espinosa. “¿Sabe usted cuál es la diferencia entre un político y una dama? Cuando el político dice que ‘sí’, quiere decir ‘tal vez’; cuando dice ‘tal vez’, quiere decir que ‘no’, y cuando dice que ‘no’, no es político. Cuando una dama dice que ‘no’, quiere decir ‘tal vez’; cuando dice ‘tal vez’, quiere decir que ‘sí’; cuando dice que ‘sí’, no es dama”. Pocos rieron en la cumbre y menos lo hicieron en Chile. En Santiago, apenas enterada del evento, Schmidt twitteó: “Al Presidente le gusta hacer bromas. Algunas son buenas, otras no. La de políticos y mujeres no me gustó”. Minutos después, y ante la repercusión mediática de sus palabras, Schmidt matizó: “Al Presidente le gustan las bromas, la de hoy no fue muy feliz, pero eso no empaña el enorme trabajo que él ha promovido en temas de mujer […]”. Pese a las críticas de parlamentarios oficialistas que la acusaron de “denostar” al presidente, las encuestas le dieron la razón y volvieron a alzarla como la ministra mejor evaluada.

quién es b Nombre y apellido Carolina Schmidt Zaldívar b Edad 45 años b Dato Ingeniera comercial de la Universidad Católica con un posgrado en marketing en la Universidad de Nueva York tenía una carrera brillante cuando fue convocada por Piñera en 2010. b Dato Es sobrina del actual senador y ex ministro del Interior de Bachelet, Andrés Zaldívar, y también del fallecido ex embajador en la Argentina, Adolfo Zaldívar.

Poco tardaron los principales partidos de la centroderecha en ofrecerle una candidatura a senadora para las elecciones de noviembre de este año. Pero ella tenía preparada otra sorpresa. A fines de junio viajó como la única invitada latinoamericana a la primera reunión internacional de Liderazgo Económico Femenino de la APEC, en San Petersburgo. Allí se encontró con Hillary Clinton, con quien había coincidido en una cumbre anterior, en China. La fotografía de ambas recorriendo el Palacio de verano de Catalina la Grande volvió a ponerla en el foco de la noticia. Faltaba aún su máximo desafío: enfrentar a la intocable ex presidenta Bachelet. Y lo hizo, cuando la directora de ONU Mujeres tapizó Santiago con una campaña contra la violencia de género con cifras de agresiones a mujeres en Chile que Schmidt estimó exageradas y falsas. “Fue inaceptable y bochornoso. […] El haber tenido una presidenta mujer no cambió la realidad en Chile en términos de la participación femenina en el mundo político”, dijo. El resto de la historia, cuando todo el país esperaba su ungimiento como candidata a senadora, es conocido. Sorpresivamente, se convirtió en la cuarta ministra de Educación de Piñera, el gran flanco abierto del actual gobierno, que ya tumbó a tres ministros antes que ella. ß

reaLIsMo tragIco

El sueño cumplido de Agustín Diego Sehinkman LA NACION

S

e llama “policefalia” a la condición de poseer más de una cabeza. Quienes más frecuentemente presentan dos o más cabezas, que paradójicamente se pelean entre sí por el alimento que irá a parar al mismo cuerpo, son tortugas y serpientes. Y el Estado argentino. Observan los biólogos políticos una curiosidad: el Estado argentino es bicéfalo. Tiene una cabeza progresista y otra pragmática, o mejor dicho, impúdica. Pero a diferencia de las tortugas, donde la competencia entre ambas testas es absurda y feroz, aquí, si la progresista cuestiona a la impúdica, nadie se tiene que enterar. O le cortan la cabeza.

Veamos ahora al Estado argentino en acción. ¿Lo ven ahí, en la pecera? No se molesten en guardar silencio. Como está muerto de hambre, no se asusta ni se inhibe con los visitantes. Engulle igual. ¿Se ve la cabeza progresista? Está por recaudar a través de una noble iniciativa: regularizar las condiciones laborales del personal doméstico. De un bocado, gana el Estado porque “se alimenta”, y gana también un sector desprotegido. Uno, dos, tres… ¡glup! ¡Un derecho social más, una fuente de ingresos más para el Estado! Aplausos y caricias para la cabeza progresista, tan buenita ella. ¡Pero ahora saquen la mano! El mismo día, a la misma hora, en el mismo momento en que la progresista protegía a las empleadas domésticas, la otra, la impúdica, aprobaba desde el Congreso el blanqueo

de capitales. (Los lavadores también son empleados domésticos. Se ve que Elaskar habló porque no le hicieron los aportes.) A este segundo acto nutricio –el de ir por la plata negra– los biólogos lo llaman “el tarascón inmoral”. Se trata de no reparar en contradicciones éticas si las hubiera, porque acá lo importante es reactivar el mercado inmobiliario como sea. A ver si en 2015 no les renuevan el alquiler de la Rosada. En el acto de los 10 años del kirchnerismo compartieron palco las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y Gildo Insfrán (curiosa convivencia si se piensa que el portal plazademayo. com denunció la paliza que recibió Abelardo Díaz, hijo del cacique qom, Félix Díaz, opositor al gobierno del gobernador de Formosa). ¿Tan ancho es el caparazón K que

hasta deja crecer a Insfrán, que está en el poder hace 18 años? Extraña mutación zoológico-política emergida en una década: el “feudoprogresismo”. ¿Qué es el kirchnerismo? ¿La fuerza política que impulsó y dio media sanción en diputados a la ley de fertilización asistida o el Senado oficialista que hoy la plancha y privilegia el tratamiento exprés del blanqueo y la reforma judicial? El caso del Estado moralmente bicéfalo de Argentina se discute en Congresos de biología política de todo el mundo. Y todos los asistentes preguntan lo mismo: “¿Cómo conviven ambas cabezas en el mismo ser nacional? ¿La gente lo tolera?” Otras preguntas que se escucharon: –¿Nadie dijo nada cuando Schoklender se hizo las velas de su

yate de 400.000 dólares con el pañuelo de Hebe? –¿Y de que haya salido Repsol, por “extranjerizar” para que entre… ¡Chevron!? Frente a las preguntas del público, dos progresistas argentinos especialmente invitados contestaron: “Sabemos que moralmente el kirchnerismo es un bicho raro. Pero mientras camine…” O bien: “Nosotros tendremos dos cabezas. La oposición no tiene ninguna”. Mientras tanto, en Argentina un

chico va de la mano de su papá mientras grita: –“No lo quiero ver en la tele, ¡quiero conocer al kirchnerismo de la vida real!” - Acá lo tenés, Agustín. Acaricialo con cuidado. Mientras el chico juega, el guía enseña que la cabeza progresista bajó la pobreza en 10 años del 50 al 27 por ciento. Mientras la otra multiplicó su patrimonio por 10. Guiñando un ojo explica: “Es que es muy mordedora”.ß

Twitter @diegosehinkman