Amando a Dios: El Primer Mandamiento Restaurado al Primer ...

Lo principal en la agenda del Espíritu Santo es restaurar el primer ... definió el amar a Dios como algo profundamente arraigado en un espíritu de obediencia.
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CASA DE ORACIÓN INTERNACIONAL – MINISTERIOS HISPANOS Amando a Dios: El Primer Mandamiento Restaurado al Primer Lugar I.

EL LLAMADO A ESTAR EN YUGO IGUAL CON JESÚS EN AMOR A.

Lo principal en la agenda del Espíritu Santo es restaurar el primer mandamiento al primer lugar en la Iglesia. Y Él le dijo: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE. 38 Este es el grande y el primer mandamiento. (Mt. 22:37-38)

B.

Una ayuda idónea en amor: Dios desea que le amemos con todo nuestro corazón y nuestra mente, porque Él nos ama con todo su corazón y su mente. Jesús desea que le amemos tal y como Él nos ama.

C.

Tenemos que amar a Dios en sus términos, conforme a como Él define el amor. Jesús desea que le amemos de manera tal que le permitamos poseer toda nuestra vida. Un asunto central en los últimos tiempos es cómo definimos el amor. Tenemos que definirlo conforme a los términos de Dios, no conforme a nuestra cultura humanista que busca amor sin obediencia a la Palabra de Dios. Hay muchas definiciones del amor y la libertad en nuestra cultura que no son bíblicas. Dios no es un hippie que nos llama a una definición del amor que no está en la Biblia.

D.

Jesús definió el amar a Dios como algo profundamente arraigado en un espíritu de obediencia (Jn. 14:21). No hay tal cosa como amar a Dios sin buscar obedecer su palabra. Si me amáis, guardaréis mis mandamientos (…) Él que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama (…) Si alguno me ama, guardará mi palabra. (Jn. 14:15-23)

E.

El Sermón del Monte (Mt. 5-7) define el amor en los términos de Dios. Nos llama a vivir en las 8 bienaventuranzas (Mt. 5:3-12) mientras buscamos la obediencia al 100% (Mt. 5:48) al resistir las 6 influencias negativas relacionadas a nuestras lujurias naturales (Mt. 5:21-48) y al cultivar los 5 nutrientes positivos (Mt. 6::1-18) que nos posicionan para recibir la impartición de gracia del Espíritu.

F.

Medimos nuestra madurez espiritual conforme a la medida en que vivimos el Sermón del Monte en nuestra vida diaria. Medimos nuestro impacto ministerial conforme a la medida en que la gente a la que ministramos vive según estos valores, y no conforme al número de gente a la que ministramos.

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CASA DE ORACIÓN INTERNACIONAL – MINISTERIOS HISPANOS Amando a Dios: El Primer Mandamiento Restaurado al Primer Lugar II.

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EL PRIMER Y GRAN MANDAMIENTO A.

Cultivar amor por Dios es la primera prioridad para Dios y el primer énfasis del Espíritu Santo. AMARÁS AL SEÑOR (…) Este es el grande y el primer mandamiento. (Mt. 22:37-38)

III.

B.

Jesús no lo llamó la primera opción, sino el primer mandamiento. Jesús dejó muy claro que cultivar amor por Él es el primer énfasis del Espíritu Santo. Dios lo tiene todo, pero está buscando por algo que desea primero. ¿Qué está buscando Dios? ¿Qué es lo que desea más y primero? Es amor lo que está buscando. Él busca nuestro corazón. El misterio de nuestra vida se encuentra en esta verdad.

C.

Cultivar amor por Dios tiene el más grande impacto en el corazón de Dios y en el nuestro. Cualquiera que ame a Jesús amará a otros mucho más. Es el más grande llamado. Algunos buscan conocer la voluntad de Dios para sus vidas enfocándose en saber lo que se supone que hagan en lugar de lo que se supone que sean. Cuando hablan de querer el más grande llamado, se refieren al tamaño de su ministerio en lugar del tamaño de su corazón. La más grande gracia que podemos recibir es la unción para sentir el amor de Dios y expresarlo. Esto nos brinda la mayor libertad y tiene la mayor recompensa.

ESFERA #1 AMAR CON TODO NUESTRO CORAZÓN A.

Esfera #1 Amar con todo nuestro corazón: Nuestras emociones tienen que ser parte de nuestro amor por Dios. Dios desea mucho más que el servicio del deber cristiano. Nuestro amor por Dios toca nuestras emociones sin caer en sentimentalismo. Tenemos un papel significativo en cuanto a determinar cómo maduran nuestras emociones con el tiempo. Podemos cultivar un mayor afecto por Dios al posicionar nuestro corazón para que crezca en esto.

B.

Podemos «entregarle» nuestro amor o afecto a lo que queramos. Nuestras emociones eventualmente seguirán aquello que busquemos. Según cambiamos nuestra mente, el Espíritu cambia nuestro corazón (emociones). Enfoca tu corazón para amar a Dios y tus emociones o afecto lo seguirán con el tiempo. Porque en mí ha puesto su amor [corazón], yo entonces lo libraré… (Sal. 91:14)

C.

Nuestras emociones son una parte muy importante y poderosa de nuestra vida. Por lo tanto, Dios desea ser amado con esta parte de nuestra vida. Debemos de ser diligentes en cuanto a mantener nuestro corazón enfocado y limpio. Guardamos nuestro corazón al evitar que nuestras emociones se conecten inapropiadamente con el dinero, las posiciones de honor, malas relaciones, adicciones pecaminosas, amargura, ofensas, etc. Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. (Pro. 4:23)

D.

Resistimos el distraernos con pensamientos vanos que hacen que nuestras emociones sean progresivamente seducidas por la lujuria. Expresamos nuestro amor a Dios al resistir emociones contrarias a su voluntad. Base de Misiones IHOPKC www.ihopkc.org/hispano  

CONFERENCIA PASIÓN POR JESÚS 2012– MIKE BICKLE Amando a Dios: El Primer Mandamiento Restaurado al Primer Lugar IV.

V.

3

ESFERA #2: AMAR CON TODA NUESTRA MENTE A.

Esfera #2: Amar con toda nuestra mente: Llenamos nuestra mente con aquello que inspira amor por Dios en lugar de aquello que lo disminuye. Lo que hacemos con nuestra mente afecta grandemente nuestra capacidad para amar. Si llenamos nuestra mente con las cosas adecuadas, nuestra capacidad de amar a Jesús aumenta; si la llenamos con las cosas inapropiadas nuestra capacidad de amar a Jesús disminuye.

B.

Nuestra mente es la puerta de entrada a nuestro hombre interior y afecta grandemente nuestra capacidad de amar. Gran parte de nuestra vida ocurre en nuestra mente. El lenguaje del espíritu humano son imágenes o representaciones mentales.

C.

Nuestra mente es una «pantalla interior de películas» que nos muestra imágenes continuamente. Es como una cámara que almacena nuestros recuerdos. Somos los productores, protagonistas y espectadores en nuestras películas internas. La producimos, actuamos en ellas y las vemos. Somos tanto el héroe como el villano.

D.

Nuestra mente es un vasto universo interior que nunca, nunca se apaga. No podemos borrar las imágenes en nuestra mente, pero podemos redirigirlas. Podemos reemplazar pensamientos oscuros con pensamientos nuevos. Así que, podemos reescribir el libreto de la película que vemos continuamente en nuestro interior al leer y meditar u orar la Palabra de Dios regularmente..

E.

Amamos a Dios con nuestra mente al sacar tiempo para llenarla con la palabra a fin de ponernos de acuerdo con la verdad acerca de Él. Esto envuelve rechazar mentiras acerca de su corazón como un Padre tierno y Esposo apasionado al sacar tiempo para meditar en la palabra de Dios.

ESFERA #3: AMAR CON TODA NUESTRA FUERZA A.

Esfera #3: Amar con toda nuestra fuerza: Esto es amar a Dios con nuestros recursos naturales (tiempo, dinero, energía, talentos, palabras e influencia). Expresamos nuestro amor por Dios a través de la manera en que usamos nuestros recursos, mientras que la manera en que usualmente los usamos es para aumentar nuestra comodidad y honor personal

B.

A Dios le importa el amor que le mostramos cuando invertimos nuestra fuerza en nuestra relación con Él y al ayudar a otros a que lo amen. Demostramos nuestra fuerza en las cinco actividades del Sermón del Monte (Mt.6:1-8). Servimos y damos (6:1-4, 19-21), oramos (6:513), bendecimos a nuestros enemigos y perdonamos (6:16-18).

C.

Dios multiplica y luego nos devuelve nuestra fuerza. Sin embargo, lo hace en Su propio tiempo y manera. Esto requiere fe de que Dios está observando y que Él estima esto como una expresión de amor.

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CONFERENCIA PASIÓN POR JESÚS 2012 – MIKE BICKLE Amando a Dios: El Primer Mandamiento Restaurado al Primer Lugar VI.

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ESFERA #4: AMAR CON TODA NUESTRA ALMA A.

Faceta #4: Amar con toda nuestra alma: Realineamos nuestra identidad para que esta esté basada en nuestra relación con Dios en lugar de nuestros propios logros y el reconocimiento que recibimos de la gente. Nuestra identidad está determinada por la manera en que definimos nuestro éxito y valor y, por lo tanto, como nos vemos a nosotros a mismos.

B.

Cuando basamos nuestra identidad en nuestros logros y en el reconocimiento terminamos en una tormenta emocional de preocupación y vanidad porque nuestra tendencia es ver nuestros logros como muy pequeños y sin importancia y por eso nos sentimos rechazados por la gente.

C.

Tenemos que definir nuestro éxito como aquellos que somos amados y escogidos por Dios y que lo aman a Él. Esto es lo que determina nuestro crecimiento personal. Debemos de estar anclados en esta verdad como la base de nuestro éxito y dignidad en lugar de nuestros logros, reconocimiento o posesiones.

D.

Nuestra identidad tiene que estar establecida en el hecho de que somos amados por Dios y amantes de Dios. Nuestra confesión es «Soy amado [por Dios] y soy un amante [de Dios], por lo tanto soy exitoso».

E.

La fatiga no ocurre por el trabajo duro sino al trabajar con un espíritu incorrecto. Cuando trabajamos para tener éxito nos fatigamos. Cuando trabajamos desde una postura de éxito nuestro espíritu es fortalecido (Col. 1:10). De esta manera amaremos a Jesús mucho mejor con menos «tráfico emocional» en nuestra mente y corazón.

F.

Somos una ayuda idónea para Jesús, no por el tamaño de nuestro amor sino por el «todo» de nuestro amor. Aunque nuestro «todo» sea pequeño, el punto es que es nuestro «todo». Él desea ser amado de la misma manera como Él nos ama a nosotros.

G.

Una «búsqueda» continua por obediencia al 100% es diferente a «lograrla» en nuestra vida. Cuando pecamos, nos arrepentimos y renovamos nuestro compromiso por «buscar» obedecer plenamente con la confianza de que Dios nos disfruta. El Señor estima el proceso mientras crecemos en amor. La búsqueda de nuestro corazón por amarlo toca Su corazón. Si no nos rendimos entonces ganamos. No hallamos nuestra identidad en nuestras faltas sino en el hecho de que Él nos ama, en el don de la justicia (2 Co. 5:12) y en el clamor de nuestro espíritu por amar a Dios.

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