Alicia en el País de las Maravillas “Maniac Monday” suena en el auricular, y si bien es lunes en la ciudad, los ánimos de las personas al entrar, cambia abruptamente. La tecnología avanza, todo es “touch” y “on line”, pero nadie se perdería el último día de la edición cuarenta y dos de la Feria del Libro. El paisaje no es menos que relajador, alfombras rojas, stands multicolores, luz cálida, música de fondo y muchos reposando en mullidos sillones absortos en algún relato adquirido. Entre tanta oferta, todo parece igual. Libros, souvenirs, disertaciones, gente. Presentaciones, gente. Musicales, más gente. Pero siempre, en cada situación se puede hallar un pequeño tesoro escondido, una perla en el mar. Y ahí estaba. Expresión dulce, verdes y redondos ojos, expresividad y sentimientos, cien por cien. Relataba una poesía. La leía pausada, profundamente como transportada a la escena de cuando la había escrito. Toda la gente estaba sentada, escuchando, sonaba su voz y brillaba el verde esmeralda del fondo, a ritmo lento, suave. Alicia deslizó unas palabras: “Con mi zapato de ceniza y lluvia estoy llamándote, y aunque doliéndome este tu mano en mi sombra, no podré desviar el vuelo de las brujas, ni acompañar a un rey de naipes”, parafraseando su poema llamado “Espera”, y dando la bienvenida a casi una hora entera de relatos, experiencia y rica historia de vida. La escritora Alicia Kain, dice siempre escribir lo que siente, lo que intuye, y lo quieren las personas. Cada verso fue creado entre los paisajes de Viedma, Conesa, Italia, Alemania, Egipto, Buenos Aires, y fue sembrado en su pensamiento, aquel día que nació en Darragueira, para no desaparecer jamás. Primero vino su libro “Emociones con Sabor y Color”, después abrió paso a “Sensaciones” y hoy da vida a “Brisas del Alma”. En la dicotomía de situaciones de una tarde cualquiera, cuando el reloj marca las cinco, y hay olor a café, puede rescatarse un momento único, reconfortante y hasta privado, en medio de tanta gente. Alicia en ese pequeño país de las Maravillas escribe con “Amor, pasión, letras combinadas sobre papeles que toman perfil de sonoros acordes que acarician el alma, y suenan como verdaderas sinfonías en cada corazón”, o por lo menos así lo escribe ella en esta particular tarde de esta última feria.
Silvana Pascualini