Bach, por Il Giardino Armonico

25 ene. 2009 - queño de Charo Bogarín, voz, y Die- go Pérez, programa- ciones, acentúa ese ... Fernando López. Se reeditó el registro de los Conciertos.
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Espectáculos

Página 6/Sección 4/LA NACION

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Domingo 25 de enero de 2009

MUSICA (Grabaciones)

(La compactera)

la página de los discos

Volume One

Bach, por Il Giardino Armonico

Historicistas Hace unos cincuenta años, los ingleses, los austríacos y los alemanes comenzaron a aplicar otras técnicas interpretativas, atenidas a lo que

Opus Cuatro

Sentimental Heart, Why Do You Let Me Stay Here?, This Is Not a Test, Change Is Hard, I Thought I Say Your Face Today, Take it Back, I Was Made For You, You Really Got a Hold On Me, Black Hole, Got Me, I Shoud Have Known Better, Sweet Darlin’ (Merge/Music Broker).

Se reeditó el registro de los Conciertos brandemburgueses grabado hace diez años Como decía alguna antigua publicidad, los Conciertos brandemburgueses no sólo que estimulan, sino que sientan bien. Y mucho más también. Pasan los años, las décadas y los siglos, y esta colección mágica de seis conciertos “avec plusieurs Instruments”, que así fue, con ese peculiar francés, que Bach la denominó, sigue maravillando con esa increíble combinación de simplezas y complejidades, de texturas fugadas y melodías conmovedoras como sólo el gran Johann Sebastian sabía lograr. Sin embargo, a estas alturas de la vida y de los acontecimientos, también hay que saber distinguir entre los múltiples modos según los cuales estas genialidades pueden ser recreadas. Para decirlo sin vueltas, en este compacto reeditado en la Argentina, después de 10 años de su registro original, en Lugano, Il Giardino Armonico aplica sobre la obra de Bach una mirada muy italiana y, al mismo tiempo, muy pertinente. No hay ninguna certeza de que estos seis conciertos, escritos a lo largo de mucho tiempo y reunidos en un obra colectiva, en 1721, hayan sido interpretados en la época de su composición. En todo caso, las teorías sobre las prácticas de ejecución y decodificación del barroco son sólo materia de conjeturas. Pero después de Bach y su tiempo, y del silencio pesado y ominoso que sobre su música cayó durante el clasicismo, llegaron los románticos para aplicar su estilo general de interpretación sobre cuanta obra, presente o pasada, cayera en sus manos. Y ese tipo de lectura permaneció casi inalterado hasta mediados del siglo pasado cuando los historicistas señalaron que Bach no podía ser tocado como Mahler y que Vivaldi no era igual a Bruckner.

40 años de canto

She & Him

Música anacrónica o, mejor aún, música sin tiempo: canciones soleadas a lo Beach Boys, baladas de amor que recuerdan a los grupos vocales femeninos de los años sesenta, una versión girlie del tema de Smokey Robinson “You Really Got a Hold On Me” y un paseo por los Beatles. Como en un juego de máscaras, detrás de She & Him se esconden Zooey Deschanel (estrella en ascenso del cine norteamericano) y M. Ward, músico del nuevo folk; las composiciones son de ella, que las canta por momentos con una voz aniñadamente perversa; los arreglos musicales justos y precisos de él. La combinación funciona, y el título (y la decisión de no utilizar su nombre en la tapa) hacen pensar en que es más que un simple juego pasajero.

Behold!, Alfonsina y el mar, Como pájaros en el aire, Fina estampa, Cachilo dormido, Volver a los diecisiete, Amarraditos, Pajarillo verde, Elijah Rock, Swing Low, Sweet Chariot, Down By The Riverside, Homenaje a los cuatro de Liverpool, El explicao, Flor de lino, El choclo, Milonga del ángel. (DBN)

Cuatro décadas de carrera merecen ser festejados. Opus Cuatro prolonga esa celebración en este álbum de programa generoso y presentación impecable que ilustra tanto acerca de la clásica pulcritud de sus versiones como de la variedad de sus intereses musicales. Lo abre una grabación histórica, con la formación original de 1968 y en un terreno que es su especialidad: el negro spiritual. En el recorrido por ese y otros géneros se suman Susana Rinaldi, Sandra Mihanovich, Lito Vitale o Juan Falú. Un placer extra es volver a oír a Magdalena León. Otro: el gato “El explicao”, por Les Opusiers.

Adriana Franco

Fernando López

Los Conciertos brandemburgueses, de Bach. Il Giardino Armonico (Teldec)

Tonolec

los estudios de la época indicaban como correctas, sobre la música anterior a 1750. Pero así como los románticos igualaron todo bajo una pátina de ultraexpresividad y pasiones tchaikovskianas, con orquestas sinfónicas gigantescas, los historicistas sajones no discriminaron con exactitud entre Bach y Vivaldi, entre Rameau y Handel. Por eso, cuando los historicistas italianos aparecieron sobre el horizonte, bastante más tarde que sus colegas de arriba de los

Alpes, la propuesta fue otra, ya que los latinos dejaron de lado ese modo tan pulcro, de contrapuntos impecables, de afinaciones inmaculadas y de balances apropiados, con cierto aire de five o’clock tea o de relojería suiza, y observando su propia idiosincrasia, aparecieron interpretaciones con rugosidades, con pasiones barrocas, con exageraciones y expresividades que, indudablemente, deben haber surcado Venecia, Nápoles o Roma hacia 1700. E Il Giardino Armonico, con una propuesta que tiene sus

fundamentos, decidió resaltar, muy mediterráneamente, todos esos componentes italianísimos que Bach aprendió estudiando y trascribiendo los conciertos de Vivaldi, Marcello y Pergolesi, y que, resignificados, están en el corazón de estos seis Brandemburgueses. En el primero de los Conciertos, los cornos, omnipresentes, se destacan con una potencia singular. En el tercero, a pura cuerda, los contrapuntos combaten sin recatos. Los solistas del quinto concierto, con un clave fantásticamente bien tocado, se disputan el protagonismo. Con todo, puestos a escoger, es el último de la colección, el sexto, el que se destaca con una luz especial. Il Giardino lo toca con un tempo más rápido del que habitualmente le es aplicado y con esa velocidad realza de un modo particular esa oscuridad que es la resultante de la ausencia de los violines. Una maravilla. Aunque, en realidad, todo este compacto bachiano con un sabor italiano es merecedor de un elogio ilimitado.

Pablo Kohan

La Luna está roja

Plegaria del árbol negro

De tal palo

Monte tierra cautiva, Noxoshiguem; Techo de paja; IshiYipiolec; Taguiñe Lashe; Baila, baila; El cosechero, Dormilera; Llora tus penas; So caayolec; Ay corazoncito, Plegaria del árbol negro (MDR).

Martuán, La pataleta, Un calo de estimaçao, Siempre se vuelve a Buenos Aires, El cigarrito, La cumbia está herida, Rata de dos patas, La culebra, El panyandé, No llora más, Juguetón, Drume negrita, El porro magangueleño/Los tres solitos, El alacrán (Producción independiente).

En su segundo disco, el grupo chaqueño de Charo Bogarín, voz, y Diego Pérez, programaciones, acentúa ese sonido electrotoba en el que se funden composiciones de su autoría en idioma qom y temas en español. En este material, el grupo encuentra un sonido más orgánico entre la electrónica chillout, los instrumentos tradicionales y el pulso ritual. Menos tecnos que en su trabajo debut, procesan la cosmovisión del pueblo qom para impregnar sus melodías de una atmósfera onírica y acústica. Entre la espiritualidad aborigen, el sonido de la naturaleza y la tecnología, Tonolec encuentra la fuerza de su mensaje.

Ni falta que hace que en la tapa del CD figure la leyenda música popular latinoamericana. El grupo De Tal Palo, en el que predomina el trabajo vocal de sus integrantes, decidió hacer un recorrido por la música de varios países de América (Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Uruguay, Perú, México y la Argentina) a la manera de este trío que integran Andrea Cohen, Isabel Castillo y Carolina Cohen. Un gran trabajo vocal hacen estas mujeres: hay que escucharlas con mucha atención. Y están muy bien acompañadas por varios músicos que aportaron las instrumentaciones más variadas y oportunas para los arreglos de este disco.

Gabriel Plaza

Mauro Apicella

Cosquín: comenzó el 49° Festival Nacional de Folklore

Tibio comienzo del tradicional encuentro Continuación de la página 1, columna 4 de zapateo intermitente. Quién sabe. La noche de los tangueros recién será la quinta ya que el festival se puso en marcha anteayer, con una primera luna que fue, en realidad, la jornada agregada a este festival de nueve días que este año tendrá diez. Y fue un inicio modesto, con una asistencia de público que muy lejos estaba de llenar el predio de la Plaza Próspero Molina y con una grilla artística con debutantes y veteranos. Hubo dos frutillas en el postre. La primera la puso el grupo chileno Illapu, que

supo ganarse al público con su música y, especialmente, cuando invitó a compartir un tema a dos que juegan de locales, Julio Paz y Roberto Cantos, del dúo Coplanacu. La otra frutilla fue del grupo Los Carabajal; ellos se encargaron de hacer el cierre con un repertorio ágil de esta noche de bis, que en realidad, por cuestiones de calendario terminó siendo la primera. Antes, y justamente por tratarse de la primera, se hizo la presentación formal del festival. Hubo presencia de la gente del litoral con la apertura de Los Alonsitos y su enérgico show y luego de la gente de La Rioja, con las actuaciones de Tubo Moya y del

espectáculo preparado especialmente por la delegación de esa provincia. También se escuchó al experimentado Carlos Di Fulvio y a algunos concursantes del Pre Cosquín (de años anteriores) de mayor calidad que otros músicos apenas conocidos que también tuvieron lugar en esta primera noche, en el escenario Atahualpa Yupanqui, de esta ciudad. La yapa fue un anuncio oficial. El gobernador de Córdoba prometió 300 mil pesos al municipio para inversión en infraestructura, ya que el próximo año el Festival Nacional de Folklore cumple su medio siglo.

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