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Alerta en Formosa por la fiebre amarilla

21 feb. 2008 - dieron los especialistas en infectología consultados por LA NACION. “Como no hay un brote en el país, no es necesario que todos corran a va-.
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Información general

Página 14/LA NACION

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Jueves 21 de febrero de 2008

Temor por un brote epidémico: miles de paraguayos cruzan la frontera cada día

Alerta en Formosa por la fiebre amarilla

Por varios casos mortales en Paraguay, comenzó una campaña masiva de vacunación y de fumigación casa por casa Por Justo L. Urbieta

En Misiones es obligatoria la vacuna

Para LA NACION FORMOSA.– Casos mortales de fiebre amarilla en Paraguay dispararon la alerta. Enseguida los hospitales de las ciudades argentinas cercanas a la frontera se vieron colmados de pacientes que reclamaban que se les aplicara la vacuna contra la enfermedad. Eran tanto ciudadanos locales como habitantes del país vecino que cruzaron la frontera para conseguir una dosis de esas que en Paraguay escasean. La alerta se ha disparado en esta provincia, donde comenzó una campaña masiva de vacunación y de fumigación casa por casa. El ministro de Desarrollo Humano de Formosa, Aníbal Gómez, confirmó que por estas horas se registra una verdadera “avalancha de paraguayos” en el hospital local Cruz Felipe Arnedo y en los centros de salud de los barrios El Porteño y 1° de Mayo de esta capital. Por eso, Gómez reconoció que rápidamente se agotó el stock de 30.000 vacunas enviadas por el Ministerio de Salud de la Nación, por lo que el gobierno nacional envió ayer una nueva partida tanto a esta provincia como a la embajada argentina en Paraguay. La cantidad de paraguayos que cruzaron la frontera sólo para vacunarse durante los últimos días fue notable para las autoridades sanitarias locales. “No hay discriminación, los atendemos a todos sin hacer diferenciaciones. Si tenemos 1000 vacunas, disponemos una distribución equitativa”, dijo el ministro en Clorinda. La autoridades provinciales confirmaron que el propio intendente de una pequeña localidad paraguaya cercana a Clorinda recomienda a su población cruzar la frontera y concurrir a los centros médicos argentinos para recibir las dosis contra la fiebre amarilla. “Hay una demanda fuerte de personas de Paraguay, e incluso los trabajadores de la embajada argentina en Asunción nos pidieron que les enviáramos dosis para ellos y sus familias”, contó Gómez. Ayer, el ministro se reunió con el intendente de Clorinda y con sus pares paraguayos de las fronterizas ciudades de Nanawa y Colonia Falcón, con quienes concertó la realización de un cordón sanitario para mantener la zona protegida contra el mosquito transmisor, esto es, el Aedes aegypti. El brote de fiebre amarilla en Paraguay determinó que el 6 del actual se declarase la alerta sanitaria en todo el territorio provincial. “Además de la vacunación fumigaremos casa por casa”, confirmó Gómez. Hay que recordar que el brote de fiebre amarilla comenzó a fines de diciembre último en Brasil y se extendió a Paraguay. A los formoseños se les aconsejó evitar viajar a ese país, donde

Tres monos fueron hallados muertos Por César Sánchez Bonifato Para LA NACION

FOTOS DE TELAM

Paraguayos reciben en Formosa la vacuna contra la fiebre amarilla; en el país vecino las autoridades sanitarias están desbordadas

rige la emergencia sanitaria. Además, en esta provincia se instaló un gran temor entre la población por la cercanía con la zona periférica de Asunción, donde se produjeron casos mortales a causa de la fiebre amarilla.

Psicosis En el país vecino, la psicosis generalizada llevó a los pobladores a levantar barricadas y hasta a organizar piquetes para reclamar las vacunas “salvadoras”. Las enfermeras no daban abasto, ya que aplicaban un promedio de 1000 inyecciones diarias, lo que les causaba magulladuras y heridas en las yemas de los dedos. La emergencia sanitaria llegó a tal punto en el vecino país que se convocó a los ex ministros de Salud para que hagan su aporte de ideas sobre la base de su experiencia y calidad profesional. La tranquilidad llegó con casi un millón de dosis que arribaron ayer a Asunción. Sin embargo, los disturbios se repitieron en los centros de vacunación, en los que se formaron interminables filas de hasta quince cuadras de longitud. Ayer hubo un poco más de orden porque se distribuyeron números desde las 2 de la mañana, pero se empezó a vacunar sólo desde las 7. Pero a las 13 se decidió postergar hasta hoy la inmunización, y entre quienes quedaron sin vacunarse se produjeron distur-

bios, sobre todo en la zona de Luque, una de las más afectadas. Las autoridades formoseñas recomendaron evitar cruzar la frontera hacia Paraguay. “No es aconsejable hacerlo si no hay una razón de urgencia”, sugirió Gómez, aunque recordó que no existe ninguna prohibición para hacerlo. “Sería interesante averiguar antes si no se trasladan a las zonas calificadas como de riesgo”, advirtió el funcionario, quien negó que para viajar a Paraguay se estén exigiendo certificados de vacunación en la frontera. Una vez más, la alerta sanitaria está vigente en la región, y por eso se hace hincapié en la necesidad de profundizar las medidas preventivas, como desmalezado, descacharrización y erradicación de focos contaminantes. “Debemos sumar esfuerzos para que en la frontera mantengamos a raya a estas enfermedades”, exhortó el funcionario a los intendentes argentinos y paraguayos. Las acciones acordadas para evitar la propagación de la enfermedad son similares a las adoptadas el año último: fumigaciones, erradicación de basurales y malezas y eliminación de pozos con aguas estancadas, además del entierro de cubiertas de vehículos. “Estamos monitoreando los sectores más riesgosos, como la frontera con Paraguay y también en contacto con Misiones por su cercanía con Brasil”, dijo Gómez.

POSADAS.– En el Centro Inmunológico que funciona en la cabecera argentina del puente San Roque González de Santa Cruz, que une Posadas con Encarnación (Paraguay), se está aplicando un promedio de 600 vacunas antiamarílicas por día. El 80 por ciento de las personas que se atienden en ese centro son paraguayos que cruzan la frontera porque en el vecino país se declaró una epidemia nacional y hay escasez de dosis. En tanto, el subsecretario de Salud Pública de Misiones, Carlos Báez, aseguró que en esta provincia “no hay riesgo de extensión de la fiebre amarilla. Venimos vacunando desde 2001 –recordó– y estimamos que ya se aplicaron desde entonces 900.000 dosis”. No obstante, “la vacunación sigue siendo obligatoria –dijo Báez–, ya que constatamos que el mosquito transmisor (Aedes aegypti) habita en zonas selváticas del interior, donde hay gente que llega de Brasil o del mismo Paraguay que puede ser portadora de la enfermedad”.

Bloqueo epidemiológico Seguidamente informó que Misiones recibió 130.000 dosis aplicadas a más de 85.000 personas en la última semana y consignó que los eventuales focos de riesgo donde aparecieron tres monos muertos se encuentran en la zona centro y abarcan las poblaciones de San Pedro, Fracrán, Tobuna y Piñalito. “Todos sus habitantes han sido vacunados”, reiteró, y agregó que allí fue establecido una suerte “de bloqueo epidemiológico que comprende asimismo a otros municipios aledaños”. Ayer había una larga fila de personas que cruzaron el río Paraná para venir desde Paraguay a recibir la dosis en Posadas. Las autoridades migratorias y aduaneras que controlan el acceso al viaducto internacional facilitan su ingreso, como también la labor que prestan funcionarios sanitarios, que atienden de las 7 a las 19 en forma ininterrumpida. El gobierno formoseño comenzó a fumigar calles y viviendas

“No es necesario que todos corran a vacunarse”, dicen los especialistas Recomiendan combatir criaderos de mosquitos, como aguas estancadas en jardines Quienes viajen hacia Misiones, Formosa, Paraguay o Brasil deberán vacunarse contra la fiebre amarilla. Aquellos que se encuentren en esas zonas de vacaciones y vuelvan al país, si aún no se vacunaron, es recomendable que se hagan un chequeo médico para descartar el contagio y, en caso de tener la enfermedad, que sean tratados de manera inmediata. Esas son las principales recomendaciones que dieron los especialistas en infectología consultados por LA NACION. “Como no hay un brote en el país, no es necesario que todos corran a vacunarse, más aún teniendo en cuenta que las vacunas en los centros que las suministran tienen un stock delimitado”, dijo a LA NACION el doctor Tomás Orduna, coordinador del servicio de medicina del viajero del hospital Muñiz. Debido a que desde enero han aumentado las consultas, Orduna explicó que “es preferible priorizar los casos de las personas que se encuentren donde la enfermedad se ha desarrollado”. La fiebre amarilla, que debe su nombre a que la persona infectada puede llegar a tener un compromiso hepático que amarillee su piel, es un virus que se propaga a través de mosquitos que pican a animales o humanos infectados y lo propagan al picar a otros sanos. En el país el vector es la hembra del Aedes aegypti y se puede reconocer por su dorso y sus patas con rayas blancas y negras. El brote de fiebre amarilla, que comenzó en enero de este año en Brasil, es básicamente selvático y se concentra en las poblaciones de monos aulladores. Orduna explicó que “debido a los desmontes, la población animal fue migrando y acercándose a zonas urbanas. Al estar cerca de los humanos y en un marco de calentamiento global que ayuda a la propagación de mosquitos, aumentan las proba-

bilidades de que la enfermedad se difunda”. La incubación de la fiebre amarilla en los humanos dura entre tres y seis días y el síntoma común es la fiebre, pero en un cuadro clínico grave se pueden desarrollar hemorragias, vómitos y compromiso hepático. “El 50% de las personas que llegan a esa instancia lamentablemente mueren; por eso es importante su detección precoz”, dijo Orduna. La enfermedad no tiene un tratamiento con antivirales. Sólo requiere un control de las condiciones de hidratación y equilibrio químico del organismo del enfermo. Según Cristián Biscayart, médico infectólogo miembro de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos Daniel Stamboulian (Funcei), “si bien no hay probabilidades de que la enfermedad llegue a ciudades como Buenos Aires, es importante tener en cuenta que la única prevención es la vacuna y atacar los posibles criaderos de mosquitos, como aguas estancadas en envases o piletas”.

Paula Soler

En 1871 asoló Buenos Aires No fue hasta 1927 que, gracias al científico cubano Carlos Finlay, se supo que el agente transmisor de la fiebre amarilla era el mosquito Aedes aegypti. En el siglo XIX, este desconocimiento llevó a creer a los médicos que la enfermedad se contagiaba por los miasmas o vapores que emanaban de los cuerpos de los muertos. Más precisamente, en la epidemia de fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en 1871, creían que los vectores eran los inmigrantes italianos. “Las minorías suelen ser las inculpadas en estos casos cuando se ignoran las causas de este tipo de fenómenos”, dijo a LA NACION el doctor Federico Pérgola, destacado infectólogo y autor de varios libros sobre medicina. Pérgola afirmó que en los seis meses de duración de la enfermedad murieron en Buenos Aires 14.000 personas de una población estimada en 200.000 habitantes, aproximadamente.

Según los historiadores, la fecha de iniciación de la epidemia fue el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Pública de San Telmo. “Debido a esto, las personas de clase adinerada que antes vivían en ese barrio se mudaron hacia el norte de la ciudad, por lo que San Telmo fue tomado por los inmigrantes italianos y españoles.” La gran cantidad de muertos devino en la creación del cementerio de la Chacarita, “ya que el llamado Cementerio del Sur no daba abasto”, explicó Pérgola. Hay muchas teorías sobre por qué se dio esa epidemia en Buenos Aires, pero la principal es que la ciudad avanzaba hacia una mayor urbanización y el hacinamiento de personas y la poca limpieza fueron la perfecta combinación para que el mosquito se reprodujera y contagiara de fiebre amarilla a la población.