Buenos días a todos, Es un orgullo estar hoy, aquí, en la inauguración de la sede del Instituto de Altos Estudios de América Latina, no sólo porque en nuestras circunstancias actuales es un logro material inmenso poder culminar a buen término el establecimiento de una “nueva sede”, sino especialmente porque haber cumplido con ese proyecto pone en evidencia la fuerza y el compromiso de nuestros profesores y de nuestra comunidad universitaria. Haber logrado dar un paso más en la consolidación de un Instituto de Investigaciones dedicado a promover la producción de conocimiento en el área de las humanidades y las ciencias sociales, un grupo de centros que apoyan y fomentan el pensamiento y la reflexión acerca de nuestro continente y nuestro país, constituyen un gigantesco paso en el fortalecimiento del carácter plural e interdisciplinario de nuestra Universidad. Hoy en día, las Humanidades y las Ciencias Sociales enfrentan retos importantes, especialmente en lo que tiene que ver con su inserción de manera cabal en el mundo del quehacer académico. Algunos retos son propios de cada una de las disciplinas, otros se refieren a la vida universitaria y a su relación e intercambio con las demás ciencias, sin embargo, los retos fundamentales están ligados a mostrar, a hacer evidente, que por debajo de toda práctica, incluso de las científicas, hay un sustrato fundamental que tiene que ver con el sentido, con la significación, y con el modo cómo cada sociedad o grupo lo asume, lo considera valioso, interesante, necesario y justo. Tienen que mostrar que ese sentido, esa significación, no está en la naturaleza, sino que es invención, es creación social, es labor humana. De modo tal que, para comprender las prácticas (de cualquier índole que éstas sean) es imprescindible preguntarse hoy por ese sentido, esa significación, en el que esas prácticas se sustentan, preguntarse por sus procesos históricos –su pasado-, así como por las relaciones culturales en las que se ven inmersas. En efecto, la pregunta por el sentido, por la significación, por la historia y por el poder, son un aporte específico de dilucidación, de discernimiento, que donan al saber las humanidades y las ciencias sociales. Especialmente en momentos tan oscuros como este que nos ha tocado vivir, en situaciones tan complejas e inminentes, las ciencias sociales y las humanidades tienen un impacto regulador,
visible, concreto en cualquier proyecto de nación que deseáramos construir, porque no sólo explican, dicen lo que las cosas son y han sido, sino que además pueden reflexionando concretar para el conocimiento una praxis, y pueden vislumbrar aquellas potencialidades que nos permitirán “hacer ser lo que no es”. Los hombres se preguntan acerca del mundo porque habitan en él, y lo habitan transformándolo constantemente a partir de sus urgencias, de sus deseos, de sus ideales. En ese sentido, están siempre creando, haciendo venir al ser cosas que aún no son y por ello mismo están siempre haciendo y haciéndose esas preguntas peculiares que recogen y tratan las ciencias sociales y las humanidades: preguntas acerca de cómo ha sido, cómo es y cómo podría ser el mundo, acerca de cuál debería ser el sentido de las transformaciones que en él esperamos; preguntas que se hacen cargo de cómo han actuado, actúan y podrán actuar los hombres y las sociedades. En otras palabras, existe en el conocer una dimensión claramente política y la importancia de nuestras disciplinas (humanidades y ciencias sociales) radica justamente en que permiten construir conocimiento sobre el modo en que esa dimensión de sentido, que es siempre política porque es creación social, condiciona las prácticas. En efecto, las ciencias sociales y las humanidades se interesan por los diferentes aspectos de la vida, individual y colectiva, gracias a ello dan cuenta o se hacen cargo de grandes problemas nacionales que van desde la salud, la educación y la vivienda, hasta el modo como opera los discursos, el poder o los imaginarios culturales. En este sentido, Venezuela en esto momentos vive una crisis social, y una crisis humana de gran magnitud, gracias a lo que indagar acerca de la dimensión ética de nuestra convivencia social debería de ser algo que tendríamos que estar subrayando frecuentemente, que tendría que ser objeto de reflexión, de autoreflexión, de discusión, y de esto se ocupan las humanidades y las ciencias sociales. Por ello, para un proyecto de nación es imprescindible modificar un poco la actitud institucional hacia estas disciplinas. Éste conlleva, para los académicos que ejercen las ciencias sociales y humanidades en universidades y centros de investigación, una necesidad inaplazable de renovar constantemente sus instrumentos teóricos, de responder a las exigencias de la realidad compleja en la que existen y a la que desean transformar, una realidad llena de nuevos desafíos. La existencia de Institutos de investigación como el Instituto de Altos Estudios de América Latina, con sus variados y multidisciplinarios centros adscritos (Centro de Estudios de Integración Regional,
Centro de Investigaciones Críticas y Socioculturales, Centro de Estudios de Género, Centro de Estudios de Seguridad, Centro de Estudios Estratégicos y Centro CLACSO), representa para la Universidad Simón Bolívar, como para cualquier universidad, la posibilidad real de preparar a las nuevas generaciones para que estén en la mejor capacidad de aplicar sus conocimientos con creatividad y responsabilidad. Representa, también, la posibilidad de establecer nexos, conexiones, entre el conocimiento que se genera en nuestras instituciones académicas y la definición de políticas de Estado, ya que los resultados de nuestras investigaciones pueden servir para corregir el rumbo o para abrir nuevos caminos. Porque estoy segura de que a través de la investigación que se produce en lugares como el Instituto de Altos Estudios de América Latina se pueden hacer contribuciones sustanciales, tanto en términos teóricos y conceptuales, como de orientación del porvenir, que sirvan para la promoción y consolidación de un país más justo y también más libre. Fortalecer las labores de investigación es una prioridad en nuestro tiempo, en nuestra Universidad Simón Bolívar y en nuestro país. Gracias a todos Sandra Pinardi Directora División de Ciencias Sociales y Humanidades
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