Caballito

Aranguren donde comienza Numancia, hasta la calle Avellaneda, y unos metros antes es atravesada por el pasaje Escribano. • Pasaje Florencio Balcarce: ...
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Caballito Una esquina es un lugar de encuentro. Y es el encuentro el que dio nombre a este barrio. En la esquina de las actuales Avenida Rivadavia y Emilio Mitre, Don Nicolás Vila abrió una pulpería en 1821. En ese entonces era zona de quintas y de “casas de fin de semana” como también un descanso obligado antes de entrar a Buenos Aires. En la puerta del local, Vila colocó un mástil con una veleta de latón con forma de un caballo (ver recuadro); quienes acudían al lugar se referían a ella como “la pulpería del caballito”. La veleta se encuentra en el Museo de Esculturas Luis Perlotti (Pujol 644) desde el 20 de mayo de 2010, gracias a la iniciativa de vecinos, asociaciones barriales y la intervención del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; ya que desde 1925 se encontraba en un museo de Luján. Se puede ver una réplica realizada por el escultor argentino Luis Perlotti, y luego concluida por Juan Carlos Ferraro, en la Plazoleta Primera Junta. Allí tomó su nombre Caballito, el corazón de la Ciudad de Buenos Aires. Es el centro geográfico de la Capital Federal, que está distinguido en la calle Avellaneda 1023. Es el barrio que eligen para visitar muchos turistas porque les permite conocer cómo vive un porteño, nos cuenta Susana, una vecina que por pedido de una amiga holandesa empezó a dedicarse a realizar tours sobre la zona. Su historia está representada en un mural que decora el Mercado del Progreso, un histórico centro gastronómico que mantiene su estructura y su función original hace más de 100 años. Es uno de los pocos que sobrevive en la ciudad. En él se puede encontrar de todo, es por eso que muchos chefs importantes acuden para conseguir los mejores productos. Se destacan las carnicerías, que se ubican en el centro del mercado donde se conservaban mejor las carnes, cuando no existía la refrigeración, con la ayuda de los techos altos. Roberto Arlt situó a su protagonista de “El juguete rabioso” en este mercado. Está situado en la intersección de la avenida Rivadavia y Del Barco Centenera, enfrente a la Plazoleta de Primera Junta y la estación de subterráneo con el mismo nombre, y también, a una cuadra de la estación Caballito del ferrocarril Sarmiento. La plazoleta de Primera Junta es uno de los puntos de mayor concentración del transporte público. Y es a este último que el barrio le debe su crecimiento. En 1857 llegó el ferrocarril atravesando el barrio y adoptando el nombre de la famosa pulpería para su estación en el lugar. En 1914 se inauguró la estación de subte Primera Junta, que sigue manteniendo su estructura original. Una de las mayores atracciones es recorrer las calles en el Tranvía Histórico, que funcionó entre los años 1870 y 1963 como transporte público principal; y a partir de 1980 retomó sus actividades como paseo. La

Asociación de Amigos del Tranvía los espera cada día sábado, domingo y feriado en la esquina de Emilio Mitre y José Bonifacio para hacer un viaje en el tiempo. Con la llegada de numerosos inmigrantes que trabajaron en la construcción del subterráneo, el barrio se transformó dividiéndose en una zona elegante, muy tranquila y cara, y otra muy bulliciosa y comercial. La zona comercial se concentra principalmente sobre la avenida Rivadavia. Hoy en día Caballito está repleto de altas torres y edificios, pero sigue conservando una zona de hermosas construcciones conocida como el Barrio Inglés. Sus límites son la avenida Pedro Goyena y las calles Valle, Emilio Mitre y Del Barco Centenera. Dos historias hay sobre esta zona, la primera que fue construida para los ejecutivos ingleses de los trenes; y la segunda, que está documentada con una placa en la esquina de Ferrari y Cachimayo, que fueron construidas por el Banco Argentino para la clase media. Comparten un estilo similar con algunas variaciones, pero lo que todas tienen en común es que no poseen garaje; siguiendo con la primera leyenda, los vecinos cuentan que esto se debe a que las casas pertenecían a los jefes del Ferrocarril Oeste, y éstos, claro, tenían choferes.

Los pasajes de Caballito Estos pequeños paseos son ajenos al ruido de la ciudad y comparten el silencio y la tranquilidad. Son pintorescas calles-museos que valen la pena recorrer para conocer la historia y arquitectura de la zona. 

Pasaje Los Alpes: es conocido como el balcón sobre las vías del ferrocarril. Su nombre original era Pasaje Meabe, apellido del dueño de los terrenos en la década del treinta. Es una pasarela de apenas un metro y medio de ancho que se lo considera el pasaje más angosto de la ciudad. Parral 149.



Pasaje Numancia, Portugal y Escribano: su particularidad es que cada uno tiene una cuadra de longitud y están uno tras otro. Hay tres pasajes en 400 m². Portugal comienza en la calle Jauretche hasta Aranguren donde comienza Numancia, hasta la calle Avellaneda, y unos metros antes es atravesada por el pasaje Escribano.



Pasaje Florencio Balcarce: calle donde se ubica el bar notable El Coleccionista (Av. Rivadavia 4929). En el número 32 del pasaje afrancesado vivió el pintor Antonio Berni. Su casa fue visitada por grandes personalidades.



Pasaje Centenario: aquí se pueden ver casas y chalet de estilo europeo en muy buen estado. Su nombre se debe al centenario de la republica de 1910. Ubicado entre las calles Otamendi y Campichuelo.



Pasaje El Maestro: Entre Rosario y Rivadavia, a pocas cuadras del Parque Rivadavia, se enfrentan edificios de apartamentos y casas señoriales en una pequeña calle, aun más angosta por los autos estacionados.



Pasaje Félix Lora: un pasaje donde ningún edificio desentona. Esto le da una fisonomía de importancia a esta calle de 100 metros. El Art Decó se hace un lugar en mucha de las casas. Entre Yerbal y Rivadavia (al 5500).