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ENFOQUES

I

Sábado 31 de diciembre de 2011

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El perfil

Cuando los datos cuentan las historias

Beatriz Paglieri, el álter ego leal y militante de Guillermo Moreno

GASTON ROITBERG LA NACION

Trabajadora incansable, firmemente encolumnada detrás del secretario de Comecio, la funcionaria recién ascendida a secretaria de Comercio Exterior atravesó varias administraciones desde 1977 hasta su polémico papel en el Indec, como instrumento de la intervención ideada por su jefe FRANCISCO JUEGUEN LA NACION

L

ealtad, militancia y mucho trabajo. Esos son los requisitos que Guillermo Moreno impone a cualquiera que ingresa en su estrecho círculo de confianza. Ella los cumple con creces. Pero para ser ungida como su álter ego, o más precisamente como sus tentáculos en la administración pública, fue necesario otro tipo de vínculo, uno más profundo, de esos que sólo cierto lazo de familiaridad a través de los años puede forjar. La flamante secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, sabe que el ascenso que recibió semanas atrás dentro del Ministerio de Economía no es un reconocimiento pleno a su trabajo, sino más bien un sinceramiento público del poder que su padrino, “Guille”, como lo llama ella, ya ejercía, incluso a través de ella. Gracias al organigrama ordenado por Cristina Kirchner, desde ahora no habrá sorpresas cuando ambos funcionarios busquen controlar la exportación de productos agropecuarios, frenar las importaciones para proteger a la industria nacional, evitar la salida de dólares y hacer “llover gasoil” si escasean combustibles en el país. Iván Heyn, el joven economista de La Cámpora que apareció ahorcado en una habitación del hotel que en Montevideo alojaba a toda la comitiva presidencial, era su segundo al mando en la nueva secretaría de Estado. La historia de la relación entre Paglieri y Moreno es más antigua que la intervención del Indec, que ella encabezó, o que su posterior desembarco como directora en Papel Prensa. Curiosamente, en ambos casos Paglieri fue el instrumento de Moreno frente a un mismo enemigo del kirchnerismo: la información. Es imposible explicar a Paglieri sin Moreno. Pese a que ambos son economistas no fue la ciencia la que los reunió sino la política. Varias fuentes confirmaron que la estrecha relación entre ellos nació gracias al marido de Paglieri, Gerardo, “uno de los mejores amigos de Moreno”. Algunas versiones cuentan que la afinidad creció tanto que el polémico funcionario fue uno de los testigos de casamiento de la pareja. Gerardo Eloy Abbruzzese es un amante del peronismo más nacionalista, al igual que Moreno. Moreno y Abbruzzese se conocieron en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), donde los últimos dos fueron estudiantes. Abbruzzese ingresó en 1983 a esa universidad, mientras que Moreno se recibió en 1985. Paglieri, en tanto, fue profesora adjunta de Principios de Economía en esa misma casa de estudios hasta 1982. Abbruzzese, de casi 70 años, trabaja hace tiempo como “consultor”, indicó alguien que transitó los pasillos de Economía. Sin embargo, la actividad que lo define es otra: es un poeta militante. Su poema “Invitación a Octubre” tuvo gran repercusión en medios kirchneristas y superó las fronteras de su blog El Fierro de Papel. Allí publica “poesías, cuentos y escritos” dedicados a Néstor, Cristina, Perón y Eva. En la última empresa en la que trabajó, una distribuidora de alimentos, lo recuerdan como una persona “macanuda”. En esa firma, se ocupaba de visitar clientes en su austero Ford gris. El único hijo de Paglieri. Mariano, milita en Pueblo Peronista, corriente fundada en 1983 por Moreno. Tiene 25 años y es estudiante de Economía en la UBA. La tercera persona dentro del círculo de confianza de Paglieri es María Isabel, su hermana mayor. “No te voy a contar nada y menos si sos de LA NACION”, dijo cuando este cronista intentó consultarla por teléfono en su casa de Villa Urquiza. Hace años que Paglieri vive cerca de lo de

Quién es su hermana, en el piso 11 de un departamento en Cabildo y Paroissien, en Núñez. “Es un edificio normal”, contó alguien que frecuentaba el lugar. Incluso, pese a su mejora económica, sigue yendo de vacaciones a Villa Gesell. “Es Moreno con pollera”, la caracterizó un vocero de ATE-Indec. “Es la PlayStation de Moreno”, reconfimó un ex empleado de Economía. “Es brava”, contó un joven economista kirchnerista que trabaja en su órbita. “Seca”, “distante”, “irreflexiva” y “obsecuente”, fueron otros adjetivos que usaron ex ministros y secretarios de Estado. Una empleada que la conoce hace más de una década afirmó que es muy trabajadora: arranca a las 7 y termina a las 23. Paglieri nació el 26 de mayo de 1950. Se recibió de economista en la UBA en 1977 y en 1978, con 28 años, ingresó al Ministerio de Economía como asesora de la Dirección Nacional de Política Económica Interna, después de un breve paso por el Ministerio de Bienestar Social. Era la época en la que el Palacio de Hacienda era conducido por el general Joaquín de las Heras, un delegado de la junta militar durante la última dictadura. Allí estuvo 9 años. Quienes la conocieron la definen como “apolítica” y “una funcionaria de carrera especializada en Comercio Exterior”. En 1988 ingresó en la Secretaría de Agricultura como asesora de la Subsecretaría de Economía Agraria. Entre 1990 y 1997 fue representante oficial en negociaciones comerciales e integración económica en la Secretaría de Industria y Comercio. Allí fue criticada por “su manejo arbitrario y discrecional” de los aranceles externos. Junto al azúcar En los 90, según corroboraron varias fuentes, Paglieri se convirtió en una adalid de la industria azucarera. Trabajó codo a codo en la regulación de ese sector con el Centro Azucarero Argentino, que agrupa a las tradicionales familias Blaquier, Ledes-

Nombre y apellido: BEATRIZ PAGLIERI

Edad: 51 Trayectoria académica: Nació el 26 de mayo de 1950. Se recibió de economista en la UBA en 1977 y un año más tarde ingresó en el Ministerio de Economía. Su especialidad es el comercio exterior. Está casada y tiene un hijo. Una relación de larga data: Su vínculo con Guillermo Moreno comenzó a principios de los 80, en la UADE. Moreno era –y es– amigo de Gerardo Abbruzzese, el marido de Paglieri. En aquel entonces ellos eran estudiantes y ella, profesora adjunta.

ma y Nicholson, entre otras. En el sector, la reconocen como una “gran defensora” de sus intereses en “momentos duros”, como la integración en el Mercosur. La funcionaria mantuvo una “excelente relación” con Jorge Zorreguieta, ex presidente de ese centro durante más de 20 años, ex secretario de Agricultura durante la dictadura y el padre de Máxima, la princesa de Holanda. Entre 1997 y 1999, cuando gobernaba Antonio Domingo Bussi, el marido de Paglieri fue contratado por el gobierno tucumano. Tucumán es una de las principales productoras de azúcar del país. Luego de otro paso por Agricultura, llegó a su primer cargo importante. Fue nombrada directora nacional de Gestión Comercial Externa entre enero de 2000 y junio de 2001, en tiempos de la Alianza. Desde ese momento, se habla de una relación tensa con algunas mujeres del actual gabinete. Ya en el kirchnerismo, su nombre fue impulsado para la Dirección de Política Agropecuaria

Conectados

y Alimentos en 2003, en Agricultura. La gestión de Miguel Campos la rechazó. Recaló en la provincia. Durante el gobierno de Felipe Solá, se sumó al equipo de Gustavo Lopetegui en el Ministerio de la Producción bonaerense. Fue nombrada subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales. Cuando Lopetegui, hoy presidente de LAN en el país, se fue, Paglieri se quedó bajo el mando de Martín Lousteau. Ya en esa época, contaron, se peleaban “hasta por el tamaño de los escritorios”. Una fuente que se la cruzó en la provincia la definió como una “burócrata que pelea por espacios de poder”, una “economista ineficiente” y una persona con “malos modos”. Otra fuente la recuerda por los insistentes pedidos que hacía todos los viernes de dos vales de nafta que servían para llenar el tanque del automóvil de su esposo. En la provincia estuvo entre junio de 2004 y diciembre de 2005, para volver a Industria. Allí estuvo un año. El 23 de enero de 2007, Paglieri aterrizó en el Indec como una supuesta “auditora”. Participó de varias reuniones en las que se discutió sobre el índice de precios al consumidor (IPC) que saldría el 5 de febrero y cuyo último dato preliminar mostraba un alza de un 2,1 por ciento. El 29 de enero, el Gobierno desplazó a la directora del área de Precios, Graciela Bevacqua, y nombró a Paglieri en su lugar. El IPC oficial mostró una suba de un 1,1 por ciento. Según declararon ex técnicos del organismo ante la Justicia, Paglieri instauró un sistema de topes a los aumentos y usó datos que no habían sido relevados por el Indec. Varios de los que trabajaron con Paglieri se sintieron “maltratados”. Se hablaba de su “mal temperamento” y de sus “cambios de humor”. Un día, luego de detectar en las planillas un aumento de precios en los alfajores Jorgito, pidió explicaciones a los gritos. “¡Uh! Justo los que me gustan!”, suspiró después. A los dos días, y a través de un “acuerdo”, la firma retrotrajo las subas. “Yo soy Moreno”, se la escuchó decir alguna vez en el Indec, un organismo desmantelado y copado por la denominada “patota”. Tras la victoria de Cristina Kirchner en 2007 y la designación de Lousteau en Economía, Paglieri fue el fusible para descomprimir la situación. Lousteau pidió su alejamiento luego de escuchar una temeraria frase: “Las estadísticas son para militar”. La funcionaria volvió a las sombras: fue nombrada vocal de la Comisión Nacional de Comercio Exterior. Pero entonces sobrevino la crisis con el campo y hubo un nuevo enemigo: los medios. El intacto poder de Moreno logró que Paglieri fuera nombrada el 5 de agosto de 2009 directora por el Estado en Papel Prensa, en reemplazo de Alberto Fernández. En agosto de 2010, la Presidenta presentó el informe “Papel Prensa. La verdad”, elaborado por Paglieri y Moreno. Era su momento estelar, pero luego de que el Gobierno diera marcha atrás con una intervención debido a la declaración de Isidoro Graiver, se enfureció con sus ideólogos. En el acto, difundido por cadena nacional, nombró varias veces a Paglieri. Pero siempre la llamó “Pagliari”. Hace unos días tuvo su revancha. Luego de ser nombrada secretaria de Comercio Exterior, el proyecto de ley que habilita al Estado a tomar el control accionario de Papel Prensa fue aprobado por el oficialismo en el Congreso. La norma fue impulsada por la Presidenta y sus más importantes consiglieri, Moreno y Paglieri.

Simon Rogers es periodista del diario británico The Guardian y edita el multipremiado Data Blog, suerte de cocina online de proyectos periodísticos sustentados en bases de datos públicas. La misión no es menor: construir herramientas abiertas para que los usuarios puedan visualizarlas y contribuir así a un análisis más eficiente. Sin el trabajo colaborativo, ese enorme volumen de datos sería irrelevante. Rogers se apoya en un equipo de diseñadores y programadores, que también se consideran periodistas, tienen una enorme capacidad de aprendizaje y no subestiman la era de la abundancia informativa actual. Con esa actitud desarrollaron proyectos de gran repercusión, como el escándalo por los gastos de representantes en el Parlamento británico (MP’s expenses) y el análisis de los cables diplomáticos filtrados por la organización WikiLeaks. En la cuenta de Twitter @datastore es posible surfear en vivo esta ola. Allí los datos se desnudan y quedan disponibles para todos. Porque la plataforma digital permite, además de almacenarlos, procesarlos y publicarlos, interactuar con ellos, explorarlos, investigarlos y construir entre todos algo diferente. El equipo de The Guardian se mueve en un territorio de exploración que no es nuevo: procesar información y hacerla comprensible es una de las labores más básicas del periodismo. Su creatividad pasa por construir un puente entre los medios de comunicación y las organizaciones públicas y privadas que buscan resolver problemas ciudadanos concretos, o por lo menos abrir los ojos al resto de la población con investigaciones y gráficos de fácil visualización. Tal como señala el blog Amphibia, Rogers acaba de publicar en versión electrónica el libro Facts are Sacred: The Power of Data, una suerte de diario de esta aventura: “No es un recetario estricto ni vanidoso sobre cómo hacer periodismo de datos. Está escrito desde una cocina donde la materia prima es la creciente información dura y todas las herramientas son provisorias. La misión es clara: hacer periodismo convirtiéndose en un puente entre la enormidad de la información pública y la audiencia”. Las habilidades tradicionales y el poder de la tecnología disponible, una fórmula que ya está en movimiento.

@grmadryn

Más información. Enlaces, videos y otros contenidos multimedia www.lanacion.com.ar/diario-dehoy/ suplementos/enfoques

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http://bit.ly/oxIWAI Rogers explica por qué el periodismo abierto no es un fenómeno nuevo.

© LA NACION

Terapia (arriba también se sufre)

Hoy, Aníbal Fernández DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION

Aníbal: (Camina por el consultorio estrujándose el bigote.) Fue un sueño estúpido, nada más. Aparte, lo que menos necesito en este momento es que usted me lo interprete como hacen esos psicólogos berretas de revista de peluquería... (Como la necesidad es más fuerte que la vanidad, solito arranca.) Pero la cosa era así: estábamos todo el gabinete reunido. Entonces Cristina, con esa sonrisita típica de ella, decía: “Por tantos combates librados todos estos años en nombre de la causa, en este sencillo pero emotivo acto, «El Modelo» condecora a Aníbal Fernández con la medalla de honor. Pido un aplauso para Aníbal, nuestro primer veterano de guerra”. Terapeuta:... A: (Hace ojito con el índice.) Espere. No se apure a interpretar cualquier paparruchada. No me jubilaron. Estoy en la plenitud de mis capacidades. Fíjese que, además, mi última medida como jefe de Gabinete fue firmar un

aumento de 225 millones de pesos para el Fútbol para Todos. Mire, yo lo lamento mucho por el monopolio si le sacamos el negocio. ¿Se acuerda de la época en que para ver el clásico, usted tenía que pagar para que le instalen esa cajita negra llamada decodificador? Nosotros modernizamos el sistema. Ahora “el abono” son los impuestos. (Guiña el ojo.) Pero la “cajita negra” se queda en nuestro living. T: Dijo “nuestro” living. Quiere decir que todavía se siente parte... A: (Tose.) Pero escuchemé. ¿Usted es tarado? Yo tengo un rol fundamental en el Senado presidiendo la Comisión de Presupuesto. Y además sigo defendiendo las medidas del mejor gobierno de los últimos 30 años de la historia argentina. Pero hablábamos de “El Grupo”: que ahora no vengan a victimizarse con lo de Cablevisión. Además, nosotros no tenemos nada que ver. Esa fue una denuncia de Vila y de su socio tan polémico. (Sonrisa ácida.) Pensar que “aquel manzano ya no floreció”. Pero éste sí. (Guiña un ojo.) Lo estamos regando con pauta oficial.

T:... A: Otro disparate mayúsculo es decir que la nueva ley antiterrorista está hecha para perseguir al periodismo. ¡Pero por favor! No banalicemos el tema cuando acá en la Argentina hubo dos atentados y un bombardeo en Plaza de Mayo en el 55. (Se queda serio, mudo, alguna idea poco grata lo interceptó.) T: ¿Qué pensó que le cambió la cara? A: (Consternado ante su propia cabeza.) Se me atravesó una frase espantosa: “Aníbal, la guerra para vos terminó. Sacate el casco y andá a casa a descansar”. T: ¿Quién enunciaba esa frase? ¿Era un pensamiento... era una voz? A: (Mira de reojo, con desagrado.) No sea pelotudo, ¿quiere? No escucho voces. ¿Usted cree que es grato renunciar a ese maravilloso subsidio llamado poder? (Masticando bronca) Escuche: ¿leyó mi libro, Zonceras Argentinas? No sé si sabía, pero las primeras páginas las escribió la Presidenta. Me acuerdo cuando se lo propuse: “Señora, sería un honor que usted escriba el prólogo”. Ella me contestó:

“Lo que ya escribí es tu epílogo”... T: ¿Qué pasó, Aníbal, para que le quitaran “el subsidio”? A: (Toma aire y se tira para atrás en el sillón.) Nunca le gustaron demasiado mis formas. Demasiado ampuloso. Demasiado extravagante. (Mira de reojo.) Demasiado peronista: la señora nunca olvidó que vengo de Ruckauf y Duhalde. Pero la gota que rebasó el vaso fue lo del parque Indoamericano, justo hace un año. Me acusan de haberle acercado a la Presidenta información errónea. Y de haber manejado mal a la Federal, que se descontroló. Acuérdese que hubo tres muertos. (Hace una mueca.) Bah, cuatro. El cuarto fui yo. (Toma aire y recuerda la primera palada de tierra que le cayó sobre la cabeza.) El 10

de diciembre de 2010 la Presidenta creó el Ministerio de Seguridad, a cargo de Nilda Garré: me empezaban a enterrar vivo. T:... A: (Insulta, se para y camina, nervioso.) ¡Ese cementerio llamado Senado! Me aburro tanto... El primer día que asumí, convoqué a los medios para que fueran a cubrir mi llegada. Fui el primero, como siempre, a las seis y media de la mañana. Les respondí sobre todos los temas que quisieron. (Tose y mira el suelo.) Eso sí. Al otro día los llamé, pero ya vinieron la mitad... T: Un payador sin peonada que festeje... no es payador. Mi más sentido pésame. A: ¡No se haga el vivo, ¿quiere? (Toma aire, viene lo último) ¿Se acuerda que al principio le conté un sueño donde Cristina me condecoraba? Bueno, no le conté el final: alguien decía: “Ya lo van a ver a Aníbal, vestido de verde, con los borceguíes, acercándose a los autos de los periodistas en los semáforos: «Perdón, jefe. Soy veterano de guerra del modelo. ¿Podría colaborar dándome un poquito de cámara?»”