Cambio dirigentes políticos por Fragata retenida La intimidad del ...

rescató (y denunció) otra campaña antiargentina. Y, poseída por el entu- siasmo, repitió exultante: “¡Vamos a pagar, vamos a pagar… en dólares!” No le importó ...
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enfoques

| Domingo 4 De noviembre De 2012

planetario

En San Pablo, una guerra no declarada sigue sumando víctimas alberto armendÁriz

CORRESPONSAL EN BRASIL

SAN PABLO.– La guerra no está declarada, pero los muertos siguen sumándose. Desde hace un par de meses, San Pablo, la ciudad más grande y rica de Brasil, está viviendo una fuerte ola de homicidios como consecuencia de enfrentamientos entre narcotraficantes de la banda Primer Comando de la Capital (PCC), la policía y grupos de exterminio parapoliciales. La población está cada vez más asustada con el aumento de los números que cuentan asesinatos. De enero hasta ahora, la cifra de homicidios aumentó 22,69%; fueron asesinadas 2900 personas, de las cuales 88 eran policías militares y 18 agen-

tes penitenciarios que fueron ejecutados, la mayoría cuando estaba fuera de servicio. Esta semana, tropas de élite de la policía militar paulista ocuparon dos favelas dominadas por el PCC: Paraisópolis y São Remo. Allí encontraron listas con los nombres de otros 40 agentes de seguridad a ser eliminados. Según las autoridades, las órdenes de asesinato vienen de criminales del PCC que están en la cárcel. Mientras tanto, grupos de exterminio al margen de la ley se han ensañado matando a jóvenes que viven en las favelas bajo control del PCC y que se sospecha trabajaban para el grupo. Todo indica que la ola de violencia continuará.ß

¿Enemigos de la democracia o simples defensores de la libertad? luisa corradini

CORRESPONSAL EN FRANCIA

PARIS.– Siempre es bueno sublevarse, cuestionar las evidencias, manifestar contra el pensamiento único y otras materias esponjosas que envenenan nuestras pobres sociedades contemporáneas. Pero ¡atención! Demasiada crítica, demasiada oposición y se verá usted, lector, acusado de flirtear con los enemigos de la democracia, de ser un reaccionario, de esos que no proponen nada y pasan su tiempo destruyendo todo. El autor de esta advertencia es un joven filósofo francés, Harold Bernat. En su reciente libro Vieux reac! Fautil s’adapter à tout? denuncia la cultura del progreso a cualquier precio y la adaptación obligatoria a la moderni-

dad, y reclama retornar al espíritu crítico y satírico. Tal vez haya algo de bueno en lugares comunes tales como ser un hombre actual, cambiar las cosas o dar muestras de apertura intelectual. Pero, ¿qué significa discutir durante horas para saber si es preferible enseñar a distancia o en un aula con pizarrón, cuando las escuelas permanecen cerradas? ¿Qué es cambiar las cosas cuando los jóvenes no respetan a los profesores y los padres les dan la razón? “¡El enemigo es el consenso!”, proclama Bernat y fustiga a aquellos que acusan a los reaccionarios de ser enemigos de la democracia, cuando, en realidad, suelen ser simples defensores de la libertad.ß

La 2 perspectivas

Una semana alucinante en la política nacional Claudio A. Jacquelin —LA NACION—

E

n el mundo del marketing el año tiene más de 52 semanas y la política acaba de incorporar una más. Desde la semana de la nieve hasta la de la chaya riojana y el vino patero, todo cabe a la hora de la publicidad y la propaganda, aunque nadie podría imaginar que el Gobierno, con su infatigable creatividad y su gusto por la imprevisibilidad, llegaría a sorprender con “la semana narcótica”. Primero fue el sugestivo destape del presunto vínculo entre peligrosos narcotraficantes y el jefe de la policía de una provincia con gobernantes opositores pero no tanto, que se despertaron fisurados como después de un mal trance al leer en un diario oficialista la primicia de lo que habían descubierto agentes federales. Luego llegó la oportuna detención en Pilar de uno de los capos de la droga más buscados en todo el mundo, que llevó al siempre hiperactivo secretario de Seguridad, Sergio Berni, a jactarse de la eficiencia de las fuerzas de seguridad argentinas, a pesar de que el mafioso colombiano llevaba casi un año en el país y habría burlado, como el jefe de la barrabrava boquense, hasta los infalibles sistemas biométricos que el ministro Randazzo instaló en los aeropuertos nacionales. Y, al final, apareció el inesperado estimulante utilizado por el líder camporista Andrés “Cuervo” Larroque para unir a la dispersa oposición en la Cámara de Diputados, al acusar a los socialistas santafecinos de crear el narcosocialismo. Todo, definitivamente, alucinante. Mucho más si se tiene en cuenta que Larroque aportó su insólita dosis para despertar y unir adversarios sólo un rato después de que los senadores opositores sorprendieron, tras largos meses de sopor, con un hecho político inusual y efectivo, tendiente a anestesiar las aspiraciones re-reeleccionistas y capaz de dejar estupefactos a varios oficialistas. Para completar, la inefable Carrió reapareció sugiriendo que el kirchnerismo pensaba comprar el voto de los jóvenes con drogas. Hasta ahí lo evidente, pero no lo único excitante de la semana política. Recuperada del bajón (de tensión arterial, que quede claro) y estimulada por las críticas, como es habitual, Cristina reapareció recargada y pegó fuerte. Como de un viaje al pasado, rescató (y denunció) otra campaña antiargentina. Y, poseída por el entusiasmo, repitió exultante: “¡Vamos a pagar, vamos a pagar… en dólares!” No le importó a la Presidenta que esa mercadería escaseara hasta generar algunos síndromes de abstinencia, como lo reconocen aún los economistas más adictos al modelo. Tampoco pareció inhibirla que el que hubiera alterado más a calificadoras de riesgo e inversores y generado más incertidumbre sobre las deudas argentinas haya sido su Banco Central, al negarle transar con la moneda norteamericana al kirchnerista gobernador chaqueño Jorge Capitanich. O el mismísimo ministro de Economía de la Nación, cuando el día anterior dijo que el país no pagaría ni un dólar a los acreedores que no habían entrado oportunamente en el canje de la deuda en default. Demasiado para no pensar que la semana narcótica está entre nosotros y que la realidad nacional está sustancialmente alterada. El problema es que la Argentina puede ser una adicción incurable.ß

g La intimidad del poder perdido Por Diana Fernández Irusta | Foto Fernando Massobrio buenos aires, 30 de octubre de 2012. El prodigio de una imagen íntima, con rasgos de pintura de cámara, capturada en el fragor de lo instantáneo. Felisa Miceli luce plácida, actitud de docente o de confiada colega; sólo la mirada, apenas desviada hacia donde –presumimos– estalló la inconveniencia de un flash, anuncia la interrupción de un momento de amable familiaridad. La estampa del fotógrafo, difusa, reflejada al fondo, firma y potencia la hipnótica cualidad de la imagen. Momentáneamente, sus ojos también son los nuestros: los de los miles de seres anónimos para quienes las salas, los despachos o los pasillos donde circulan los entresijos del poder están

Humor

definitivamente vedados. Aquellos cuyas vidas pueden cambiar de un día para otro, para bien o para mal, sólo porque hubo una coma, un cero de más o de menos, una firma estampada al pie de un documento oficial. ¿Habrá modo de ejercer la función pública sin abandonar la conciencia permanente, lacerante, de la infinidad de existencias a las que cada decisión política, inevitablemente, afecta? Como si el instante decisivo que defendía Cartier-Bresson revelara su potencia en la pura quietud de una composición clásica, la calma disposición de esta fotografía, su tenue, pictórica, iluminación, contrastan con el contexto nada plácido en el que fue tomada: momentos antes del inicio del juicio

oral contra la ex ministra por el hallazgo, en 2007, de una bolsa de dinero dentro del despacho que ocupaba en el Palacio de Hacienda. En los pasillos del subsuelo de los Tribunales de Comodoro Py –con ese inconfundible sello, entre anónimo y desvaídamente austero, que tienen todos los edificios públicos–, aun en el mismo centro de la tormenta, Miceli aparece íntima. Y casi apenas importan los detalles del juicio, las sospechas, las circunstancias difíciles de explicar. El gesto fotográfico incide en aquello que, aquí y en cada rincón de un Occidente cada vez más hundido en la crisis de liderazgo, infinidad de ciudadanos denuncian en todos los idiomas: la insoportable lejanía de quienes dicen representarlos.ß

fuera de foco

Cambio dirigentes políticos por Fragata retenida Francisco Seminario —LA NACION—

Frederick deligne / Francia La Unión Europea, en medio de una complicada reconstrucción

rob tornoe / estados unidos –La gente nunca habla del lado positivo de un huracán en octubre.

E

stimado Sr. Buitre. Quizá lo tome por sorpresa esta carta, aunque, pensándolo bien, pocas cosas provenientes de la Argentina lo sorprenderán a estas alturas. Nos pasa también a nosotros. Pero vea, Buitre, no le escribo para quejarme sino para apelar a su buena voluntad, aunque ignoro si es capaz de un gesto de buena voluntad. Y no quiero ofenderlo con esto, pero, convengamos, usted es lo que es: un ave de rapiña. No hay que hacerse ilusiones al respecto: lo que puede lo toma. Y si es carroña, mejor. Ahora se quiere quedar con nuestra querida Fragata Libertad. Permítame la pregunta: ¿para qué quiere una fragata, usted que está hecho para el aire? Sr. Buitre, espere un momento. Le pido que siga leyendo y no salga volando. Tengo una contraoferta para hacerle. Escúcheme bien y verá que le puede resultar tentadora, por más que prefiera usted los bichos muertos antes que los vivillos. ¿Que tal si le damos algo a cambio de la Fragata, algo que seguramente le será mucho más útil a usted que a nosotros? Ojo que no

hablo de dinero, porque de eso no sobra ni un poquito. Hablo de personas, hombres y mujeres de –escuche bien esto– carne y hueso. ¿Tentador? Le cuento un poco más, a ver si lo convenzo: la Fragata, para nosotros, vale su peso en oro. Pero ese valor es simbólico más que material. De nada le sirve a usted. Estos tipos en cambio son oro puro. O mejor, la gallina de los huevos de oro. La riqueza que le pueden acercar no tiene límites, sólo es cuestión de ponerlos a trabajar y tenerlos a raya. Con que cada tanto también ellos muerdan un bocado no le van a dar problemas. Y además tiene para elegir porque los hay de todo tipo y especie: algunos más gorditos, sobre todo en la zona de los bolsillos, otros que le resultarán familiares porque tienen por costumbre repetir todo, como loros (ya los imagino graznando como usted, envueltos en plumas entre los poderosos de Nueva York), y otros un poco más duros de roer, quizá, endurecidos en los modos pero muy cumplidores y bien dispuestos. Los hay ministros, viceministros, gobernadores, secretarios de gobierno y hasta intendentes, todos –o casi todos– con un renovado pelaje nacional y popular que le va a encantar. ¿Qué me dice, se los lleva y me

libera el barco? Le aseguro que son sabrosos por donde los mire, un plato suculento que, preparado a la cacerola, es un verdadero manjar. No le quiero quitar más tiempo, estimado Buitre. Con tanta crisis en el mundo y tanto bono en riesgo estará ocupado. Sé que tiene una vista muy aguda y que siempre anda buscando nuevas víctimas. Un dato más y si le parece hacemos el trueque: a estos tipos de los que le hablo se los entrego a precio de promo: todos juntos y a granel, y con un rótulo engañoso, como para no despertar el apetito de nadie. “Dirigentes políticos argentinos”, digamos. Sólo usted, que es bien bicho, sabrá del tesoro que se lleva, un capital humano de valor incalculable, créame. Pero le digo más: si después ve que, por h o por b, no le sirven o le resultan indigestos, los vende y listo. ¡Ellos nunca entran en default! Y mire lo hábiles que son que casi nos han convencido de que la rapiña y la codicia son cosa de buitres, no de políticos. ¿Entiende la ironía? Señor Buitre, en el fondo no son tan distintos de usted. Pero eso se lo digo en voz baja y le ruego que no lo repita. ¿Qué me dice entonces, nos manda la Libertad?ß Twitter @franseminario